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La ocupación como reproductora del género: una aproximación a la masculinidad hegemónica

Ocupação como reprodutora de gênero: uma abordagem da masculinidade hegemônica

Resumen

Introducción

El estudio de la ocupación ha sido muy diverso en la ciencia ocupacional. Dentro de su multidimensionalidad, el estudio de los procesos de socialización, a través de la ocupación han sido relevantes, particularmente en cuanto al estudio del género.

Objetivo

Identificar los significados asociados a la masculinidad hegemónica en la narrativa de varones adultos jóvenes.

Metodología

Este estudio exploratorio-descriptivo empleó una metodología cualitativa con un enfoque hermenéutico. La muestra fue de tipo intencional y estuvo compuesta por cinco varones adultos jóvenes que viven en la ciudad de Santiago de Chile. Para la producción de información se utilizó la entrevista en profundidad la que se aplicó en dos sesiones. Para el análisis se empleó la estrategia de análisis de contenido.

Resultados

Tres categorías emergen del análisis: (a) poder y dominio en la masculinidad; (b) transmisión de la masculinidad a través de la ocupación; (c) masculinidad, heterosexualidad y homofobia.

Conclusion

La forma en que se ejerce la masculinidad hegemónica es a través de la ocupación. Los varones entrevistados son conscientes de la imposición de una masculinidad hegemónica identificando las lógicas de poder que los hombres son obligados a acatar a partir de mecanismos de coerción y violencia expresados en ocupaciones cotidianas, en un juego de aceptación y rechazo permanente. La ocupación es la forma en que se construye el género y el género se reproduce a través de la ocupación.

Palabras clave:
Masculinidad; Actividades Cotidianas; Identidad de Género; Ciencia Ocupacional

Resumo

Introdução

O estudo da ocupação tem sido muito diversificado na Ciência Ocupacional. Dentro da sua multidimensionalidade, o estudo dos processos de socialização através da ocupação tem sido relevante, nomeadamente no que diz respeito ao estudo do gênero.

Objetivo

Identificar os significados associados à masculinidade hegemônica na narrativa de homens adultos jovens.

Metodologia

Este estudo exploratório-descritivo utilizou uma metodologia qualitativa com abordagem hermenêutica. A amostra foi do tipo intencional e foi composta por cinco homens adultos jovens que vivem na cidade de Santiago do Chile. Para a produção das informações, foi utilizada a entrevista em profundidade, aplicada em duas sessões. Para a análise, foi utilizada a estratégia de análise de conteúdo.

Resultados

Da análise emergem três categorias: (a) poder e dominação na masculinidade; (b) transmissão da masculinidade através da ocupação; (c) masculinidade, heterossexualidade e homofobia.

Conclusão

A forma de exercício da masculinidade hegemônica é através da ocupação. Os homens entrevistados estão conscientes da imposição de uma masculinidade hegemônica, identificando as lógicas de poder que os homens são obrigados a cumprir através de mecanismos de coerção e violência expressos nas ocupações quotidianas, num jogo permanente de aceitação e rejeição. A ocupação é a maneira pela qual o gênero é construído e o gênero é reproduzido por meio da ocupação.

Palavras-chave:
Masculinidade; Atividades Cotidianas; Identidade de Gênero; Ciência Ocupacional

Abstract

Introduction

The study of occupation has been very diverse in Occupational Science. Within its multidimensionality, the study of socialization processes through occupation been relevant, particularly in the study of gender.

Objective

To identify the meanings associated with hegemonic masculinity in the narrative of young adult men.

Methodology

This exploratory-descriptive study used a qualitative methodology with a hermeneutic approach. The sample was of an intentional type and was made up of five young adult men living in Santiago de Chile. The in-depth interview was used to produce information, which was applied in two sessions. The content analysis strategy was used for the analysis.

Results

Three categories emerge from the analysis: (a) power and dominance in masculinity; (b) transmission of masculinity through occupation; (c) masculinity, heterosexuality, and homophobia.

Conclusion

How hegemonic masculinity is exercised is through occupation. The men interviewed are aware of the imposition of a hegemonic masculinity, identifying the logic of power that men are forced to abide by through mechanisms of coercion and violence expressed in daily occupations in a game of permanent acceptance and rejection. Occupation is how gender is constructed and gender is reproduced through occupation.

Keywords:
Masculinity; Activities of Daily Living; Gender Identity; Occupational Science

Introducción

La ciencia ocupacional ha sido convocada a asumir una posición crítica y reflexiva, a partir del aporte que pudiera significar el género aplicado a la comprensión de las ocupaciones y en su relación con la salud y el bienestar de los sujetos (Alonso-Ferreira et al., 2022Alonso-Ferreira, M., Farias, L., & Rivas-Quarneti, N. (2022). Addressing the gender construct in occupation-based research: a scoping review. Journal of Occupational Science, 29(2), 195-224.; Angell, 2014Angell, A. M. (2014). Occupation-centered analysis of social difference: contributions to a socially responsive occupational science. Journal of Occupational Science, 21(2), 104-116.; Goodman et al., 2007Goodman, J., Knotts, G., & Jackson, J. (2007). Doing dress and the construction of women’s gender identity. Journal of Occupational Science, 14(2), 100-107.; Huff et al., 2022Huff, S., Rudman, D. L., Magalhães, L., & Lawson, E. (2022). Gendered occupation: situated understandings of gender, womanhood and occupation in Tanzania. Journal of Occupational Science, 29(1), 21-35.; Huot & Rudman, 2010Huot, S., & Rudman, D. L. (2010). The performances and places of identity: conceptualizing intersections of occupation, identity and place in the process of migration. Journal of Occupational Science, 17(2), 68-77.; Morrison et al., 2021Morrison, R., Silva, C. R., Correia, R. L., & Wertheimer, L. (2021). Why an occupational science in Latin America? Possible relationships with occupational therapy from a pragmatist perspective. Cadernos Brasileiros de Terapia Ocupacional, 29, 1-13., 2023Morrison, R., Araya-Hernández, C., Arrué-Jara, V., & Césped-Olivares, D. (2023). LGBT people and Occupational Science: a literature review. Cadernos Brasileiros de Terapia Ocupacional, 31, 1-15.; Wada et al., 2010Wada, M., Backman, C. L., & Forwell, S. J. (2010). Theoretical perspectives of balance and the influence of gender ideologies. Journal of Occupational Science, 17(2), 92-103.).

De forma particular, varias investigaciones en la ciencia ocupacional han estudiado la masculinidad y su relación con la ocupación, por ejemplo: centrándose en la elección de ocupaciones en relación a las formas de comprensión del género, donde el equilibrio ocupacional se ve involucrado (Wada & Beagan, 2006Wada, M., & Beagan, B. (2006). Values concerning employment-related and family-related occupations: perspectives of young Canadian male medical students. Journal of Occupational Science, 13(2-3), 117-125.); estudiando la forma en que se “hace” la masculinidad a través de ocupaciones centradas en el cuerpo, entendiendo que la ocupación hace al género (Beagan & Saunders, 2005Beagan, B., & Saunders, S. (2005). Occupations of masculinity: producing gender through what men do and don’t do. Journal of Occupational Science, 12(3), 161-169.); analizando cómo, desde el género, operan las divisiones de tareas y roles en una misma profesión generando diferencias para hombres y mujeres (Evans, 2004Evans, J. A. (2004). Bodies matter: men, masculinity, and the gendered division of labour in nursing. Journal of Occupational Science, 11(1), 14-22.); o explorando las influencias del contexto a las elecciones ocupaciones de varones no heterosexuales (Avillo et al., 2015Avillo, C., Barrientos, B., Fernández, J., Matus, C., Olivares, C., & Morrison, R. (2015). Context and occupational choices of adolescents that identify themselves as homosexuals. Revista Chilena de Terapia Ocupacional, 15(2), 1-19.).

