Resumen
Delimitar la intuición clínica de Sigmund Freud en el campo de la psicosis implica analizar las consecuencias de lo no analizable de dicha entidad clínica, tal como lo plantea el propio autor. En este trabajo, se delimita y se discute el lugar de garante de la teoría psicoanalítica, ocupado por el psicótico, y se subraya la suposición de un sujeto en las psicosis, en términos de «no querer saber». La imposibilidad de transferencia vacila ante el análisis que el propio Freud hace del caso Schreber. La Verwerfung se enlaza a un particular modo de retorno, excluyéndose de la relación biunívoca entre mecanismo y estructura clínica. Se manifiesta la intuición clínica de Freud en el punto donde hace del delirio o de las demás producciones en la psicosis una obra que porta la firma de un autor. Dicho recorrido nos permite sostener la importancia y actualidad del texto freudiano al campo de las psicosis.
Palabras clave:
psicosis; sujeto del inconsciente; transferencia (Lacan)
Résumé
Délimiter l’intuition clinique de Sigmund Freud sur le domaine de la psychose, implique analyser les conséquences du non analysable de cette entité clinique, posé par l’auteur lui-même. La place de garant de la théorie psychanalitique, occupée par le psychotique sera délimitée et constestée. La supposition d’un sujet dans les psychoses sera soulignée en termes de « ne pas vouloir savoir ». L’impossibilité de transference tremblera face à l’analyse que Freud lui-même, fait du cas Schreber. La Verwerfung se liera à un mode de retour particulier, en s’excluant de la relation biunivoque entre mécanisme et structure clinique. L’intuition clinique de Freud s’affirmera sur le point où elle fait du délire ou des autres productions dans la psychose, une oeuvre qui porte la signature d’un auteur. Ce parcours nous permettra de soutenir l’importance et l’actualité du texte freudien au domaine de la psychose.
Mots-clés:
psychose; sujet de l’inconscient; transfert (Lacan)
Resumo
Delimitar a intuição clínica de Sigmund Freud no campo da psicose implica investigar as consequências do não analisável dessa entidade clínica, proposto pelo próprio autor. Neste trabalho é delimitado e discutido o lugar de garante da teoria psicanalítica, ocupado pelo psicótico, e se destaca a suposição de um sujeito na psicose em termos do “não querer saber”. A impossibilidade de transferência oscila diante da análise que o próprio Freud faz do caso Schreber. A Verwerfung se articula a um particular modo de retorno, excluindo-se da relação biunívoca entre mecanismo e estrutura clínica. A intuição clínica de Freud se evidencia no instante em que o delírio e as demais produções na psicose assumem a consistência de uma obra que porta a assinatura de um autor. Essa análise nos permite sustentar a importância e atualidade do texto freudiano no campo das psicoses.
Palavras-chave:
psicose; sujeito do inconsciente; transferência (Lacan)
Abstract
Defining Sigmund Freud’s clinical intuition in the field of psychosis implies analyzing the consequences of the non-analyzable of this clinical entity, as proposed by the author himself. In this work, we define and discuss the place of the guarantor of the psychoanalytic theory, occupied by the psychotic, and emphasize the assumption of a subject in the psychoses, in terms of “not wanting to know.” The impossibility of transference hesitates before Freud’s own analysis of the Schreber case. The Verwerfung is associated with a particular mode of return, being excluded from the two-way relationship between the mechanism and a clinical structure. Freud’s clinical intuition is manifested when he makes delirium or other productions of psychosis an act that bears the mark of an author. This approach allows us to support the importance and timeliness of the Freudian text in the field of psychoses.
Keywords:
psychosis; subject of the unconscious; transference (Lacan)
Introducción
Para delimitar la intuición clínica de Sigmund Freud en el campo de la psicosis problematizaremos lo no analizable de esta entidad clínica, tal como lo propone el propio autor. Si la intuición es la facultad de comprender las cosas instantáneamente, sin necesidad de razonamientos, la intuición clínica freudiana es la escucha que el autor hace del sujeto en la psicosis, más allá de sus propias formulaciones teóricas. Freud muestra ser un gran clínico, abierto al padecimiento del sujeto, por más enigmático e irracional que este se presente. En el caso de la psicosis, no es distinto, observamos que paradoxalmente lo que la excluye del campo de lo analizable es lo que le confiere un particular lugar en la construcción de la teoría psicoanalítica. El lugar de garante de la teoría psicoanalítica legitima al sujeto en el acto mismo de excluirlo, dando a conocer una de sus particularidades: precisamente su extranjerismo (el sujeto en la esquizofrenia tangencia el lazo social).
Es desde este particular lugar que la suposición de un sujeto en la psicosis toma cuerpo, formalizada en términos del «no querer saber». Se trata de una modalidad defensiva que supone un conflicto y todos los demás elementos que arman la trama psíquica, en que el inconsciente es el gran protagonista. Freud avanza en el análisis de la psicosis, lanzando antecedentes valiosísimos al desarrollo del campo. No por casualidad, Jacques Lacan, cuyo punto de partida es la psicosis, propone un retorno a Freud, formalizando a partir de este la forclusión del significante del Nombre del Padre.
Al explorar la riqueza propia del texto freudiano, es decir, sus hallazgos y sus inquietudes, constatamos que el análisis del caso Schreber no se da sin la transferencia, lo que se contrapone a lo no analizable de la psicosis, que precipita de sus formulaciones con respecto a la teoría de la libido. En esta misma dirección, observamos que la relación biunívoca entre mecanismo y estructura clínica es una reducción didáctica que empobrece la lectura de la obra freudiana. Lejos de ser un mecanicista, Freud explora la plasticidad de sus conceptos. Con respecto a la Verwerfung, no hay un uso rigoroso del término en el sentido de un mecanismo de defensa, delimita más bien un particular modo de retorno: «lo cancelado adentro retorna desde afuera» (Freud, 1911/2003cFreud, S. (1976). Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 3, pp. 157-184). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1896), p. 66).
Entendemos, de este modo, que la intuición clínica de Freud en el campo de la psicosis se da a ver de distintos modos a lo largo de su obra, culminando en la suposición de un sujeto. Dicha suposición se encuentra en la base de lo que Freud nombra como intentos de curación o restitución, a saber: el delirio y las demás producciones en la psicosis. Dicho recorrido, explicitado a seguir, permitirá sostener la importancia y actualidad del texto freudiano en el campo de la psicosis.
El lugar de la psicosis en la obra freudiana
Al plantear la regresión autoerótica en la psicosis, Freud deduce la ineficiencia de la intervención clínica, en la medida en que esta depende de la transferencia establecida entre analista y paciente. Para Freud (1911/2003cFreud, S. (2003a). Las neuropsicosis de defensa: ensayo de una teoría psicológica de la histeria adquirida, de muchas fobias y representaciones obsesivas, y de ciertas psicosis alucinatorias. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 3, pp. 41-68). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1894)), el sujeto en la psicosis estaría por fuera de la lógica transferencial, planteada en términos intersubjetivos desde la teoría de la libido. Por más que el autor -a partir del desarrollo del narcisismo, bajo influencia de Abraham (1907/2004aAbraham, K. (2004a). La experimentación de traumas sexuales como una forma de actividad sexual. In Obras completas (Vol. 1, pp. 1-47). Barcelona, España: RBA Coleccionables. (Trabalho original publicado em 1907), 1908/2004bAbraham, K. (2004b). Las diferencias psicosexuales entre la histeria y la demencia precoz. In Obras completas (Vol. 1, pp. 48-59). Barcelona, España: RBA Coleccionables. (Trabalho original publicado em 1908))- avance en la formalización del campo de las psicosis, ubicando en la paranoia una regresión al narcisismo y en la esquizofrenia una regresión al autoerotismo, no se conmueve la asertiva de que el psicótico no accedería a la experiencia de análisis (Freud, 1923/2003kFreud, S. (2003b). Manuscrito H: paranoia. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 1, pp. 246-252). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1895)). De tales formulaciones casi todos estamos anoticiados, sin embargo sostenemos que el lugar de la psicosis en la obra freudiana no se reduce a este punto de imposibilidad; al contrario, figura una pieza elemental en el armado del campo de saber del psicoanálisis, poniendo en evidencia que la intuición clínica supera la teoría, debiendo ser la brújula que nos guía.
