Resumo
El objetivo primordial de este estudio consiste en examinar la recepción de Guerra Junqueiro en España a través de las lecturas y las traducciones de su obra a lo largo del tiempo. Inicialmente, se aborda la vasta fama, hoy en día casi olvidada, que consiguió este escritor portugués en el país vecino, debida en una dosis importante a su espíritu iberista y a su ideario político de carácter progresista. Después, en el ámbito de las lecturas, se analizan sobre todo las contribuciones de Clarín, Ramón del Valle-Inclán y Miguel de Unamuno. En la última parte, se repasan las versiones de sus textos, tanto en periódicos y revistas como en libros. En lo que se refiere a esta vertiente, se presta atención especialmente a la labor del escritor gallego Manuel Curros Enríquez, recogida en buena medida en La Lira Lusitana (1883), y del poeta y dramaturgo Eduardo Marquina, quien se encargó de verter la mayoría de los títulos de Guerra Junqueiro para una misma editorial. Para finalizar, se revisa la presencia del poeta luso en diferentes antologías.
Palavras-chave
Guerra Junqueiro; traducción literaria; Miguel de Unamuno; Manuel Curros Enríquez; Eduardo Marquina
Abstract
The main objective of this study is to examine the reception of Guerra Junqueiro in Spain through the readings and translations of his literary work over time. Initially, it deals with the vast fame, nowadays almost forgotten, that this Portuguese writer achieved in the neighbouring country, due in large part to his Iberian spirit and his progressive political thought. Then, in the field of readings, the contributions of Clarín, Ramón del Valle-Inclán and Miguel de Unamuno are analysed. In the last part, we review the versions of their texts, both in newspapers and magazines and in books. As far as this aspect is concerned, special attention is paid to the work of the Galician writer Manuel Curros Enríquez, largely collected in La Lira Lusitana (1883), and of the poet and playwright Eduardo Marquina, who was in charge of translating most of Guerra Junqueiro's titles for the same publishing house. Finally, the presence of the Portuguese poet in different anthologies is reviewed.
Keywords
Guerra Junqueiro; literary translation; Miguel de Unamuno; Manuel Curros Enríquez; Eduardo Marquina
Guerra Junqueiro se ocupó de testimoniar en diversas ocasiones su vigorosa inclinación por la cultura española. Recíprocamente, desde el otro lado de la frontera se mostró un vivo interés por el escritor portugués durante varias décadas, hasta el punto de encarnar una de las figuras de su generación con mayor eco entre el público español y, sin duda, la más venerada dentro del género poético. En una sugerente entrevista, Guerra Junqueiro expresaba ante el interlocutor su querencia por el país vecino:
Yo conozco bastante España –me dijo en correcto castellano–. Tengo por ella un gran afecto y siento por sus cosas una profunda admiración. La he viajado varias veces, hace ya muchos años. Es muy curiosa España, muy curiosa, y cuanto más se la conoce, se la estima más y más
(Valcárcel, 1918Valcárcel, Francisco. (1918, June 13). Guerra Junqueiro. Renovación Española, 20, p. 11., p. 11).
De la notoriedad que el escritor portugués alcanzó en su momento da prueba el hecho de que, ante la salida inminente de la traducción más ambiciosa de sus textos, se emitiese esta valoración categórica: “Los versos de Guerra Junqueiro, que aparecen ahora vertidos en el castellano que Eduardo Marquina sabe escribir, se harán pronto populares, si ya no lo son” (Sin firma, 1910cSin firma. (1910c, November 08). Bibliografía. Obras completas de Guerra Junqueiro. El Regional, p. 2., p. 2). En otra entrevista, Guerra Junqueiro vinculaba su generosa reputación a la fascinación que desataba la poesía portuguesa: “En España hubo, hay y habrá siempre dramaturgos estupendos. Es una característica de raza. En Portugal, en cambio, hubo, hay y habrá siempre líricos formidables” (Blanco, 1919Blanco, Pedro. (1919, May 17). Guerra Junqueiro. La Esfera, 281, p. 28., p. 28). Al respecto, no es ninguna casualidad que se considerase a Guerra Junqueiro el poeta reivindicativo que en las letras españolas se echaba de menos, como oportunamente se señalaba: “España tuvo muchos poetas, pero ningún poeta civil como Guerra Junqueiro” (Andrenio, 1927Andrenio. (1927, January 3). Un artista histórico. La Voz, p. 1., p. 1). Se trata de una percepción que se erigió casi en un tópico, conforme es sencillo corroborar en esta apreciación: “No tiene España una cumbre lírica de esa alzada” (Samblancat, 1923Samblancat, Ángel. (1923, July 18). Guerra Junqueiro. La Zarpa, p. 1., p. 1).
Ciertamente, la proyección de Guerra Junqueiro no quedó circunscrita por entonces al dominio ibérico, pues su predicamento gozaba de una dimensión de alcance incluso universal. De tal forma se consignaba, en la primera década del siglo XX, desde una tribuna española:
Guerra Junqueiro es uno de los pocos escogidos que en los tiempos modernos subliman el arte divino de la poesía. No ya en Portugal, el país de su nacimiento, que es el que le proporciona materia y forma para sus geniales inspiraciones, sino la humanidad debe contarle en el número de sus glorias
(O., 1910aO., P. del. (1910a, May 10). Obras completas de Guerra Junqueiro. La Actualidad, 197, p. 7., p. 7).
En ese sentido, se juzgaba una valiosa cualidad, por parte del mismo comentarista, que hubiese conseguido tan extenso renombre a pesar de servirse de un vehículo de expresión de índole no mayoritaria: “Y he aquí como se realiza con Guerra Junqueiro lo mismo que se cumplió con Ibsen: el hecho de escribir sus obras en un lenguaje de radio relativamente restringido, no es obstáculo para que se difundan y admiren en todas partes como joyas mundiales” (O., 1910aO., P. del. (1910a, May 10). Obras completas de Guerra Junqueiro. La Actualidad, 197, p. 7., p. 7).
Por consiguiente, no debe llamar la atención que se llegase a comparar, mediante una metáfora de tintes hiperbólicos, la difusión inmensa de Guerra Junqueiro con la expansión formidable del imperio portugués en su época de máximo esplendor:
Con él las alas del alma de Portugal se extendían sobre los continentes, sobre las dos mitades esféricas, y las alondras de sus estrofas volaban y cantaban más allá de los mares, que pasearon las velas de Vasco de Gama, de Alburquerque y de Álvarez Cabral. De aquí a la India, en efecto, no había un poeta de su envergadura, de su viril y majestuoso ritmo
(Samblancat, 1923Samblancat, Ángel. (1923, July 18). Guerra Junqueiro. La Zarpa, p. 1., p. 1).
En lo que se refiere a España en particular, es un indicio ilustrativo del poderoso impacto de su huella que se hubiese consagrado al autor de A Morte do Padre Eterno, todavía en vida, una monografía en la cual se daba cuenta de los principales pasos de su trayecto vital y de la relevancia de su producción literaria (Escribano Iglesias, 1924Escribano Iglesias, Antonio. (1924). Guerra Junqueiro. La Enseñanza.).
