RESUMEN
La presencia de estudiantes afrodescendientes en las universidades colombianas tuvo lugar mucho antes del multiculturalismo constitucional, tal como las conocemos actualmente. La emergencia de las acciones afirmativas en educación superior en Colombia es resultado de los procesos de movilización y reivindicación que tuvieron lugar en diferentes ciudades a partir de la década del cincuenta del siglo pasado. Este artículo pretende hacer visible este acontecimiento político como un hito en la historia de las reclamaciones en el ámbito educativo de nuestro país, así como resaltar la agencia de las organizaciones estudiantiles afrocolombianas durante el presente siglo en la implementación y ampliación del universo de las acciones afirmativas en varias universidades pública
Palabras-clave
Afrocolombianos; Organizaciones; Acciones afirmativas; Educación superior
ABSTRACT
The presence of Afro-descendant students in Colombian universities took place long before constitutional multiculturalism, as we know them today. The emergence of affirmative actions in higher education in Colombia is result of the mobilization and claim processes that took place in different cities from the fifties of the last century. This article aims to make this political event visible as a milestone in the history of claims in the educational field of our country, as well as to highlight the agency of Afro-Colombian student organizations during this century in the implementation and expansion of the universe of affirmative actions. at various public universities.
Keywords
Afro-Colombians; Organizations; Affirmative actions; Higher education
RESUMO
A presença de estudantes afrodescendentes nas universidades colombianas ocorreu muito antes do multiculturalismo constitucional, como os conhecemos hoje. O surgimento de ações afirmativas no Ensino Superior na Colômbia é resultado dos processos de mobilização e reivindicação ocorridos em diferentes cidades desde os anos cinquenta do século passado. Este artigo visa tornar esse evento político visível como um marco na história das reivindicações no campo educacional de nosso país, bem como destacar a atuação das organizações estudantis afro-colombianas durante este século na implementação e expansão do universo de ações afirmativas em diversas universidades públicas.
Palavras-chave
Afro-colombianos; Organizações; Ações afirmativas; Educação superior
Introducción
Desde hace un poco más de una década, los estudios sobre las acciones afirmativas en la educación superior han cobrado cierta relevancia en Colombia y América Latina.1 1 En el caso colombiano ver León y Holguín (2005); Castillo y Caicedo (2008); Castro Heredía, Urrea Giraldo y Viáfara López (2009); Gómez y Celis (2009); Mosquera y León (2009); Andrade y Andrade (2011); Morón Cárdenas (2013); Rodríguez Morales (2016); Velasco (2017); Ocoró (2017); Preciado Cortés y Riaño Triviño (2021); Quijada (2021); García Sánchez (2021). Con el advenimiento del multiculturalismo educativo en nuestros países, las viejas denuncias de intelectuales, activistas,organizaciones indígenas y afrocolombianos sobre su exclusión en las universidades, obtuvieron algún nivel de respuesta con la implementación parcial de programas y proyectos de acceso diferencial para estudiantes pertenecientes a los grupos étnicos.2 2 Grupos étnicos es la denominación que la Constitución colombiana de 1991 reconoció a las poblaciones indígenas, denominación que cobija también a las comunidades negras y pueblos room.
En la educación superior colombiana las acciones afirmativas (AF)3 3 En Adelante AF. se han concentrado en los cupos especiales, cuyo objetivo exclusivo ha sido el acceso sin garantizar la permanencia. Los denominados cupos especiales en los años noventa y comienzos del siglo XXI, se produce en el contexto de las políticas multiculturales neoliberales desarrolladas en el marco de la autonomía universitaria, reconocida en Colombia en 1992 al conjunto de las instituciones de educación superior (IES),4 4 En adelante IES. lo cual ha dejado la política de cupos especiales a voluntad de sus directivos de turno o por el agenciamiento de distintos actores universitarios (CASTILLO; CAICEDO, 2008CASTILLO, E.; CAICEDO, J. A. Indígenas y afrodescendientes en la universidad colombiana. Nuevos sujetos, viejas estructuras. Cuadernos Interculturales, Santiago de Chile, v. 6, n. 10, p. 62-90, 2008.).
De este modo y a diferencia de los que sucede en países como Brasil, las AF en nuestro país son resultado de la voluntad y el esfuerzo particular que cada universidad realiza en esta materia, según sus condiciones institucionales y financieras. No contamos con una política de acceso a la educación superior que atienda estas necesidades, mucho menos con algún tipo de financiamiento para que las universidades implementen programas para atender a los miembros de los grupos étnicos. La situación se complejiza en una nación donde la oferta se concentra en la región andina. Allí se encuentran justamente las universidades que referiremos en nuestro análisis.
La puja por el acceso en las IES es un fenómeno especialmente importante en las universidades públicas localizadas en las principales ciudades colombianas como Bogotá, Medellín, Cali, Manizales y Pereira.5 5 Como lo señala el Ministerio de Educación en el 2015 la ciudad de Bogotá y los departamentos de Antioquia, Atlántico, Valle del Cauca y Santander representaban el 63.82% del total de los matriculados en las IES del país. Este fenómeno se explica por el modelo andinocentrista que ha predominado en Colombia desde el siglo XIX, dejando en condición periférica a regiones como la Amazonía, la Orinoquía, parte del Caribe y todo el Litoral Pacífico. Geografías en las cuales se concentra un alto porcentaje de población indígena, afrocolombiana, palenquera y raizal. Del total de las 316 IES existentes en Colombia, el 9% son públicas, es decir financiadas por el Estado. El 63% de la cobertura está concentrada en cuatro ciudades de la región andina. Tenemos entonces un panorama muy complejo en una nación con los mayores niveles de desigualdad social, hecho que se refleja en los dramáticos indicadores de calidad de vida y acceso educativo de la población afrocolombiana. Por ejemplo, la Universidad de La Guajira (UniGuajira) y la Universidad Tecnológica del Chocó (UTCH) están ubicadas en regiones apartadas del centro del país, una en el Caribe y la otra en el Litoral Pacífico respectivamente.
Se trata de universidades donde prima la población étnica (indígenas y afrodescendientes) y donde el tema de las acciones afirmativas no se ha planteado como parte de las políticas universitarias. Tampoco se ha estudiado lo que sucede en universidades donde se encuentra el mayor porcentaje de estudiantes indígenas en el caso de UniGuajira y de estudiantes afrocolombianos en el caso de la Universidad Tecnológica del Chocó. De alguna manera, la falta de medidas de cupos especiales en las universidades con mayoría de estudiantes indígenas y afrocolombianos se justifica por supeso demográfico. No obstante, en la actualidad tampoco cuentan con políticas de bienestar universitario para garantizar la permanencia de los estudiantes, ni políticas curriculares contextualizadas a las realidades de las regiones donde están ubicadas, –acciones que podrían ampliar la política universitaria de los cupos especiales que ha hecho carrera en Colombia.6 6 Somos consciente que el debate sobre las acciones afirmativas en las universidades con mayoría de estudiantes pertenecientes a grupos indígenas, afrocolombianos, palenqueros y raizales amerita indagaciones profundas que nos acerquen a una comprensión de sus necesidades y la pertenencia o no de estas medidas, asunto que trasciende el objetivo de este artículo.
Considerando el panorama de implementación de las AF en la educación superior colombiana, nuestro objetivo es describir la presencia del estudiantado negro, afrocolombiano, palanquero y raizal con sus agencias en la segunda mitad del siglo XX y comienzos del siglo XXI en el ámbito universitario. Nos interesa mostrar dos planos de lectura. Uno histórico con el cual pretendemos evidenciar la línea del tiempo que marca la presencia de universitarios afrocolombianos como un actor colectivo durante el siglo XX, proceso que antecede al multiculturalismo. En segundo lugar, exponemos el papel trascendental de las organizaciones, colectivos y grupos de estudiantes afrocolombianos durante el presente siglo, para destacar su incidencia en la implementación de programas de cupos especiales y –de nuevas demandas relacionadas con las políticas del conocimiento y los derechos de igualdad en la diferencia al interior de las comunidades universitarias.
La lectura que ofrecemos es resultado de nuestra práctica y reflexión como docentes e investigadores en el campo de la educación y el racismo en las IES colombianas. También de nuestro trasegar en eventos y el acompañamiento de algunos proyectos con algunos miembros del movimiento estudiantil afrocolombiano y de la experiencia de uno de los articulistas en el proceso estudiantil en el segundo quinquenio de los noventa.
Universitarios Negros en la Capital: la Primera Experiencia Colectiva
La primera manifestación de estudiantes que enarbolaron una reivindicación racial colectiva en el siglo pasado, se materializó con la marcha protagonizada por doce jóvenes negros y mulatos provenientes de las provincias del aribe, el pacífico y el norte del Cauca en junio de 1943, cuando once hombres y una mujer, se tomaron las calles de la capital reclamando a la sociedad de entonces el reconocimiento de los aportes hechos por la gente negra al desarrollo cultural e intelectual de las naciones, incluida Colombia. En tal sentido, lo primero que debemos señalar es que la presencia de un estudiantado negro (racializado)7 7 En el texto haremos referencia a la categoría racializado o negro indistintamente, para abarcar la denominación que operaba sobre estas poblaciones durante las décadas anteriores al reconocimiento de la etnicidad como afrocolombianos, palenqueros, comunidades negras y raizales que tendrá lugar a partir de 1993 con motivo del enfoque diferencial en Colombia. en la educación superior del país es anterior al multiculturalismo de Estado de finales del siglo XX.