De entrada observamos que lo no analizable de la psicosis no privó al analista de investigarla. De hecho, Freud dedica algunos textos a la temática, incluso se aventura en el análisis de algunos casos clínicos, recurriendo a la psicosis para desarrollar conceptos muy importantes para el psicoanálisis, como por ejemplo el de defensa, represión primaria, fijación, narcisismo, inconsciente, etc.
En Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente, Freud (1911/2003cFreud, S. (2003c). Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia Paranoides) descrito autobiográficamente. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 12, pp. 01-76). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1911)) plantea que: «Queda para el futuro decidir si la teoría contiene más delirio del que yo quisiera, o el delirio, más verdad de lo que otros hallan hoy creíble» (p. 72). Tal inquietud acomete al autor porque encuentra similitudes entre su teoría de la libido y la teoría (delirio) de los rayos schreberiana. Observamos que, si bien Freud duda de la posibilidad del psicoanálisis para acceder al sujeto en la psicosis, parece no dudar de la verdad que ahí yace y que se articula al armado del campo psicoanalítico. En este sentido, entendemos que Freud legitima el discurso del dicho loco cuando reconoce en sus palabras, en sus gestos, en suma, en sus producciones, un «intento de restablecimiento, la reconstrucción» (Freud, 1911/2003cFreud, S. (2003d). Introducción del narcisismo. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 14, pp. 65-98). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1914), p. 65). Pero el autor no se queda allí, sino que se pregunta también por cierto saber o verdad que la particular producción del psicótico da a conocer.
Frente a la acusación de que su praxis sugestionaba a los pacientes, Freud (1911/2003cFreud, S. (2003e). Lo inconsciente. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 14, pp. 153-214). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1915)) argumenta: «no, un momento, el paranoico no es sugestionable, y sin embargo dice lo mismo que nosotros los analistas encontramos en la neurosis, que sí son sugestionables» (p. 72). Lo que también es válido en la esquizofrenia:
En cuanto a los vínculos entre los dos sistemas psíquicos (Cc e Icc), ningún observador dejó de notar que en la esquizofrenia se exterioriza como consciente mucho de lo que en las neurosis de transferencia solo puede pesquisarse en el Icc por medio del psicoanálisis. (Freud, 1915/2003e Freud, S. (2003f). La represión. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 14, pp. 135-152). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1915)p. 194)
Para Freud, las psicosis no accederían a la sugestión, por estar afuera de la lógica transferencial. Según el autor, la experiencia analítica «no es posible en la paranoia a causa de la regresión al autoerotismo. El médico no encuentra fe, porque no encuentra amor. El paciente, al igual que el niño, solo cree a quien ama» (Nunberg & Federn, 1906-1908/1979Nunberg, H., & Federn, E. (Comps.). (1979). Las reuniones de los miércoles: actas de la Sociedad Psicoanalítica de Viena: 1906-1908 (Vol. 1). Buenos Aires: Nueva Visión. (Trabalho original publicado em 1906-1908), pp. 81-82).
Encontramos que, paradojalmente, la misma formulación que deja a la psicosis al costado de la experiencia analítica, le confiere el particular lugar de garante, de verdad, de la teoría psicoanalítica. Lo que quiere decir que la psicosis, para Freud, no era para nada desechable al psicoanálisis, al contrario, era la que garantizaba su verdad. Entonces, es en el sostén mismo de su teoría que Freud le otorga importancia a la psicosis. El psicótico funciona, para Freud, como una especie de garante de que el discurso analítico no es un delirio (Zanchettin, 2015Zanchettin, J. F. (2015). La invención de nuevos dispositivos: el “montaje del marco de la escena” en una clínica de la esquizofrenia. Tese de Doutorado, Facultad de Psicología, Universidad Nacional de La Plata, La Plata, Argentina. Recuperado de https://goo.gl/b9BBND
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).
En cuanto garante de la teoría psicoanalítica, el psicótico remarca su lugar de testigo, es decir, sujeto de un testimonio. Tal testimonio, importante para el psicoanálisis por el valor de verdad que Freud le otorga, asume una curiosa autonomía. Así lo plantea Freud:
La indagación psicoanalítica de la paranoia sería de todo punto imposible si los enfermos no poseyeran la peculiaridad de traslucir, aunque en forma desfigurada, justamente aquello que los otros neuróticos esconden como secreto. Puesto que a los paranoicos no se los puede compeler a que venzan sus resistencias interiores, y dicen solo lo que quieren decir, en el caso de esta afección es lícito tomar el informe escrito o el historial impreso como un sustituto del conocimiento personal. (Freud, 1911/2003cFreud, S. (2003g). Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 14, pp. 215-234). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1917), p. 11)
El autor, asaltado por las particularidades del sujeto en la psicosis, escucha lo que los psicóticos dicen y lee lo que escriben. Pero su modo de leer y escuchar es distinto. Freud toma literalmente al sujeto por sus palabras, haciendo de estas una suerte de testimonio.
Pero ¿qué del campo de la psicosis retorna al de la neurosis? Si la psicosis otorga el testimonio de lo que ocurre en la neurosis, sin borrar con esto la diferencia que hay entre ellas, ¿qué pasa, entonces, a diferenciarlas? Freud articula lo no analizable de la psicosis a una verdad inconmovible, suponiendo, de este modo, un saber en la psicosis que particulariza el sujeto. En cuanto garante de la teoría psicoanalítica, el psicótico ocupa el lugar de testigo (Zanchettin, 2015Zanchettin, J. F. (2016). La “llamada esquizofrenia” y lo innombrable. Revista Universitaria de Psicoanálisis, 16, 61-69.). A partir de Lacan (1957-1958/2015Lacan, J. (1986). O seminário: livro 1: os escritos técnicos de Freud (B. Milan, trad.). Rio de Janeiro, RJ: Zahar. (Trabalho original publicado em 1953-1954)), podríamos plantear que él es testigo de lo que ocurre en el Otro, de los efectos que en su cuerpo son el resultado de esta iniciativa que viene del Otro. Por lo cual el analista, al acoger el testimonio, subraya la condición de sujeto de quien habla, sujeto de un testimonio.
En el caso de Freud, lo que la intuición clínica alcanza, la teoría no comporta. Él no puede acoger plenamente el testimonio del psicótico por la noción de realidad de la cual dispone. Al plantear la realidad en términos de realidad psíquica y realidad material, excluye la radical exterioridad del Otro (Freud, 1924/2003mFreud, S. (2003h). 16ª conferencia: psicoanálisis y psiquiatría. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 16, pp. 223-234). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1917). Aquí ubicamos el hallazgo clínico de Lacan (1957-1958/2015Lacan, J. (1988). Presentación de la traducción francesa de las Memorias del presidente Schreber. In Intervenciones y textos (Vol. 2, pp. 27-33). Buenos Aires: Manantial. (Trabalho original publicado em 1966)), quien al plantear que el inconsciente es el discurso del Otro, da lugar a la radical exterioridad que acomete a todo ser hablante, incluso al psicótico.
Cuando planteamos que Freud no contempla la radical exterioridad del Otro, no estamos afirmando que no se pueda leer en su obra huellas, señales, de esta; al contrario, en la segunda tópica -a partir del texto Mas allá del principio de placer- es posible identificar una serie de construcciones que evidencian la intuición clínica de un Otro en tanto radical exterioridad (Freud, 1920/2003jFreud, S. (2003i). De la historia de una neurosis infantil. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 17, pp. 1-112). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1918)). El campo de lo no ligado, lo que corresponde a la pulsión de muerte, por ejemplo, delimita un interior constitutivo radicalmente exterior. La riqueza de la obra de Freud se encuentra en su desarrollo, en lo que ahí se anuncia, es decir, en la intuición clínica que lo define.