Verdaderamente, alguna influencia en esa aureola tuvo el escrito introductorio con el título “Carta-Prefacio”, firmado por él, que asomaba en la traducción española de la novela Os Pobres, de Raul Brandão, donde enunciaba sus concepciones estéticas en forma de breve tratado (Guerra Junqueiro, 1921Guerra Junqueiro. (1921) Carta-Prefacio (Valentín de Pedro, Trad.). En Raul Brandão. Los pobres (Novela). (p. 5-25). Librería y Editorial Rivadeneyra.). Pero un peso superior ejerció, sin duda, la trascendencia política de una parcela sustancial de su aliento (Araquistain, 1923Araquistain, Luis. (1923, February 28). El pensamiento de Guerra Junqueiro. El Sol, p. 4., p. 4), lo que resplandece en el siguiente enfoque: “Es la poesía de Guerra Junqueiro, que con sus cantos vibrantes hizo germinar la revolución en los corazones portugueses, y que luego se exteriorizó y produjo el derrumbamiento de un régimen anacrónico y tirano” (Soler, 1911Soler, Luis G. (1911, June 18). La poesía de los miserables. Vida socialista, 77, p. 13., p. 13).
Adicionalmente se evidencia en este juicio: “Guerra Junqueiro ha hecho más por la República portuguesa que todos los políticos de acción, incluso los que vertieron su sangre en las calles de Lisboa. […] Por los versos del poeta el alma portuguesa estaba preparada sentimentalmente para la revolución” (Carrere, 1911Carrere, Emilio. (1911, September 03). La revolución y los poetas. Vida Socialista, 88, p. 3., p. 3). La escritora y periodista Carmen de Burgos insistiría con acento encendido en esa tasación propicia, resaltando además la celebridad conquistada por el escritor:
Guerra Junqueiro es una de las figuras más interesantes de Portugal; su voz rugiente y sus cantos líricos han resonado en toda la Península y en toda Europa. Es uno de esos grandes poetas que son necesarios en toda revolución. En España ha resonado soberanamente el eco de huracán de sus grandes canciones
(Burgos, 1916Burgos, Carmen de. (1916, October 21). Guerra Junqueiro. La Semana, 23, p. 13., p. 13).
Al producirse el fallecimiento de Guerra Junqueiro, la noticia fue ofrecida con un notorio despliegue en los medios periodísticos españoles, conforme se reflejaba en esta nota: “En España, la prensa en general ha exteriorizado en artículos necrológicos y biográficos toda la admiración que en nuestra patria se tributaba al poeta luso, asociándose al duelo de la nación hermana” (Sin firma, 1923bSin firma. (1923b). Necrología. Guerra Junqueiro. Unión Ibero-Americana, 7, p. 43., p. 43). Ante todo, se ponderaba su perfil de naturaleza plural: “Fue político, cantor civil, como el Dante, como Milton, como Víctor Hugo, como Heine, como todos los dioses mayores del Olimpo, como todos los genios de la lira, como todos los grandes ungidos” (Samblancat, 1923Samblancat, Ángel. (1923, July 18). Guerra Junqueiro. La Zarpa, p. 1., p. 41). Por otra parte, se ponía de manifiesto el enorme legado que dejaba, afirmando que constituía “uno de los poetas que han hecho a un pueblo” (Sin firma, 1923aSin firma. (1923a, July 07). Ha fallecido hoy Guerra Junqueiro. La Voz, p. 8., p. 1), así como la virtud de que “en su larga y fecunda vida de excelso poeta tuvo muy diversas inspiraciones” (Sin firma, 1923bSin firma. (1923b). Necrología. Guerra Junqueiro. Unión Ibero-Americana, 7, p. 43., p. 43).
A la vista de lo expuesto, no cabe someter a discusión el acierto del crítico literario Fidelino de Figueiredo al sugerir como tema susceptible de estudio, en el cuadro de las relaciones culturales hispano-portuguesas delineado en su perspicaz ensayo Pyrene, el que esbozaba en estos términos: “Guerra Junqueiro em Espanha. Traduções e estudos críticos. A tradução das suas obras completas por Eduardo Marquina” (Figueiredo, 1935Figueiredo, Fidelino de. Pyrene. (1935). Ponto de vista para uma Introdução à História Comparada das Literaturas Portuguesa e Espanhola. Empresa Nacional de Publicidade., p. 145). Y es que, por un lado, en cuanto a las lecturas suscitadas por la obra de Guerra Junqueiro en el espacio español, hay que invocar primeramente a Clarín. A comienzos de la penúltima década del siglo XIX, saludaba con tono elogioso en un artículo la salida de A Musa em Férias, uno de los primeros títulos del poeta. El novelista transcribía pasajes del libro en idioma original, augurando que no se tardaría mucho en confeccionar una versión de sus poemas: “No copio más porque pienso pedir a un buen poeta de los nuestros que traduzca algo de este libro para una antología hispano-portuguesa, que está en proyecto, y entonces verán ustedes...” (Clarín, 1882Clarín. (1882, November 13). Un poeta portugués. A musa em férias, por Guerra Junqueiro. El Día, p. 6., p. 2).
Ramón del Valle-Inclán también ensalzó la significación de Guerra Junqueiro, más allá de mantener conexiones personales, por lo que se desprende de una entrevista (Olmet, 2010Olmet, Luis Antón del. (2010, February 20). Novela imaginaria. Futuras hazañas españolas. Valle-Inclán divaga. Guerra Junqueiro viene a hacer revolución. Inglaterra y España se unen. La ironía del maestro. El Mundo, p. 1., p. 1) y de otros materiales (Rocha Relvas, 2007Rocha Relvas, Susana. (2007). Valle-Inclán y Portugal. Anales de la Literatura Española Contemporánea, 32(3), 107-129.). Múltiples referencias avalan la admiración que sentía por quien influyó claramente en su trayectoria como poeta durante los dos primeros decenios del siglo XX (Filgueira Valverde, 1966Filgueira Valverde, Xosé. (1966). Las jarchas gallegas de Valle-Inclán. Cuadernos de Estudios Gallegos, XXI (65), 281-291.; Mascato Rey, 2012Mascato Rey, Rosario. (2012). Valle-Inclán lusófilo: documentos (1900-1936). Editorial Axac., p. 50-51). En un periódico lisboeta, Valle-Inclán se atrevería con apasionamiento a poner a Guerra Junqueiro por delante de Rosalía de Castro, ante la observación de su entrevistador de que esta era una gran poeta:
E como chama você a Guerra Junqueiro? A pobre Rosalia tinha a sensibilidade duma camponesa que fala e sente saudades da terra. Coteje os seus versos com os de Junqueiro: ambos contemplam a natureza, mas o que em Rosalia é gemido, murmúrio, conversa, em Junqueiro é o grito forte dum Deus!
(Teixeira, 1928Teixeira, Joaquim Novais. (1928, January 26). Um grande escritor. Don Ramón del Valle-Inclán fala ao Diário de Lisboa sobre literatura de Portugal e da Espanha. Diário de Lisboa, p. 10., p. 10).