En varias de estas investigaciones se da cuenta de la manera en que el género atraviesa todo el ejercicio de ocupaciones, al mismo tiempo que las ocupaciones reproducen y crean al género. Así, estos aspectos repercuten en la construcción de la identidad ocupacional de los sujetos, lo que delimita sus posibilidades de elecciones ocupacionales (Cerón & Morrison, 2019Cerón, N. P., & Morrison, R. (2019). Patriarcado, masculinidad hegemónica y ocupaciones: procesos de perpetuación del sexismo. Revista Argentina de Terapia Ocupacional, 5(1), 75-84.).

De este modo, profundizar en la relación entre la ciencia ocupacional y la comprensión del género, y particularmente, en la construcción de masculinidades se hace fundamental. La ciencia ocupacional, como disciplina centrada en la ocupación humana y sus complejidades, tiene el potencial de ofrecer una perspectiva única y situada sobre las interacciones entre las ocupaciones diarias y las construcciones sociales de género. Explorar esta relación, a través de las ocupaciones, permite una comprensión más específica de las dinámicas sociales y culturales que influyen en la identidad de género de los individuos (Huot & Rudman, 2010Huot, S., & Rudman, D. L. (2010). The performances and places of identity: conceptualizing intersections of occupation, identity and place in the process of migration. Journal of Occupational Science, 17(2), 68-77.; Morrison et al., 2023Morrison, R., Araya-Hernández, C., Arrué-Jara, V., & Césped-Olivares, D. (2023). LGBT people and Occupational Science: a literature review. Cadernos Brasileiros de Terapia Ocupacional, 31, 1-15.).

Esta discusión destaca la necesidad urgente de avances en el campo de la ciencia ocupacional dentro del debate de género y masculinidades. Debido a que la transformación permanente de discursos sobre género que cuestiona las normas de género sexistas y reconoce las diversas formas de expresión, demandan un enfoque más particular, que la ocupación podría otorgar. Al integrar una comprensión más reflexiva sobre el género, otras disciplinas como la terapia ocupacional, pueden establecer diferentes diálogos con la ciencia ocupacional, buscando el desarrollo de un enfoque más crítico en el apoyo a las personas en sus ocupaciones diarias.

En ese contexto, esta investigación busca examinar los procesos de socialización de género en diferentes varones desde sus experiencias de vida y narrativas ocupacionales, haciendo énfasis en sus experiencias con la imposición de la masculinidad hegemónica (Connell & Messerschmidt, 2005Connell, R. W., & Messerschmidt, J. W. (2005). Hegemonic masculinity: rethinking the concept. Gender & Society, 19(6), 829-859.). Así, la pregunta que guía esta investigación es: ¿qué significados y praxis asociadas a la masculinidad hegemónica son identificados por los entrevistados?

A continuación, se presentan los principales aspectos teóricos que dan soporte a esta investigación.

Aspectos Teóricos

Patriarcado y género

En la literatura feminista, el concepto de patriarcado se ha utilizado de manera heterogénea, pero existe un consenso en torno a su núcleo conceptual, entendido como el sistema de poder y dominación de los hombres sobre las mujeres (Lerner, 1990Lerner, G. (1990). La creación del patriarcado. Barcelona: Editorial Crítica.). La heterogeneidad en su aplicación se refleja en las distintas dimensiones que las académicas han identificado, como su manifestación a nivel familiar o en una escala más amplia, involucrando la relación con el Estado, o en espacios privados y públicos. Mientras que algunas dinámicas patriarcales se manifiestan claramente en el ámbito privado, como en las relaciones familiares, otras operan a nivel institucional y político, vinculadas al Estado (Federici, 2018Federici, S. (2018). El patriarcado del salario: críticas feministas al marxismo. Madrid: Traficantes de Sueños.). Al explorar la complejidad del patriarcado, se puede examinar cómo estas dimensiones interconectadas contribuyen a la reproducción y mantenimiento de las jerarquías de género. Este enfoque permite una comprensión más integral de cómo el patriarcado se manifiesta en diferentes niveles de la sociedad, abordando tanto las dinámicas familiares como las estructuras más amplias de poder.

De esta manera, la cultura patriarcal ha otorgado a los hombres un estatus superior que a las mujeres (Lerner, 1990Lerner, G. (1990). La creación del patriarcado. Barcelona: Editorial Crítica.). Estas han sido consideradas, no solo ideológicamente inferiores, sino también sus roles, espacios, producciones, discursos, etc. (Facio & Fries, 2005Facio, A., & Fries, L. (2005). Feminismo, género y patriarcado. Academia: Revista Sobre Enseñanza del Derecho de Buenos Aires, 3(6), 259-294.; Federici, 2018Federici, S. (2018). El patriarcado del salario: críticas feministas al marxismo. Madrid: Traficantes de Sueños.; Lerner, 1990Lerner, G. (1990). La creación del patriarcado. Barcelona: Editorial Crítica.; Rodríguez, 2001Rodríguez, A. G. (2001). Sesgos sexistas de la ciencia: de por qué no evolucionan las mujeres. In E. Pérez Sedeño & P. Alcalá Cortijo (Eds.), Ciencia y género (pp. 335-455). Madrid: Ed. Complutense.). Desde una concepción naturalista, esta organización social jerárquica proviene de la creencia de que, las características que exhibimos en nuestras formas de sentir, pensar y relacionarnos, responderían a tipologías biológicas, fisiológicas y genéticas propias del sexo que, en ese contexto se define como un aspecto innato de la naturaleza del sujeto, y no como una categoría asignada al nacer (Andrade, 2016Andrade, F. L. (2016). Biologia e gênero na escola: um diálogo ainda marcado por reducionismo, determinismo e sexismo. Curitiba: Appris.).

Sin embargo, esta perspectiva no es una noción constante y permanente en la historia de la humanidad. Desde una mirada histórica, la conformación de las relaciones de poder entre hombres y mujeres y otros grupos, consistió en un proceso de instalación de 2.500 años (Lerner, 1990Lerner, G. (1990). La creación del patriarcado. Barcelona: Editorial Crítica.). Así, el patriarcado se podría comprender como la culminación de ese proceso, expresado en una cotidianidad basada en la valoración del poder y el control, consideradas características socialmente deseables, así como la competencia, dominación y explotación de la naturaleza y de las personas, donde los varones blancos, europeos, de clase media y cisgénero suelen tener mayores privilegios (Haraway, 1991Haraway, D. (1991). Ciencia, cyborgs y mujeres: la reinvención de la naturaleza. London: Ed. Cátedra.; Maturana & Verden-Zöller, 2003Maturana, H., & Verden-Zöller, G. (2003). Amor y juego: fundamentos olvidados de lo humano: desde el patriarcado a la democracia. Santiago: Instituto de Terapia Cognitiva.). Esto ocurre en distintos niveles y con diversidad de justificaciones que afectan con especial violencia a las mujeres (Segato, 2003Segato, R. L. (2003). Las estructuras elementales de la violencia: contrato y status en la etiología de la violencia. Brasília: Universidade de Brasília.), y a varones y disidencias que no representan estos valores, ubicándose en una categoría de subordinación (Connell & Messerschmidt, 2005Connell, R. W., & Messerschmidt, J. W. (2005). Hegemonic masculinity: rethinking the concept. Gender & Society, 19(6), 829-859.).