Con respecto a que el psicótico ocupe el lugar de garante de la teoría psicoanalítica, entendemos que dicha operación solo se cumple en la medida que Freud le otorga saber al sujeto en la psicosis. Pues en la verdad inconmovible del psicótico descansa la verdad encubierta del neurótico. Dicha suposición de saber se articula a lo que se suele nombrar, a partir de Lacan, como transferencia invertida en la psicosis. Es decir, si el psicótico se encuentra atrapado en una transferencia absoluta a su Otro, la transferencia necesariamente es del analista al psicótico, siendo el deseo del analista el gran operador (Zanchettin, 2015Zanchettin, J. F. (2017). La clínica psicoanalítica de la “llamada esquizofrenia”: preliminares de una posible “dirección de la cura”. Revista Universitaria de Psicoanálisis, 17, 71-79.).
En este sentido, es válida la reflexión sobre los puntos de partida de los diferentes autores. Mientras Freud (1894/2003aFreud, S. (2003j). Más allá del principio de placer. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 18, pp. 1-62). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1920)) desarrolla su teoría a partir de las neurosis, más específicamente de la histeria; Lacan (1932/2003aLacan, J. (1989). Seminario 22, 1974-1975: R.S.I.: versión crítica (R. E. Rodríguez Ponte, trad.). Buenos Aires: Escuela Freudiana de Buenos Aires. (Trabalho original publicado em 1974-1975)) parte de las psicosis, tomando la paranoia como objeto de investigación de su tesis doctoral. Distintos puntos de partida, y porque no decirlo, distintos modos de escuchar al sujeto. Por parte de Freud (1914/2003dFreud, S. (2003k). La reorganización genital infantil. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 19, pp. 141-150). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1923)), por ejemplo, tenemos la noción de autoerotismo -muy importante para el desarrollo del concepto de transferencia- que plantea primero un sujeto encerrado en sí mismo, que después se abre, mandando pseudópodos de libido para el exterior (narcisismo primario y secundario). Y por parte de Lacan (1966/2005Lacan, J. (2002). O seminário: livro 3: as psicoses (2a ed., A. Menezes, trad.). Rio de Janeiro, RJ: Zahar. (Trabalho original publicado em 1955-1956)), nos encontramos con el estadio del espejo, que plantea primero el sujeto desde el afuera, siendo que desde allí se constituye.
Distintos puntos de partida, distintos desarrollos, sin embargo una sola inquietud, a saber: la pregunta por el sujeto. Tanto Freud como Lacan dan a conocer, de distintos modos, la posición subjetiva de que hace hogar la psicosis. Entendemos que, lejos de una perspectiva mecanicista, ambos autores exploran las vicisitudes de la configuración psíquica del sujeto en la psicosis. Nos dedicamos a formalizar tal perspectiva.
El sujeto en la psicosis
El estatuto del sujeto en la psicosis depende de un cambio de perspectiva. Hace falta correrse del lugar de déficit, pues el sujeto no puede ser definido por sus falencias. «Definir la psicosis en términos de déficit implica, de hecho y de derecho, sostener que la estructura es la estructura de la neurosis, y que la psicosis es un déficit en relación con la estructura de la neurosis» (Rodríguez Ponte, 1999Rodríguez Ponte, R. E. (1999). Seminario-taller psicosis: la cuestión preliminar y otras cuestiones (Relatório, 11 Vols.). Buenos Aires: Escuela Freudiana de Buenos Aires., p. 13).
En este sentido, sostenemos que: el que se proponga escuchar en la clínica de la psicosis necesariamente debe suponer un sujeto, caso contrario no haría más que subrayar su borradura (Zanchettin, 2015Zanchettin, J. F. (2015). La invención de nuevos dispositivos: el “montaje del marco de la escena” en una clínica de la esquizofrenia. Tese de Doutorado, Facultad de Psicología, Universidad Nacional de La Plata, La Plata, Argentina. Recuperado de https://goo.gl/b9BBND
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). Por lo cual, el desafío que se nos presenta, en la actualidad, es investigar las particularidades del sujeto en la psicosis, más allá de sus diferencias con relación al sujeto en la neurosis. Es en este sentido que retomamos la obra de Freud, buscando en ella esencialmente su intuición clínica en el campo de la psicosis.
Con respecto a lo no analizable de la psicosis, la lectura que Freud hace del caso Schreber en Puntualizaciones psicoanalíticas… (1911/2003cSchreber, D. P. (1999). Memorias de un enfermo nervioso (R. Alcade, trad.). Buenos Aires: Perfil. (Trabalho original publicado em 1903)), desvela su fragilidad, habilitando el pensar sobre la psicosis en transferencia. El análisis rigoroso del delirio paranoico del expresidente del Superior Tribunal de Sajonia -el doctor en jurisprudencia Daniel Paul Schreber-, escrito autobiográficamente y publicado en 1903, bajo el título de Memorias de un enfermo nervioso, da a conocer las vicisitudes del sujeto en la psicosis en transferencia. Freud interpreta analíticamente este material ubicando en primer plano, precisamente, la transferencia establecida entre Schreber y el consejero privado doctor Flechsig, su primer médico.
Teniendo en cuenta que la única forma de analizar el discurso de un sujeto, siguiendo la enseñanza de Freud, es mediante la consideración de la dimensión transferencial en juego, la lectura freudiana del caso Schreber es un antecedente privilegiado en la formalización del campo teórico y clínico de la psicosis. Flechsig ocupó en el delirio de su paciente el lugar del perseguidor y si bien es cierto que, en muchas ocasiones, el perseguidor tiene un sitio asegurado en la estructura psicótica, esto no exime al que escucha de las maniobras fallidas que pueden conducirlo directamente a ese lugar, desde el cual, por supuesto, ya no podrá alojar el testimonio del psicótico.
Flechsig al ubicarse como portador absoluto del saber no dejó lugar para la verdad del sujeto. La posición de Flechsig en el tratamiento queda claramente establecida ya desde la primera entrevista con su paciente. Sobre la misma el propio Schreber comenta:
Siguióse una larga conversación, en la cual el profesor Flechsig, no puedo negarlo, desplegó una elocuencia sobresaliente que no dejó de producir un profundo efecto sobre mí. Habló de los progresos que había hecho la psiquiatría desde mi primera enfermedad, de los somníferos recientemente descubiertos, etc., y me dio la esperanza de que toda la enfermedad . . . -desaparecería- mediante un solo sueño prolongado. (Schreber, 1903/1999Schreber, D. P. (1999). Memorias de un enfermo nervioso (R. Alcade, trad.). Buenos Aires: Perfil. (Trabalho original publicado em 1903), p. 85)
Ante esta omnipotente ostentación de saber el sujeto responde con un persistente insomnio y un intento de suicidio.
La elisión del sujeto ante el saber absoluto del Otro, encarnado en Flechsig, responde a la posición de aquel que nada escucha, pues para él la palabra del loco no tiene sentido, no hay verdad en su decir, ya que no sabe lo que dice y hace. El alienista interpone entre su paciente y él un muro segregativo, lo que Allouch denomina «la roca de la alienación» (1995Allouch, J. (1995). De la transferencia psicótica. In Marguerite: Lacan la llamaba Aimée (pp. 559-610). Ciudad de México: Psicoanalítica de la Letra., p. 601). El «lugar del analista» dista por completo de la posición del alienista, pues depende del saber que hace del sujeto un invento. Debemos acoger el testimonio del sujeto en la psicosis, reconocer la verdad en su decir. Es precisamente lo que Freud hace en el análisis del texto schreberiano. Lacan así nos lo recuerda: «la soltura que se permite Freud en este asunto es simple pero decisiva: introduce en él al sujeto en tanto tal, lo cual significa no evaluar al loco en términos de déficit y de disociación de funciones» (1966/1988Lacan, J. (1988). Presentación de la traducción francesa de las Memorias del presidente Schreber. In Intervenciones y textos (Vol. 2, pp. 27-33). Buenos Aires: Manantial. (Trabalho original publicado em 1966), p. 29).