Pero fue Miguel de Unamuno, con seguridad, el promotor principal de Guerra Junqueiro entre la audiencia española, calificándolo sin reservas, en tanto representante de las letras portuguesas, como el “más grande de sus poetas vivos –y uno de los pocos, poquísimos, que en esta época tan poco poética quedan en Europa toda” (Unamuno, 1907aUnamuno, Miguel de. (1907a, December 15). Eugenio de Castro. El Cojo Ilustrado; reproducido en Obras completas (1966). (pp. 183-187). Vol. I, Escelicer.). En una colaboración periodística de aquellos días, ya se defendía el cercano lazo que ligaba a los dos autores (Lázaro, 1924Lázaro, Ángel. (1924, August 08). Guerra Junqueiro y Unamuno. La Libertad, p. 1., p. 1). Unamuno se condolió de la muerte de Guerra Junqueiro en distintos artículos con hondo pesar. A los pocos días de tener lugar, lo enaltecía como “querido amigo”, aparte de subrayar su condición de “gran poeta ibérico” (Unamuno, 1923aUnamuno, Miguel de. (1923a, July 12). Un recuerdo de Guerra Junqueiro. El Liberal, p. 1., p. 1). Unos meses después, volvía a caracterizarlo como “amigo y buen amigo”, aludiendo a su “larga y estrecha amistad” desarrollada intensamente a un lado y otro de la frontera (Unamuno, 1923bUnamuno, Miguel de. (1923b, October 03). En memoria de Guerra Junqueiro. La Nación.). Realzaba su genio esencial de hacedor poético: “Porque él, Guerra Junqueiro, era un puro poeta, nada menos que todo un poeta. No era otra cosa y poeta además. No se es poeta además. Era además lo otro que fuese” (Unamuno, 1923bUnamuno, Miguel de. (1923b, October 03). En memoria de Guerra Junqueiro. La Nación.).
En más aportaciones, no pequeñas en número, Unamuno se había encargado de evocar con frecuencia a Guerra Junqueiro por variadas motivaciones, siempre de forma encomiástica. Por ejemplo, a propósito de la apuesta irrevocable por la literatura que exhibiese un compromiso, reproduciendo directamente sus palabras sobre tal planteamiento: “Decíame una noche el gran poeta portugués Guerra Junqueiro: No hay que encerrarse en la torre de marfil ni despreciar nada por mezquino. ¿Que la política es una porquería? No, nada es porquería. Y si lo es, a ella hay que bajar” (Unamuno, 1900Unamuno, Miguel de. (1900, August 02). Turrieburnismo. El Correo, p. 1., p. 1). En otra oportunidad, Unamuno asumía su postura acerca de la filiación que debía atribuirse a la personalidad narrativa de Camilo Castelo Branco: “Hablando de Camilo Castello Branco, me decía una vez Guerra Junqueiro que Camilo, aquella alma tormentosa y apasionada, fue más español que portugués, que a las veces hay en él lo fúnebre quevediano” (Unamuno, 1907bUnamuno, Miguel de. (1907b). La literatura portuguesa contemporánea. Obras completas (1966). (p. 188-192). vol. I. Escelicer., p. 190). En el mismo artículo, Unamuno recalcaba rotundamente que Guerra Junqueiro era “el más grande lírico portugués entre los vivos y uno de los mayores hoy del mundo” (Unamuno, 1907bUnamuno, Miguel de. (1907b). La literatura portuguesa contemporánea. Obras completas (1966). (p. 188-192). vol. I. Escelicer., p. 189).
Si las lecturas a las que el curso literario de Guerra Junqueiro dio lugar en territorio español no sumaron una escasa cantidad, descollando las efectuadas, según se ha visto, por Clarín, Valle-Inclán y Unamuno, las traducciones cristalizadas de sus libros, por otro lado, tampoco ascienden a una cifra que haya que estimar reducida ni mucho menos. Tanto es así que Guerra Junqueiro cuenta con el mérito, sin margen para la incertidumbre, de alzarse con diferencia como el poeta de su generación transferido más veces al español, sin que falten tampoco las retraducciones (Van Poucke & Sanz Gallego, 2019Van Poucke, Piet, & Sanz Gallego, Guillermo. (2019). Retranslation in context. Cadernos de Tradução, 39(1), 10-22. https://doi.org/10.5007/2175-7968.2019v39n1p10
https://doi.org/10.5007/2175-7968.2019v3...
). Hay que identificar al escritor gallego Manuel Curros Enríquez en calidad de agente que se ocupó de acometer las primeras versiones (Dasilva, 2004Dasilva, Xosé Manuel. (2004). Curros Enríquez como traductor dramático: La condesita e A Morgadinha de Valflor, de Pinheiro Chagas. En Xesús Alonso Montero, Henrique Monteagudo, & Begoña Tajes Marcote (Eds.), Actas do I Congreso Internacional Curros Enríquez e o seu tempo. (p. 621-657). vol. I. Consello da Cultura Galega.). No supone algo en lo más mínimo accidental, pues ya le confesaba al poeta portugués António Feijó, en una carta del 28 de octubre de 1884, su devoción incondicional por la literatura portuguesa: “Es tal mi cariño a esa nueva generación de poetas y escritores, siento por ellos una preferencia tan grande, que han llegado a ser mi preocupación, mi manía” (Vázquez Cuesta, 2004Vázquez Cuesta, Pilar. (2004). Sete cartas de Curros Enríquez a António Feijó e dúas máis. En Xesús Alonso Montero, Henrique Monteagudo & Begoña Tajes Marcote (Eds.), Actas do I Congreso Internacional Curros Enríquez e o seu tempo. (p. 705-750). vol. I. Consello da Cultura Galega., p. 732). Y admitía justo después: “Conozco algo las literaturas europeas contemporáneas y ninguna reúne para mí –ninguna absolutamente– los encantos y prestigios de la literatura portuguesa” (Vázquez Cuesta, 2004Vázquez Cuesta, Pilar. (2004). Sete cartas de Curros Enríquez a António Feijó e dúas máis. En Xesús Alonso Montero, Henrique Monteagudo & Begoña Tajes Marcote (Eds.), Actas do I Congreso Internacional Curros Enríquez e o seu tempo. (p. 705-750). vol. I. Consello da Cultura Galega., p. 732).
Personalmente, Curros Enríquez le profesaba a Guerra Junqueiro un culto poco menos que exacerbado (Dasilva, 2006Dasilva, Xosé Manuel. (2006). A xeografía literaria de Guerra Junqueiro. Grial, 169, p. 102-104.). No hay constancia de que hubiese un nexo epistolar entre ambos, aunque tampoco se debe descartar definitivamente (Moutinho, 1987Moutinho, José Viale. (1987). Três cartas inéditas e uma nota urgente. Curros Enríquez. Crebar as liras. Extra A Nosa Terra. A Nosa Cultura, 9, p. 74., p. 74). Lo que sí se documenta es que Guerra Junqueiro, con motivo de su defunción, se molestó en excusar la presencia en un acto de homenaje en Galicia con este sentido mensaje: “Asóciome al dolor de Galicia por la muerte de un gran poeta, mi camarada y mi amigo” (Sin firma, 1908bSin firma. (1908b, May 10). Curros Enríquez. Follas Novas. Periódico Regional, 571, p. 8., p. 8). Curros Enríquez había publicado en el periódico El País, décadas atrás, un artículo en el que aseguraba que “entre los poetas más notables del Portugal contemporáneo, destaca Guerra Junqueiro con extraordinario relieve, compartiendo con Antero de Quental y João de Deus la supremacía lírica” (Curros Enríquez, 1880Curros Enríquez, Manuel. (1880, February 01). Guerra Junqueiro. El País, p. 1., p. 1). No escatimaba alabanzas, seguidamente, poniendo énfasis en que se hacía
admirar por la audacia de su inspiración, por la forma exquisita en que sabe cincelar las ideas y el color con que las esmalta, por la nota finamente revolucionaria y demoledora de casi todos sus poemas, y por la maestría con que maneja el sarcasmo
(Curros Enríquez, 1880Curros Enríquez, Manuel. (1880, February 01). Guerra Junqueiro. El País, p. 1., p. 1).
