Resumen
El trabajo analiza mediante una revisión integradora los modelos teóricos utilizados para analizar el cyberbullying entre adolescentes, los elementos que visibilizan y los tipos de conocimientos que producen. El corpus estuvo conformado por 47 artículos relevados en las bases de bibliografía BVS, PubMed, Scopus y SciELO. En los resultados presentamos la Teoría de la Desconexión Moral, la Teoría General de la Frustración, la Teoría de las Actividades Rutinarias, la Teoría del Comportamiento Planificado, la Teoría del Efecto del Espectador, el Modelo General de la Agresión, el Modelo de Barlett-Gentile, la Teoría Mimética y Teorías de la Identidad social. Los modelos desde una perspectiva positivista subrayan una concepción objetivista, reduccionista y causalista del cyberbullying. Discutimos estos aspectos desde la antropología de las moralidades, el interaccionismo simbólico y la violencia como origen y refuerzo de fronteras morales y sociales. Los hallazgos permiten discutir explicaciones y propuestas de prevención, a la vez que ofrecen un repertorio teórico sobre el cyberbullying útil para eludir un confinamiento explicativo y la consecuente reificación de las teorías utilizadas.
Palabras claves:
Ciberbullying; Teoría; Violencia; Adolescencia; Salud pública
Resumo
Este artigo analisa, por meio de uma revisão integrativa, os modelos teóricos utilizados para analisar o cyberbullying entre adolescentes, os elementos que eles tornam visíveis e os tipos de conhecimento que produzem. O corpus foi composto por 47 artigos pesquisados nas bases de dados bibliográficas BVS, PubMed, Scopus e SciELO. Nos resultados, apresentamos a Teoria da Desconexão Moral, a Teoria Geral da Frustração, a Teoria das Atividades Rotineiras, a Teoria do Comportamento Planejado, a Teoria do Efeito Espectador, o Modelo Geral de Agressão, o Modelo Barlett-Gentile, a Teoria Mimética e as Teorias da Identidade Social. Os modelos de uma perspectiva positivista destacam uma concepção objetivista, reducionista e causalista do cyberbullying. Discutimos esses aspectos a partir da antropologia das moralidades, do interacionismo simbólico e da violência como origem e reforço dos limites morais e sociais. Os resultados nos permitem discutir explicações e propostas de prevenção, ao mesmo tempo que oferecem um repertório teórico sobre o cyberbullying útil para evitar o confinamento explicativo e a consequente reificação das teorias utilizadas.
Palavras-chave:
Cyberbullying; Teoria; Violência; Adolescência; Saúde pública
Abstract
Through an integrative review, this paper analyzes the theoretical models used to analyze cyberbullying among adolescents, the elements they make visible, and the types of knowledge they produce. The corpus comprised 47 articles surveyed in the bibliographic databases BVS, PubMed, Scopus and SciELO. In the results we present the Theory of Moral Disconnection, the General Theory of Frustration, the Theory of Routine Activities, the Theory of Planned Behavior, the Theory of the Spectator Effect, the General Model of Aggression, the Barlett-Gentile Model, the Mimetic Theory and Theories of Social Identity. The models from a positivist perspective underline an objectivist, reductionist, and causalist conception of cyberbullying. We discuss these aspects from the anthropology of moralities, symbolic interactionism, and violence as origin and reinforcement of moral and social boundaries. The findings allow us to discuss explanations and prevention proposals while offering a theoretical repertoire on cyberbullying useful to avoid explanatory confinement and the consequent reification of the theories used.
Keywords:
Cyberbullying; Theory; Violence; Adolescent; Public Health
Introducción
El cyberbullying es una agresión digital definida como el acto intencional de cometer un daño verbal, emocional o social, por parte de una persona o grupo, a través de dispositivos electrónicos y de forma repetitiva a lo largo del tiempo, a otra persona que no puede defenderse fácilmente (Hutson, 2016HUTSON, E. Cyberbullying in Adolescence: A Concept Analysis. Advances in Nursing Science, v. 39, n. 1, p. 60-70, 2016.). Esta definición es una adaptación a espacios digitales del concepto de bullying escolar, tomada a principios del siglo XXI cuando comienza la masificación del acceso a Internet con la consecuente consolidación de la sociabilidad digital en la cotidianidad en EE.UU. y Europa (Aboujaoude et al., 2015ABOUJAOUDE, E. et al. Cyberbullying: Review of an Old Problem Gone Viral. Journal of Adolescent Health, v. 57, n. 1, p. 10-18, 2015.). Sus expresiones consisten en difundir material que afecta el estatus de una persona; hackear cuentas para enviar fotos o comentarios que perjudiquen a su propietario; crear páginas específicas para humillar a una persona; y excluirlo de grupos digitales (Kowalski et al., 2018KOWALSKI, R. M.; LIMBER, S. P.; MCCORD, A. A developmental approach to cyberbullying: Prevalence and protective factors. Aggression and Violent Behavior, v. 45, 2018.). A diferencia del bullying presencial, la reproducción y el registro de los hechos permiten que un número infinito de personas pueda involucrarse, siendo un tipo de agresión que llega a independizarse de los protagonistas originales. Los estudios destacan que las personas ocupan diferentes roles en cada acto y que puede llevar a dinámicas de retroalimentación digital y presencial (Bayraktar et al., 2015BAYRAKTAR, F. et al. Cyberbullying: The Discriminant Factors Among Cyberbullies, Cybervictims, and Cyberbully-Victims in a Czech Adolescent Sample. Journal of Interpersonal Violence, v. 30, n. 18, p. 3192-3216, 2015.; Holfeld; Mishna, 2018HOLFELD, B.; MISHNA, F. Longitudinal Associations in Youth Involvement as Victimized, Bullying, or Witnessing Cyberbullying. Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking, v. 21, n. 4, p. 234-239, 2018.).