Tal puntuación encuentra su importancia en el hecho de que no hay analista sin transferencia, es decir, no hay como sostener una clínica psicoanalítica de la psicosis si no reconocemos en ella la posibilidad de que se instaure la transferencia, lo que necesariamente supone un sujeto. En este sentido, planteamos que hay nociones de la teoría que son transclínicas, es decir, que atraviesan la clínica diferencial. De acuerdo con esta perspectiva, la transferencia es clave, pues en cuanto motor de la clínica psicoanalítica, ubica al sujeto en el campo del saber. La clínica diferencial, establecida en función de las distintas posiciones del sujeto con relación al saber, asume otra orientación, dispone de otra movilidad; otra con respecto a la clínica diferencial sostenida en la relación biunívoca entre mecanismo de defensa y estructura clínica.
La pregunta por el sujeto es una constante en Freud, incluso en la psicosis. En el texto La negación (1925/2003pFreud, S. (2003m). La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 19, pp. 189-198). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1924)), Freud hace una precisión que pasa desapercibida por Lacan, por más que Hyppolite la subraye. En Comentario de Hyppolite sobre la Verneinung de Freud (1966/2003Freud, S. (2003n). El problema económico del masoquismo. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 19, pp. 161-176). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1924)), Hyppolite plantea que Freud, en La negación (1925/2003pFreud, S. (2003o). Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 19, pp. 259-176). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1925)), desarrolla una suerte de «mito de la formación del fuera y del dentro» (Hyppolite, 1966/2003Allouch, J. (1995). De la transferencia psicótica. In Marguerite: Lacan la llamaba Aimée (pp. 559-610). Ciudad de México: Psicoanalítica de la Letra., p. 863). En este sentido, subraya que entre afirmación y negación hay un descalce en desnivel: la afirmación, en cuanto es equivalente a la unificación, es cosa de Eros, mientras que la negación sucede, es decir, viene después de la Ausstossung, de la expulsión, es posterior a ella, siendo que la Ausstossung depende de lo que Freud llama «la pulsión de destrucción» (1966/2003Freud, S. (2003p). La negación. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 19, pp. 249-258). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1925), p. 865). Ahí es donde Hyppolite plantea que el proceso que lleva a ello: «que se ha traducido por rechazo, sin que Freud use aquí el término Verwerfung, es acentuado más fuertemente aún, puesto que él pone aquí Ausstossung, que significa expulsión» (1966/2003, p. 863). Es decir, para el autor la formación del fuera y del dentro, en lo que para él es un mito freudiano, pasa necesariamente por dos procesos -afirmación (el de la Bejahung) y expulsión (el de la Ausstossung)-, y lo que recibe la marca de la Bejahung constituye un interior cuyo cierre está dado por lo que se expulsa. Es debido a esta lectura que Hyppolite aclara que por más que lo tradujeran al francés por rechazo, no se trata de la Verwerfung, sino de algo más fuerte, que es la Ausstossung. Por lo cual, para Hyppolite, Verwerfung y Ausstossung no son equivalentes (Zanchettin, 2015Zanchettin, J. F. (2015). La invención de nuevos dispositivos: el “montaje del marco de la escena” en una clínica de la esquizofrenia. Tese de Doutorado, Facultad de Psicología, Universidad Nacional de La Plata, La Plata, Argentina. Recuperado de https://goo.gl/b9BBND
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).
Pero para Lacan son equivalentes, y es así que lee lo planteado por Hyppolite en Comentario de Hyppolite sobre la Verneinung de Freud (1966/2003Hyppolite, J. (2003). Comentario hablado sobre la Verneinung de Freud, por Jean Hyppolite. In J. Lacan, Escritos (2a ed., T. Segovia & A. Suaréz, trads., Vol. 2, pp. 859-866). Buenos Aires: Siglo Veintiuno. (Trabalho original publicado em 1966)). Según Rodríguez Ponte (1999Rodríguez Ponte, R. E. (1999). Seminario-taller psicosis: la cuestión preliminar y otras cuestiones (Relatório, 11 Vols.). Buenos Aires: Escuela Freudiana de Buenos Aires.), Lacan al asimilar la Verwerfung a la Ausstossung, pierde lo que en la Verwerfung puede haber de acontecimiento y de posición subjetiva. El hecho de que la negación sea una instancia segunda respecto de la Ausstossung, le permite a Hyppolite «distinguir entre la negación interna al juicio y la actitud de la negación, que es más primitiva y cuyo vestigio, dice, nos designa Freud en el negativismo que caracteriza a ciertos psicóticos» (1966/2003, p. 861). Tener en cuenta la hipótesis de esta actitud es fundamental, pues permite ubicar la «suposición del sujeto como discontinuidad en la cadena, es decir, el sujeto como determinación insuficiente. Si hay sujeto, es porque la determinación no es suficiente; si la determinación fuera suficiente, lo que tendríamos sería marionetas» (Rodríguez Ponte, 1999Rodríguez Ponte, R. E. (1999). Seminario-taller psicosis: la cuestión preliminar y otras cuestiones (Relatório, 11 Vols.). Buenos Aires: Escuela Freudiana de Buenos Aires., p. 206). De acuerdo con la lectura que hace el autor, el sujeto, en Lacan, es identificable al (-1), es decir, al significante que falta, por lo cual la causa del sujeto no es significante. Rodríguez Ponte (1999Rodríguez Ponte, R. E. (1999). Seminario-taller psicosis: la cuestión preliminar y otras cuestiones (Relatório, 11 Vols.). Buenos Aires: Escuela Freudiana de Buenos Aires.) subraya la diferencia entre la causa y la determinación, planteando que la determinación es del significante, mientras que la causa, que Lacan va nombrar objeto a, no es del orden del significante.
Dicha referencia es válida en la medida que tratamos de sostener que la escucha clínica en la psicosis necesariamente supone un sujeto, caso contrario, no seremos más que alienistas. Es la definición misma del sujeto en relación con el Otro que habilita la transferencia, reservadas las particularidades de cada configuración psíquica. El sujeto está en relación con un saber Otro, fuente de la cual se alimentan toda duda y certeza.
La relación biunívoca entre estructura y mecanismo de defensa
Según algunos estudiosos de la obra de Freud, habría una relación biunívoca entre la estructura y el mecanismo de defensa. Los mecanismos de defensa, definidos por su función, actuarían como modos constitutivos de una estructura clínica. Desde esta perspectiva, se reserva la represión (Verdrängung) a la neurosis, la renegación o desmentida (Verleugnung) a la perversión, y el rechazo, repudio o desestimación (Verwerfung) a la psicosis.
Entendemos que tal lectura permite abordar ciertos aspectos del desarrollo freudiano sobre la constitución psíquica del sujeto, pero no da cuenta de la amplitud teórica y clínica propia de este campo. Trataremos de sostener tal puntuación.
Primeramente, es un dato observable que la represión (Verdrängung), en Freud, está en todas las estructuras clínicas. De hecho, los dos textos de mayor desarrollo referidos al análisis de una psicosis, los plantea en términos de represión. Tenemos el análisis de la señora P. en las Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa (1896/1976). Y el análisis del caso Schreber en Puntualizaciones psicoanalíticas… (1911/2003c), donde Freud desarrolla, por primera vez, el tiempo inicial de la represión: la fijación (represión primaria) pasa a anteceder la represión secundaria y el retorno de lo reprimido.