Este evento, que se dio en medio de la visita del vicepresidente de los Estados Unidos a Colombia, sirvió de “pretexto” para evidenciar el racismo experimentado por los afroamericanos en los Estados Unidos, puesto que una semana antes habían asesinado a varios trabajadores en Chicago; pero también para hacer visible la voz de una juventud negra que, por primera vez en la historia del país, –reclamaba en las calles la problemática racial y la pregunta por su propia identidad. Los pormenores de este hecho han sido registrados en algunos estudios que destacan su importancia con la creación del Dia del Negro, nombre dado a la manifestación y El Club Negro de Colombia, la primera organización de gente negra en el siglo XX (WABGOU et al., 2012WABGOU, M. et al. Movimiento Social Afrocolombiano, Negro, Raizal y Palenquero: el largo camino hacia la construcción de espacios comunes y alianzas estratégicas para la incidencia política en Colombia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2012.; PISANO, 2012PISANO, P. Liderazgo político “negro” en Colombia. 1943-1964. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2012.).
Aunque El Club Negro de Colombia y su expresión en las calles denominada el Día del Negro fue coyuntural, su impacto simbólico ha trascendido las décadas y se ha instalado en la memoria de los procesos organizativos afrocolombianos. Casi cincuenta años después, Manuel Zapata Olivella, protagonista de excepción de la naciente organización, registró los recuerdos de la movilización en su libro Levántate mulato. Por mi raza hablará el espíritu, cuya primera edición vio la luz en 1990.
El día anterior estuvimos un grupo visitando las universidades. Aspirábamos a que los estudiantes nos acompañaran en un desfile por la Carrera séptima, la más concurrida avenida de la capital. La presencia de tres o cuatro negros gritando vivas a su raza dentro de las aulas dejaba perplejos a los alumnos. Hasta ese momento, y seguramente después, los mestizos, mulatos y zambos, y aun los propios negros o indios, jamás se habían cuestionado su identidad étnica. Nos miraban sorprendidos, reivindicadores de una causa inexistente
(ZAPATA OLIVELLA, 1990ZAPATA OLIVELLA, M ¡Levántate Mulato! “Por mi raza hablará mi espíritu.” Bogotá: Educar Editores S.A., 1990., p. 188).
Las investigaciones evidencian que El Club Negro de Colombia fue la primera organización negra del país, destacando su carácter colectivo y sus aspiraciones de consolidarse como una organización inédita en nuestro contexto. Pero los recuerdos de Manuel Zapata Olivella introducen la idea que el evento fue una toma de conciencia sobre su identidad étnica, pues el tránsito de estos jóvenes por la universidad y su mundo ideológico, contribuyó definitivamente a la creación de El Club Negro, aunque sus acciones no tuvieron lugar en los claustros, más bien en las calles del centro histórico de la capital colombiana.
Habría que añadir que se trató de un grupo de jóvenes, pues la mayoría no había culminado sus carreras y otros apenas se habían graduado, estudiantes de derecho y medicina fundamentalmente; migrantes de tres regiones marginalizadas por el centro andino como los eran y lo siguen siendo, Puerto Tejada en el norte del Cauca; Guapi en la costa pacífica caucana y el municipio de Lorica en la costa Caribe, en el departamento de Córdoba; pertenecientes a familias con algunos recursos económicos provenientes de economías campesinas en sus regiones de origen como el cultivo del cacao en el norte del Cauca y el oro y la madera en la región pacífica.
El Club Negro de Colombia es un grupo pionero de la juventud universitaria afrocolombiana, sus miembros configuraron sus trayectorias entre la formación humanista recibida en las tertulias intelectuales, cafés, bares bibliotecas, espacios de discusión, las pensiones donde vivían, las carreras universitarias en la capital, pero también de la socialización familiar y escolar en sus territorios de origen. Esta simbiosis de conocimientos, experiencias se vio reflejada en parte de las demandas que hicieron a finales de los cuarenta cuando “negrearon” las frías calles bogotanas, en una época donde empuñar una reivindicación racial era todo un acontecimiento y sus líderes “reivindicadores de una causa inexistente” –como lo recuerda Manuel Zapata Olivella, pero con objetivos definidos que dan cuenta que el espacio creado fue el resultado de las discusiones sobre sus experiencias de racismo y la de sus “hermanos de raza” y no un acto de espontaneidad.
Objetivos declarados de este movimiento eran la creación de una gran biblioteca, para recoger las obras literarias y científicas sobre la población negra y la obra de los autores que se habían destacado en la liberación de esa población (El Siglo, 21 de junio de 1943), la organización de “conferencias y actos diversos” y la constitución en Bogotá de un “hogar” para los negros colombianos (El Heraldo, 21 de junio de 1943). Según el periodo La Prensa, otro objetivo del Club Negro de Colombia era la creación de un barrio negro en Bogotá, según el modelo de Harlem en Nueva York (La Prensa, 21 de junio de 1943)
(PISANO, 2012PISANO, P. Liderazgo político “negro” en Colombia. 1943-1964. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2012., p. 67-68).
Aunque estos ideales no lograron materializarse en aquel momento, en sus propuestas aparece un espíritu enciclopedista y humanista orientado a recopilar el conocimiento de los escritores e intelectuales de la diáspora global, el sentido de protección y cohesión social de la población negra a través de hogares infantiles, la conformación de barrios como significado de lo comunitario y la necesidad de difundir los conocimientos del “mundo negro” por medio de eventos académicos y culturales.
Si bien es cierto, sus reclamaciones coyunturales no confrontaron abiertamente el papel de las universidades como parte de las instituciones que reproducían el colonialismo intelectual en disciplinas como la sociología (FALS BORDA, 1971) y sus manifestaciones de la injusticia cognitiva en las ciencias sociales (DE SOUSA, 2011) y la injusticia curricular en el sistema educativo escolar (TORRES, 2011TORRES, J. La justicia curricular. El caballo de Troya de la cultura escolar. Barcelona: Ediciones Morata, 2011.), es claro que estos jóvenes irrumpieron en una sociedad que hasta entonces no se había preguntado sobre la presencia de la gente negra y su posibilidad de visibilizar sus herencias históricas, culturales positivamente y lo más complejo, poner el racismo en el debate público.
De ahí que El Club Negro de Colombia también se pueda caracterizar como la primera organización de estudiantes afrocolombianos, sin que asumieran esa doble condición como identidad colectiva. Sin embargo, el espíritu de esta juventud simboliza el capítulo inaugural de la organización afroestudiantil en el siglo XX, con la paradoja de que sus reivindicaciones salieron de las universidades a las calles, plazas y cafés y sus posteriores trayectorias biográficas se configuraron, casi al margen de la academia predominante.
El Despertar de la “Negritud” en la Educación Superior
A mediados de la década del setenta emergió un proceso de estudiantes negros más consolidado en el tiempo que amplió la visibilidad geografía de la segunda generación. Este proceso tiene unas características distintas a la experiencia anterior. En primer lugar, emergió en otras ciudades como Cali, Medellín y Pereira; además de Bogotá, con lo cual se amplió el espacio de participación en los centros urbanos. También hay que señalar que se trató de espacios estudiantiles más consolidados y permanentes, pues su etapa de trabajo duró algunos años más que la corta experiencia cronológica de El Club Negro; igualmente, varios de los procesos culminaron en la conformación de organizaciones pioneras del movimiento social afrocolombiano contemporáneo, como el caso del Movimiento Cimarrón, y dinámicas de investigación y militancia como el Centro de Investigaciones Para la Cultura Negra liderado por Amir Smith Córdoba, el Centro de Estudios Franz Fanón coordinado por Sancy Mosquera y otras expresiones todavía no documentadas en la tradición letrada.
En cuanto a la Costa Atlántica, el activismo estudiantil en los años 70 y 80, Dorina Hernández Palomino (entrevistada en Palenque de San Basilio, enero de 2012) hace una descripción magistral de sus comienzos como activista en gremios juveniles de Cartagena y aporta precisiones sobre el apoyo del que se benefició por sus lazos sociales y familiares para fortalecerse como una activista comprometida, su participación en la Organización Cimarrón y las conexiones que establecieron entre la Costa y el Pacifico sur (Nariño) en términos de articulación de acciones estratégicas para la causa afro
(WABGOU et al., 2012WABGOU, M. et al. Movimiento Social Afrocolombiano, Negro, Raizal y Palenquero: el largo camino hacia la construcción de espacios comunes y alianzas estratégicas para la incidencia política en Colombia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2012., p. 230).