En América Latina, se ha destacado la interseccionalidad de las estructuras de poder patriarcales, que no solo involucran las relaciones de género, sino también factores como la raza, la clase y la orientación sexual (Segato, 2003Segato, R. L. (2003). Las estructuras elementales de la violencia: contrato y status en la etiología de la violencia. Brasília: Universidade de Brasília.). La obra de Segato (2003)Segato, R. L. (2003). Las estructuras elementales de la violencia: contrato y status en la etiología de la violencia. Brasília: Universidade de Brasília. es crucial en el examen de las raíces profundas de la violencia de género en América Latina. Segato aborda la violencia no solo como un fenómeno individual, sino como un fenómeno estructural y sistémico arraigado en las dinámicas patriarcales y coloniales de la región. Analiza cómo las formas de violencia de género están intrínsecamente ligadas a la construcción social de la masculinidad y la feminidad, así como a las relaciones de poder más amplias. Segato destaca la necesidad de comprender estas violencias desde una perspectiva interseccional, considerando no solo el género, sino también otros aspectos como la raza y la clase.

En este marco patriarcal, el género se convierte en un sistema de normas y expectativas que dicta cómo deben comportarse y ser percibidos los individuos según su identidad de género asignada al nacer (Lerner, 1990Lerner, G. (1990). La creación del patriarcado. Barcelona: Editorial Crítica.). Estas normas refuerzan la dicotomía entre lo masculino y lo femenino, perpetuando roles rígidos y jerarquías que sitúan a los hombres en una posición de superioridad sobre las mujeres. El género, así entendido, se convierte en una herramienta crucial para la reproducción y mantenimiento del sistema patriarcal, imponiendo modelos normativos de masculinidad y feminidad que limitan la expresión individual y refuerzan las desigualdades de género (Federici, 2018Federici, S. (2018). El patriarcado del salario: críticas feministas al marxismo. Madrid: Traficantes de Sueños.). Esta relación intrincada entre el patriarcado y el género se manifiesta en la reproducción de estereotipos, roles predefinidos y expectativas sociales que moldean la identidad y las experiencias de las personas dentro de esta estructura de poder (Connell & Messerschmidt, 2005Connell, R. W., & Messerschmidt, J. W. (2005). Hegemonic masculinity: rethinking the concept. Gender & Society, 19(6), 829-859.).

En este contexto, que comparte la mayor parte de la población occidental, la razón, la objetividad, el exitismo y la propiedad privada son considerados los aspectos más relevantes de la experiencia humana, en tanto son asignados, principalmente, a varones, descartándose, otras vivencias que ocurren en el devenir del sujeto y que son parte de las interacciones en que este se produce (Lerner, 1990Lerner, G. (1990). La creación del patriarcado. Barcelona: Editorial Crítica.). De esta forma, la representación masculina que mejor encarna esos valores es la masculinidad hegemónica.

Masculinidades

La masculinidad puede comprenderse como un proceso de socialización que afecta a todas las personas que son leídas por la sociedad como varones y algunas disidencias1 1 Ej. Masculinidades lésbicas (Lacombe, 2006). en su relación consigo mismos y con otras personas (Fuller, 2020Fuller, N. (2020). Difícil ser hombre: nuevas masculinidades latinoamericanas. Lima: Fondo Editorial de la PUCP.). Se entiende como una configuración que ocurre a partir de las prácticas que se producen en el complejo sexo/género/cultura, a lo largo de toda la trayectoria vital de los individuos y, desde el cual, se organizan y regulan las relaciones sociales, ordenadas jerárquicamente, situando a lo masculino por sobre lo femenino y disidente, configuración que se encuentra presente de manera transversal en distintas sociedades (Connell & Messerschmidt, 2005Connell, R. W., & Messerschmidt, J. W. (2005). Hegemonic masculinity: rethinking the concept. Gender & Society, 19(6), 829-859.; Grollmus, 2012Grollmus, N. S. (2012). La construcción social de la masculinidad: poder, hegemonía y violencia. Psicología, Conocimiento y Sociedad, 2(2), 27-65.).

Esta estructura existe en términos concretos y simbólicos, y se expresa en aspectos económicos, políticos, afectivos, sexuales, entre otros, a través de las distintas instituciones que componen la sociedad (Facio & Fries, 2005Facio, A., & Fries, L. (2005). Feminismo, género y patriarcado. Academia: Revista Sobre Enseñanza del Derecho de Buenos Aires, 3(6), 259-294.). La masculinidad existe como fenómeno relacional (Sabo, 2000Sabo, D. (2000). Comprender la salud de los hombres: un enfoque relacional y sensible al género. Washington, D.C.: Panamericana Health Organization.). En la comprensión de lo masculino no es posible aislar a los hombres y la masculinidad, pues en la relación con otros es donde se construye de manera recíproca y por sobre una femineidad subordinada que “[…] refuerza el poder masculino y las jerarquías dominadas por hombres en los distintos contextos institucionales” (Sabo, 2000, pSabo, D. (2000). Comprender la salud de los hombres: un enfoque relacional y sensible al género. Washington, D.C.: Panamericana Health Organization.. 5).

En relación con ello, Demetriou (2001)Demetriou, D. Z. (2001). Connell’s concept of hegemonic masculinity: a critique. Theory and Society, 30(3), 337-361. refiere que la masculinidad se expresa en dos formas y funciones: externa e interna. En la primera, la dominación masculina se manifiesta sobre las mujeres en todos los espacios cotidianos, del mundo público y privado, y se legitima en la idea de que las mujeres y sus producciones son inferiores a las de los varones. Simultáneamente, la segunda forma, corresponde a la dominación de un grupo de hombres sobre otros.

Al respecto, Giacaglia (2002)Giacaglia, M. (2002). Hegemonía: concepto clave para pensar la política. Tópicos, (10), 151-159. hace alusión al concepto de Hegemonía de Gramsci para referirse a un grupo de hombres que imponen sus ideas al resto de los grupos de la sociedad, ya sea reprimiéndoles o generando una red cultural de instituciones que manipulan a través de distintos mecanismos al grupo dominado, promoviendo la idea de que esta forma de organización es necesaria para el bien común. Por su parte, el grupo subordinado participa del acuerdo, accediendo, aunque también cuestionando y rechazándolo. Posteriormente, Connell exportará esta idea de hegemonía a la organización que la cultura patriarcal ha impuesto, dando lugar al concepto de Masculinidad hegemónica (Demetriou, 2001Demetriou, D. Z. (2001). Connell’s concept of hegemonic masculinity: a critique. Theory and Society, 30(3), 337-361.).