Con relación a la renegación (Verleugnung), Freud la nombra en las tres estructuras clínicas. Además, en La reorganización genital infantil (1923/2003kFreud, S. (2003q). Fetichismo. Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 21, pp. 141-152). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1927)), El problema económico del masoquismo (1924/2003nFreud, S. (2003n). El problema económico del masoquismo. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 19, pp. 161-176). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1924)), y Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos (1925/2003oFreud, S. (2003o). Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 19, pp. 259-176). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1925)), el autor utiliza el concepto para nombrar un momento normal de la fase fálica. En este último texto, agrega que la renegación no es rara, ni peligrosa en la infancia, pero en el adulto podría llevar a la psicosis. El texto donde Freud claramente aplica la renegación a la perversión, es el artículo sobre el Fetichismo (1927/2003qFreud, S. (2003q). Fetichismo. Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 21, pp. 141-152). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1927)).
En cuanto al rechazo, repudio o desestimación (Verwerfung) -al cual nos dedicaremos de modo especial-, lo primero a subrayar es que Freud no hace un uso sistemático o rigoroso del concepto en términos de mecanismo de defensa, lo que particulariza la lectura que hace Lacan (1957-1958/2015Lacan, J. (2003a). De las psicosis paranoicas en sus relaciones con la personalidad. Buenos Aires: Siglo Veintiuno. (Trabalho original publicado em 1932)) de la Verwerfung en términos de forclusión. Lacan desarrolla el concepto de forclusión principalmente a partir de tres textos freudianos, y solo en dos el término Verwerfung es citado.
En Las neuropsicosis de defensa… (1894/2003aFreud, S. (2003a). Las neuropsicosis de defensa: ensayo de una teoría psicológica de la histeria adquirida, de muchas fobias y representaciones obsesivas, y de ciertas psicosis alucinatorias. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 3, pp. 41-68). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1894)), Freud desarrolla los distintos destinos de la representación inconciliable, reservando la Verwerfung al campo de la psicosis alucinatoria. En De la historia de una neurosis infantil (1918/2003iFreud, S. (2003i). De la historia de una neurosis infantil. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 17, pp. 1-112). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1918)), el autor trabaja el caso del Hombre de los Lobos, donde la Verwerfung está relacionada con la castración. Se suma a estos dos textos, un tercero, a saber, Puntualizaciones psicoanalíticas… (1911/2003cFreud, S. (2003c). Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia Paranoides) descrito autobiográficamente. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 12, pp. 01-76). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1911)), donde la palabra Verwerfung no aparece, pero Freud hace alusión a un particular modo de retorno que se diferenciaría del de la represión. Con relación a los primeros dos textos, es importante subrayar que no es lo mismo que el mecanismo actúe sobre una representación inconciliable que sobre la castración, que está fuera del campo representacional. Como tampoco es lo mismo que el mecanismo actúe sobre una representación que sobre un significante, ya que la representación no supone la cadena significante ni el sujeto que de ahí adviene.
Entonces, interrogar la relación biunívoca entre mecanismo y estructura implica, también, precisar sobre qué actúan los mecanismos, además de reflexionar sobre el estatuto mismo de los mecanismos, en el intento, siempre válido, de ir más allá del mecanicismo. Pues este, al elidir la posición subjetiva, destituye la transferencia del lugar de motor de la clínica psicoanalítica. Para Freud, los mecanismos de defensa no son meros automatismos, sino que implican una posición del sujeto en relación con algo, es decir, definen distintos modos de «no querer saber». En este sentido, no hay que olvidarse de las expresiones que acompañan las formulaciones freudianas en el campo de la psicosis, como, por ejemplo: «El sujeto no quiere saber nada de eso», «al yo le resulta intolerable tal cosa y entonces», a la fantasía de deseo femenina «la personalidad Schreber le contrapuso una intensa resistencia», etc. (Zanchettin, 2015Zanchettin, J. F. (2015). La invención de nuevos dispositivos: el “montaje del marco de la escena” en una clínica de la esquizofrenia. Tese de Doutorado, Facultad de Psicología, Universidad Nacional de La Plata, La Plata, Argentina. Recuperado de https://goo.gl/b9BBND
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, p. 238).
Los distintos modos de «no querer saber», por ejemplo, de la castración, van dibujando lo que singulariza las estructuras clínicas. En Freud, donde el saber es del orden de un anoticiarse de algo, el «no querer saber» apunta a la estructura de la defensa. La noción de defensa en Freud es muy importante, pues inaugura la subjetividad en el acto mismo de defenderse del conflicto. La teoría freudiana, desde lo traumático de la sexualidad, es una teoría del conflicto, y las defensas, modos de habilitar al sujeto. Ya en Lacan, donde el saber es formulado en términos de articulación significante, este se enmarca en el campo de la alteridad. Dichas diferencias son decisivas en el momento de teorizar la transferencia, ya que el síntoma que la habilita es una cuestión de saber (Zanchettin, 2015Zanchettin, J. F. (2015). La invención de nuevos dispositivos: el “montaje del marco de la escena” en una clínica de la esquizofrenia. Tese de Doutorado, Facultad de Psicología, Universidad Nacional de La Plata, La Plata, Argentina. Recuperado de https://goo.gl/b9BBND
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Ahora bien, con respecto a la psicosis, ¿qué lugar y función Freud le otorga a la Verwerfung? Si nos limitamos al uso del término en el campo de la psicosis -lo que implica elidir lo que corresponde al Urteilsverwerfung, es decir, el juicio de desestimación2 2 La definición de juicio de desestimación se aleja de la estructura de un mecanismo de defensa, pues como bien lo plantea Rodríguez Ponte (1999), «la defensa forma parte del conflicto, y además lo mantiene como tal. El juicio de desestimación resuelve y disuelve el conflicto, por eso no hay retorno» (1999, p. 95). - restringiremos el análisis tan solo a tres textos freudianos, y en uno de ellos la referencia es indirecta.
La Verwerfung surge en la obra freudiana asociada al fenómeno de la alucinación, donde lo que se delimita es un particular modo de retorno, no propiamente un mecanismo de defensa. En Las psiconeurosis de defensa… (1894/2003aFreud, S. (2003a). Las neuropsicosis de defensa: ensayo de una teoría psicológica de la histeria adquirida, de muchas fobias y representaciones obsesivas, y de ciertas psicosis alucinatorias. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 3, pp. 41-68). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1894)), Freud plantea las distintas modalidades defensivas ante una representación inconciliable. Entre las referidas ubica «una modalidad defensiva mucho más enérgica y exitosa, que consiste en que el yo desestima {Verwerfung} la representación insoportable» (p. 59). Insoportable en cuanto inconciliable al conjunto de representaciones que constituyen el yo (Freud aun no dispone del yo unificado del narcisismo). Frente a este cuerpo extraño, el yo lanza mano de distintos mecanismos: la represión por conversión en la histeria; la represión por desplazamiento en la neurosis obsesiva; y, en la psicosis alucinatoria, la Verwerfung por desestimación de la representación insoportable junto con su afecto, donde el yo «se comporta como si la representación nunca hubiera comparecido» (Freud, 1894/2003aFreud, S. (2003a). Las neuropsicosis de defensa: ensayo de una teoría psicológica de la histeria adquirida, de muchas fobias y representaciones obsesivas, y de ciertas psicosis alucinatorias. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 3, pp. 41-68). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1894), p. 59), siendo la alucinación lo que retorna.