La gran mayoría de los militantes que iniciaron sus procesos de formación política lo hicieron cuando todavía eran universitarios enarbolando una defensa directa por los derechos de las poblaciones negras, entre otras causas sociales. Podría decirse que para muchos esa fue su primera etapa de socialización política, la cual se fue consolidando en otros espacios y actividades hasta convertirse en líderes y lideresas de las organizaciones afrocolombianas, palanqueras y raizales. Varios y varias de ellas, terminarían siendo dirigentes de las distintas expresiones organizativas, otros desarrollarían sus actividades profesionales como docentes universitarios en alternancia con la militancia y el activismo y unos cuentos se desenvuelven como consultores, burócratas de oficio y gestores culturales.
Aunque el paso de esta segunda camada de jóvenes por las universidades no logró consolidar un movimiento nacional de estudiantes afrocolombianos entre las décadas del setenta y del ochenta, algunos de los colectivos reunidos como grupos de estudio empezaron a cuestionar la falta de asignaturas relacionadas con los conocimientos de las tradiciones filosóficas, estéticas, culturales de la diáspora africana; al igual que la lectura de los pensadores, líderes africanos, afroamericanos, antillanos; los acontecimientos, eventos y hechos históricos de las movilizaciones negras en el mundo como las reuniones panafricanas, la lucha por los derechos civiles, la descolonización africana, entre otros. Un aspecto relevante de esta segunda etapa es que varios de los jóvenes universitarios de aquella época se profesionalizaron en disciplinas como la sociología, la economía y la filosofía, un hecho que indica la entrada de los y las afrocolombianas al abigarrado mundo de las ciencias sociales y humanas.
En el diverso entramado de colectivos, también hicieron presencia grupos que no necesariamente encarnaron una militancia abierta en pro de los derechos de las comunidades negras, pero debido a las experiencias de racismo que enfrentaron en los centros de educación superior crearon un sentimiento común que motivó denuncias, plantones, eventos y acciones organizativas, como las colonias universitarias, grupos de danzas, colectivos culturales, agrupaciones deportivas y por supuesto, los colectivos de estudio.8 8 Especialmente los grupos de estudio se ocuparon de trabajar en la formación intelectual y política desde una perspectiva afrocentrada. Especialmente autores como Malcom X, Fanón, fueron objeto de este ejercicio. Los grupos de estudio y tertuliaderos políticos de la década del setenta y ochenta eran variados y diversos, donde existían grupos que militaban por la cultura, otros buscaban un lugar de refugio, compartimentación racial, cultural y unos cuantos asumían posiciones de defensa de la condición racial.
La diversidad regional, de carreras, de trayectorias y un mayor número de estudiantes comenzaron a crear un ambiente universitario donde el componente negro era cada vez más visible en las principales universidades. Siendo todavía una minoría desde el punto de vista cuantitativo, las acciones de los colectivos estudiantiles empezaban a irrumpir al interior del mundo universitario como nunca antes, haciendo palpable la presencia de estudiantes que no pasaban desapercibidos en un ambiente masculino, blanco y todavía elitista. De esta forma, las universidades empezaban a experimentar las tensiones del racismo al interior de sus propias aulas y espacios.
Un hecho que sustenta lo anterior fue la toma de espacios estudiantiles en la Universidad del Valle entre los años 1976 y 1979. Córdoba, egresado del programa de pregrado en sociología, analizó el fenómeno en sus tesis de 1995, indicando que los espacios se tomaron por dos vías. La primera por adjudicación de la universidad como parte de una política de bienestar y otros “por las vías de hecho” mediante la ocupación de salones en los edificios. Uno de los espacios emblemáticos de la época, fue el conocido Bloque Uganda, nombre dado por los estudiantes no negros como gesto racista por el hecho que la mayoría de los estudiantes que ahí concurrían eran de Buenaventura, Tumaco y Chocó.
A la par que las personas de raza negra que habitaron estas residencias también lo hizo un grupo de personas oriundas del Departamento de Nariño, que en su gran mayoría ocuparon el segundo piso del bloque 385K, pasaban en cierta forma desapercibidas dentro del contexto universitario, dado que su color de piel (blanco) se lo permitía, porque en nuestra sociedad colombiana es corriente dentro de ciertos espacios observar estas tertulias. Lo que no era común dentro del espacio universitario era observar reuniones de personas de piel negra. El apelativo que se le daba al bloque era el de Uganda y nace como consecuencia del poblamiento de algunas habitaciones por estudiantes negros sin ser estos la mayoría. Al anterior se le puede dar el sentido de negarles la nacionalidad colombiana y ubicarlos dentro del contexto africano. Dichas relaciones se pueden caracterizar como unas relaciones sociales de dominación marcados por el prejuicio racial que hacían que los estudiantes negros reaccionaran emotivamente cuando se les intentaba ofender por pertenecer a la raza negra
(CÓRDOBA RENTERÍA, 2020CÓRDOBA RENTERÍA, L. Los estudiantes y el prejuicio racial. In: VALDERRAMA, C.; CAICEDO, J. A. (comps.). Antología de Escritos Afrocolombianos. Cali: Grupo de Editoriales Universitarias del Pacífico, 2020. p. 93-105., p. 93-94).
Varios de los procesos en las ciudades fueron simultáneos y estaban relacionados con dinámicas nacionales, regionales que empezaban a manifestarse en las universidades. Experiencias como el Grupo HitAfro en la Universidad del Valle empezaban articular un activismo urbano dentro y fuera de los centros de educación superior. Así mismo, en Bogotá, jóvenes negros universitarios desarrollaban un activismo en pro de los derechos de las poblaciones empobrecidas y racializadas que se aglutinaban en grupos de discusión, en espacios de formación política, marchas y distintas actividades que finalmente eran discutidas en eventos políticos o académicos.
Pues las iniciativas e implicaciones derivadas del activismo del gremio de jóvenes negros en Bogotá han tenido una repercusión sobre la organización del Primer Encuentro de la Población Negra Colombiana en 1975, bajo el liderazgo de Valentín Moreno Salazar, tal como lo hemos evidenciado más arriba. Lo que demuestra la conexión que había entre la juventud y los veteranos negros de la época de los 70, sin desconocer a personas no negras seriamente comprometidas con la causa negra
(WABGOU; AROCHA; SALGADO, 2012WABGOU, M. et al. Movimiento Social Afrocolombiano, Negro, Raizal y Palenquero: el largo camino hacia la construcción de espacios comunes y alianzas estratégicas para la incidencia política en Colombia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2012., p. 228).
Las experiencias del racismo de los jóvenes migrantes a las ciudades, experimentadas en los núcleos urbanos y por supuesto en las universidades es un rasgo común en la motivación para reunirse y conformar expresiones colectivas de autoformación donde el propósito no es solo acumular conocimientos, sino conformar espacios de encuentro, dialogo y autoafirmación en contextos adversos y conflictivos. Así recuerda Juan de Dios Mosquera el surgimiento del colectivo Soweto en la ciudad de Pereira
Reuniéndonos, semana a semana, y sin sentir el tiempo, el grupo de jóvenes creamos el Circulo de Estudios de la Problemática de las Comunidades Negras de Colombia –SOWETO–. El nombre acogido de -SOWETO- nos enseñó que, muy lejos pero intrañablemente unidos a la realidad colombiana, Nelson Mandela, luchaba por la misma causa, que nosotros debíamos sembrar en el pueblo colombiano: desintoxicar la Nación de la mentalidad española, y concientizar, organizar y movilizar en pro de la eliminación del racismo y la discriminación racial, que afectan a la población afrocolombiana dentro de todas las esferas de la sociedad nacional
(MOSQUERA, s. f.MOSQUERA, J. D. El libro del cimarrón, Bogotá: Netherlands Institute for Multiparty Democracy, [s. f.]. p. 17).
El trabajo de Libardo Córdoba abrió un debate que apenas empieza a cobrar fuerza en el campo universitario colombiano relacionado con las experiencias del racismo y el surgimiento de colectivos estudiantiles. Como si se tratara de una premonición del multiculturalismo, los conflictos raciales, las identidades colectivas de finales de los noventa acrecentaron el surgimiento de grupos y organizaciones estudiantiles afrocolombianas quienes han construido nuevas agendas en torno a la visibilización de las tradiciones afrodescendientes, el reclamo de la justicia curricular y cognitiva, la exigencia de políticas de bienestar universitario con enfoque diferencial y por supuesto, las acciones afirmativas que en Colombia se han limitado a los cupos espaciales en el ámbito de la educación superior. Estas acciones son algunas de las agencias estudiantiles en lo que va del siglo XXI. Las dinámicas que hemos reseñado en este primer apartado nos sirven para reafirmar una tesis propuesta en el 2008, respecto del proceso en doble vía que representa la llegada del estudiantado afrocolombiano a las universidades colombianas anterior al multiculturalismo de Estado.