Este concepto aporta dinamismo y heterogeneidad a la noción de masculinidad, al definir la vivencia de la identidad de género como diversa; no existiendo una masculinidad, sino masculinidades diversas. A su vez, se debe reconocer que, en esa vivencia, existen diferencias de poder entre varones (Demetriou, 2001Demetriou, D. Z. (2001). Connell’s concept of hegemonic masculinity: a critique. Theory and Society, 30(3), 337-361.; Grollmus, 2012Grollmus, N. S. (2012). La construcción social de la masculinidad: poder, hegemonía y violencia. Psicología, Conocimiento y Sociedad, 2(2), 27-65.). La masculinidad hegemónica operaría como el parámetro para evaluar el comportamiento de los varones, generando distinción, agrupamiento y por ende, cuestionamiento, estigmatización y devaluación de quienes no cumplen con el modelo impuesto de masculinidad (Fernández, 2012Fernández, M. C. (2012). Indicadores aplicados a la visión dominante de la masculinidad por adolescentes de educación secundaria: la importancia del «deber ser» hombre. Ultima Década, 20(36), 141-162.).

Es decir, aunque exista diversidad de masculinidades, los mandatos de género imponen a los hombres la dominación entre ellos, exigiendo para esto la expresión de cualidades consideradas “más masculinas” que otras, como la virilidad, la violencia y el exitismo. Esta masculinidad opera como un ideal impuesto, definiendo pautas sobre el comportamiento esperado de los hombres en ámbitos afectivos, familiares, laborales, entre otros; y a las cuales estos deben ajustarse, concuerden con ellas o no (Cerón & Morrison, 2019Cerón, N. P., & Morrison, R. (2019). Patriarcado, masculinidad hegemónica y ocupaciones: procesos de perpetuación del sexismo. Revista Argentina de Terapia Ocupacional, 5(1), 75-84.; Demetriou, 2001Demetriou, D. Z. (2001). Connell’s concept of hegemonic masculinity: a critique. Theory and Society, 30(3), 337-361.). La masculinidad hegemónica impondría a los hombres a ser: fuertes, heterosexuales, activos y proveedores del hogar (Beagan & Saunders, 2005Beagan, B., & Saunders, S. (2005). Occupations of masculinity: producing gender through what men do and don’t do. Journal of Occupational Science, 12(3), 161-169.; Campos, 2007Campos, A. (2007). Así aprendimos a ser hombres: pautas para facilitadores de talleres de masculinidad en América Central (Vol. 1). Costa Rica: Oficina de Seguimiento y Asesoría de Proyectos OSA, S.C. Recuperado el 5 de septiembre de 2023, de http://www.portalsida.org/Article_Details.aspx?ID=9044
http://www.portalsida.org/Article_Detail...
; Vigoya, 2001Vigoya, M. V. (2001). Contemporary Latin American perspectives on masculinity. Men and Masculinities, 3(3), 237-260.). El riesgo es definido culturalmente como deseable. Tal como se ha mencionado, el hombre debe pensarse y verse como fuerte e independiente, tanto física como emocionalmente (Sabo, 2000Sabo, D. (2000). Comprender la salud de los hombres: un enfoque relacional y sensible al género. Washington, D.C.: Panamericana Health Organization.).

Marco Metodológico

Se emplea un método cualitativo, bajo un diseño exploratorio, entendiendo que la realidad no puede ser comprendida en términos neutros y objetivos, sino a partir de la experiencia de los sujetos, que siempre es subjetiva (Valles, 1999Valles, M. S. (1999). Técnicas cualitativas de investigación social. Madrid: Síntesis Editorial Madrid.). Además, se utiliza un enfoque hermenéutico que valida las interpretaciones sobre el fenómeno de quien investiga, permitiendo al investigador utilizar una episteme históricamente construida para hacer interpretaciones a partir del lenguaje y acceder al mundo simbólico de los sujetos estudiados (Crôtte, 2011Crôtte, I. R. (2011). Hermenéutica para las técnicas cualitativas de investigación en ciencias sociales: una propuesta. Espacios Públicos, 14(31), 176-189.). Cabe mencionar, que en este proceso se genera una doble hermenéutica: el sujeto que accede a su mundo interno realiza una interpretación de este a partir de su propia episteme; quien investiga recibe esta interpretación y realiza, simultáneamente, el mismo proceso. De esta forma, el conocimiento generado, es socialmente construido a partir del intercambio relacional entre el sujeto que investiga y el investigado (Crôtte, 2011Crôtte, I. R. (2011). Hermenéutica para las técnicas cualitativas de investigación en ciencias sociales: una propuesta. Espacios Públicos, 14(31), 176-189.).

Los participantes fueron cinco varones adultos jóvenes. No se incluyen mujeres en el estudio, aunque se considere al género como un fenómeno relacional, pues interesa conocer, específicamente, la vivencia de la masculinidad en varones. Esto, considerando la necesidad de aumentar el volumen de investigaciones sobre masculinidad. Es importante mencionar que este trabajo es una parte de un proyecto de investigación más amplio que buscó estudiar la práctica del yoga en varones en Chile. Así, aquel estudio se centró en el análisis de los significados de la práctica del yoga y esta segunda parte en el análisis desde una perspectiva de género. Por lo anterior, los sujetos de la investigación fueron varones que practicaban yoga.

De esta manera, se empleó un muestreo de referencia (conocido también como bola de nieve o en cadena) (Valles, 1999Valles, M. S. (1999). Técnicas cualitativas de investigación social. Madrid: Síntesis Editorial Madrid.), debido a que interesaba conocer a varones que realizaran esta práctica de yoga, lo que no es tan común en el contexto chileno. La convocatoria inicial se realizó a través de redes sociales. Se difundió un mensaje por Facebook señalando la búsqueda de sujetos que quisieran dialogar sobre masculinidades y yoga para una investigación. Se seleccionaron los sujetos que, tras responder el mensaje: vivían en Santiago de Chile, tenían tiempo para dos encuentros presenciales, practicaran yoga tres veces por semana desde al menos un año y poseyeran habilidades de lectoescritura, necesarias para la técnica de producción de información. En el primer encuentro se produjo la lectura, explicación y firma de los consentimientos informados, para dar paso al proceso de entrevistas. Debido a los criterios de inclusión específicos y las limitaciones operativas del trabajo de campo, no se realizan muestras intencionadas que permitan la comparación entre grupos por variables sociodemográficas.

Para la producción de información se utilizó la entrevista en profundidad, entendida por Robles (2011)Robles, B. (2011). La entrevista en profundidad: una técnica útil dentro del campo antropofísico. Cuicuilco, 18(52), 39-49. como una serie de encuentros presenciales entre investigadora e informantes orientadas a comprender en detalle el significado de las vivencias de los entrevistados según sus propias palabras. Para ello, se aplicaron dos entrevistas presenciales con cada participante.