Tras emprender el análisis de un caso de psicosis, Freud subraya que el contenido de una psicosis alucinatoria, es decir, la alucinación realza la representación inconciliable. Teniendo la psicosis como refugio, plantea que:
El yo se arranca de la representación insoportable, pero esta se entrama de manera inseparable con un fragmento de la realidad objetiva, y en cuanto el yo lleva a cabo esa operación, se desase también, total o parcialmente, de la realidad objetiva. Esta última es a mi juicio la condición bajo la cual se imparte a las representaciones propias una vividez alucinatoria, y de esta suerte, tras una defensa exitosamente lograda, la persona cae en confusión alucinatoria. (Freud, 1894/2003aFreud, S. (2003a). Las neuropsicosis de defensa: ensayo de una teoría psicológica de la histeria adquirida, de muchas fobias y representaciones obsesivas, y de ciertas psicosis alucinatorias. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 3, pp. 41-68). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1894), p. 60)
Entonces, en lugar de separar la representación del afecto, el yo rechaza ambas cosas, o mejor, el yo se arranca de la representación insoportable, pero al hacerlo compromete la realidad objetiva, en la medida que se sustrae de un fragmento de esta. Tal planteo antecede lo que Freud va a formular en Neurosis y psicosis (1924/2003lFreud, S. (2003l). Neurosis y psicosis. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 19, pp. 151-160). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1924)) y La pérdida de la realidad en la neurosis y la psicosis (1924/2003mFreud, S. (2003m). La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 19, pp. 189-198). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1924)). Resumidamente, en ambos textos el autor privilegia el lazo con la realidad por encima de los mecanismos defensivos y la teoría libidinal. Tanto la neurosis como la psicosis parten de la frustración. En ambos casos, hay ruptura con la realidad y búsqueda de satisfacciones sustitutivas. Pero en la neurosis, se conserva la relación con la realidad, creándose una suerte de realidad paralela en cuyo interior se busca la satisfacción negada por la realidad oficial. En cambio, en la psicosis, el yo busca imponer una realidad fantaseada a la realidad oficial, y en ese intento pierde, paralelamente, una parte de la realidad compartida; un espacio que será reemplazado por el delirio u otras construcciones del sujeto.
La vividez alucinatoria, en la cual la representación insoportable se realza, da a conocer un particular modo de retorno, donde no hay pantalla y el sentimiento de realidad es más intenso que la realidad misma. El perceptum de una alucinación no está a medias, es total, y captura al sujeto. Uno no se olvida de una alucinación, su presencia es incuestionable. Según Rodríguez Ponte (1999Rodríguez Ponte, R. E. (1999). Seminario-taller psicosis: la cuestión preliminar y otras cuestiones (Relatório, 11 Vols.). Buenos Aires: Escuela Freudiana de Buenos Aires.), «lo radical . . . no está en si hay o no hay objeto [en la alucinación], sino que lo propio del fenómeno alucinatorio es que el “objeto” es “inolvidable”, no me puedo desentender de él» (p. 102). En este sentido, lo que retorna, es decir, la alucinación, no es de la misma estofa de lo que fue rechazado, a saber, la representación inconciliable. El mecanismo de sustitución, que hace del síntoma una formación sustitutiva, se encuentra ahí alterado, diferenciando la represión del mecanismo en juego en la Verwerfung. En Neurosis y psicosis (1924/2003l) Freud define que la psicosis es producto de una perturbación de los vínculos entre el yo y el mundo exterior y, desde ahí pregunta: «¿cuál será el mecanismo, análogo a una represión, por cuyo intermedio el yo se deshace del mundo exterior?» (p. 157). Si Freud se pregunta por un mecanismo es porque aún no lo tiene, lo que ha logrado delimitar a partir de su escucha clínica es un particular modo de retorno.
En Las psiconeurosis de defensa… (1894/2003aFreud, S. (2003a). Las neuropsicosis de defensa: ensayo de una teoría psicológica de la histeria adquirida, de muchas fobias y representaciones obsesivas, y de ciertas psicosis alucinatorias. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 3, pp. 41-68). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1894)) lo que retorna como alucinación, es decir, en lo real, no es homogéneo al orden de lo que había sido rechazado: una representación. Y lo que retorna no va a dejar de tener que ver con aquella representación ante la cual el yo ha procedido como si no hubiera llegado jamás. Vale subrayar que no es lo mismo que no haya llegado jamás y que proceda como si no hubiera llegado jamás. La última formulación certifica cierta conexión entre lo expulsado y lo que retorna. Siendo así, la pregunta que insiste es: ¿qué pasa con el mecanismo de sustitución en la psicosis alucinatoria?
Si en la psicosis alucinatoria el yo se arranca de la representación insoportable -lo que es distinto de expulsar la representación insoportable, pues opera a la inversa, es decir, se expulsa a sí mismo de esta porción de realidad- lo que retorna no sustituye, pues justamente no hay qué sustituir, solo hay «un agujero de sí mismo» que ha quedado y en el cual lo que retorna se instala. Allí se evidenciaría la alteración del mecanismo sustitutivo en la psicosis alucinatoria. Lo que en términos esquemáticos podría ser planteado del siguiente modo: en Freud tenemos un adentro, del cual salta algo del orden de lo insoportable, que puede sufrir distintos destinos: uno de ellos es que sea rechazado, es decir, que caiga sobre él la Verwerfung, echándolo afuera por no ser reprimido adentro. En este sentido, lo insoportable va a parar afuera, y en su lugar, en el agujero que ha quedado adentro, viene, desde afuera, la alucinación (Zanchettin, 2015Zanchettin, J. F. (2015). La invención de nuevos dispositivos: el “montaje del marco de la escena” en una clínica de la esquizofrenia. Tese de Doutorado, Facultad de Psicología, Universidad Nacional de La Plata, La Plata, Argentina. Recuperado de https://goo.gl/b9BBND
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Con respecto al texto De la historia de una neurosis infantil (1918/2003iFreud, S. (2003i). De la historia de una neurosis infantil. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 17, pp. 1-112). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1918)), donde Freud trabaja el caso del Hombre de los Lobos, encontramos que en el historial retoma el esquema de la Verwerfung en la psicosis alucinatoria, pero lo aplica a otro elemento constitutivo, a saber, la castración. A esta altura, Freud ya contaba con los fundamentos de los complejos de Edipo y de castración. Por lo cual, la Verwerfung se define como un «no querer saber» del lado del yo, en relación con la castración.
Para Freud, dicho sujeto desestima la castración en la medida que «no quiso saber nada de ella siguiendo el sentido de la represión {esfuerzo de desalojo} . . . no se había pronunciado ningún juicio sobre su existencia, pero era como si ella no existiera» (1918/2003iFreud, S. (2003i). De la historia de una neurosis infantil. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 17, pp. 1-112). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1918), p. 78). Dicho planteo es muy claro para Lacan, pues en su teorización la represión es un modo de saber. Pero para Freud, donde el saber no es una articulación significante, es más bien un anoticiarse de algo, tal construcción apunta a la estructura de una particular defensa. Como articulación significante, el saber da pie a la fórmula: «lo rechazado de lo simbólico reaparece en lo real» (Lacan, 1955-1956/2002Lacan, J. (2003b). El estadio del espejo como formador de la función del yo [ye] tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica. In Escritos (2a ed., T. Segovia & A. Suaréz, trads., Vol. 1, pp. 86-93). Buenos Aires: Siglo Veintiuno. (Trabalho original publicado em 1966), p. 57). En cuanto anoticiarse de algo, el saber interroga el juicio de existencia. Aquí es importante recordar la diferencia entre el juicio de existencia planteado en los textos que estamos trabajando, y el que Freud desarrolla en el texto La negación (1925/2003pFreud, S. (2003p). La negación. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 19, pp. 249-258). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1925)). En los textos cuya referencia es la psicosis, el juicio de existencia está puesto en relación con lo inconciliable de una representación o de la castración, íntimamente articulado con la noción de conflicto y con todo lo que de allí se desprende, por ejemplo, los mecanismos de defensa y los distintos modos de retorno. Ya en el texto La negación (1925/2003pFreud, S. (2003p). La negación. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 19, pp. 249-258). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1925)), el juicio de existencia está en relación con los objetos satisfactorios, por eso se articula con el examen de realidad.