Según la OMS (2017) el cyberbullying afecta a niños y adolescentes, cuya prevalencia internacional varía entre un 10% y un 40% con una distribución similar por género (Kowalski et al., 2014KOWALSKI, R. M. et al. Bullying in the digital age: A critical review and meta-analysis of cyberbullying research among youth. Psychological Bulletin, v. 140, n. 4, p. 1073-1137, 2014.). Sus consecuencias en la salud son padecimientos psicosomáticos, dificultades para vincularse, depresión, estrés, autolesiones e ideación suicida (Kwan et al., 2020KWAN, I. et al. Cyberbullying and Children and Young People’s Mental Health: A Systematic Map of Systematic Reviews. Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking, v. 23, n. 2, p. 72-82, 2020.). Las medidas que se han desarrollado para prevenirlo contemplan impulsar climas de convivencia en escuelas a través de instruir a adolescentes y adultos sobre actividades peligrosas y usos responsables de Internet, restringir el acceso al espacio digital, utilizar programas de identificación de agresiones, aumentar la supervisión parental y brindar consejerías sobre capacidades de afrontamiento y estrategias de vinculación social (Hutson et al., 2018HUTSON, E.; KELLY, S.; MILITELLO, L. K. Systematic Review of Cyberbullying Interventions for Youth and Parents With Implications for Evidence-Based Practice: Cyberbullying Interventions for Individual Youth and Parents. Worldviews on Evidence-Based Nursing, v. 15, n. 1, p. 72-79, 2018.; Nocentini et al., 2015NOCENTINI, A.; ZAMBUTO, V.; MENESINI, E. Anti-bullying programs and Information and Communication Technologies (ICTs): A systematic review. Aggression and Violent Behavior, v. 23, p. 52-60, 2015.).
Diversos autores discuten los alcances de estas medidas y señalan que su problema central reside en la ausencia de una base teórica que aborde las dinámicas del conjunto de los actores involucrados (Ansary, 2020ANSARY, N. S. Cyberbullying: Concepts, theories, and correlates informing evidence-based best practices for prevention. Aggression and Violent Behavior, v. 50, p. 101343, 2020.; Vlaanderen et al., 2020VLAANDEREN, A.; BEVELANDER, K. E.; KLEEMANS, M. Empowering digital citizenship: An anti-cyberbullying intervention to increase children’s intentions to intervene on behalf of the victim. Computers in Human Behavior, v. 112, p. 106459, 2020.). En la bibliografía abundan las explicaciones desde perfiles epidemiológicos y modelos predictivos de comportamiento a partir de atributos aislados (Ansary, 2020; Chun et al., 2020CHUN, J. et al. An international systematic review of cyberbullying measurements. Computers in Human Behavior, v. 113, p. 106485, 2020.; Hutson et al., 2018HUTSON, E.; KELLY, S.; MILITELLO, L. K. Systematic Review of Cyberbullying Interventions for Youth and Parents With Implications for Evidence-Based Practice: Cyberbullying Interventions for Individual Youth and Parents. Worldviews on Evidence-Based Nursing, v. 15, n. 1, p. 72-79, 2018.; Kwan et al., 2020KWAN, I. et al. Cyberbullying and Children and Young People’s Mental Health: A Systematic Map of Systematic Reviews. Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking, v. 23, n. 2, p. 72-82, 2020.; Kyriacou; Zuin, 2016KYRIACOU, C.; ZUIN, A. Cyberbullying and moral disengagement: An analysis based on a social pedagogy of pastoral care in schools. Pastoral Care in Education, v. 34, n. 1, p. 34-42, 2016.). Estos descansan en modelos teóricos, es decir, en molduras que organizan el raciocinio sobre un fenómeno, que contienen concepciones normativas de la metodología para la elaboración de respuestas legítimas y delimitan construcciones lógicas en las explicaciones (Almeida Filho, 2023). En este contexto, las preguntas que emergen y guían este trabajo son: ¿cuáles son los modelos teóricos utilizados para analizar el ciberbullying?, ¿qué elementos pueden visibilizar?, y ¿qué tipo de conocimientos logran producir? Para responderlas presentamos una revisión integradora en la cual hallamos nueve modelos teóricos en los que prevalece el paradigma positivista con sus implicancias en la concepción objetivista, reduccionista y causalista del ciberbullying. Luego, discutimos estos aspectos desde la antropología de las moralidades, el interaccionismo simbólico y la violencia como práctica sociocultural. Finalmente, postulamos que se requiere ubicar las causas del cyberbullying y sus consecuentes intervenciones en un nivel colectivo para atender a la matriz de relacionamiento donde se desencadenan los procesos interactivos entre adolescentes asociados a la búsqueda de valoración social y de construcción identitaria.
Metodología
La revisión integradora permite reconstruir el estado del arte sobre un concepto, sintetizar un corpus de estudios realizados con diferentes metodologías y desarrollar nuevas teorizaciones a partir de este (Botelho et al., 2011BOTELHO, L. L. R.; CUNHA, C. C.; MACEDO, M. O método da revisão integrativa nos estudos organizacionais. Gestão e Sociedade, v. 5, n. 11, p. 121-136, 2011.). Su realización está compuesta por seis etapas. La primera consiste en la identificación de la pregunta que estructura la estrategia de búsqueda de estudios. En nuestro caso, se realizó una etapa exploratoria con los resultados de las búsquedas realizadas para una investigación en 2019 con el término “cyberbullying”. Esas bases recuperaron 1.557 resultados de los cuales se revisaron los resúmenes y se relevaron las teorías utilizadas para comprender el cyberbullying en adolescentes. Se recuperaron las teorías de la Desinhibición por anonimato, del Efecto del espectador, de las Actividades rutinarias, de la Desconexión moral, del Comportamiento planificado, la Teoría General de la Frustración y el Modelo General de la Agresión. Luego, se diseñó la estrategia que figura en la Tabla 1 con el fin de recuperar estudios que utilizaran estas teorías y permitiendo que emerjan otras. Las búsquedas se realizaron en agosto 2022 en las bases de bibliografía científica BVS, PubMed, SciELO y Scopus, seleccionadas por su relevancia en salud, la capacidad de su motor de búsqueda y su reconocimiento internacional. La segunda etapa consiste en la selección de criterios de inclusión y exclusión para la conformación de un corpus. Su aplicación se realizó en paralelo con la tercera etapa que implicó la selección del corpus a través de la lectura de títulos y resumen y, a medida que sea pertinente, del texto completo. Se eligieron aquellos artículos que emplean explícitamente un cuerpo teórico con el objetivo principal de comprender el cyberbullying entre adolescentes. Se excluyeron aquellos que se orientaban a espacios universitarios y laborales, estudios sobre prevalencia, estudios de validación de escalas de medición y asociación con consecuencias en la salud. En la Figura 1 se puede observar el proceso de conformación del corpus, compuesto por 47 artículos. En la Tabla 2 se puede consultar las teorías seleccionadas y en la Tabla 3 el detalle del corpus. La cuarta etapa consiste en la categorización de los estudios seleccionados, en la cual realizamos un análisis de contenido temático. De este modo, se organizaron los trabajos por las teorías emergentes y luego se identificaron núcleos de sentido a su interior. La quinta etapa es el análisis e interpretación de los resultados y la sexta la presentación escrita de la síntesis realizada.