La entrevista fue construida en base a uno de los objetivos del proyecto de investigación mencionado anteriormente, que es identificar los significados y prácticas asociados a la masculinidad hegemónica. Las preguntas abordan diversos dominios relacionados con la construcción de la masculinidad, desde la influencia de la infancia y adolescencia hasta la expectativa de la sociedad sobre cómo los hombres deben actuar frente a las mujeres y entre ellos. Además, se exploran temas como la expresión de cuidado, las restricciones sociales percibidas en aspectos como la salud y la crianza, y la influencia de las relaciones paternas en la formación de la identidad masculina. En resumen, las preguntas buscan comprender cómo los entrevistados han internalizado y experimentado las expectativas y normas asociadas a la masculinidad hegemónica a lo largo de sus vidas.

Tras la transcripción de las entrevistas, se aplicó una metodología de análisis de contenido basada en Valles (1999)Valles, M. S. (1999). Técnicas cualitativas de investigación social. Madrid: Síntesis Editorial Madrid.. Este enfoque implicó una serie de etapas sistemáticas. En primer lugar, se llevó a cabo un preanálisis, que consistió en una lectura inicial y superficial de la información recopilada de los entrevistados. Posteriormente, se procedió con la etapa de exploración del material, donde se identificaron y generaron categorías temáticas a partir de frases y palabras clave emergentes en los datos. Finalmente, se realizó el tratamiento e interpretación de los resultados, agrupando las unidades del texto correspondientes a cada categoría según la metodología propuesta por Caregnato & Mutti (2006)Caregnato, R. C. A., & Mutti, R. (2006). Pesquisa qualitativa: análise de discurso versus análise de conteúdo. Texto & Contexto Enfermagem, 15, 679-684.. Este proceso garantizó la rigurosidad y la consistencia en el análisis, permitiendo la generación de inferencias significativas a partir del contenido textual.

Las implicaciones y resguardos éticos de esta investigación fueron revisados y aprobados por el Comité de ética de investigación en seres humanos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, el 05 de septiembre de 2018, como consta en el Acta N° 078 Proyecto 098-2018.

Resultados y Análisis

En el proceso de análisis, se incluyó la identificación de unidades de significado, su agrupación en categorías generales y la posterior subdivisión de estas categorías en temas más específicos. De este modo, emergieron tres categorías generales, a saber, (a) poder y dominio en la masculinidad; (b) transmisión de la masculinidad; y (c) masculinidad, heterosexualidad y homofobia, surgieron de manera orgánica durante este proceso, reflejando las dimensiones significativas y relevantes que se destacaron en las experiencias compartidas por los participantes. Así, la formación de estas categorías fue el resultado de una revisión inductiva de la información, buscando que las categorías capturaran de manera precisa y completa las complejidades y variaciones en las percepciones de los participantes sobre la masculinidad. Previo a la presentación de las categorías, se realiza una descripción breve de los participantes.

Caracterización de los entrevistados

A continuación, se resumen aspectos biográficos de los entrevistados, con el objetivo de contextualizar el posterior análisis. Se incluyen datos relativos a características demográficas, tales como la edad, el sexo y lugar y familia de origen y/o actual. Además, la caracterización refiere a los referentes de masculinidad de cada participante, así como a sus orientaciones sexuales, por tener relevancia para el posterior análisis.

Entrevistado 1 (E1)

Hombre de 30 años, nacido en Quilpué, residente en Santiago hace 3 años. Es el hijo mayor de una pareja separada durante su infancia. Tiene 1 hermano 3 años menor que vive en Quilpué, con el que tiene una ocasional, pero buena relación Reconoce como referentes de masculinidad en su niñez a su padre, profesores, sus abuelos y sus tíos. Se reconoce como heterosexual y vive con su pareja.

Entrevistado 2 (E2)

Hombre de 32 años. Es el hijo menor de un matrimonio en el que el padre se encuentra fallecido. Tiene 1 hermano y 2 hermanas, quienes tienen entre 15 y 20 años de diferencia con él. Nace y crece en Santiago, donde vive hoy. Como referentes masculinos, en la niñez identifica a su padre y una caricatura llamada: “Los caballeros del zodiaco”; en la adolescencia, artistas con características andróginas, declarados abiertamente gays o lesbianas, como Brian Molko (vocalista de la banda Placebo), Morrisey o Madonna. Relata no haber tenido amigos en su infancia y adolescencia, sí amigas. Se reconoce como homosexual, convive con su pareja.

Entrevistado 3 (E3)

Hombre de 34 años, nacido en Concepción, Argentina. Reside hace 4 años en Santiago de Chile. Es el segundo hijo de un matrimonio, la madre es dueña de casa y el padre, abogado, trabajaba viajando fuera de la ciudad de residencia por largos periodos de tiempo, encontrándose ausente. Sus referentes masculinos en la niñez fueron artistas como Freddie Mercury y Ricky Martin. Se reconoce como homosexual y convive con su pareja.

Entrevistado 4 (E4)

Hombre de 28 años, hijo único de madre sin pareja, refiere padre ausente a lo largo de la vida. Es criado por su abuela materna, una tía, su madre y su abuelastro. Crece junto a un tío 1 año mayor, en quien reconoce un rol de hermano. Identifica como principales referentes masculinos en su niñez y juventud a su abuelastro, y al padre de su tío. Se reconoce como homosexual, actualmente sin pareja.

Entrevistado 5 (E5)

Hombre de 38 años. Es el hijo menor en familia biparental heterosexual, con 2 hermanos mayores por 5 y 3 años, respectivamente. Nació y creció en Santiago, aunque vivió 1 año en Valdivia, a los 5 años. Al volver, vivió en casa de un tío por un año. Identifica como referentes masculinos en su infancia, a este tío y a su padre. Se reconoce como heterosexual. Estuvo casado. En la actualidad se encuentra sin pareja.

Poder y dominio en la masculinidad

A continuación, se desarrolla el concepto de poder y dominio en tanto expresión de la masculinidad dominante, a través de las citas y de las características que la literatura reconoce como parte de la masculinidad hegemónica.

División del trabajo según sexo/género

En esta subcategoría se evidencia la división de roles al interior del núcleo familiar, que organiza las ocupaciones por género. Incluso en las prohibiciones explícitas (se explicita que los varones no pueden ocuparse lavando los platos, por ejemplo). Las prohibiciones resultan como incuestionable en la vida diaria, debido al acuerdo propio sobre la masculinidad hegemonía, donde la imposición por parte de los hombres se produce articulando las instituciones que componen la sociedad (en este caso, la familia) para adoctrinar a los grupos dominados, promoviendo la idea de que esta forma de organización es natural y se encuentra supeditada al bien común (Angell, 2014Angell, A. M. (2014). Occupation-centered analysis of social difference: contributions to a socially responsive occupational science. Journal of Occupational Science, 21(2), 104-116.). Estas nociones están presentes en el relato de todos los entrevistados, quienes refieren el escaso tiempo que dedican algunos hombres a las labores del hogar y el cuidado de hijos e hijas. En ocasiones se señala la experiencia de amigos con hijos e hijas, donde pocos asumen su cuidado (“llevar la pollera”), mandato propio de este tipo de masculinidad.

[…] él [su abuelo] no hacía nada en la casa, tenía este dominio de llegar y que le sirvieran, y que le tuvieran la cama hecha, y que tuvieran el aseo hecho, y que le tuvieran la comida hecha. Entonces nunca aportó desde lo doméstico en la casa, siempre tuvo como jefatura dentro de la familia. Pese a que mi abuela también trabajaba, ella también tenía que hacerse cargo de la casa (E4/Entrevista 1).