El proceso universitario de las personas negras en Colombia ha estado marcado por concepciones que en distintos momentos han otorgado un significado singular a este proceso. En primer lugar, encontramos el sentido atribuido por parte de los primeros negros universitarios del siglo XX para quienes la educación es vista como una práctica liberadora. Posteriormente por la influencia de las luchas por los derechos civiles vendrá la idea se ver en la educación una práctica igualitarista, en la medida que la formación superior se asume como un medio de autoafirmación de la negritud. Este planteamiento implica una afectación en las formas de conocimiento, ahora ocupadas de superar la invisibilidad de la raíz africana a través del estudio de la historia, las trayectorias de los líderes y pensadores negros. De este modo se plantea una ruptura respecto al discurso hegemónico de la nacionalidad colombiana. Ir a las universidades entonces ha representado para las poblaciones afrocolombianas y raizales una experiencia política en la cual han enfrentado las implicaciones de su condición minoritaria; la lucha por sus derechos como ciudadanos en igualdad de condiciones, y su afirmación como sujetos de la historia africana. Por estas razones, la formación universitaria ha tenido un papel fundamental en la historia reciente del movimiento social afrocolombiano
(CASTILLO; CAICEDO, 2008CASTILLO, E.; CAICEDO, J. A. Indígenas y afrodescendientes en la universidad colombiana. Nuevos sujetos, viejas estructuras. Cuadernos Interculturales, Santiago de Chile, v. 6, n. 10, p. 62-90, 2008., p. 83).
Por consiguiente, la segunda etapa sobre la presencia de la población negra en la IES ha transitado entre reclamos por pertenecer a una institución que nació excluyendo las diferencias raciales, su búsqueda de igualdad por la vía de la formación profesional como significado de ascenso social y como una práctica liberadora de la conciencia oprimida por los antecedentes educativos. Se trata de una vorágine de ideas, acciones, encuentros y desencuentros cuyos sujetos hicieron visible la presencia de individuos y colectivos que poco a poco han ido abriendo las puertas de instituciones que surgieron con el candado de la exclusión. Particularmente, la juventud universitaria de finales de la década del setenta y ochenta empezó a cuestionar los fundamentos epistémicos e institucionales en algunas universidades públicas, sin lograr todavía una política universitaria diferenciada.
Universitarios en la “Universidad Multicultural”
La tercera etapa del movimiento estudiantil afrocolombiano se puede ubicar a finales de la década del noventa cuando el multiculturalismo comenzaba a colonizar el discurso universitario de las ciencias sociales y las humanidades. Esta etapa coincide con la entrada en vigencia de la Ley 70 de comunidades negras en 1993. El andamiaje normativo vigente y la circulación de discursos académicos y organizativos en torno a los derechos étnicos fue el telón de fondo para los y las estudiantes afrocolombianos que llegaban a las universidades respaldados por un marco jurídico hasta ese entonces inexistente sobre el reconocimiento de la condición multiétnica y pluricultural de la nación.
Esto no significa que las Universidades fueran multiculturales y menos interculturales,no lo son todavía y son pocas las esperanzas de que lo sean algún día, pero si había un discurso y un imaginario de la diversidad étnica que tenía su propio correlato en los centros de educación superior.
En este contexto comienza la proliferación de grupos de investigación sobre grupos negros y afrocolombianos, algunas asignaturas, así como la consolidación de pocas experiencias similares que habían surgido en la década anterior. En el mismo escenario en el que el otro negro/afrocolombiano se consolida en objeto de estudio, emergieron colectivos de estudiantes racializados que reivindicaban abiertamente sus derechos en las universidades. Mientras los grupos de investigación se han ido fortaleciendo en su tarea de interpretar la otredad por fuera de las universidades, algunos colectivos estudiantiles han emergido como una voz interna que se articula a estos grupos o también quienes los interpelan por la reproducción de prácticas investigativas, editoriales y de extensión comunitaria que reproducen las distintas formas de la colonialidad del saber.
Por supuesto, en departamentos como el de Antropología o el de Historia y en otros campos del saber se han producido investigaciones en estudios afrocolombianos, pero hasta ahora ninguna de ellas ha centrado su atención en los procesos culturales vividos en casa. Es cierto que la producción de este tipo de la Universidad de Antioquia, cumplida básicamente a través de monografías de grado en antropología, siempre ha ido al encuentro del Otro; sin embargo, hace años ese Otro afrocolombiano comparte con los demás estudiantes los corredores y aulas de la universidad
(GARCÍA SÁNCHEZ, 2021GARCÍA SÁNCHEZ, A. Políticas étnicas afrocolombianas en educación superior: dinámicas identitarias en la Universidad de Antioquia. Afro Reparaciones, [s. l.], n. 25, p. 661-690, 2021. Disponible en: https://repositorio.unal.edu.co/bitstream/handle/unal/2862/26CAPI25.pdf?sequence=6&isAllowed=y. Acceso en: 01 feb. 2022.
https://repositorio.unal.edu.co/bitstrea... , p. 673).
Lo que señala García no es una práctica exclusiva de la universidad de Antioquia. Por el contrario, es la generalidad en el sistema universitario nacional, toda vez que la presencia de sujetos negros, afrocolombianos, raizales y palanqueros en las universidades ha alterado la vida de instituciones acostumbradas a ver el otro por fuera de sus aulas. La emergencia paulatina del movimiento estudiantil afrocolombaino con sus vicisitudes, aciertos y desaciertos ha puesto en la escena del campo de producción de saber afrocolombiano y de las políticas universitarias un nuevo actor que demanda derechos, atención en políticas de bienestar e incluso como productor de conocimiento.
Una de las demandas que han abanderado –los colectivos de estudiantes afrocolombianos de la etapa multicultural es la implementación de las acciones afirmativas bajo la modalidad de cupos espaciales. Hay que señalar que estas dinámicas no son iguales en todos los contextos. En las universidades donde existen dinámicas organizativas consolidadas las directivas están más prestas a discutir y eventualmente a incorporar dentro de sus responsabilidad social los cupos especiales (CASTILLO; CAICEDO, 2008CASTILLO, E.; CAICEDO, J. A. Indígenas y afrodescendientes en la universidad colombiana. Nuevos sujetos, viejas estructuras. Cuadernos Interculturales, Santiago de Chile, v. 6, n. 10, p. 62-90, 2008.; OCORÓ LOANGO; DA SILVA, 2017OCORÓ LOANGO, A.; DA SILVA, M. N. Afrodescendientes y educación superior. Un análisis de las experiencias, alcances y desafíos de las acciones afirmativas en Colombia y Brasil. In: MATO, D. (coord.). Educación Superior y Sociedad (ESS). Caracas: Instituto Internacional de Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe, 2017. p. 131-157.), como lo evidencian las experiencias del Grupo Afrocolombiano de la Universidad del Valle (GAUV).9 9 “GAUV surge en el segundo semestre del año 1996 como una alternativa de organización universitaria y comunitaria, dados los cambios sociales en el contexto nacional con la promulgación de la Constitución Política de 1991, tomando como propósito la reivindicación del carácter multiétnico y pluricultural del país. Este nuevo imaginario político, se convierte en el escenario propicio desde el cual se construye este proyecto con una visión crítica sobre la realidad social de los grupos afrocolombianos”. Disponible en: http://ases.univalle.edu.co/grupos-y-colectivos. Acceso en: 28 apr. 2022. El Colectivo Afro-Colombiano, Pro derechos Humanos Benkos Vive (CADHUBEV),10 10 “Organización de base comunitaria afrocolombiana que trabaja en pro del desarrollo del pueblo afrodescendiente. Busca convertir las medidas de acción afirmativa que reglamenta el estado vía normatividad en un verdadero motor que impulse el desarrollo de nuestra comunidad y resaltar la identidad en nuestro pueblo”. Disponible en: http://ases.univalle.edu.co/grupos-y-colectivos. Acceso en: 28 apr. 2022. quienes pusieron en el debate público interno las demandas por las acciones afirmativas, las cuales encontraron respuesta del Consejo Superior mediante la articulación del movimiento con distintos actores universitarios.11 11 Mediante la Resolución n. 097/03 del 2003 el Consejo Académico de la Universidad del Valle, aprobó el 4 % del cupo para los aspirantes pertenecientes a las comunidades negras a los distintos programas académicos. El soporte jurídico fueron los artículos 2 y 45 de la Ley 70 de 1993 que define a las comunidades negras como el conjunto de comunidades que han ocupados los territorios de la cuenca del pacifico colombiano con sus prácticas tradicionales de producción. En el 2010 el Consejo Superior aprobó la Resolución n. 038 del 13 de mediante la cual se establece la excepcionalidad en el valor de la matrícula para los miembros de la Comunidades Negras matriculados en los distintos programas de pregrado.