Resultados
En el corpus identificamos los siguientes modelos teóricos: Desconexión Moral, Teoría General de la Frustración, Teoría de las Actividades Rutinarias, Teoría del Comportamiento Planificado, Teoría del Efecto del espectador, Modelo General de la Agresión y Modelo Barlett-Gentile, Teoría Mimética y Teorías de la Identidad social. Como se puede ver en la Tabla 2, aunque el cyberbullying comienza a estudiarse a principios del siglo XXI (Hutson, 2016HUTSON, E. Cyberbullying in Adolescence: A Concept Analysis. Advances in Nursing Science, v. 39, n. 1, p. 60-70, 2016.), el primer artículo recuperado es de 2011. Esto señala que, al irrumpir un nuevo fenómeno social, los primeros estudios se dirigieron a elaborar modos de describirlo, caracterizarlo y medirlo, para luego poder teorizarlo. Con respecto a la metodología, predomina un abordaje epidemiológico con estudios transversales (32), longitudinales (4) y meta-análisis (3). También se encontraron ensayos (3), estudios cualitativos (3) y revisiones (2). A continuación, describimos las teorías identificadas desde la interpretación y uso de los autores relevados.
Teoría de la Desconexión moral
El modelo más utilizado en el corpus es la sociocognitiva de la agencia moral de Albert Bandura (Moral Disengagement). Para esta la moral actúa como una guía de las acciones que se busca respetar para evitar sanciones. Cuando las acciones de las personas distan de los estándares morales, pueden emplear el mecanismo de desconexión moral para crear justificaciones que evadan sentimientos de autocensura como la vergüenza o la culpa (Lo Cricchio et al., 2021; Runions; Bak, 2015RUNIONS, K. C.; BAK, M. Online Moral Disengagement, Cyberbullying, and Cyber-Aggression. Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking, v. 18, n. 7, p. 400-405, 2015.). La hipótesis central sostiene que las características del espacio digital favorecen la desconexión moral de los participantes, atenuando así el ejercicio de autocontrol de sus actos. Argumentan que para poder llevar a cabo la autorregulación se necesita comprender las circunstancias en la que se desarrolla la acción, pero la ambigüedad del espacio por la comunicación mediada impide reconocer la reacción emocional de las personas agredidas. Los estudios encontraron asociaciones estadísticas entre el ejercicio de cyberbullying y un nivel alto de desconexión moral; la defensa de la víctima mediante el ataque al agresor; y la falta de participación justificando la poca importancia de lo sucedido o responsabilizando a la víctima. Desde esta perspectiva, las sugerencias para la prevención se dirigen a promover la empatía y el compromiso para moderar la desconexión moral (Francisco et al., 2022FRANCISCO, S.; FERREIRA, P.; VEIGA SIMÃO, A. Behind the scenes of cyberbullying: Personal and normative beliefs across profiles and moral disengagement mechanisms. International Journal of Adolescence and Youth, v. 27, n. 1, p. 337-361, 2022.; Killer et al., 2019KILLER, B. et al. A meta-analysis of the relationship between moral disengagement and bullying roles in youth. Aggressive Behavior, v. 45, n. 4, p. 450-462, 2019.; Lo Cricchio et al., 2021; Wachs, 2012WACHS, S. Moral disengagement and emotional and social difficulties in bullying and cyberbullying: Differences by participant role. Emotional and Behavioural Difficulties, v. 17, n. 3-4, p. 347-360, 2012.; Yang et al., 2021YANG, J. et al. Anger rumination and adolescents’ cyberbullying perpetration: Moral disengagement and callous-unemotional traits as moderators. Journal of Affective Disorders, v. 278, p. 397-404, 2021.).
Teoría General de la frustración
La Teoría General de la frustración (General Strain Theory) de Robert Merton, revisada por Robert Agnew, muestra los efectos sociales en el ejercicio del cyberbullying (Paez, 2018PAEZ, G. R. Cyberbullying Among Adolescents: A General Strain Theory Perspective. Journal of School Violence, v. 17, n. 1, p. 74-85, 2018.; Patchin; Hinduja, 2011PATCHIN, J. W.; HINDUJA, S. Traditional and nontraditional bullying among youth: A test of general strain theory. Youth and Society, v. 43, n. 2, p. 727-751, 2011.). Postula que el estrés o frustración producida por la brecha entre expectativas personales y posibilidades reales deriva en comportamientos delictivos con el fin de mitigar esas emociones negativas. Desde esta perspectiva, los investigadores se proponen identificar el contenido de tres fuentes de frustración: el fracaso en el logro de metas valoradas positivamente, la pérdida de estímulos con valor positivo y la presencia de estímulos negativos.
El modelo señala cinco dimensiones que fomentan o restringen la posibilidad de delinquir: personal, familiar, escolar, pares y laboral. En la dimensión personal, la percepción y gestión de las emociones vinculadas con la frustración son claves para identificar las restricciones y motivaciones para cometer delitos. La dimensión familiar está representada por las emociones generadas por la calidad de la crianza, la supervisión y el conflicto familiar. La dimensión escolar consiste en la vinculación negativa con la escuela, rendimiento académico deficiente, disciplina escolar estricta, aspiraciones educativas, tiempo dedicado a las tareas escolares y apoyo del equipo docente. La dimensión de los pares indica que tener pares delincuentes, altos niveles de conflicto con amigos y pasar mucho tiempo con compañeros en actividades no estructuradas y sin supervisión. Por último, la dimensión laboral comprende el desempleo, la disciplina, las condiciones de trabajo, apego y compromiso, la supervisión deficiente y asociación con compañeros que están involucrados en actividades delictivas (Choi; Kruis, 2019CHOI, J.; KRUIS, N. E. The Effects of Life Domains on Cyberbullying and Bullying: Testing the Generalizability of Agnew’s Integrated General Theory. Crime & Delinquency, v. 65, n. 6, p. 772-800, 2019.; Kabiri et al., 2020KABIRI, S. et al. The impact of life domains on cyberbullying perpetration in Iran: A partial test of Agnew’s general theory of crime. Journal of Criminal Justice, v. 66, p. 101633, 2020.).