Este relato refleja una manifestación concreta de la masculinidad hegemónica, donde se evidencian roles tradicionales de género y una distribución desigual de responsabilidades. La falta de contribución del abuelo en las tareas del hogar, aun cuando la abuela también trabajaba, resalta la rigidez de los roles de género y la persistencia de patrones de dominio y expectativas de servicio asociadas a la masculinidad hegemónica.

Proveedores y jefes de hogar

Otra característica de la división de ocupaciones por género, es la obligación de los hombres de ser proveedores de la familia desde el exterior, tal como se expresa a continuación: “Mi mamá siempre estaba en la casa haciendo las cosas de mamá y mi papá siempre afuera (E1/Entrevista 1).

La división de los roles y ocupaciones de acuerdo con el género es un mandato considerado una forma de imposición y dominio histórico de los hombres, a través del cual ostentan las categorías de sostenedor económico del hogar, impidiendo a la vez, a las mujeres participar en el mundo público. La división de los roles generó una marcada distinción de los espacios sociales acorde al género, limitando a las mujeres al espacio privado y las funciones de administración del hogar, así como el cuidado de los hijos, hijas, los enfermos y de los hombres; todas actividades consideradas, además, invisibles y de menor valor (Facio & Fries, 2005Facio, A., & Fries, L. (2005). Feminismo, género y patriarcado. Academia: Revista Sobre Enseñanza del Derecho de Buenos Aires, 3(6), 259-294.). Esta imposición obligó a las mujeres a depender económicamente de los hombres, a quienes, por su parte, se les señaló su lugar afuera del hogar. El espacio público les permitió crecimiento económico (a expensas de una cotidianidad sostenida por las mujeres), les ofreció oportunidades, desarrollaron carreras profesionales, políticas y científicas, participando e influyendo en la sociedad en los ámbitos en que se expresa el poder: económicos, políticos, legales, entre otros (Federici, 2018Federici, S. (2018). El patriarcado del salario: críticas feministas al marxismo. Madrid: Traficantes de Sueños.).

Las referencias de los entrevistados expresan con claridad la percepción de la división de los roles acorde al género. Los relatos muestran a padres configurados como cabezas de familias, proveedores económicos y lejanos del hogar; a diferencia de las madres, quienes, junto a otras mujeres (hermanas, abuelas, tías) conformaron las referencias del mundo adulto permanente durante la niñez.

Relaciones con grupos de pares

Otro espacio social en que se expresan poder, dominio y/o superioridad, son las relaciones al interior del grupo de los hombres. En la masculinidad hegemónica no solo se producen relaciones de poder con las mujeres, sino también con los hombres (Demetriou, 2001Demetriou, D. Z. (2001). Connell’s concept of hegemonic masculinity: a critique. Theory and Society, 30(3), 337-361.), en que se imponen pautas de comportamiento a través de la coerción y violencia a los demás hombres, cuestionando y estigmatizando otras formas de masculinidad, consideradas subordinadas.

El relato de los entrevistados expresa la vivencia de dominación directa, coercitiva y violenta por parte de otros hombres de sus entornos. El género es siempre un fenómeno relacional, y en la hegemonía interna, las interacciones entre hombres exigen la demostración constante de atributos asociados al hombre desde una concepción patriarcal. Se considera que, y así lo relatan los entrevistados, el desarrollo de estas relaciones es bidireccional: primero los hombres aprenden a través de las ocupaciones de otros hombres, aunque también de mujeres, cuáles conductas deben ejecutar para ser considerados como tales y evitar la exclusión. Luego, las ocupaciones son reproducidas en la relación con sus pares.

Los varones no tienes muchas alternativas para expresar su desacuerdo frente a la presión grupal. Esto sucede con frecuencia, manteniendo el cuestionamiento de la propia masculinidad, a la vez que la necesaria demostración de hombría en las relaciones que se establecen a diario. Por ende, muchas veces deben participar en ocupaciones colectivas que ejercen violencia o dominación a otros: “Sí éramos bien agresivos… sí, nos pegábamos… y todo eso [con los pares en el colegio]” (E5/Entrevista 1). La cita muestra la naturalización de estas prácticas. El entrevistado describe las relaciones establecidas con sus compañeros de colegio, donde los juegos violentos, los insultos y la burla existen con cierto nivel de normalización, lo que es similar en diferentes estudios (Garda & Huerta, 2007Garda, R., & Huerta, F. (2007). Violencia masculina. México: Indesol/Hombres por la Equidad AC.).

Fortaleza e invulnerabilidad

En esta subcategoría, se señala que la fortaleza exigida a los hombres desde temprana edad funciona como una estrategia para pertenecer a un grupo de referencia y así, ser parte de la norma y evitar la exclusión. Por lo tanto, se propone considerar la exhibición de fortaleza a través de ocupaciones violentas (explícitas o encubiertas) frente a la amenaza de la sumisión.

[…] [el hombre] quiere seguir con esa regla anticuada del patriarcado, eso de que el hombre es como rudo, o se las aguanta, no llora, es macho… Que igual creo que a la larga, terminan no dejándote vivir como quieres vivir, porque tenés que vivir bajo apariencias para sentirte cómodo, y seguir con el estereotipo que requiere demostrar a la sociedad (E3/Entrevista 1).

Para los participantes, la socialización se caracteriza por gestos violentos. La prohibición explícita o silenciada de no llorar, implica una coartación a temprana edad de la relación del niño con su mundo emocional. Martínez (2013, pMartínez, C. (2013). Masculinidad hegemónica y expresividad emocional de hombres jóvenes. In J. Ramírez & J. Cervantes (Eds.), Los hombres en México: verdades recorridas y por andar (pp. 177-199). México: Universidad de Guadalajara.. 191) señala “[…] a los jóvenes varones se les enseña de muy pequeños a no expresar aquellos sentimientos que […] son catalogados como débiles, ya que eso haría vulnerable a quien lo expresa, y de alguna manera lo feminizaría”. Así, las dificultades de los hombres para expresar una determinada configuración de su emocionalidad, es decir, parte de sus afectos, es producto de los aprendizajes vividos a lo largo de la vida. Este mandato, junto a aquellos que buscan provocar en el ejercicio de ocupaciones, la adopción de la violencia por parte de niños y adolescentes, se considera un atributo sociocultural propio de los hombres, contando con la validación institucional para su existencia y justificación (Garda & Huerta, 2007Garda, R., & Huerta, F. (2007). Violencia masculina. México: Indesol/Hombres por la Equidad AC.).

Tal como los relatos señalan, “los hombres no lloran” es una exigencia patriarcal que pretende mantener a los hombres inalterables, desconociendo su emocionalidad, en tanto parte de la vivencia humana. De esta manera, el sistema patriarcal se asegura de que, aun cuando emocionalmente puedan sentirse afectados por situaciones que experimenten, los hombres sean capaces de lograr aquellas exigencias que a través de los estereotipos les impone, a través del desarrollo de ocupaciones relacionadas con el trabajo, el desarrollo económico, el esfuerzo, la violencia, etc. (Campos, 2007Campos, A. (2007). Así aprendimos a ser hombres: pautas para facilitadores de talleres de masculinidad en América Central (Vol. 1). Costa Rica: Oficina de Seguimiento y Asesoría de Proyectos OSA, S.C. Recuperado el 5 de septiembre de 2023, de http://www.portalsida.org/Article_Details.aspx?ID=9044
http://www.portalsida.org/Article_Detail...
).