Estos dos importantes logros han tenido lugar no sólo por la voluntad política de la Universidad, sino fundamentalmente por la presión del movimiento negro de estudiantes que logró articular y construir la discusión teniendo como referente los alcances que se dieron en otros países. El movimiento negro universitario ganó las elecciones para participar del Consejo Académico y el Consejo Superior de la universidad y logró insertar en la agenda de la Universidad las dos conquistas obtenidas: el 4 % de los cupos y la gratuidad para la población negra. En este sentido, creemos que la aprobación de estas políticas en la Universidad del Valle responde a la presión del movimiento negro universitario y a las alianzas y articulaciones que han logrado para asegurar su inserción en espacios académicos
(OCORÓ, 2017OCORÓ, A. Educación superior y afrodescendientes. Un análisis de los cupos especiales en la Universidad del Valle. La Manzana de la Discordia, Cali, v. 12, n. 2, p. 79-92, 2017. https://doi.org/10.25100/lamanzanadeladiscordia.v12i2.6229
https://doi.org/10.25100/lamanzanadeladi... , p. 84-85).
Situación similar aconteció en la Universidad Nacional de Colombia cuando la presión del Colectivo CEUNA exigió la implementación de los cupos espaciales para afrocolombianos por medio de una agencia afroestudiantil. Este colectivo nació en el marco de la movilización por la defensa de la Universidad Pública en el 2018. Colectivos de estudiantes afrocolombianos, palenqueros y raizales demandaron a las Universidades el acceso de estudiantes racializados como parte de su agenda y al mismo tiempo cuestionaron al movimiento estudiantil nacional la sistemática exclusión del capítulo afro en su agenda reivindicativa.
El Colectivo de Estudiantes Universitarios/as Afrocolombianos/as (CEUNA) de la ciudad de Bogotá ha tenido un fuerte protagonismo en la lucha por las acciones afirmativas en el país. Esta organización universitaria se creó en el año 2004 y desde sus orígenes comenzó a cuestionar el bajo nivel de representación y presencia de los estudiantes negros/afro en las instituciones de educación superior
(OCORÓ LOANGO; DA SILVA, 2017OCORÓ LOANGO, A.; DA SILVA, M. N. Afrodescendientes y educación superior. Un análisis de las experiencias, alcances y desafíos de las acciones afirmativas en Colombia y Brasil. In: MATO, D. (coord.). Educación Superior y Sociedad (ESS). Caracas: Instituto Internacional de Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe, 2017. p. 131-157., p. 140-141).
Sin embargo, hay que señalar que no todas las experiencias son iguales. En otras universidades públicas del país, estas dinámicas provienen del impulso de las directivas universitarias, de dolientes en el tema de las diversidades étnicas, ya sea investigadores, docentes y de estudiantes pertenecientes a los grupos de investigación y con menor relevancia de los colectivos universitarios, lo cual no significa que estos tengan un protagonismo en el agenciamiento de los cupos, como se presentó en la Universidad de Antioquia.
En 2002, el Consejo Académico de la Universidad de Antioquia, por medio del Acuerdo 236, reformó el programa de admisiones especiales asignando dos cupos adicionales por programa a aspirantes provenientes de las comunidades indígenas, negras y raizales del país. En 1983, las poblaciones indígenas contaban ya con un cupo no adicional en los diferentes programas para aspirantes de sus comunidades. Ésa fue la primera vez que una acción afirmativa buscó en Antioquia darle mayor cobertura universitaria a la población negra. Es importante resaltar que esta reorganización del estatuto fue emprendida por parte de la universidad sin que las organizaciones negras lo hubiesen reclamado anteriormente, como lo confirmó en una entrevista de 2005 el Jefe de la Oficina Jurídica de la Universidad de Antioquia, quien perteneció al comité encargado de dicha reforma. Acuerdo 236
(GARCÍA SÁNCHEZ, 2021GARCÍA SÁNCHEZ, A. Políticas étnicas afrocolombianas en educación superior: dinámicas identitarias en la Universidad de Antioquia. Afro Reparaciones, [s. l.], n. 25, p. 661-690, 2021. Disponible en: https://repositorio.unal.edu.co/bitstream/handle/unal/2862/26CAPI25.pdf?sequence=6&isAllowed=y. Acceso en: 01 feb. 2022.
https://repositorio.unal.edu.co/bitstrea... , p. 665).
No se trata de un proceso lineal atribuible solo a los colectivos estudiantiles, pues es claro que estas dinámicas son multicausales y su emergencia es multifactorial. Pero si bien es cierto, la investigación académica ha sido fundamental en la movilización de ideas sobre los derechos de los afrocolombianos, estas dinámicas no encuentran aplicación si no hay movimientos que las agencien, además que los propios colectivos producen también reflexiones sobre los temas que demandan. La investigación academia ha aportado con estudios que evidencian las condiciones de desigualdad de las poblaciones afrocolombianas, incluso, ha contribuido para la implementación de las políticas por parte del Estado, pero esto no es posible sin el actor legítimo que enarbole y tramita estas luchas. En el caso de la educación superior en Colombia, los distintos colectivos afroestudiantiles han tenido un papel preponderante en estos asuntos.
Situaciones similares a la de Antioquia se han presentado en otras universidades. Un estudio realizado por Morón Cárdenas (2013)MORÓN CÁRDENAS, J. Acciones afirmativas y deserción, el caso de la región Caribe. Revista Económicas, Barranquilla, v. 34, n. 2, p. 35-50, 2013. –sobre las acciones afirmativas y la deserción de los estudiantes afrocolombianos, palanqueros y raizales establece que un número significativos de las instituciones de educación superior de la región Caribe tiene alguna política de cupos para esta población.
Para el caso de las Universidades Públicas de la Región Caribe, se encontró que todas cuentan por lo menos con un programa de acción afirmativa. Exceptuando las universidades de la Guajira y la Popular del Cesar, todas ofrecen por lo menos un cupo para la población de origen indígena. Las universidades del Atlántico, Cartagena, Magdalena y Sucre, ofrecen por lo menos un cupo para la población afrodescendiente y Raizal
(MORÓN CÁRDENAS, 2013MORÓN CÁRDENAS, J. Acciones afirmativas y deserción, el caso de la región Caribe. Revista Económicas, Barranquilla, v. 34, n. 2, p. 35-50, 2013., p. 7-8).12 12 De acuerdo al reporte del 2018 del Grupo Seguimiento y Monitoreo-DACN publicada en el portal virtual del Ministerio del Interior las Universidades Públicas que otorgan cupos especiales a comunidades negras, palenqueras y raizales, además de la del Valle, Antioquia y Nacional, son la Universidad de Caldas, mediante el Acuerdo 047 de 2007 que garantiza dos (2) cupos por programa de pregrado presencial, un (1) cupo por programa a distancia. Exonerando al estudiante del pago de matrícula, la Universidad de Amazonía a través del Acuerdo 01 de 2004 que otorga un (1) cupo de por única vez en los diferentes programas de pregrado ofertados, sin costo alguno y la Universidad Popular del Cesar por medio del Acuerdo No. 013 del 24 de junio de 2009, se crea el programa de admisión especial a mejores bachilleres de población Negra, Afrocolombiana, Raizal y Palenquera, destinando el 2% adicional de los cupos previstos para cada programa curricular. Otras universidades hacen descuento de matrículas y otras estipulan cupos espaciales en el marco de programas a población vulnerable, lo que muestra una variedad de opciones en la aplicación de estas políticas universitarias
No obstante, la mayoría de estudios focalizan los procesos de implementación de las políticas de cupos. Pocos han destacado el papel del movimiento –estudiantil afrocolombiano en la materialización de estas políticas– como un actor legítimo con sus acciones coyunturales, sus relaciones y tensiones con otros actores institucionales.13 13 En esta línea podemos referenciar los trabajos de Castillo y Caicedo (2008), Ocoró (2017) y García (2021). Igualmente, en la mayoría de estudios y artículos, el papel del movimiento estudiantil afrocolombiano está ausente. Otros análisis endilgan la implementación de las políticas de cupos espaciales en la Universidad del Valle a decisiones de los Consejos Superiores, las organizaciones afrocolombianas nacionales externas a las dinámicas universitarias al papel de la academia como agente mediador (CASTRO; URREA; VIÁFARALÓPEZ, 2009CASTRO HEREDIA, J.; URREA GIRALDO, F.; VIÁFARA LÓPEZ, C. Un breve acercamiento a las políticas de Acción Afirmativa: orígenes, aplicación y experiencia para grupos étnico-raciales en Colombia y Cali. Revista Sociedad y Economía, Cali, n. 16, p. 159-170, 2009.). Esta afirmación la hacemos con base en las fuentes que aquí tomamos como son artículos académicos sobre algunas de las experiencias universitarias, –que a su vez se basan en indicadores, las resoluciones de los consejos directivos y datos cuantitativos de ingreso o deserción.
Los pocos estudios que acuden a los testimonios de estudiantes afrocolombianos en las universidades con el fin de indagar sus experiencias como gestores o beneficiarios de estos programas con sus logros y dificultades han demostrado la importancia de los colectivos afroestudiantiles, debido a que son espacios de encuentro entre “pares étnicos” que les permite compartir experiencias similares, dinámicas de autoformación y movilización de recursos simbólicos y materiales para sobrellevar la educación universitaria donde aún los y las afrocolombianas, palenqueros y raizales siguen siendo minoría estadística.