En esos estudios se identificó la relación entre perpetrar cyberbullying con niveles altos de estrés motivado por experiencias de enojo y frustración (Choi; Kruis, 2019CHOI, J.; KRUIS, N. E. The Effects of Life Domains on Cyberbullying and Bullying: Testing the Generalizability of Agnew’s Integrated General Theory. Crime & Delinquency, v. 65, n. 6, p. 772-800, 2019.; Jang et al., 2014JANG, H.; SONG, J.; KIM, R. Does the offline bully-victimization influence cyberbullying behavior among youths? Application of General Strain Theory. Computers in Human Behavior, v. 31, n. 1, p. 85-93, 2014.; Patchin; Hinduja, 2011PATCHIN, J. W.; HINDUJA, S. Traditional and nontraditional bullying among youth: A test of general strain theory. Youth and Society, v. 43, n. 2, p. 727-751, 2011.), junto con un nivel bajo de satisfacción con las relaciones familiares, de aceptación por parte de sus compañeros y la presencia de sentimientos negativos sobre la escuela (Kabiri et al., 2020KABIRI, S. et al. The impact of life domains on cyberbullying perpetration in Iran: A partial test of Agnew’s general theory of crime. Journal of Criminal Justice, v. 66, p. 101633, 2020.; Paez, 2018PAEZ, G. R. Cyberbullying Among Adolescents: A General Strain Theory Perspective. Journal of School Violence, v. 17, n. 1, p. 74-85, 2018.). De este modo, las medidas sugeridas se orientan a reducir los factores estresores, mejorar el entorno escolar, las relaciones familiares y trabajar la tolerancia y empatía para aumentar el autocontrol (Kabiri et al., 2020; Paez, 2018).
Teoría de las Actividades Rutinarias
Otro modelo utilizado es la Teoría de Actividades Rutinarias (Routine Activity Theory) de Cohen y Felson. Desde esta perspectiva, la probabilidad de sufrir cyberbullying aumenta a partir de la convergencia de tres factores: un delincuente motivado, un objetivo-víctima adecuado y la ausencia de un guardián capaz de vigilar y detener el crimen. Un objetivo adecuado incluye cualquier persona u objeto que puede satisfacer las necesidades o deseos de un delincuente motivado, y su nivel de riesgo se puede describir por su valor, inercia, visibilidad y acceso (Aizenkot, 2022AIZENKOT, D. The Predictability of Routine Activity Theory for Cyberbullying Victimization Among Children and Youth: Risk and Protective Factors. Journal of Interpersonal Violence, v. 37, p. 13-14, 2022.; Kao et al., 2017KAO, D.-Y.; KLUAYPA, B.; LIN, H.C. The Cyberbullying Assessment of Capable Guardianship in Routine Activity Theory. In: WANG, G. et al. (Eds.), Intelligence and Security Informatics. p. 3-14, 2017.; Navarro; Jasinski, 2013NAVARRO, J. N.; JASINSKI, J. L. Why Girls? Using Routine Activities Theory to Predict Cyberbullying Experiences Between Girls and Boys. Women and Criminal Justice, v. 23, n. 4, 286-303, 2013.). Para su aplicación en el ciberbullying, las investigaciones dan por hecho la existencia de perpetradores motivados y se focalizan en identificar las variables que aumentan la exposición de un adolescente a ser elegido como objetivo (tiempo en Internet, tipo de conductas en redes sociales, disposición de información personal, confianza en personas anónimas) y las variables que permiten reducir la vigilancia para que la agresión sea cometida (supervisión parental, la ausencia de espectadores o su inacción y softwares de seguridad). Los resultados encuentran asociación entre la victimización y el tiempo de exposición en redes sociales y la ausencia de la supervisión de adultos (Aizenkot, 2022; Li et al., 2021LI, Q. et al. Risk Factors of Cyberbullying Perpetration Among School-Aged Children Across 41 Countries: A Perspective of Routine Activity Theory. International Journal of Bullying Prevention, v. 3, n. 3, p. 168-180, 2021.; Navarro; Jasinski, 2013). Las propuestas de prevención son aumentar la presencia parental, fomentar la participación de espectadores para detener la agresión, crear softwares que detecten y bloqueen agresiones, reducir el tiempo de uso de Internet y cambiar los modos de exposición por parte de los adolescentes-objetivo.
Teoría del Comportamiento planificado
La Teoría del Comportamiento Planificado (Planned Behaviour Theory) de Icek Ajzén se focaliza en las elecciones tomadas por la persona que agrede. Sus elementos centrales para poder predecir un comportamiento son: la actitud de una persona hacia una acción (la valoración sobre esta y su efecto); las normas subjetivas (las percepciones de lo que piensan otras personas sobre esa acción); y la percepción del control sobre el comportamiento (la identificación de recursos y posibilidades de llevarlo a cabo de forma efectiva). A partir de los hallazgos de las investigaciones sostiene que la tendencia de realizar una acción es más fuerte cuando: se tiene una actitud positiva sobre esta, coincide con las normas subjetivas y se considera que puede ser llevada a cabo con éxito (Pabian; Vandebosch, 2014PABIAN, S.; VANDEBOSCH, H. Using the theory of planned behaviour to understand cyberbullying: The importance of beliefs for developing interventions. European Journal of Developmental Psychology, v. 11, n. 4, p. 463-477, 2014.; Tanrikulu, 2015TANRIKULU, T. Cyberbullying and basic needs: A predictive study within the framework of choice theory. Anthropologist, v. 20, n. 3, p. 573-583, 2015.).