En su trato con António Feijó, revelaría Curros Enríquez con insistencia el entusiasmo que Guerra Junqueiro le provocaba. En una carta de la que se ignora la fecha, hablaba del “eminentísimo Guerra Junqueiro, único en Europa llamado indisputablemente a heredar la soberanía poética de Víctor Hugo” (Vázquez Cuesta, 2004Vázquez Cuesta, Pilar. (2004). Sete cartas de Curros Enríquez a António Feijó e dúas máis. En Xesús Alonso Montero, Henrique Monteagudo & Begoña Tajes Marcote (Eds.), Actas do I Congreso Internacional Curros Enríquez e o seu tempo. (p. 705-750). vol. I. Consello da Cultura Galega., p. 729). Y sentenciaba en seguida: “Tiene, pues, derecho a nuestro cariño y a nuestros entusiasmos; y seguirle es un deber de honor para la juventud ibérica” (Vázquez Cuesta, 2004Vázquez Cuesta, Pilar. (2004). Sete cartas de Curros Enríquez a António Feijó e dúas máis. En Xesús Alonso Montero, Henrique Monteagudo & Begoña Tajes Marcote (Eds.), Actas do I Congreso Internacional Curros Enríquez e o seu tempo. (p. 705-750). vol. I. Consello da Cultura Galega., p. 730). Anecdóticamente, Curros Enríquez le comunicaba a António Feijó la severa reprimenda de que había sido víctima su hijo primogénito en relación con un retrato que guardaba del poeta portugués, episodio este que demuestra a las claras el fuerte apego que hacia él experimentaba:
También yo lo siento de haber zurrado por primera y última vez en mi vida, a mi niño mayor, a consecuencia de haberme extraviado el retrato del Sr. Guerra. […] Un delicado presente con que me sorprendió un literato amigo, que viajó por Porto. Sufrí un verdadero disgusto con esta pérdida
(Vázquez Cuesta, 2004Vázquez Cuesta, Pilar. (2004). Sete cartas de Curros Enríquez a António Feijó e dúas máis. En Xesús Alonso Montero, Henrique Monteagudo & Begoña Tajes Marcote (Eds.), Actas do I Congreso Internacional Curros Enríquez e o seu tempo. (p. 705-750). vol. I. Consello da Cultura Galega., p. 736).
Una identidad común palpable de los dos fue remarcada, no en vano, por aquellas fechas: “Las estrofas ígneas, encrespadas de Curros Enríquez y Guerra Junqueiro son el galope lejano que enciende la sangre de los vencidos. Y los vencidos somos nosotros, portugueses y gallegos, que hemos vuelto la espalda a los jinetes triunfadores” (Etcheverria, 1917Etcheverria, Salvador. (1917, May 12). Armonía ibérica. El Correo de Galicia, p. 1., p. 1). En los años terminales del siglo XIX, una altura bastante temprana, se sustentaba el papel de Guerra Junqueiro en el estímulo de Curros Enríquez, como se infiere de este testimonio en el que se lamentaba la ignorancia en que los autores portugueses solían tener a la literatura gallega: “En cambio, nuestros poetas gallegos conocen la literatura portuguesa y su influencia se descubre en Curros, que a veces recuerda la manera de Guerra Junqueiro, poeta a su vez muy influido por el gusto francés y principalmente por el romanticismo huguesco” (Marqués de Figueroa, 1891Marqués de Figueroa. (1891, January 01). Carta al director de La Monarquía. Almanaque de Galicia, 1, p. 40-44., p. 44).
Sobre su quehacer como traductor de Guerra Junqueiro, Curros Enríquez le relataba a António Feijó el punto de partida: “Redactando en El Imparcial, en 1874, traduje sus primeros versos” (Vázquez Cuesta, 2004Vázquez Cuesta, Pilar. (2004). Sete cartas de Curros Enríquez a António Feijó e dúas máis. En Xesús Alonso Montero, Henrique Monteagudo & Begoña Tajes Marcote (Eds.), Actas do I Congreso Internacional Curros Enríquez e o seu tempo. (p. 705-750). vol. I. Consello da Cultura Galega., p. 730). Efectivamente, el escritor gallego afronta la traducción de poemas sueltos en periódicos y revistas, tal como se comprueba en la siguiente enumeración: “Lealtad”, en El Heraldo Gallego (15–II–1880) y Diario de Lugo. Hoja literaria (16–I–1881); “El mirlo”, en El Domingo. Pasatiempo Semanal Ilustrado (26–II–1880), La Ilustración Gallega y Asturiana (8–XI–1881) y Galicia Moderna (1–VII–1897); y “Tragedia infantil”, en Semanario de las Familias (12–III–1883), El Regional (13, 14 y 15–XI–1885) y El Eco de Galicia (20–XII–1885). Por otra parte, en Las Dominicales del Libre Pensamiento aparecen, en 1885, “El agua de Lourdes” (24–X), “El dinero de San Pedro” (31–X), “Circular” (21–XI) y “Letanía moderna” (6–XII).
Adelardo Curros Vázquez, hijo del traductor, al ordenar las obras de su padre a principios del siglo XX, agrupó en el tomo V las versiones “Tragedia infantil”, “Lealtad” y “El mirlo”, junto con otras tres traducciones de Teófilo Braga, bajo el título La Lira Lusitana (Poemas portugueses originales de los mejores vates contemporáneos) (Curros Enríquez, 1912Curros Enríquez, Manuel. (1912). Obras completas V: La Lira Lusitana. La señorita de aldea. De mi álbum. Artículos y poesías en gallego y castellano. Sucesores de Hernando., p. 15–85). En el paratexto “Notas del recopilador”, especificaba que se habían divulgado “en forma de folletín en el periódico El Porvenir – órgano del partido republicano zorrillista” (Curros Vázquez 1912Curros Vázquez, Adelardo. (1912). Notas del recopilador (La Lira Lusitana). En Manuel Curros Enríquez. Obras completas V: La Lira Lusitana. La señorita de aldea. De mi álbum. Artículos y poesías en gallego y castellano. (p. 419–421). Sucesores de Hernando.: 420). En efecto, las versiones se insertaron en el mencionado periódico, entre el 28 de mayo y el 12 de junio de 1883, precedidas de un “Prólogo”. Las traducciones de Las Dominicales del Libre Pensamiento, a su vez, serían exhumadas bastantes años más tarde (Vázquez Cuesta, 1968Vázquez Cuesta, Pilar. (1968). Sobre La lira lusitana de Curros Enríquez: poesías perdidas y nuevamente halladas. Grial, 20, 149-161.), salvo la versión parafrástica, de acuerdo con la designación que se le otorgó, “Circular”, que el descendiente de Curros Enríquez ya había recolectado en el tomo III de sus obras, dentro del apartado “Poesías escogidas en gallego y castellano” (Curros Enríquez, 1910Curros Enríquez, Manuel. (1910). Obras completas III: Cartas del Norte, La condesita, Poesías escogidas. Sucesores de Hernando., p. 281–285).