Los colectivos afroestudiantiles crean subjetividades políticas e interacciones identitarias en regiones como el eje cafetero donde ser afro significa enfrentar en la cotidianidad del aula y la ciudad el predominio el imaginario blanco-mestizo (OCHOA; SANTANA; JARAMILLO, 2021OCHOA, M.; SANTANA, G.; JARAMILLO, O. Los colectivos estudiantiles afro como espacios de resistencia y subjetividades políticas. Una aproximación a la región del eje cafetero Colombia. Revista de Investigación, Pereira, v. 16, n. 1. p. 59-76, 2021.). Se constituyen en espacios para el apoyo académico colaborativo entre los mismos estudiantes afrocolombianos, territorios de integración cultural y social para adaptarse y sobrellevar la cotidianidad en ambientes complejos (GRANJA, 2021GRANJA, E. L. Inclusión social de la población estudiantil afrodescendiente: experiencia de un colectivo de estudiantes universitarios. Revista de Ciencias Sociales, Maracaibo, v. XXVII, n. 2, p. 228-239, 2021. https://doi.org/10.31876/rcs.v27i2.35909
https://doi.org/10.31876/rcs.v27i2.35909...
).
Somos conscientes que esto requiere de la voz de los estudiantes para determinar con mayor precisión y justicia su nivel de participación como actores de las políticas desde la perspectiva de las organizaciones estudiantiles afrocolombianas. Lo anterior implica, en concordancia con Quintero Ramírez (2010)QUINTERO RAMÍREZ, O. El afro aquí. Dinámicas organizativas e identidades de la población afrocolombiana en Bogotá. Boletín de Antropología, Antioquia, v. 24, n. 41, p. 65-83, 2010., comprender que las organizaciones son actores activos y dinámicos del sistema político nacional, sistema del que hace parte las universidades.
Así como la historia del movimiento estudiantil en Colombia está relacionada con la historia del sistema político, así mismo está relacionado el movimiento de estudiantes afrocolombianos. En términos generales se ha presentado un proceso de transformación que ha comenzado con construcciones de identidad relacionadas con la lucha de clases sociales, bastante ligadas a los partidos de izquierda, moviéndose hacia construcciones más autónomas relacionadas con reivindicaciones étnico-raciales que no necesariamente han recibido eco en los espacios de izquierda ni mucho menos en los partidos tradicionales, razón por la cual algunos líderes afrocolombianos han buscado otros espacios o se han creado unos propios
(QUINTERO RAMÍREZ, 2010QUINTERO RAMÍREZ, O. El afro aquí. Dinámicas organizativas e identidades de la población afrocolombiana en Bogotá. Boletín de Antropología, Antioquia, v. 24, n. 41, p. 65-83, 2010., p. 80).
En ese sentido, es indudable el papel de las organizaciones estudiantiles afrocolombianos en la educación superior del siglo XXI en Colombia. Sin considerar sus acciones, articulaciones, logros, errores y aciertos, no es posible tener una cartografía equilibrada de las políticas de cupos espaciales para afrocolombianos en las universidades del país. Se requiere de estudios que den cuenta de su rol como sujeto individual y colectivo protagónico en el devenir de las políticas multiculturales en estos escenarios, dado que muchos de los miembros, mujeres y hombres que hoy ocupan la escena académica, organizativa y burocrática provienen de las experiencias de formación estudiantil configuradas desde de la formación profesional, pero también por fueras de las disciplinas e incluso, por fuera de las universidades.
Más allá del Acceso, el ser Universitario Afrocolombiano
En el 2008, realizamos un análisis sobre el emergente asunto de las acciones afirmativas en la educación superior colombiana. Allí señalamos las tensiones que enfrenta este fenómeno en un país con profundas desigualdades en materia educativa. Resaltamos que las posibilidades de “otorgar” acceso diferencial a las poblaciones afrocolombianas, bajo la modalidad de cupos especiales, es visto en muchas instituciones como un problema que se suma a la difícil situación de cobertura que enfrentas las IES públicas. En consecuencia, las AF en nuestro país están directamente afectadas por el déficit histórico de la educación superior pública en materia de acceso y equidad.
A este primer problema, se añade el racismo epistémico que atraviesa la casi totalidad de programas de formación universitario, cuyas carreras siguen instaladas en el colonialismo intelectual. También resaltamos el asunto del racismo estructural presente en las interacciones entre pares, con docentes y con funcionarios de las universidades, hecho que tiene un impacto real y concreto en la permanencia y en el éxito o fracaso académico de las y los estudiantes afrocolombianos.
En síntesis, dimos cuenta de un panorama complejo del cual muy pocos se atreven a hablar. Teniendo en cuenta estas consideraciones, reconocemos que las organizaciones afrocolombianas han servido como escenario de contención y de socialización política para acompañar y formar a los y las jóvenes que ingresan año a año en algunas de las principales universidades púbicas colombianas como la Universidad Nacional en Bogotá, la Universidad de Antioquia en Medellín, la Universidad del Valle en Cali, la Universidad de Caldas en Manizales, la Universidad Distrital y la Universidad Pedagógica Nacional en Bogotá.
Los estudios realizados sobre el tema muestran que el ingreso de estudiantes afrocolombianos no opera en todos los casos por cuenta de las políticas de cupos especiales, pues existen algunos sectores de clase media que tienen una ventaja comparativa para ingresar por la vía regular a las IES de naturaleza pública o por su capacidad económica, ingresar a universidades privadas. Lo cierto es que la dinámica de configuración de las organizaciones afroestudiantiles se nutre especialmente de poblaciones migrantes, sus descendientes urbanos o personas pertenecientes a los sectores más empobrecidos de la ciudad. Este proceso es fundamental en la dinámica de autoafirmación cultural, territorial y étnico-racial para enfrentar el peso del racismo y la inequidad. En tal sentido, los grupos y colectivos estudiantiles cumplen el papel de comunidad de referencia para apoyar el tránsito a la vida universitaria y la adaptación a sus dinámicas internas. A lo anterior se suma el rol orgánico y comunitario, el lugar de ruptura epistémica que los colectivos han propiciado en muchas universidades, al situar debates y autores prácticamente inexistentes en los planes de estudio oficiales. Muchas de las investigaciones a este respecto permiten señalar, por ejemplo, que autores como Frantz Fanón, Malcon X o Ángela Davis tan ampliamente divulgados en la actualidad, durante la década de los años ochenta del siglo pasado, fueron estudiados fundamentalmente por los activistas de las luchas universitarias y no eran pensadores abordados en los enfoques teóricos de programas de ciencias sociales o humanidades. Sin lugar a dudas, la divulgación de este pensamiento, así como su estudio, se debe fundamentalmente al ejercicio de socialización política agenciado por un activismo universitario.
El papel del movimiento estudiantil en la agencia de los cupos especiales en las universidades plantea dos llamados de atención. El primero –referido a la agencia política de las organizaciones estudiantiles universitarias en la reclamación y gestión de derechos en el acceso y otro tipo de asuntos como las políticas del conocimiento oficial y la cultura de bienestar universitario. El otro, referido a la necesidad de– investigar el papel de las organizaciones como un actor estratégico del accionar multicultural en la educación superior colombiana.
En definitiva, sin desconocer que la implementación de los cupos espaciales para estudiantes afrocolombianos, palenqueros y raizales obedece a una serie de factores donde intervienen distintos actores tanto al interior de las universidades como en el contexto de movilización externa y la circulación de discursos en torno a las políticas públicas diferenciales, es indudable el protagonismo del movimiento afro en el desarrollo especifico de estas acciones y la configuración de nuevas intelectualidades, académicos y académicas surgidos de los grupos de militancia estudiantil.
Los miembros de las organizaciones estudiantiles constituyen otro plano del pensamiento diaspórico afrocolombiano cuyo rasgo esencial es la activación de una conciencia de los derechos y la autoafirmación llevada al campo académico y el activismo en diversidad de expresiones (CAICEDO, 2013CAICEDO, J. A. A mano alzada… Memoria escrita de la diáspora intelectual afrocolombiana. Barcelona: SentiPensar Editores, 2013.) en distintos momentos de la historia universitaria nacional.
Durante la etapa multicultural, muchos de los grupos de activistas afrocolombianos en las universidades, abrieron los espacios para enfrentar el viejo problema de la invisibilidad del negro en Colombia y el racismo estructural. Inspirados en debates globales producto de la formación universitaria, encuentros académicos y conformación de redes internacionales siguen reclamando la apertura de espacios académicos.
No queremos cerrar este primer ejercicio de acercamiento sobre a la agencia de las organizaciones de estudiantes afrocolombianos, palenqueros y raizales sin mencionar un fenómeno muy importante relacionado con la emergencia de los colectivos de feminismo que tiene lugar desde comienzos del presente siglo en diferentes universidades colombianas y que a su vez hace parte de una agenda continental y global que se reconoce como el ámbito de los feminismos negros en sus diversas posturas y perspectivas teóricas.