El estudio de Pabian y Vandebosch (2014PABIAN, S.; VANDEBOSCH, H. Using the theory of planned behaviour to understand cyberbullying: The importance of beliefs for developing interventions. European Journal of Developmental Psychology, v. 11, n. 4, p. 463-477, 2014.) encuentra como predictores de la intención de ejercer cyberbullying las creencias positivas (para superar emociones de enojo, tristeza y envidia, ganar valoración o afirmar un vínculo entre pares, y descreer tener conflictos morales o sociales luego de una agresión), la presión social de pares para acosar y, en menor medida, la percepción de que pueden llevarlo a cabo efectivamente de manera anónima. Desde esta perspectiva, sugieren aumentar la empatía por las víctimas o trabajar el arrepentimiento anticipado y, sobre todo, trabajar con la aprobación sobre el cyberbullying que tiene el grupo de pares en tanto consideran que la presión social tiene el mayor valor predictivo. Por lo tanto, consideran que es importante cambiar las normas del grupo para enseñar a los adolescentes maneras de resistir la presión social que los impulsa a acosar, o utilizar a compañeros valorados como educadores en campañas contra el cyberbullying.
Modelo del Efecto del espectador
A diferencia del acoso presencial, la digitalización permite la participación de una gran audiencia. El reconocimiento de su presencia y su impacto potencial en el desarrollo de prácticas agresivas invita a conocer los motivos por los cuales ante una agresión las personas deciden participar o abstenerse. Una de las respuestas la ofrece el modelo del Efecto del espectador. Desde esta perspectiva se sostiene que, a mayor cantidad de espectadores de un hecho, menor es la probabilidad de que alguno participe activamente. Esto se debe a que, para intervenir en un acto, es necesario sentirse responsable, y ese sentido se diluye a mayor cantidad de espectadores. Macháčková et al. (2013MACHÁČKOVÁ, H. et al. Bystanders’ support of cyberbullied schoolmates. Journal of Community and Applied Social Psychology, v. 23, n. 1, p. 25-36, 2013., 2015) pusieron a prueba esta hipótesis, en su investigación no encontraron una asociación estadísticamente significativa, aunque sí exponen una asociación entre la participación y el grado de responsabilidad, no mediada por la cantidad de personas, sino por el grado de agresión percibida y el vínculo con la víctima.
Los autores sugieren como medidas de prevención alentar a los niños a actuar sobre sus sentimientos negativos en reacción al cyberbullying; enseñar sobre los efectos del anonimato para evaluar la situación y reaccionar respectivamente; y alentar a los jóvenes a pedir ayudar sabiendo que, debido a las características del espacio digital, los espectadores tienden a permanecer pasivos.
Modelo General de la Agresión y Modelo de Barlett Gentile
El Modelo General de la Agresión se considera parte de un proceso en el que los antecedentes de una persona ante un evento pueden activar esquemas de hostilidad, que influyen en la decisión de agredir. Los estudios se basan en identificar las estructuras cognitivas que pueden explicar el cyberbullying alrededor de tres áreas: inputs personales (demografía, estados psicológicos, habilidades interpersonales, valores y eficacia tecnológica) y situacionales (la provocación del evento, el apoyo de pares, el rol de padres, el clima escolar, las oportunidades promovidas o limitantes para agredir); sus efectos en el estado interno de la persona a través de rutas cognitivas, afectivas y de excitación; y los procesos de valoración y toma de decisiones que conducen a outputs conductuales. El modelo de Barlett y Gentile se desprende de esta teoría (Barlett, 2017BARLETT, C. P. From theory to practice: Cyberbullying theory and its application to intervention. Computers in Human Behavior, v. 72, p. 269-275, 2017.). Desde esta perspectiva se postula que el ejercicio de la agresión digital conlleva ciertos aprendizajes como actuar desde el anonimato, la irrelevancia de la diferencia física con la víctima, la ausencia de marcas físicas por la agresión digital, la evitación de ver el efecto directo del daño y la dificultad de ser castigado. Luego de esa experiencia y su refuerzo por la repetición es probable que se formen actitudes positivas sobre el cyberbullying que pueden predecir el comportamiento. Este modelo encontró asociación sólo entre el cyberbullying con la percepción del anonimato y la irrelevancia física. Por ello, proponen como medidas de prevención softwares que reduzcan la posibilidad de actuar desde el anonimato, para así disminuir el desarrollo y la accesibilidad del ciberbullying.
Teoría mimética
O’Higgins y Connoly (2011) analizan al cyberbullying desde la Teoría mimética de René Girard. La mimesis es un complejo proceso de imitación entre las personas, por el cual, si el deseo de un individuo A tiene sus raíces en la imitación del deseo de un individuo B, significa que ambos desean alcanzar un mismo objeto. Argumenta que, si dos individuos desean lo mismo, esto pronto puede extenderse exponencialmente; y como el deseo inicial fue suscitado por un deseo de imitar a otro, entonces se olvida el objeto real del deseo y queda puro antagonismo entre todos los que comparten el mismo deseo. Este antagonismo se resuelve a través de la violencia y la victimización de un individuo. Esta puede tomar la forma mítica de un "sacrificio ritual", cuyo resultado es el “efecto chivo expiatorio”, por el cual dos o más personas se reconcilian a expensas de un tercero que parece culpable o responsable de lo que aflige, con la consecuencia de aliviar las tensiones y fusionar al grupo. De este modo, las víctimas de cyberbullying serían chivos expiatorios, y los adolescentes que son inseguros y que compiten entre sí por la identidad y el poder en el entorno escolar, en lugar de atacarse entre sí, atacarán juntos a aquellos que se consideran débiles o más fáciles de destruir. Mientras que el papel de los espectadores pasivos o reforzadores de la agresión sería de una “multitud o turba”, perseguidores en potencia que ansían purgar la comunidad.
Teoría de la identidad social
Hellsten et al. (2021HELLSTEN, L. et al. Extending the Current Theorization on Cyberbullying: Importance of Including Socio-Psychological Perspectives. Italian Journal of Sociology of Education, v. 13, n. 10, p. 85-110, 2021.) proponen un modelo desde una mirada psicosocial tomando varias teorías. Primero, recuperan la Teoría de la identidad social de Henry Tajfel. Este autor concibe a la identidad como el autoconcepto de un individuo generado por el valor y significado emocional que le produce la pertenencia a un grupo. Desde esta perspectiva, se destaca la tendencia a valorizar al propio grupo y menospreciar a los otros. Aplicado al cyberbullying, se sostiene que las personas pueden mostrarse favorables a agredir si esta acción genera la aprobación y el reconocimiento de sus pares. Los autores consideran que la mediación tecnológica propia del cyberbullying propicia su ejercicio por la distancia emocional que subraya entre quien o quienes agreden y los destinatarios de esas agresiones.