El testimonio del entrevistado (3) destaca las tensiones asociadas con las expectativas tradicionales de la masculinidad, evidenciando cómo estas normas pueden imponer restricciones y generar conflictos internos. Esta narrativa individual resalta la necesidad de explorar más a fondo cómo estas experiencias personales reflejan contradicciones y transiciones en la conformación de las masculinidades hegemónicas a lo largo del tiempo.

Esto permite preguntarse cómo las construcciones sociales de género, en particular los estereotipos de la masculinidad, impactan la autenticidad y la calidad de vida de los hombres. Al examinar más detenidamente estas experiencias individuales, se podría identificar las formas en que los hombres enfrentan dilemas entre cumplir con las expectativas tradicionales y buscar vivir de manera auténtica y acorde con sus propias necesidades y deseos.

En este contexto, es valioso explorar cómo estas tensiones influyen en la salud mental (Aguayo, 2022Aguayo, F. (2022). La depresión masculina y sus síntomas: un estudio cualitativo con hombres adultos chilenos. Salud Colectiva, 18, 1-16.), las relaciones interpersonales y la capacidad de los hombres para expresar y gestionar sus emociones.

Rechazo a las ocupaciones de autocuidado

Otra de las características expresadas en la masculinidad hegemónica es el rechazo a las ocupaciones de cuidado propio por ser mandatadas como exclusivamente femeninas.

En esta subcategoría se refiere la prohibición de los hombres a cuidar su propio cuerpo, por ejemplo, utilizando cremas faciales o corporales. Se narra la experiencia de burla por parte de otras personas en relación con estas ocupaciones, lo que funciona como un sistema de control social de los mandatos hegemónicos, donde la vergüenza, o evitar el qué dirán operan como la apropiación inconsciente de los mismos.

La obligación de ser fuerte implica, no solo exhibir fortaleza o destreza, sino también no mostrarse vulnerable. El binarismo instala la división de fortaleza y vulnerabilidad, atribuyendo la última a las mujeres, lo que obliga a los hombres a pensarse y mostrarse como invulnerables, siendo el autocuidado innecesario.

[…] un hombre que se peina y va a la peluquería… es gay... y nunca fue gay, es hétero, pero le gusta sentirse con olor más rico y vestirse bien, peinarse bien (E2/Entrevista 1).

Esta cita complementa la anteriormente señalado, al asociar el autocuidado con la feminidad. El patriarcado mandata que estas prácticas sean exclusivas de las mujeres, y que los hombres que las practican sean considerados femeninos, o bien, homosexuales, por lo tanto, como hombres devaluados (Avillo et al., 2015Avillo, C., Barrientos, B., Fernández, J., Matus, C., Olivares, C., & Morrison, R. (2015). Context and occupational choices of adolescents that identify themselves as homosexuals. Revista Chilena de Terapia Ocupacional, 15(2), 1-19.; Facio & Fries, 2005Facio, A., & Fries, L. (2005). Feminismo, género y patriarcado. Academia: Revista Sobre Enseñanza del Derecho de Buenos Aires, 3(6), 259-294.; Martínez, 2013Martínez, C. (2013). Masculinidad hegemónica y expresividad emocional de hombres jóvenes. In J. Ramírez & J. Cervantes (Eds.), Los hombres en México: verdades recorridas y por andar (pp. 177-199). México: Universidad de Guadalajara.).

Por último, los entrevistados reconocen que la falta de ocupaciones de autocuidado, el descuido del propio cuerpo, o la obligación de sentirse y mostrarse invulnerables se expresa también en la resistencia a acudir a servicios de salud en el caso de presentar razones para ello. Se puede observar la marcada influencia en la salud que tiene la cultura, al definir las actitudes y prácticas esperadas de los hombres, conduciendo a la idea de que asistir al médico, o al psicólogo, como lo relata uno de los entrevistados, representa vulnerabilidad, un rasgo no masculino (Campos, 2007Campos, A. (2007). Así aprendimos a ser hombres: pautas para facilitadores de talleres de masculinidad en América Central (Vol. 1). Costa Rica: Oficina de Seguimiento y Asesoría de Proyectos OSA, S.C. Recuperado el 5 de septiembre de 2023, de http://www.portalsida.org/Article_Details.aspx?ID=9044
http://www.portalsida.org/Article_Detail...
).

Transmisión de las masculinidades a través de la ocupación

En esta categoría se expresan y analizan los diversos referentes identificados por los entrevistados en los cuales observaron la conducta masculina durante su niñez y adolescencia expresados a través de ocupaciones: en la familia; el juego; instituciones como el colegio; y entre los pares.

La familia

Ocurrió una vez que, a mi hermano grande, cuando tenía como 5 años [el abuelo paterno] le dio un vaso de vino. Para que se hiciera hombre… y él, súper chico, se volvió loco, empezó a correr, como que entró en euforia, y después quedó tirado como durmiendo [risas] y…siempre era como la anécdota (E5/Entrevista 1).

La cita muestra claramente un proceso de socialización de género a través de ocupaciones realizadas en familia, donde se reproduce la masculinidad hegemónica. El abuelo desempeña esa ocupación en complicidad con el resto de la familia, quienes normalizan el episodio, desatendiendo los efectos que ocurren en el niño.

Por otro lado, también se describe en esta subcategoría, como varias mujeres participan en procesos de socialización de la masculinidad hegemónica. La idea de que el varón adulto es la autoridad es reproducida a través de diferentes prácticas o limitaciones de ocupaciones o a través de castigos.

Aun cuando existen varias experiencias de resistencias, la internalización de la masculinidad hegemónica expresada en ocupaciones, permite comprenderla como necesarias para el bien común, en un movimiento interior y exterior de aceptación y rechazo a los intereses del grupo dominante (Grollmus, 2012Grollmus, N. S. (2012). La construcción social de la masculinidad: poder, hegemonía y violencia. Psicología, Conocimiento y Sociedad, 2(2), 27-65.).

El juego

En este apartado se describe la importancia del juego como expresión cultural de los mandatos de género. La construcción de la identidad masculina sucede a partir de múltiples agentes transmisores de socialización, y no depende de la presencia o ausencia de las figuras paterna y/o materna, ya que la cultura -en tanto sistema- transmite en todos los grupos sociales que la comparten, sus significados (Grollmus, 2012Grollmus, N. S. (2012). La construcción social de la masculinidad: poder, hegemonía y violencia. Psicología, Conocimiento y Sociedad, 2(2), 27-65.; Martínez, 2013Martínez, C. (2013). Masculinidad hegemónica y expresividad emocional de hombres jóvenes. In J. Ramírez & J. Cervantes (Eds.), Los hombres en México: verdades recorridas y por andar (pp. 177-199). México: Universidad de Guadalajara.).