Sin duda alguna, el campo de las acciones afirmativas tal como lo conocemos en su versión más tradicional, ha operado sobre las “colectividades” de manera uniforme y bajo los criterios del régimen de representación con el cual se determinan quienes son los sujetos de derechos, en este caso las poblaciones afrodescendientes que acceden a los cupos especiales en las universidades.
Las demandas y acciones políticas de las mujeres universitarias autoreconocidas como negras, afrocolombianas, palenquera y/o raizales han puesto en el escenario público el debate sobre los racismos en una perspectiva que Castillo y Ocoró (2019)CASTILLO, E.; OCORÓ, A. Dominación cruzada: racismos y violencias de género en la educación superior colombiana. Nómadas, Bogotá, n. 51, p. 257-265, 2019. https://doi.org/10.30578/nomadas.n51a15
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señalan como discriminaciones cruzadas, para mostrar que las desigualdades étnico-raciales afectan de forma más profunda a las mujeres negras, con lo cual se agudizan fenómenos ya descritos como la invisibilización de sus aportes, en contextos androcéntricos y sexistas presentes en las IES.
La agencia de los feminismos negros universitarios ha permitido ampliar la perspectiva de discusión sobre la presencia de las poblaciones afrodescendientes en las IES y problematizar especialmente las relaciones de poder que operan sobre las mujeres racializadas, así como con quienes ejercen una orientación sexual diversa como es el caso de las estudiantes transgénero, gay o lesbianas. Este proceso merece un capítulo especial de discusión sobre las limitaciones de las acciones afirmativas en su relacionamiento con las políticas de identidad en contextos como los que nos plantea el universo de la afrocolombianidad contemporánea.
Un aspecto que finalmente queremos señalar para dejar abierto este debate es el referido a la agencia política de las mujeres afrodescendientes dentro de las universidades colombianas con respecto a este fenómeno del racismo como dominación cruzada. Desde finales del siglo XX tienen lugar en varias IES importantes procesos de organización y formación política del estudiantado afrocolombiano. Este tipo de avances ha logrado abrir debates cruciales sobre el racismo universitario, así como acciones políticas y jurídicas de denuncia y justicia respecto de casos específicos. En este contexto surgen recientemente algunos colectivos de mujeres que promueven estudios y debates en torno a los asuntos de los feminismos negros, con lo cual se suscitan nuevas dinámicas de acción política y académica sobre los derechos de las estudiantes afrodescendientes en el mundo universitario. Este camino que transita de modo disperso por las geografías de la educación superior representa una luz de esperanza para superar el histórico trazo de las dominaciones cruzadas
(CASTILLO; OCORÓ, 2019CASTILLO, E.; OCORÓ, A. Dominación cruzada: racismos y violencias de género en la educación superior colombiana. Nómadas, Bogotá, n. 51, p. 257-265, 2019. https://doi.org/10.30578/nomadas.n51a15
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Las reivindicaciones del feminismo negro universitario es un capítulo que requiere ser analizado con mayor sistematicidad en el ámbito universitario y también desde el lente de las mujeres negras, afrocolombianas, palenqueras y raizales dado que este proceso no solo ha puesto en cuestión las posturas teóricas y éticas del feminismo blanco, sino también la praxis y discursos patriarcales de los mismos movimientos estudiantiles y su perspectiva étnico racial, entre otras agendas.
Tensiones por Resolver
Si bien la implementación de las acciones afirmativas en su versión más clásica y tradicional como los cupos especiales para poblaciones étnicamente diferencias en las IES, ha posibilitado un importante proceso político e intelectual por cuenta de la llegada de nuevas generaciones estudiantiles, también presenta profundas limitaciones en su capacidad para enfrentar los problemas de la deserción o el fracaso académico a causa de factores asociados como el racismo estructural que atraviesa la vida de las universidades.
En este sentido, es urgente realizar estudios sobre el fenómeno del acceso diferencial y la permanencia de las y los estudiantes afrodescendientes, para comprender de manera más completa que condiciones garantizan el disfrute pleno del ser universitario, entendido no solamente como cursar un plan de estudios, sino contar el reconocimiento y la participación en condiciones de dignidad e igualdad en todas las esferas de vida institucional.
En segundo lugar, la IES están en mora de construir enfoques más integrales y tal vez interseccionales para el desarrollo de las acciones afirmativas con poblaciones afrodescendientes. Esto serviría para articular esfuerzos y superar la asimetría entre reconocimiento de la diversidad y la rigidez curricular, lo que no significa falta de rigor y disciplina. Si bien se han hecho importantes esfuerzos en algunas universidades para promover espacios culturales y artísticos tendientes a visibilizar y valorar las culturas de la diáspora africana, sigue siendo escasa la implementación de una oferta que permita al conjunto del estudiantado conocer las tradiciones intelectuales, políticas, estéticas y filosóficas del pensamiento afrocolombiano.
En tal sentido, la experiencia de las Cátedras Afrocolombianas en las universidades de Antioquia y el Cauca, son una muestra de lo que implica ampliar el horizonte de las acciones afirmativas, que si bien no resuelven los problemas estructurales son acciones necesarias y pertinentes.
Una mención espacial de carácter urgente es un llamado que venimos haciendo desde el 2014 en distintos espacios académicos, comunitarios y organizativos en los que se nos ha permitido participar y es la vinculación de docentes afrocolombianos, mediante concursos con enfoque diferencial dado que solo contamos con dos experiencias de Universidad de Antioquia y la Universidad del Cauca. Este es un punto no solo prioritario sino pertinente dado la creciente profesionalización de mujeres y hombres afrocolombianos, palenqueros y raizales en diversas disciplinas, pues no es suficiente que entren los conocimientos sobre lo afro sino también los sujetos de la afrocolombianidad. Como lo ha señalado Carvalho,
[...] no tiene sentido seguir hablando de la colonialidad del poder, colonialidad del saber, colonialidad del ser, etc., mientras seamos un grupo compuesto casi exclusivamente de académicos blancos, y mientras todos los blancos que hablen no estén involucrados concretamente en la lucha por abrir definitivamente las universidades latinoamericanas para los afros e indígenas
(2010, p. 248).
Porque el mismo Carvalho lo señaló en otro espacio,14 14 Conferencia magistral Las Culturas Afroamericanas en Iberoamérica: de las comunidades a las universidades, dictada en al V Cátedra Afrocolombiana Rogerio Velásquez Murillo, de la Universidad del Cauca en el 2019. la experiencia brasileña indica que las universidades sí se transforman parcialmente cuando hay profesores que ingresan por concursos espaciales en la medida que impulsan acciones curriculares, administrativas, creación de cátedras y movilización de ideas, etc., al interior de las instituciones universitarias. Y aunque los concursos espaciales docentes no son una garantía del accionar antirracista por parte de los sujetos docentes, las experiencias son positivas, aun con sus limitaciones y las críticas despiadadas de algunos sectores de la academia. Por último, es indispensable la creación de grupos de investigación y formación comprometidos con el tema de la educación antirracista dentro y fuera de las universidades, toda vez que el racismo en todas sus formas no es ajeno a las dinámicas universitarias.
Seguramente las acciones afirmativas en las IES colombianas deben transitar en las próximas décadas hacia programas de educación antirracista en los cuales se incluya el acceso, la permanencia y la interculturalidad curricular, como ejes de una transformación integral en nuestras universidades. Solo de este modo es posible “garantizar” un pleno disfrute del derecho a la educación superior para quienes son los sujetos de la alteridad étnica en Colombia y hacer de las universidades colombianas espacios de formación intercultural y antirracistas.