En segundo lugar, los autores complementan esta perspectiva con la Teoría de la Reputación Personal de Nicholas Emler y Steve Reicher. Esta propuesta sostiene que los adolescentes se comportan de manera transgresora simplemente para comunicar algún aspecto vinculado con su identidad a un público. Internet se convierte en fundamental para “publicitar”, divulgar los actos de acoso y “crear” una audiencia que contribuya a fortalecer la identidad de la persona que agrede, que juzga como demostraciones de la fortaleza de su “yo”. Toman también la Teoría de la Desindividuación, esto es, el proceso en el que un individuo pierde su autoconciencia y sentido de individualidad en las interacciones sociales. Así, cuanto mayor sea el tamaño del grupo sumado al anonimato de las redes, el comportamiento antisocial es más fuerte. Por último, recuperan la Teoría de la Identidad del Lugar de Proshansky et al. para enfatizar la influencia del entorno físico en la identidad y la autopercepción. Esto les permite recuperar las características de los entornos digitales como el anonimato, la ausencia de la superioridad física y la desconexión tiempo-espacial como facilitadores de la agresión. Los autores proponen para la prevención del cyberbullying trabajar en grupos, en la cultura y en las representaciones grupales para superar la contracultura que subyace al cyberbullying.
Discusión
Los modelos teóricos que predominan se inscriben en el paradigma positivista que, entre sus presupuestos, asumen la existencia de un orden universal analizable por principios lógicos racionales a través de los cuales se busca identificar las determinaciones de los fenómenos. Esto implica una concepción objetivista (como un ente recortable), reduccionista (al fragmentarlo en elementos constitutivos) y causalista (buscando nexos causales “naturales”) (Almeida Filho, 2023). En el corpus abundan abordajes cuantitativos, la mayoría elaborados desde la epidemiología del riesgo y basados en la criminología anglosajona. Las investigaciones recuperadas subrayan la potencia de los modelos teóricos utilizados, aunque también reconocen limitaciones en su aplicación: la imposibilidad de abarcar todas las variaciones del cyberbullying, dificultades en la operacionalización de las variables, límites propios de la modalidad de autoreporte para relevar los datos y la imposibilidad de establecer relaciones de causalidad. El enfoque metodológico prevalente reduce lo real mediante la cuantificación de los procesos y la homogeneización de los participantes. Esta pretensión cognoscitiva de estandarizar el conocimiento puede generar una representación simplificada o una excesiva distancia con el referente concreto (Almeida Filho, 2023). Aquí, discutiremos los aspectos señalados con el propósito de restituir la textura de lo real. Para ello recuperamos conceptos de la antropología de las moralidades, el interaccionismo simbólico y la violencia sociocultural. Nuestro enfoque se asienta en el comprensivismo, que pretende interpretar los fenómenos sociales a partir del análisis de los significados que las personas les atribuyen a los actos, situados sociohistóricamente en una realidad dinámica (Minayo, 2009MINAYO, M. C. de S. La artesanía de la investigación cualitativa. Buenos Aires: Lugar Editorial, 2009.).
Al basarse en teorías criminológicas, la concepción del cyberbullying que predomina en estas investigaciones lo ubican como una conducta desviada a ser controlada. Esta perspectiva implica una penalización de la práctica adolescente e ilumina exclusivamente la dimensión destructiva de la sociabilidad, sin incorporar su potencia constructiva. Una mirada alternativa es intentar comprender su función social. Si recuperamos los desarrollos teóricos de Tonkonoff (2016TONKONOFF, S. ¿Qué es la violencia? Una aproximación teórica. In: BOCCARDI, F.; BORIA, A.; HARRINGTON, C. (Eds.). Genealogías de la violencia. Universidad Nacional de Córdoba, 2016. P. 125-140.) y Garriga y Noel (2010) sobre la violencia, podemos pensar que el cyberbullying puede desdoblarse conceptualmente en dos planos: uno ontológico y uno óntico. El primero reúne al conjunto de representaciones sociales sobre lo que es intolerable para un orden social; esto permite construir la idea de un “nosotros” entre quienes lo comparten a la vez que lo excluido es percibido como objeto de rechazo porque pone en peligro los valores que están en su interior. En el segundo plano se encuentra el conjunto de prácticas existentes, con diferentes grados de institucionalización y de legitimidad y/o legalidad que se ejercen para sostener el orden social hegemónico al sancionar la materialización de aquello intolerable que se presentan diariamente como comportamientos transgresores. Esta definición tiene la potencia para conceptualizar al cyberbullying más allá de un acto de agresión y un análisis minucioso de por qué se ejerce y sobre qué o quiénes.
En el corpus la teoría con mayor presencia fue la de la Desconexión moral, intentando identificar cuáles son los mecanismos psicocognitivos y sociales que intervienen en la emergencia del cyberbullying. Este abordaje tiene la limitación de que las investigaciones asumen a la moral como un cuerpo homogéneo e ineludible de principios. Su expresión en los estudios cuantitativos conduce a predefinir sus componentes y calcular su adherencia a partir del grado de acuerdo o desacuerdo que suscitan en la persona. Este procedimiento de operacionalización puede adjudicar categorías de los investigadores a la población de estudio y producir un estudio moralista por no reconocer el carácter sociocultural de la moral (Fassin, 2008FASSIN, D. Beyond good and evil? Questioning the anthropological discomfort with morals. Anthropological Theory, v. 8, n. 4, p. 333-344, 2008.). Además, se interpreta que si una persona agrede es amoral o posee creencias contrarias a la moral. Sin embargo, investigaciones cualitativas muestran que quienes ejercen el cyberbullying lo reconocen como una acción negativa y brindan diferentes justificaciones sobre su participación (Moretti; Herkovits, 2021MORETTI, C.; HERKOVITS, D. De víctimas, perpetradores y espectadores: Una meta-etnografía de los roles en el ciberbullying. Cadernos de Saúde Pública, v. 37, n. 4, e00097120, 2021.). Desde la antropología de las moralidades, esos argumentos pueden conceptualizarse como dispositivos de excusa (Werneck, 2011WERNECK, A. O “egoísmo” como competência: Um estudo de desculpas dadas nas relações de casal como forma de coordenação entre bem de si e moralidade. Revista de Antropologia, v. 54, n. 1, p. 133-190, 2011.) o técnicas de neutralización de una norma (Sykes; Matza, 1957SYKES, G.; MATZA, D. Techniques of Neutralization: A Theory of Delinquency. American Sociological Review, v. 22, n. 6, p. 664-670, 1957.), entendidos como mecanismos aprendidos y utilizados frecuentemente para crear una excepción a una norma a partir de una exigencia circunstancial. En lugar de una desconexión, consiste en modos de vincular una norma universal abstracta a un contexto determinado. La persona no niega la norma, pero considera que no resulta aplicable a la situación en la que se encuentra. Esta limitación también se puede observar en la predisposición a las “normas subjetivas” de la Teoría del Comportamiento Planificado debido a que la categoría “norma” implica la generalización de un principio moral a una situación determinada.