En lo que atañe a la categoría de las versiones de Curros Enríquez, el propio traductor llegó a pronunciarse (Dasilva, 2023Dasilva, Xosé Manuel. (2023). El pensamiento de Manuel Curros Enríquez sobre la traducción en La Lira Lusitana (1883). En Francisco Lafarga & Luis Pegenaute (Eds.), Elementos para una articulación del pensamiento sobre la traducción en España. (p. 217-232). Edition Reichenberger.). En una carta a António Feijó datada el 22 de octubre de 1884, deploraba que los autores no hubiesen respondido a su solicitud de apoyo:
Traducidas algunas obras de T. Braga y Guerra Junqueiro, dirigime a ellos pidiéndoles autorización para darlas a la estampa y a ninguna de mis repetidas cartas se dignaron contestar. Lo oscuro de mi nombre y quizá el conocimiento de mi insuficiencia literaria, disculpan un desaire que de otro modo no tendría justificación posible
(Vázquez Cuesta, 2004Vázquez Cuesta, Pilar. (2004). Sete cartas de Curros Enríquez a António Feijó e dúas máis. En Xesús Alonso Montero, Henrique Monteagudo & Begoña Tajes Marcote (Eds.), Actas do I Congreso Internacional Curros Enríquez e o seu tempo. (p. 705-750). vol. I. Consello da Cultura Galega., p. 727-728).
En otro envío del 4 de diciembre del mismo año, Curros Enríquez albergaba recelos, con una inseguridad visible, en lo referente a las traducciones de Guerra Junqueiro, aunque imputaba esa circunstancia al desinterés mostrado con su silencio:
Ello es que en las de Junqueiro tengo mis dudas de no haber acertado, y eso que puse toda mi alma en estudiar su genio y asimilarme su estilo. Pero después de todo, él solo tiene la culpa en no haberme contestado cuando le escribí: hubiérale enviado las pruebas de sus versos para que tachase lo que le pareciese
(Vázquez Cuesta, 2004Vázquez Cuesta, Pilar. (2004). Sete cartas de Curros Enríquez a António Feijó e dúas máis. En Xesús Alonso Montero, Henrique Monteagudo & Begoña Tajes Marcote (Eds.), Actas do I Congreso Internacional Curros Enríquez e o seu tempo. (p. 705-750). vol. I. Consello da Cultura Galega., p. 735-736).
No obstante, António Feijó encarecería el trabajo materializado por Curros Enríquez, por lo que se verifica en una carta remitida a su amigo Luís de Magalhães en noviembre de 1884: “Ontem mandou-me ele esses folhetins que te envio como amostra das suas traduções, e pede-me que os faça chegar às mãos do Junqueiro. O homem conhece bem a literatura portuguesa, até umas pequenas minúcias de intriga de noticiário traduz perfeitamente” (Feijó, 2004Feijó, António. (2004). Cartas a Luís de Magalhães. Imprensa Nacional-Casa da Moeda., p. 72). En una comunicación más del 5 de diciembre de ese año, António Feijó no ocultaba su parecer en lo concerniente a un determinado poema transvasado con brillantez: “E que me dizes das suas traduções? A Tragédia infantil parece-me que nada perde com a transplantação” (Feijó, 2004Feijó, António. (2004). Cartas a Luís de Magalhães. Imprensa Nacional-Casa da Moeda., p. 74). El hijo de Curros Enríquez, al suministrar sus versiones, tampoco disimuló un excelente balance: “Los versos de Guerra Junqueiro, a las veces demoledores y a las veces plenos de una ternura incomparable, no tuvieron mejor intérprete en castellano que Curros Enríquez” (Curros Vázquez, 1912Curros Vázquez, Adelardo. (1912). Notas del recopilador (La Lira Lusitana). En Manuel Curros Enríquez. Obras completas V: La Lira Lusitana. La señorita de aldea. De mi álbum. Artículos y poesías en gallego y castellano. (p. 419–421). Sucesores de Hernando., p. 420). En torno a la composición que António Feijó había ensalzado, ratificaba sin pausa una impresión análoga: “Leído en portugués este idilio soberano, indudablemente el espíritu del lector ha de experimentar una grande emoción artística; pero leído en castellano, las bellezas de la traducción cautivan y embelesan” (Curros Vázquez, 1912Curros Vázquez, Adelardo. (1912). Notas del recopilador (La Lira Lusitana). En Manuel Curros Enríquez. Obras completas V: La Lira Lusitana. La señorita de aldea. De mi álbum. Artículos y poesías en gallego y castellano. (p. 419–421). Sucesores de Hernando., p. 420).
El novelista Vicente Blasco Ibáñez, poco después de que se hubiesen divulgado, había calibrado positivamente la faceta traslativa de Curros Enríquez, opinando que “ha sido el poeta español que más y mejor ha traducido a los vates portugueses” (Blasco Ibáñez, 1892Blasco Ibáñez, Vicente. (1892). Curros Enríquez y su libro. En Manuel Curros Enríquez. Aires de mi tierra. Poesías gallegas. Traducidas en verso castellano por Constantino Llombart. (p. IX–XXIII). B. Rico - F. Sempere., p. XVIII). Alberto Vilanova, responsable de una extensa biografía del escritor y traductor, loaría igualmente el resultado de su esfuerzo: “Curros frente a Guerra Junqueiro poseía a su favor, además de la condición de gran poeta, el profundo conocimiento de la lengua y literatura hermanas, así como una radical coincidencia ideológica, que facilitaba superabundantemente la comprensión y la compenetración copulativas con el poeta luso” (Vilanova, 1953Vilanova, Alberto. (1953) Vida y obra de Manuel Curros Enríquez. Ediciones Galicia del Centro Gallego de Buenos Aires., p. 148). A su entender, según enfatizaba acto seguido, ningún traductor ulterior había logrado rozar tan siquiera el alto nivel de sus versiones: “Lo que podemos decir de la traducción del verso portugués rebasa todo adjetivo loable, pues en lo que se refiere singularmente a Guerra Junqueiro, no lo han podido ninguno de sus otros traductores” (Vilanova, 1953Vilanova, Alberto. (1953) Vida y obra de Manuel Curros Enríquez. Ediciones Galicia del Centro Gallego de Buenos Aires., p. 148).