Notas
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1
En el caso colombiano ver León y Holguín (2005)LEÓN, M.; HOLGUÍN, J. Acción Afirmativa. Hacia democracias inclusivas. Santiago de Chile: Fundación EQUITAS, 2005.; Castillo y Caicedo (2008)CASTILLO, E.; CAICEDO, J. A. Indígenas y afrodescendientes en la universidad colombiana. Nuevos sujetos, viejas estructuras. Cuadernos Interculturales, Santiago de Chile, v. 6, n. 10, p. 62-90, 2008.; Castro Heredía, Urrea Giraldo y Viáfara López (2009)CASTRO HEREDIA, J.; URREA GIRALDO, F.; VIÁFARA LÓPEZ, C. Un breve acercamiento a las políticas de Acción Afirmativa: orígenes, aplicación y experiencia para grupos étnico-raciales en Colombia y Cali. Revista Sociedad y Economía, Cali, n. 16, p. 159-170, 2009.; Gómez y Celis (2009); Mosquera y León (2009)MOSQUERA, C.; RUBY, L. Acciones Afirmativas y ciudadanía diferenciada étnico-racial negra, afrocolombiana, palenquera y raizal. Editoras y coautoras Entre Bicentenarios de las Independencias y Constitución de 1991. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2009.; Andrade y Andrade (2011)ANDRADE, B.; ANDRADE, C. Acciones afirmativas. Políticas internas de las Universidades públicas en Colombia para permitir el ingreso de los estudiantes afrocolombianos y de los estudiantes indígenas en sus programas de educación superior en el Estado Social de Derecho. Revista de Investigaciones Inciso, Bogotá, n. 13, p. 123-132, 2011.; Morón Cárdenas (2013)MORÓN CÁRDENAS, J. Acciones afirmativas y deserción, el caso de la región Caribe. Revista Económicas, Barranquilla, v. 34, n. 2, p. 35-50, 2013.; Rodríguez Morales (2016)RODRÍGUEZ MORALES, M. Tensiones para la inclusión real en la educación superior: la institucionalidad desde distintas perspectivas: el caso del programa de admisión especial para estudiantes negros, afrocolombianos, palenqueros y raizales de la Universidad Nacional de Colombia. Buenos Aires: CLACSO, 2016.; Velasco (2017); Ocoró (2017)OCORÓ, A. Educación superior y afrodescendientes. Un análisis de los cupos especiales en la Universidad del Valle. La Manzana de la Discordia, Cali, v. 12, n. 2, p. 79-92, 2017. https://doi.org/10.25100/lamanzanadeladiscordia.v12i2.6229
https://doi.org/10.25100/lamanzanadeladi... ; Preciado Cortés y Riaño Triviño (2021)PRECIADO CORTÉS, M.; RIAÑO TRIVIÑO, A. Estudiantes afrodescendientes: desafíos en inclusión y acompañamiento en la Universidad Santo Tomás. Análisis, Bogotá, v. 53, n. 98, 2021. https://doi.org/10.15332/21459169.6332
https://doi.org/10.15332/21459169.6332... ; Quijada (2021)QUIJADA, K. Acciones afirmativas para la inclusión universitaria de estudiantes afrodescendientes e indígenas en Brasil, Colombia y México. Ciencia y Cultura, La Paz, n. 46, p. 135-162, 2021.; García Sánchez (2021)GARCÍA SÁNCHEZ, A. Políticas étnicas afrocolombianas en educación superior: dinámicas identitarias en la Universidad de Antioquia. Afro Reparaciones, [s. l.], n. 25, p. 661-690, 2021. Disponible en: https://repositorio.unal.edu.co/bitstream/handle/unal/2862/26CAPI25.pdf?sequence=6&isAllowed=y. Acceso en: 01 feb. 2022.
https://repositorio.unal.edu.co/bitstrea... . -
2
Grupos étnicos es la denominación que la Constitución colombiana de 1991 reconoció a las poblaciones indígenas, denominación que cobija también a las comunidades negras y pueblos room.
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En Adelante AF.
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En adelante IES.
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Como lo señala el Ministerio de Educación en el 2015 la ciudad de Bogotá y los departamentos de Antioquia, Atlántico, Valle del Cauca y Santander representaban el 63.82% del total de los matriculados en las IES del país. Este fenómeno se explica por el modelo andinocentrista que ha predominado en Colombia desde el siglo XIX, dejando en condición periférica a regiones como la Amazonía, la Orinoquía, parte del Caribe y todo el Litoral Pacífico. Geografías en las cuales se concentra un alto porcentaje de población indígena, afrocolombiana, palenquera y raizal.
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Somos consciente que el debate sobre las acciones afirmativas en las universidades con mayoría de estudiantes pertenecientes a grupos indígenas, afrocolombianos, palenqueros y raizales amerita indagaciones profundas que nos acerquen a una comprensión de sus necesidades y la pertenencia o no de estas medidas, asunto que trasciende el objetivo de este artículo.
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En el texto haremos referencia a la categoría racializado o negro indistintamente, para abarcar la denominación que operaba sobre estas poblaciones durante las décadas anteriores al reconocimiento de la etnicidad como afrocolombianos, palenqueros, comunidades negras y raizales que tendrá lugar a partir de 1993 con motivo del enfoque diferencial en Colombia.
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Especialmente los grupos de estudio se ocuparon de trabajar en la formación intelectual y política desde una perspectiva afrocentrada. Especialmente autores como Malcom X, Fanón, fueron objeto de este ejercicio.
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“GAUV surge en el segundo semestre del año 1996 como una alternativa de organización universitaria y comunitaria, dados los cambios sociales en el contexto nacional con la promulgación de la Constitución Política de 1991, tomando como propósito la reivindicación del carácter multiétnico y pluricultural del país. Este nuevo imaginario político, se convierte en el escenario propicio desde el cual se construye este proyecto con una visión crítica sobre la realidad social de los grupos afrocolombianos”. Disponible en: http://ases.univalle.edu.co/grupos-y-colectivos. Acceso en: 28 apr. 2022.
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“Organización de base comunitaria afrocolombiana que trabaja en pro del desarrollo del pueblo afrodescendiente. Busca convertir las medidas de acción afirmativa que reglamenta el estado vía normatividad en un verdadero motor que impulse el desarrollo de nuestra comunidad y resaltar la identidad en nuestro pueblo”. Disponible en: http://ases.univalle.edu.co/grupos-y-colectivos. Acceso en: 28 apr. 2022.
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Mediante la Resolución n. 097/03 del 2003 el Consejo Académico de la Universidad del Valle, aprobó el 4 % del cupo para los aspirantes pertenecientes a las comunidades negras a los distintos programas académicos. El soporte jurídico fueron los artículos 2 y 45 de la Ley 70 de 1993 que define a las comunidades negras como el conjunto de comunidades que han ocupados los territorios de la cuenca del pacifico colombiano con sus prácticas tradicionales de producción. En el 2010 el Consejo Superior aprobó la Resolución n. 038 del 13 de mediante la cual se establece la excepcionalidad en el valor de la matrícula para los miembros de la Comunidades Negras matriculados en los distintos programas de pregrado.
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De acuerdo al reporte del 2018 del Grupo Seguimiento y Monitoreo-DACN publicada en el portal virtual del Ministerio del Interior las Universidades Públicas que otorgan cupos especiales a comunidades negras, palenqueras y raizales, además de la del Valle, Antioquia y Nacional, son la Universidad de Caldas, mediante el Acuerdo 047 de 2007 que garantiza dos (2) cupos por programa de pregrado presencial, un (1) cupo por programa a distancia. Exonerando al estudiante del pago de matrícula, la Universidad de Amazonía a través del Acuerdo 01 de 2004 que otorga un (1) cupo de por única vez en los diferentes programas de pregrado ofertados, sin costo alguno y la Universidad Popular del Cesar por medio del Acuerdo No. 013 del 24 de junio de 2009, se crea el programa de admisión especial a mejores bachilleres de población Negra, Afrocolombiana, Raizal y Palenquera, destinando el 2% adicional de los cupos previstos para cada programa curricular. Otras universidades hacen descuento de matrículas y otras estipulan cupos espaciales en el marco de programas a población vulnerable, lo que muestra una variedad de opciones en la aplicación de estas políticas universitarias
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En esta línea podemos referenciar los trabajos de Castillo y Caicedo (2008)CASTILLO, E.; CAICEDO, J. A. Indígenas y afrodescendientes en la universidad colombiana. Nuevos sujetos, viejas estructuras. Cuadernos Interculturales, Santiago de Chile, v. 6, n. 10, p. 62-90, 2008., Ocoró (2017)OCORÓ, A. Educación superior y afrodescendientes. Un análisis de los cupos especiales en la Universidad del Valle. La Manzana de la Discordia, Cali, v. 12, n. 2, p. 79-92, 2017. https://doi.org/10.25100/lamanzanadeladiscordia.v12i2.6229
https://doi.org/10.25100/lamanzanadeladi... y García (2021)GARCÍA SÁNCHEZ, A. Políticas étnicas afrocolombianas en educación superior: dinámicas identitarias en la Universidad de Antioquia. Afro Reparaciones, [s. l.], n. 25, p. 661-690, 2021. Disponible en: https://repositorio.unal.edu.co/bitstream/handle/unal/2862/26CAPI25.pdf?sequence=6&isAllowed=y. Acceso en: 01 feb. 2022.
https://repositorio.unal.edu.co/bitstrea... . -
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Conferencia magistral Las Culturas Afroamericanas en Iberoamérica: de las comunidades a las universidades, dictada en al V Cátedra Afrocolombiana Rogerio Velásquez Murillo, de la Universidad del Cauca en el 2019.
Referências
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- CASTILLO, E.; CAICEDO, J. A. Indígenas y afrodescendientes en la universidad colombiana. Nuevos sujetos, viejas estructuras. Cuadernos Interculturales, Santiago de Chile, v. 6, n. 10, p. 62-90, 2008.
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» https://doi.org/10.30578/nomadas.n51a15 - CARVALHO, J. J. Los estudios culturales en América Latina: interculturalidad, acciones afirmativas y encuentro de saberes. Tabula Rasa, Bogotá, n. 12, p. 229-251, 2010. https://doi.org/10.25058/20112742.394
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Fechas de Publicación
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Publicación en esta colección
16 Dic 2022 -
Fecha del número
2022
Histórico
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Recibido
04 Mayo 2022 -
Acepto
21 Jun 2022