A pesar de esta limitación, los modelos teóricos permiten dar cuenta de la relevancia de los pares en la construcción de moralidades. En este plano, la categoría analítica “repertorios valorativos” de Noel (2013NOEL, G. De los Códigos a los Repertorios: Algunos atavismos persistentes acerca de la cultura y una propuesta de reformulación. Revista Latinoamericana de Metodología de las Ciencias Sociales, v. 3, n. 2, p. 1-30, 2013.) puede ser útil para repensar la conceptualización de “moral” o “normas”. Para Noel, los repertorios reúnen las valoraciones sobre comportamientos y a las evaluaciones de preferencias sobre la relación de medios y fines en contextos determinados, apropiadas y modificadas en los procesos de socialización continuos. La importancia de esta categoría es reconocer la variación de repertorios en un mismo conjunto social debido a las diferencias en las trayectorias biográficas y entender que los marcos de inteligibilidad moral son constructos sociohistóricos dinámicos, heterogéneos con diferentes grados de sedimentación e incluso ambiguos y contradictorios (Noel, 2013). Permite así analizar la dimensión moral y normativa de la acción, no como un sistema de principios que la prescribe, sino como una movilización situacional y pragmática de sus recursos, incluyendo aquellos que son vistos como inmorales. Esta perspectiva también se asemeja a la Teoría del Comportamiento Planificado en el énfasis de las elecciones que se practican de acuerdo con las contingencias situacionales. Además, amplía los procesos de aprendizaje social y socialización entre pares que propone el Modelo de Barlett-Gentile y la Teoría General de la Frustración en tanto no tiene una mirada determinista sobre el accionar, sino que reconoce el margen de autonomía y pragmatismo de las personas.
Otros de los modelos identificados en el corpus como la Teoría de Actividades Rutinarias, la Teoría General de la Frustración y el Modelo Barlett-Gentile permiten explicar las variables contextuales que aumentan o reducen la posibilidad de agredir. Su aplicación no se focaliza en comprender los motivos del agresor y no vislumbra las decisiones por las cuales la persona objetivo es elegida. Estos elementos pueden situarse en la sociabilidad dado que los significados y comportamientos se forman dentro y a través de la interacción social (Blumer, 1982BLUMER, H. El interaccionismo simbólico. Perspectiva y método. Hora, 1982.). En este sentido, la Teoría Mimética sí aporta la dimensión dinámica de la sociabilidad, por la cual varias personas mimetizan su deseo por el mismo objeto, y en vez de rivalizar entre sí, buscan un chivo expiatorio marginal para canalizar la tensión y sostener el grupo. Asimismo, la Teoría de la Identidad social también señala las dinámicas de aceptación y exclusión entre el endo y exogrupo, mientras que la Teoría de la Reputación personal ofrece un significado social valioso al ejercicio del cyberbullying.
Para Hellsten et al. (2021HELLSTEN, L. et al. Extending the Current Theorization on Cyberbullying: Importance of Including Socio-Psychological Perspectives. Italian Journal of Sociology of Education, v. 13, n. 10, p. 85-110, 2021.) el cyberbullying permite declamar un reconocimiento por cometer una transgresión. No obstante, se identifica que el cyberbullying se ejerce para sancionar componentes de la personalidad, producción estética, comportamiento y sexualidad que no se condicen con los estándares hegemónicos de los repertorios sobre ciertos modos de ser adolescente (Moretti; Herkovits, 2021MORETTI, C.; HERKOVITS, D. De víctimas, perpetradores y espectadores: Una meta-etnografía de los roles en el ciberbullying. Cadernos de Saúde Pública, v. 37, n. 4, e00097120, 2021.). Las agresiones se dirigen así a remarcar atributos valorados negativamente para, por un lado, demostrar y defender los valores que representa y, por el otro, ubicar a la persona agredida en una situación de inferioridad y desacreditación ante una audiencia. De este modo, a través del cyberbullying los adolescentes pueden construir un “nosotros” vinculante entre quienes ostentan ciertos valores y esperan ser reconocidos por intentar proteger el orden que los reúne en un colectivo. Por lo tanto, el reconocimiento sería dado por defender un orden y no por transgredirlo.
Con respecto al carácter estresante de ser víctima de bullying remarcado por la Teoría General de la Frustración y el Modelo Barlett-Gentile, los aportes de Elias & Scotson (2000ELIAS, N.; SCOTSON, J. Os Estabelecidos e os Outsiders. São Paulo: Jorge Zahar, 2000.) y Goffman (1994GOFFMAN, E. La presentación de la persona en la vida cotidiana. Buenos Aires: Amorrortu, 1994.) permiten comprender que aquellos adolescentes marginados pueden llegar a internalizar la creencia despreciativa que atentará contra su autoestima, despertando sentimientos de vergüenza, enojo y otras manifestaciones que alteran la construcción de la identidad. Aunque también algunos pueden intentar restituir esa valía disminuida y disputar la desigualdad de poder con otras agresiones. Así, el cyberbullying como venganza podría ejercerse como la resolución de conflictos iniciados en el espacio digital o en el presencial. Por eso, varias investigaciones evidencian la alternancia de roles en el cyberbullying y cómo es dirigido por víctimas de bullying presencial a sus agresores, apropiándose de los recursos del espacio digital como la distancia física, el anonimato y la exposición a una audiencia ampliada.