Antes de poner fin a la descripción de la actividad de Curros Enríquez como traductor de Guerra Junqueiro, conviene retener otras evaluaciones más actuales. Así, Pilar Vázquez Cuesta elucidaba que, aun sin acometer un estudio exhaustivo de sus procedimientos, las suyas conforman una serie de traducciones “tan perfectas”, siendo de una alta fidelidad al original precisamente por no caer en el servilismo (Vázquez Cuesta, 1997Vázquez Cuesta, Pilar. (1997). Curros Enríquez traductor de Guerra Junqueiro. En Dieter Kremer (Ed.), Homenaxe a Ramón Lorenzo. (p. 299-308). Editorial Galaxia., p. 303). Gregorio San Juan, por su lado, concluyó que Curros Enríquez “es un traductor escrupuloso que conoce a la perfección la lengua que traduce, que es en cierto modo la suya propia, y que con estas traducciones se acredita de extraordinario conocedor de la poesía portuguesa del momento” (San Juan, 2004San Juan, Gregorio. (2004). Curros lector, traductor e imitador de Guerra Junqueiro. En Xesús Alonso Montero, Henrique Monteagudo & Begoña Tajes Marcote (Eds.), Actas do I Congreso Internacional Curros Enríquez e o seu tempo. (p. 211-237). vol. II. Consello da Cultura Galega., p. 218). En lo que afecta a algunas versiones de Guerra Junqueiro, no se abstenía de emitir el siguiente veredicto: “Se puede decir, con entera convicción, respecto de algunos de los poemas, que la versión currosiana es superior a la original portuguesa” (San Juan, 2004San Juan, Gregorio. (2004). Curros lector, traductor e imitador de Guerra Junqueiro. En Xesús Alonso Montero, Henrique Monteagudo & Begoña Tajes Marcote (Eds.), Actas do I Congreso Internacional Curros Enríquez e o seu tempo. (p. 211-237). vol. II. Consello da Cultura Galega., p. 218–219).
Como se constata, a lo largo del último tercio del siglo XIX se localizan únicamente versiones autónomas de poemas de Guerra Junqueiro. En los primeros años del período sucesivo, en cambio, surgen las versiones de volúmenes íntegros por decisión editorial, no tanto individual como ocurría en el caso de Curros Enríquez. Por aquel entonces, el sello F. Granada & Cª Editores confía al escritor Eduardo Marquina el desafío de poner en español no solo algunos títulos, sino un conjunto que comprendería, en varios tomos, prácticamente las obras completas de Guerra Junqueiro, lo que patentiza el apetito comercial que sus textos engendraban. La entrega inaugural incluye Los simples, Oración al pan y Oración a la luz, mientras que la sucesiva abarca Patria, Finis Patriae, El Cazador Simón y A Inglaterra. En el tomo tercero está La musa en ocios, El crimen, El siglo, La lágrima y Victoria de Francia. Los tomos cuarto y quinto incorporan, respectivamente, La muerte de Don Juan y La vejez del Padre Eterno.
En paralelo a su fecunda carrera como creador en los campos poético y dramático, Marquina se dedicó con regularidad a trasladar voces de otras literaturas, preferentemente la francesa (Marco García, 2001Marco García, Antonio. (2001). Eduardo Marquina, traductor de Chénier y de Prévost. En Francisco Lafarga & Antonio Domínguez (Eds.), Los clásicos franceses en la España del siglo XX. (p. 229–236). PPU., p. 230). Lo hizo a menudo por alicientes estéticos de cariz personal, vinculados a la corriente modernista, pero otras muchas veces por meras motivaciones económicas (García Garrosa, 2018García Garrosa, María Jesús. (2018). Eduardo Marquina, ¿traductor a su pesar? En Francisco Lafarga (Ed.), Creación y traducción en España (1898-1936): protagonistas de una historia. (p. 109-125). Edition Reichenberger.). Desde el idioma portugués, aparte de Guerra Junqueiro, solo se registra su versión de la novela A Cidade e as Serras, de Eça de Queirós, que había salido póstumamente en 1901, dos años más tarde publicada por la editorial Maucci. Todo apunta a que el colosal desempeño de Marquina con el primero habría obedecido a una encomienda cursada, de modo expreso, a partir de su experiencia con el autor de Os Maias. En una carta enviada a Unamuno el 1 de octubre de 1908, desvelaba los pormenores de la iniciativa:
La casa editorial Granada y Cía de Barcelona acaba de encargarme la traducción al castellano de las Obras completas de Guerra Junqueiro. He aceptado el encargo con el júbilo que usted puede suponer y por encargo de los editores escribo al poeta; poniéndole al corriente de algunos detalles
(Tellechea Idígoras, 2006Tellechea Idígoras, J. Ignacio. (2006). Miguel de Unamuno y Eduardo Marquina. Cuadernos de la Cátedra Miguel de Unamuno, (41), 139-181., p. 176-177).
En dicha carta, Marquina solicitaba ayuda de Unamuno para entrar en contacto con Guerra Junqueiro, por la amistad que cultivaban:
No sabiendo las señas de Guerra Junqueiro recurro a usted su gran amigo, para que tenga la bondad de escribirme en la carta adjunta haciéndola seguir. Al mismo tiempo, si quiere usted ponerle dos líneas al poeta, que probablemente no sabrá de mí, recomendando un poco mi nombre serían de la mayor eficacia
(Tellechea Idígoras, 2006Tellechea Idígoras, J. Ignacio. (2006). Miguel de Unamuno y Eduardo Marquina. Cuadernos de la Cátedra Miguel de Unamuno, (41), 139-181., p. 177).
Unamuno acusaba con celeridad recibo el 5 de octubre:
Va su carta a Oporto, rua da Alegria, donde vive Guerra Junqueiro. Y aunque le conoce a usted, pues de usted hemos hablado él y yo, le escribo. Acaso se encuentre estos días en Barca d’Alva, aquí cerca, en la frontera, pues es época de vendimia y ahí tiene viñedos
(Amorós, 2005Amorós, Andrés. (2005). Cartas a Eduardo Marquina. Editorial Castalia., p. 147).
Marquina volvería a escribir a Unamuno el 7 de abril de 1909 para transmitirle el sacrificio que encerraba el reto de trasplantar a Guerra Junqueiro, justificado por necesidades crematísticas: “Desde mi última carta ya llevo traducidas las obras de Guerra Junqueiro Los simples, Patria y La musa en ocios, con una porción de obras menores: Oración al pan, a la luz, Victoria de Francia, Finis Patriae, La lágrima, etc.” (Tellechea Idígoras, 2006Tellechea Idígoras, J. Ignacio. (2006). Miguel de Unamuno y Eduardo Marquina. Cuadernos de la Cátedra Miguel de Unamuno, (41), 139-181., p. 179). Y sin dilación apostillaba: “Sólo me quedan por traducir La muerte de Don Juan y La vejez del Padre Eterno. Es espantosa la labor que tengo que hacer para llegar a vivir de mi pluma” (Tellechea Idígoras, 2006Tellechea Idígoras, J. Ignacio. (2006). Miguel de Unamuno y Eduardo Marquina. Cuadernos de la Cátedra Miguel de Unamuno, (41), 139-181., p. 179). En una entrevista, Marquina haría esta confidencia sobre la recompensa a su abnegación: “Este era el trabajo del galeote. Había que remar, ¿comprende? Y por el tomo que más, me pagaron cincuenta duros” (Martínez de la Riva, 1924Martínez de la Riva, Ramón. (1924, May 25). El teatro poético de Eduardo Marquina. Blanco y Negro, p. 36-38., p. 37).