Puntualmente, cuando Freud analiza el episodio alucinatorio en el Hombre de los Lobos, tras definir que la alucinación del dedo cortado constituye una prueba de la existencia de la angustia de castración, precisa que lo que la acompaña es la perplejidad. En este sentido, la alucinación del dedo cortado solo se articula con la significación de la castración, para quien desde afuera escucha el relato, en este caso Freud. Para el Hombre de los Lobos, o mejor, para una de sus corrientes, no hay lectura posible, es decir, hay allí una detención del sujeto ante un significado no asimilable. En este sentido, la dimensión del agujero, de un dentro vacío, desprovisto de subjetividad, asume en el caso del Hombre de los Lobos mayor relevancia y definición. Lacan, en el Seminario I (1953-1954/1986Lacan, J. (1986). O seminário: livro 1: os escritos técnicos de Freud (B. Milan, trad.). Rio de Janeiro, RJ: Zahar. (Trabalho original publicado em 1953-1954)), plantea que en el Hombre de los Lobos la simbolización del sentido del plano genital ha sido verwerfen. Dicha lectura, de cierto modo, inaugura y finaliza su obra. Pues más adelante, cuando el autor toma los nudos para pensar la configuración psíquica del sujeto, remarca que lo real es el Otro del sentido, es decir, lo real forcluye el sentido. Entonces, dando lugar a la perplejidad que acomete al Hombre de los Lobos en este momento en el cual nada puede decir, el de la alucinación del dedo cortado, retenemos el dato de que allí Freud, a su modo, remarca la suspensión del sentido en lo que retorna.
Entonces, con relación a la Verwerfung, lo que podemos señalar es que lo que retorna (que es de la consistencia de la alucinación), por más que conserve cierta relación con lo insoportable, no resulta ser del mismo orden que este: o está presente como ausente -en el sentido de una representación- o hay una representación de una ausencia (en el sentido de la castración).
En Puntualizaciones psicoanalíticas… (1911/2003cFreud, S. (2003c). Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia Paranoides) descrito autobiográficamente. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 12, pp. 01-76). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1911)), Freud trabaja el caso Schreber y desarrolla lo que sería la tesis de la proyección. En la medida en que la proyección transpone el adentro en el afuera -en cuanto conjunto representacional-, se cierra el circuito excluyendo la radical exterioridad lenguajera del Otro. La noción de realidad psíquica, en Freud, implica cierto dualismo, según el cual, lo que no es realidad psíquica debe ser atribuido automáticamente a lo que se denomina realidad material. La realidad psíquica, en términos de lo que es interpretable para Freud, se orienta mediante el núcleo edípico. Es en este sentido que Lacan, en el Seminario XXII: RSI (1974-1975/1989Lacan, J. (2005). De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis. In Escritos (2a ed., T. Segovia & A. Suaréz, trads., Vol. 2, pp. 513-564). Buenos Aires: Siglo Veintiuno. (Trabalho original publicado em 1966)), plantea que para Freud la realidad psíquica es el complejo de Edipo.
Entonces, para Freud, todo aquello que de algún modo se articula con lo edípico, pero que es ubicado como proveniente del exterior (de la realidad material), es decir, no puede ser reintegrado por el sujeto como propio, es formalizado en términos de proyección. Eso implica la exclusión de la exterioridad lenguajera que, según Lacan, marca la constitución psíquica de todo sujeto. No hay espacio para el «él habló», pues tal construcción es tomada desde la proyección e interpretada a partir del eje edípico. Tal orientación es especialmente problemática en la escucha clínica de la psicosis, pues allí el Otro ha hablado, indiscutiblemente (Zanchettin, 2015Zanchettin, J. F. (2015). La invención de nuevos dispositivos: el “montaje del marco de la escena” en una clínica de la esquizofrenia. Tese de Doutorado, Facultad de Psicología, Universidad Nacional de La Plata, La Plata, Argentina. Recuperado de https://goo.gl/b9BBND
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Sin embargo, Freud no pasa desapercibido por este campo minado y su intuición clínica vuelve a sorprendernos. Freud (1911/2003cFreud, S. (2003c). Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia Paranoides) descrito autobiográficamente. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 12, pp. 01-76). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1911)) dirá que en el caso Schreber: «No era correcto decir que la sensación interiormente sofocada [o suprimida, Unterdrückt] es proyectada hacia afuera; más bien inteligimos que lo cancelado [o abolido, aufgehoben, aquí tenemos la Aufhebung] adentro retorna desde afuera» (p. 66). Pocas y sustanciales, estas palabras no pasaron inadvertidas para Lacan (1955-1956/2002Lacan, J. (2002). O seminário: livro 3: as psicoses (2a ed., A. Menezes, trad.). Rio de Janeiro, RJ: Zahar. (Trabalho original publicado em 1955-1956)), quien hace de ellas la base de su fórmula: «lo rechazado de lo simbólico reaparece en lo real» (p. 57). Sostenemos que ambos planteos difieren en su significado, ya que distan las bases conceptuales de Freud y Lacan, sin embargo comparten cierta estructura lógica.
Como podemos observar, en el caso Schreber Freud no utiliza el término Verwerfung, sin embargo desde la Aufhebung define un particular modo de retorno solidario a las conceptualizaciones anteriores de Freud, referidas a la Verwerfung. Para avanzar, hace falta precisar que el uso que Freud le confiere al término Aufhebung en el caso Schreber es distinto del que propone en el texto La negación (1925/2003pFreud, S. (2003p). La negación. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 19, pp. 249-258). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1925)), también en un sentido estructural. En La negación (1925/2003pFreud, S. (2003p). La negación. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 19, pp. 249-258). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1925)), la Aufhebung define la posibilidad de anoticiarse de una representación inconsciente, sin que desaparezca la represión. El sujeto a partir del símbolo de la negación puede tomar conciencia de lo reprimido, aunque desde el punto de vista metapsicológico sigue siendo inconsciente. En el caso Schreber, Aufhebung se enlaza a la definición de un particular modo de retorno, en dicho caso caracterizado como retorno desde afuera. Define que algo queda como anulado, liquidado, abolido, al mismo tiempo que queda adentro, entonces, como un vacío, un agujero, rellenado por lo que retorna. En este sentido, el término Aufhebung delimita una suerte de catástrofe interior en Schreber, por lo cual no es del orden de una negación, más bien diríamos que ahí se encuentra la ausencia de la función del no, «porque es esa función la que permite aceptar algo bajo el modo de desconocerlo» (Rodríguez Ponte, 1999Rodríguez Ponte, R. E. (1999). Seminario-taller psicosis: la cuestión preliminar y otras cuestiones (Relatório, 11 Vols.). Buenos Aires: Escuela Freudiana de Buenos Aires., p. 201).
Entonces, no hay en Freud un desarrollo sistemático de la noción de Verwerfung en términos de mecanismo de defensa constitutivo. Lo que encontramos son algunas referencias, piezas de un rompe cabeza que Lacan (1957-1958/2015Lacan, J. (2015). El seminario: libro 5: las formaciones del inconsciente (E. Berenguer, trad.). Buenos Aires: Paidós. (Trabalho original publicado em 1957-1958)) se aventuró a armar arribando a la forclusión del significante del Nombre del Padre, donde lo fundamental sigue siendo el particular modo de retorno: a saber, «lo rechazado en lo simbólico reaparece en lo real» (Lacan, 1955-1956/2002Lacan, J. (2015). El seminario: libro 5: las formaciones del inconsciente (E. Berenguer, trad.). Buenos Aires: Paidós. (Trabalho original publicado em 1957-1958), p. 57). Por lo cual, sostenemos que tanto en Freud como en Lacan no hay forclusión sin un particular modo de retorno.