La bibliografía señala también que el rol de los espectadores puede ser crucial para detener o aumentar las agresiones desencadenadas. En ese sentido, el trabajo de Zigon (2007ZIGON, J. Moral breakdown and the ethical demand: A theoretical framework for an anthropology of moralities. Anthropological Theory, v. 7, p. 131-150, 2007.) señala que la participación implica un posicionamiento moral sobre el hecho y la elección de apoyar al perpetrador o a la víctima, teniendo en cuenta un conjunto de variables circunstanciales, en especial, cuál es su grupo de pertenencia y el tipo de agresión atestiguada, conlleva a dilemas morales. Sostiene que, cuando diferentes disposiciones morales entran en conflicto, la respuesta no necesariamente está dirigida al bien mayor, sino a cuál facilita el retorno a la irreflexividad que permite continuar con su vida. En general, se observa que se participa a favor de la persona que pertenece a su grupo para sostener esa identidad que es coconstitutiva de la personal. Por ello es por lo que la Teoría del Efecto del espectador no se corrobora por la cantidad de personas que componen la audiencia, sino por el compromiso vincular con las personas involucradas, de la misma manera que consideramos que la Teoría de la Desindividuación y el rol de la “multitud o turba” de la Teoría Mimética simplifica el mecanismo de participación. La defensa de los valores del grupo permite gozar de la identidad e implica un grado alto de control social y autorregulación ligada a la opinión interna que ese grupo hace de sí (Elias; Scotson, 2000ELIAS, N.; SCOTSON, J. Os Estabelecidos e os Outsiders. São Paulo: Jorge Zahar, 2000.).
Consideramos así que la discusión presentada intenta reconocer al cyberbullying como un proceso complejo y reconstruir las dinámicas involucradas. Estos movimientos pueden generar nuevas reacciones y cambios en la ocupación de los roles y de la participación de las personas en el espacio digital y presencial, complejizando así los tipos de análisis posibles, pero permitiendo nuevamente poner en juego las herramientas heurísticas brevemente apuntadas, a saber: el rol de la violencia como origen y refuerzo de fronteras morales/sociales; la categoría de repertorios valorativos para estudiar la dimensión moral; la importancia de situar el estudio en la sociabilidad; atender a su inscripción en los procesos de identificación y oposición por pares; y su papel en la disputa, producción y sostenimiento de relaciones de poder.
Comentarios finales
El trabajo permite conocer los modelos teóricos utilizados para construir explicaciones sobre el cyberbullying, reflexionar sobre su aplicación en las investigaciones recuperadas y limitaciones en la comprensión de esta agresión. Principalmente, observamos que su uso en estudios cuantitativos concluye en individualizar las causas de la agresión, incluso aunque se incorporen variables contextuales o agregadas, y a construir perfiles estáticos de víctimas, perpetradores y espectadores por una acumulación de atributos, en plena correspondencia con el abordaje epidemiológico predominante en la bibliografía. Sus resultados, si bien pueden mostrar asociaciones estadísticas relevantes, corren el peligro de reificar comportamientos y etiquetar a quienes los realizan. Según qué decisiones se tomen sobre estas inferencias, puede llevar a consecuencias perjudiciales para los adolescentes por el carácter performativo que imprime el etiquetamiento en sus portadores (Di Napoli, 2018). La modelización predictiva de comportamientos a través de variables preestablecidas no permite abordar el punto de vista de los protagonistas ni reconstruir la dimensión procesual, dinámica y aparentemente contradictoria que atraviesa la sociabilidad y, en ella, la violencia. Además, encontramos como “puntos ciegos objetuales” (Almeida Filho, 2023) a grandes trazadores de las diferencias muy abordados en los últimos años en las ciencias sociales como género, sexualidad, raza y corporalidad, los cuales pueden intervenir como dimensiones relevantes interseccionadas.
Como indica Almeida Filho (2023), analizar formaciones sociales desde el causalismo a través de modelos logra “parar” la realidad, simplificarla y distanciarse de ella. Por ello la discusión socioantropológica presentada tiene el propósito de evidenciar aquellos elementos que inmovilizan al cyberbullying. Desde la posición teórica tomada sobre la violencia, intenta interpretarlo como una práctica cuya función social a la vez construye y destruye vínculos por medio del policiamiento de fronteras morales. Así, sugiere ubicar las causas (y su sucesiva intervención/prevención) en un nivel colectivo; cuyo análisis requiere dirigir la atención a la matriz de relacionamiento, a los procesos interactivos entre adolescentes asociados a la búsqueda de valoración social y de construcción identitaria. Esta perspectiva interpela a no fijar los hallazgos logrados hasta el momento sobre el contenido concreto de cómo se ejerce y a qué se dirige el cyberbullying dado que son parte de la dimensión variable de qué se define por (in)tolerable moralmente en un determinado momento y lugar, atravesado por disputas de legitimidad y relaciones de poder que trascienden la sociabilidad adolescente.
Los modelos teóricos son valiosos como instrumentos heurísticos en tanto permiten delimitar un fenómeno y volverlo un objeto comprensible, pero es necesario recordar que son constructos sociales inscriptos en una corriente epistemológica que regula qué y cómo es posible analizar. Así, contar con un repertorio teórico sobre el cyberbullying es útil para sostener una práctica científica reflexiva que eluda un confinamiento explicativo y su consecuente reificación.1 1 C. Moretti: concepción y diseño del estudio, conformación del corpus, análisis e interpretación de datos y redacción final. D. Herkovits: concepción y diseño del estudio, revisión crítica del trabajo y aprobación final de la versión enviada para su publicación.
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C. Moretti: concepción y diseño del estudio, conformación del corpus, análisis e interpretación de datos y redacción final. D. Herkovits: concepción y diseño del estudio, revisión crítica del trabajo y aprobación final de la versión enviada para su publicación.
Editor:
Fechas de Publicación
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Publicación en esta colección
04 Oct 2024 -
Fecha del número
2024
Histórico
-
Recibido
29 Nov 2022 -
Revisado
05 Feb 2024 -
Acepto
20 Feb 2024