Como los cinco ejemplares de F. Granada & Ca Editores vieron la luz sin fecha, se ha conjeturado repetidamente con la cronología de los mismos, casi nunca con acierto. Algunos elementos paratextuales, sin embargo, permiten fijar con una elevada aproximación su salida, como por ejemplo un anuncio de prensa en el que se informaba, en el mes de junio de 1910, de que los tres primeros tomos estaban a disposición de los lectores, y que los dos restantes se encontraban en prensa (Sin firma, 1910bSin firma. (1910b, June 07). Obras completas de Guerra Junqueiro. La Actualidad, 201, p. 37., p. 37). Un mes antes, una noticia en el mismo medio ya había anticipado la novedad: “Da carácter de actualidad a la figura del inspirado poeta portugués Guerra Junqueiro la publicación de sus obras en verso que ha emprendido la Casa Granada y Cª, de Barcelona” (Sin firma, 1910aSin firma. (1910a, May 10). Miscelánea de actualidades. La Actualidad, 197, p. 28., p. 28). Y se celebraba luego el acontecimiento, si bien exagerando el vínculo que unía a Marquina con Guerra Junqueiro:
Es una gloria para Cataluña que la primera versión de las obras completas del egregio vate lusitano, una de las más grandes figuras de la literatura moderna, vea la luz en nuestra ciudad y sea labor de uno de nuestros literatos más conspicuos, poeta también, Eduardo Marquina, hermano de Guerra Junqueiro en inspiraciones e ideales
(Sin firma, 1910aSin firma. (1910a, May 10). Miscelánea de actualidades. La Actualidad, 197, p. 28., p. 28).
Se confirma el agradecimiento de Guerra Junqueiro a Marquina merced a una carta del 18 de octubre de 1908, la cual forma parte del Fondo Eduardo Marquina conservado en la Biblioteca Nacional de España. Varias recensiones coetáneas, por añadidura, respaldan la buena recepción que mereció el fruto de su empresa. Como muestra elocuente, se enjuiciaba de este modo la tarea a la vista del primer tomo: “Eduardo Marquina ha traducido al castellano la labor del poeta portugués como solo él es capaz de hacerlo, es decir, con íntima y completa penetración” (O., 1910aO., P. del. (1910a, May 10). Obras completas de Guerra Junqueiro. La Actualidad, 197, p. 7., p. 7). Y sin demora se apuntalaba:
No se dirá de Marquina, lo que a tantos traductores se aplica: traduttore, traditore, pues a Guerra Junqueiro lo ha honrado con la fidelidad de un feliz intérprete y con el entusiasmo de un admirador que comulga por ley de su genio propio en el genio del poeta lusitano
(O., 1910a, p. 7).
Esta misma persona, ante el segundo tomo, plasmaba un dictamen similar tras hacerse eco de fragmentos específicamente de Finis Patriae: “Los trozos transcritos revelan la admirable compenetración con que Eduardo Marquina ha vertido al castellano las vibrantes inspiraciones del poeta portugués” (O., 1910bO., P. del. (1910b, June 07). Obras completas de Guerra Junqueiro. La Actualidad, 201, p. 8-9., p. 9). Desde el otro lado del Atlántico, en concreto desde tierras cubanas, se reconoció este impulso traductor:
Poseedores como somos de la versión castellana, uniforme y completa, de la obra de Guerra Junqueiro, hecha por Marquina, genio a la vez creador y re-creador, la dialéctica del vate lusitano ha pasado a ser un bien de familia para los poetas de habla española
(Torres Rioseco, 1921Torres Rioseco, Arturo. (1921, December). Literatura sudamericana. Cuba Contemporánea, p. 246-252., p. 248).
Al igual que había sucedido en el siglo XIX, en la nueva centuria no se renuncia a brindar esporádicamente versiones de poemas sueltos en publicaciones periódicas, como las siguientes: “Mañana de abril”, en Electra, 7 (27-IV-1901); “El niño en la escuela”, en Eco de Galicia (1-I-1928); y “Elegía”, en Cristal (6, 1932). Carmen de Burgos pone en circulación, por su parte, una versión de La lágrima en la revista Cosmópolis, la cual está encabezada por esta acotación: “He traducido […] su poesía La lágrima, en la que campea esa modalidad lírica y tierna de su pensamiento, que es la menos conocida entre nosotros” (Burgos, 1920Burgos, Carmen de. (1920, December). Crónica literaria de Portugal. Guerra Junqueiro. Cosmópolis, 24, p. 721-729., p. 724). De otra versión de La lágrima, justamente, se responsabiliza el sacerdote y poeta Antonio Rey Soto, estampada por Imprenta Artística Española, de Madrid, en 1910. En la edición sobresale una carta autógrafa de Guerra Junqueiro, encaminada a su amigo Benito F. Alonso, en la que se aplaudía el producto traducido: “Agradezca de mi parte a mi noble y buen camarada D. Antonio Rey Soto la bella traducción de La lágrima. Es inútil pedirme licencia para publicarla. La traducción es fidelísima y encantadora” (Guerra Junqueiro, 1910Guerra Junqueiro. (1910). [Carta a Benito F. Alonso] (Antonio Rey Soto, Trad). En Guerra Junqueiro. La lágrima. Imprenta Artística Española.).
Es preciso hacer hincapié en que la tentativa de Rey Soto concitó reflexiones favorables. En la revista Vida Gallega se decía lo siguiente: “Notable traducción del poemita de Guerra Junqueiro, siendo esta de Rey Soto, tal vez la mejor de todas las que se hayan hecho, sin olvidar ante todo la de Eduardo Marquina” (Cambeo, 1917Cambeo, E. de. (1917, November 05). Antonio Rey Soto. Vida Gallega, 95, p. 30-32., p. 30). De tenor semejante resulta este punto de vista: “Es una traducción estupenda. […] Es mejor que la que hizo Marquina” (Estévez Ortega, 1920Estévez Ortega, Enrique. (1920, June 25). Rey Soto. Vida Gallega, 148, p. 10-11., p. 10). Repárese, en fin, en lo que se afirmaba en una colaboración centrada en examinar la excelencia de la actuación traductora de Rey Soto, otra vez puesta por encima de la exhibida por Marquina previamente: “Creo que, sin ofensa para el autor de Almas anónimas, cabe afirmar que la traducción del joven sacerdote orensano, editada primorosamente en Madrid, muy bien recibida, por cierto, gana, en delicadeza y primor, a la del escritor catalán” (Villelga Rodríguez, 1919Villelga Rodríguez, Emilio A. (1919, June 22). La lágrima y Los ausentes. El Correo de Galicia, p. 1., p. 1). Y se agregaba sin ninguna clase de vacilación: “Dentro de la fidelidad del texto original, el autor de Falenas hace una labor personalísima, delicada” (Villelga Rodríguez, 1919Villelga Rodríguez, Emilio A. (1919, June 22). La lágrima y Los ausentes. El Correo de Galicia, p. 1., p. 1).