De un particular modo de retorno al intento de restitución, de curación
Entonces, lejos de una concepción mecanicista, el desarrollo freudiano apunta a diferentes posiciones subjetivas, es decir, a diferentes modos de «no querer saber» ante lo insoportable. En este sentido, interrogar la relación biunívoca entre mecanismo de defensa y estructura es preservar la riqueza de la intuición clínica de Freud, un autor que no se privó de registrar los hechos sorprendentes de la clínica, más allá de su propia formalización teórica. Es en este sentido que el autor da lugar a la psicosis, aclarando de entrada, en el Manuscrito H, que los psicóticos «aman al delirio como a sí mismos. He ahí el secreto» (Freud, 1895/2003bFreud, S. (2003l). Neurosis y psicosis. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 19, pp. 151-160). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1924), p. 251). Haber ubicado la existencia en la psicosis del lado de su producción fue lo que le permitió también plantear que: «Lo que nosotros consideramos la producción delirante, es, en realidad, el intento de restablecimiento, la reconstrucción» (Freud, 1911/2003cFreud, S. (2003c). Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia Paranoides) descrito autobiográficamente. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 12, pp. 01-76). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1911), p. 65).
No es algo menor el lugar que Freud le otorga a la producción delirante, principalmente en su época. En cuanto intento de restablecimiento, de reconstrucción, el delirio porta la firma de un autor en la paranoia, lo que necesariamente supone un sujeto. Tal lectura, posteriormente extensible a otras producciones, nos muestra la amplitud de la intuición clínica de Freud, cuya actualidad es incuestionable. El principio de que el sujeto necesita un lugar que lo aloje, lugar que en última instancia es una construcción, es decir, su propia producción, y que de ella depende su movilidad, es un punto a retener del desarrollo freudiano. Principalmente porque, como ya lo planteamos, Freud retoma este desarrollo y lo extiende a lo que se produce, por ejemplo, en la «llamada esquizofrenia» (Zanchettin, 2017Zanchettin, J. F. (2017). La clínica psicoanalítica de la “llamada esquizofrenia”: preliminares de una posible “dirección de la cura”. Revista Universitaria de Psicoanálisis, 17, 71-79.). Es en este sentido que en Introducción del narcisismo (1914/2003dFreud, S. (2003d). Introducción del narcisismo. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 14, pp. 65-98). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1914)) plantea que en el grupo de las parafrenias hay un grupo de manifestaciones que se llama «de la restitución, que deposita la libido en los objetos al modo de una histeria (dementia praecox, parafrenia propiamente dicha) o al modo de una neurosis obsesiva (paranoia)» (p. 83).
Con respecto a la «llamada esquizofrenia», en Lo inconsciente (1915/2003eFreud, S. (2003e). Lo inconsciente. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 14, pp. 153-214). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1915)), Freud aclara que «la investidura de la representación palabra [que por su sesgo hipocondriaco deviene lenguaje de órgano] no es parte del acto de represión, sino que constituye el primero de los intentos de restablecimiento o de curación que tan llamativamente presiden el cuadro clínico de la esquizofrenia» (p. 200). Del mismo modo, en Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños (1917/2003hFreud, S. (2003h). 16ª conferencia: psicoanálisis y psiquiatría. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 16, pp. 223-234). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1917)), reafirma que «“la fase alucinatoria de la esquizofrenia . . . respondería a un nuevo intento de restitución que pretende devolver a las representaciones-objeto su investidura libidinosa» (pp. 228-229).
Por lo tanto, Freud avanza en la delimitación del campo de la psicosis, bien como de la producción que define e diferencia a los sujetos. Lanza elementos que componen una suerte de clínica diferencial. La paranoia y la esquizofrenia pertenecen a este territorio, sin embargo el sujeto se hace escuchar, es decir, se muestra, de distintos modos.
Consideraciones finales
Como pudimos observar, la intuición clínica de Freud en el campo de la psicosis se manifiesta a lo largo de su obra de distintas formas. El lugar de garante de la teoría psicoanalítica hace del psicótico el sujeto de un testimonio cuya verdad es irrefutable. El «no querer saber» da a conocer la posición subjetiva de aquel que habita el afuera del discurso establecido, pero que no por eso pierde su estatuto de sujeto.
La suposición de un sujeto en la psicosis, hipótesis que decanta de la intuición clínica de Freud, habilita el pensar sobre la transferencia en el análisis del caso Schreber. En este mismo sentido, la Verwerfung -dislocada de la relación biunívoca entre mecanismo y estructura clínica- da a conocer la lógica de un particular modo de retorno, valioso al desarrollo lacaniano del campo de la psicosis y de la teoría psicoanalítica. Entendemos que el concepto de significante del Nombre del Padre, tan importante al psicoanálisis lacaniano, no es sin las elaboraciones en torno a la forclusión del significante del Nombre del Padre, operación forjada a partir de los textos freudianos.
Consideramos que solamente a partir de este marco podremos dar el debido alcance a las proposiciones freudianas sobre los intentos de curación o restitución en la psicosis. Dicha producción no es sin la suposición de un sujeto, elemento central en la escucha que el psicoanálisis propone. El psicoanálisis nace de una ética de la escucha del sujeto, donde la palabra es el bien más precioso. Freud eleva la producción del psicótico al estatuto de palabra, recomendando escuchar, mirar, leer, lo que el sujeto da a conocer. Así lo plantea:
Acaban de escuchar que yo no pude llevar el análisis de aquella idea delirante más allá de los primeros esbozos. ¿Afirmarán por ello el análisis de esos casos es desestimable porque no arroja fruto? Creo que no, en modo alguno. Tenemos el derecho, más aun, el deber, de cultivar la investigación sin mirar por un efecto útil inmediato. Al final -no sabemos dónde ni cuándo- cada partícula de saber se transformará en un poder hacer, también en un poder hacer terapéutico. (Freud, 1917/2003gFreud, S. (2003g). Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños. In Obras completas (J. L. Etcheverry, trad., Vol. 14, pp. 215-234). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1917), p. 234)
Hacer de la producción del sujeto, es decir, de su palabra -en la multiplicidad de consistencias que la define- lo más propio del sujeto, es legitimarlo como autor. El delirio en la paranoia, la investidura de la representación palabra (lenguaje de órgano) y la alucinación en la esquizofrenia, delimitan, para Freud, intentos de curación de restitución del sujeto en la psicosis. La enigmática de estas producciones se impone desafiándonos de modo particular. Hay que poder «saber hacer con…» lo que el psicótico produce en transferencia, por más inusitado y sin sentido que pueda parecer. La clínica es y siempre será una caja de sorpresas, no hay como anticiparse al inconsciente, no hay como prever un movimiento, nada es previsible y lo que cobra esta apariencia no deja de ser tramposo. La escucha del sujeto en la psicosis responde a esta lógica y depende del analista en el deseo que lo define.
Por lo tanto, la intuición de Freud se sostiene en la imprevisibilidad de la clínica. Abierta al inconsciente, inventa nuevos modos de escuchar, de estar con aquel que nos habla. Apoyado en su intuición Freud avanza en un territorio desconocido, inventa al psicoanálisis, pero no sin la psicosis, es decir, no sin la verdad del psicótico, su testimonio. Es en este sentido que sostenemos que la intuición clínica de Freud en el campo de la psicosis es incuestionable y muestra ser de extremo valor a los actuales desarrollos psicoanalíticos del campo.
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La definición de juicio de desestimación se aleja de la estructura de un mecanismo de defensa, pues como bien lo plantea Rodríguez Ponte (1999Rodríguez Ponte, R. E. (1999). Seminario-taller psicosis: la cuestión preliminar y otras cuestiones (Relatório, 11 Vols.). Buenos Aires: Escuela Freudiana de Buenos Aires.), «la defensa forma parte del conflicto, y además lo mantiene como tal. El juicio de desestimación resuelve y disuelve el conflicto, por eso no hay retorno» (1999, p. 95).
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09 Ago 2017 -
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23 Oct 2017