Prosiguiendo con esta sinopsis panorámica, es pertinente anotar que se publica el volumen Cuentos para la infancia, por Miguel Martínez de la Riva, en Imp. Gabriel López del Horno, en 1914. De forma aislada, existe la versión en catalán Oració al pa i altres poemes, que se da en Barcelona en el año 1919 como número 119 de la colección La Novel•la Nova. Debe recordarse, además, una traducción inédita de Os Simples por el dramaturgo Alejandro Casona, recuperada en 2008 gracias a LibrOviedo. Por lo que se sabe, data de 1927 y pervivió como manuscrito (Dasilva, 2010Dasilva, Xosé Manuel. (2010). Guerra Junqueiro traducido por Alejandro Casona. En Xosé Manuel Dasilva (Ed.), Perfiles de la traducción hispano-portuguesa. (p. 183-193). vol. III. Editorial Academia del Hispanismo.). Al principio del mismo, se advertía en una anotación: “Esta edición de Los simples consta de un sólo ejemplar, numerado y firmado por el traductor” (Casona, 2008Casona, Alejandro. (2008). Los simples. LibrOviedo., p. 3).
Por lo demás, conviene hacer referencia a la presencia de Guerra Junqueiro en antologías, tanto individuales como colectivas. Entre las segundas, hay que citar forzosamente que se hubiese prescindido de sus versos en dos de ellas. La primera es la selección Los poetas líricos contemporáneos de Portugal, de Luis Vidart, patrocinada por Imprenta de José Nogueira en 1872. Están en ella Almeida Garrett y João de Deus al lado de autores menores, extrañándose la ausencia de Guerra Junqueiro. En el muestrario Pequeña antología de poetas portugueses, del poeta y crítico literario Enrique Díez-Canedo, editado por Excelsior en París tal vez entre 1909 y 1911, volvería a ser excluido. Se reunía aquí casi una cincuentena de poemas de catorce autores, desde Almeida Garrett a Guilherme de Almeida, pasando por Antero de Quental, João de Deus, Gomes Leal, António Nobre, Eugénio de Castro o Teixeira de Pascoaes, es decir, los más representativos de la lírica lusitana del siglo XIX y de comienzos del siglo XX.
Lo cierto es que no se explica con facilidad en absoluto esta segunda omisión, ya que Díez-Canedo, en un artículo ulterior, exaltaba inequívocamente a Guerra Junqueiro: “Puede seguirse en la obra de Guerra Junqueiro, desde La muerte de Don Juan, el primero de sus grandes poemas, hasta las últimas inspiraciones, la historia de la poesía portuguesa y aun la historia contemporánea de Portugal” (Díez-Canedo, 1923Díez-Canedo, Enrique. (1923, July 14). Guerra Junqueiro. España, 378, p. 8., p. 8). Y acentuaba en la misma línea inmediatamente después: “Ha sido el poeta muerto caja de resonancia, en que cada vibración externa despertaba un eco profundo. Nada más alejado de la torre de marfil que la sacudida poética de este glorioso cantor” (Díez-Canedo, 1923Díez-Canedo, Enrique. (1923, July 14). Guerra Junqueiro. España, 378, p. 8., p. 8).
Por el contrario, se descubre la participación de Guerra Junqueiro en la colectánea Las cien mejores poesías (líricas) de la lengua portuguesa, organizada por Fernando Maristany, en 1918, para Editorial Cervantes y Editorial Tor, con un prólogo del lusitanista catalán Ignasi Ribera i Rovira. De Guerra Junqueiro se escogieron, bajo el epígrafe “Los sencillos”, el “Preludio” de Os Simples, integrado por las piezas “A Caminho” y “De Volta”, y “Oración a la luz” en su integridad. A su vez, en el tomo Antología de la lírica portuguesa, impreso por Compañía Ibero-Americana de Publicaciones, sin fecha, aunque probablemente de los años veinte, que fue seleccionado y traducido en parte por M. Manrique y con prólogo de Álvaro de las Casas, se eligieron cinco poesías de Guerra Junqueiro. Estos son los títulos: “La morena”, por Ramón Fernández Mato; y “Eras a la Luna”, “Canción perdida”, “La molinera” y “Los pordioseros”, todas de Eduardo Marquina.
Guerra Junqueiro también se distingue en Noventa y siete sonetos portugueses, recopilación ordenada y traducida por José María de Cossío, de 1933, bajo los auspicios del Instituto de Estudios Portugueses, adscrito a la Universidade de Santiago de Compostela. Comparecían en sus páginas casi treinta autores portugueses, desde Sá de Miranda a Eugénio de Castro. Otra versión de esta obra se hará en 1943, con el título El soneto portugués, por Ediciones Atlas, figurando en ella de Guerra Junqueiro la composición “Cuando muera ábranme el pecho”, lo mismo que en la primera ocasión.
En el apartado de las antologías individuales, por último, es indispensable traer a colación un volumen dedicado monográficamente a Guerra Junqueiro en la colección Las mejores poesías (líricas) de los mejores poetas, promovida por Editorial Cervantes, donde serían igualmente protagonistas, con sendos repertorios, otros poetas portugueses como Antero de Quental, Eugénio de Castro y Teixeira de Pascoaes. Sin indicación del año de edición, lo más seguro es que fuese de 1923, pues de los meses postreros de ese año puede leerse una recensión donde se aseveraba:
En esta obra se encuentran poesías tan populares como La lágrima, la Oración al pan y la Oración a la luz, que por sí solas bastarían para justificar la selección; pero hay, además, otras bellísimas poesías del autor de Os simples, casi todas debidas a la pluma interpretadora de Fernando Maristany
(Sin firma, 1923cSin firma. (1923c, October). Las mejores poesías de Guerra Junqueiro. Literatura Hispano-Americana, 120, p. 36., p. 36).
Antes de concluir, importa significar que el rastro de Guerra Junqueiro comenzó a menguar, después de la Guerra Civil, a un ritmo veloz en territorio español. Efectivamente, desde esa altura no se llevan a cabo versiones de sus obras. Este declive no debe sorprender, puesto que en Portugal la posición canónica del escritor se sometió a controversia desde que se produjo su muerte, incluso con acritud en no pocos instantes. Esto es, de disfrutar de un lugar capital, con adeptos numerosos, pasó a ser combatido, cuando no repudiado. Jacinto do Prado Coelho utilizó, con expresividad, la fórmula caso Junqueiro para calificar esa doble acogida tan divergente: “O debate, há muito aberto, sobre o valor de Junqueiro como poeta e como pensador é dos mais curiosos temas de sociologia da cultura no presente século” (Coelho, 1984Coelho, Jacinto do Prado. (1984). Junqueiro, Abílio Guerra. En Dicionário de Literatura. (p. 513-516). 3ª ed., vol. 2. Figueirinhas., p. 515).
No estará de más traer a la memoria, en suma, que el propio Guerra Junqueiro, en una nota dispuesta al remate de Os Simples, se preguntaba con prevención en lo relativo a la suerte que le depararía la posteridad: “Concluindo: tentei uma obra de arte que fosse, ao mesmo tempo, absolutamente individual, ingenitamente portuguesa, e vasta e fundamentalmente humana. Alcancei-o? O tempo o dirá”.
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Editado por
Editores de sección
Fechas de Publicación
-
Publicación en esta colección
21 Jun 2024 -
Fecha del número
2024
Histórico
-
Recibido
24 Ago 2023 -
Acepto
14 Nov 2023 -
Revisado
01 Mar 2024 -
Publicado
Mar 2024