Desde la ciencia ocupacional y la terapia ocupacional, el juego ha sido señalado por diversos autores como la ocupación más relevante en la niñez y en tanto ocupación, el juego es entendido como una actividad espontánea del ser humano, con arraigo en la cultura en la cual los sujetos se encuentran inmersos (Gerlach & Browne, 2021Gerlach, A. J., & Browne, A. J. (2021). Interrogating play as a strategy to foster child health equity and counteract racism and racialization. Journal of Occupational Science, 28(3), 414-416.; Lagos et al., 2017Lagos, D. P. G., Barriga, G. E. L., Ferrada, N. L. M., & Betanzo, K. A. S. (2017). El régimen de jornada escolar completa y la participación en el juego: una política pública en deuda con los niños y niñas. Revista Chilena de Terapia Ocupacional, 17(1), 49-56.; Lucisano et al., 2022Lucisano, R. V., Pfeifer, L. I., & Stagnitti, K. (2022). The use of the Child Initiated Pretend Play Assessment – ChIPPA: a scoping review. Cadernos Brasileiros de Terapia Ocupacional, 30, 1-18.; Mora et al., 2020Mora, J. A. F., Landeros, F. S. L., Granifo, M. A. O., Suazo, V. P. R., & Monsalve, V. E. R. (2020). Impacto de la violencia política en el juego de niños y niñas Mapuche de una comunidad de la Región de la Araucanía. Revista Chilena de Terapia Ocupacional, 20(1), 73-82.; Pastore & Barros, 2015Pastore, M. D. N., & Barros, D. D. (2015). Children’s play culture and socialization: insights on being a child in a mozambican community. Cadernos Brasileiros de Terapia Ocupacional, 23(3), 599-609.; Zogogianni et al., 2022Zogogianni, S., Whiteford, G., & Siaperas, P. (2022). Understanding disruptions to children’s patterns of occupation and forms of occupational engagement during COVID-19 in Greece: an exploratory study. Journal of Occupational Science, 30(3), 390-402.).

La participación en la interacción libre que provee el juego durante la niñez permite a los sujetos la interpretación de la realidad, el ensayo de conductas sociales y la adquisición de distintos roles que desempeñarán a lo largo de la vida adulta, además del aprendizaje de reglas tales como los mandatos de género de la cultura en que se encuentran (Aravena et al., 2017Aravena, V., Larsen, C., Orsini, F., & Morrison, R. (2017). Influencia de la heteronorma en las elecciones ocupacionales y construcción de identidad de género de niñas y niños: análisis del contexto educativo. Revista de Estudiantes de Terapia Ocupacional, 4(2), 51-74.).

De esta forma, en distintos contextos, los entrevistados recibían información explícita e implícita sobre los juegos que tenían permitidos y prohibidos, de acuerdo con su sexo/género.

Lo que sí me prohibían mucho [...] [era] hacer ciertas “cosas de niña” […], como jugar con muñecas... ver ciertos dibujos animados, cosas así... En el colegio [a] la profesora le gustaba que yo jugara fútbol…y no poh, no me gustaba, pero me obligó una vez... Yo creo que era para […] que me hiciera más masculino (E2/Entrevista 1).

En esta cita se observa la prohibición explícita de jugar con juguetes o realizar juegos atribuidos a las niñas, a la vez que ejemplifica el mecanismo de control ejercido desde el adulto que impone un juego como fútbol, reconocido por todos los entrevistados como una ocupación “masculinizante”, en el que se les socializó tempranamente, aun en contra de su voluntad.

Soy argentino, entonces lo que era de hombre era básicamente jugar al fútbol… onda si eres niño, me acuerdo que jugar con autitos era de hombre, y jugar con muñecas era de nenas […]. Yo jugaba a las muñecas igual con mi mejor amiga, pero claro, no salía de nuestro entorno. Tampoco salía del entorno de nuestras madres, que lo veían igual (E3/Entrevista 1).

Esta cita revela otro contexto en que el juego también es utilizado como discurso normalizador del género, a través de la imposición de los juguetes permitidos a la vez que se reprime la exploración libre. Las citas refuerza la idea del futbol como medio de socialización de la masculinidad en la niñez, revelando además la noción que tempranamente tuvo el entrevistado de esconder el juego transgresor del mandato patriarcal.

Anteriormente se señaló que la masculinidad restringe el autocuidado, a raíz de lo cual, los entrevistados señalan la tendencia a esconderse para poder llevar a cabo acciones con este fin (como usar protector solar o cremas faciales), sin recibir el castigo social al que quedarían expuestos. Es decir, algunos hombres pueden reconocer el autocuidado como necesidad, pero para satisfacerla sin sanción, deben hacerlo con disimulo. Esta misma estrategia se aprecia en el relato del entrevistado, dando cuenta de que la búsqueda y exploración resultan inherentes al ser humano, sin importar el sexo/género. En el caso de las conductas ejecutadas a escondidas, se observa que existe un aprendizaje de la vergüenza o el temor, que se inicia en la niñez a través del juego y se refuerza a lo largo de la vida, de acuerdo con la respuesta social frente a estos comportamientos.

La construcción de la identidad de género se caracteriza por la transformación constante y la integración de las actitudes que socialmente se han etiquetado como masculinas y femeninas, aunque hay más posibilidades (personas no binarias, trans, entre otros). En sí misma, la construcción de identidad constituye un desarrollo histórico y simbólico en que se mezclan experiencias individuales y colectivas, dando lugar a una identidad que se caracteriza por ser inestable, cambiante, contradictoria y dinámica y que, para ser tal, requiere la búsqueda activa y libre de experiencias en que niños y niñas tomen contacto consigo mismas, sus mundos emocional e intelectual, así como con los y las demás (Avillo et al., 2015Avillo, C., Barrientos, B., Fernández, J., Matus, C., Olivares, C., & Morrison, R. (2015). Context and occupational choices of adolescents that identify themselves as homosexuals. Revista Chilena de Terapia Ocupacional, 15(2), 1-19.; Beagan & Saunders, 2005Beagan, B., & Saunders, S. (2005). Occupations of masculinity: producing gender through what men do and don’t do. Journal of Occupational Science, 12(3), 161-169.). Sin embargo, una vez que el juego es normado en base a la cultura patriarcal, se restringe la exploración libre que representa, interfiriendo el proceso natural desde el cual niños y niñas construyen su subjetividad.

Los relatos de los entrevistados dan cuenta de lo señalado hasta aquí, y posibilitan reconocer la importancia que tuvo el juego en tanto medio de transmisión de la cultura patriarcal, siendo un elemento que, en sus niñeces, normaba el quehacer. En las citas se observan las asociaciones a priori que desde distintas vías son transmitidas a los entrevistados para señalarles, de manera consciente o inconsciente, con cuál género debían identificarse y qué juegos se consideraban válidos o prohibidos. Ocupaciones como el fútbol, los juegos con autos y de lucha son identificados como mensajes directos desde los padres, madres, docentes o medios de comunicación, como ocupaciones normadas de la masculinidad, mientras que el juego con muñecas, máquinas de coser o cocinas (todos apuntados al cuidado de, ya sea, otro, otra, o del hogar), son identificados como juegos de niñas, y, por lo tanto, omitidos o prohibidos.

Instituciones, el colegio

Para efectos del análisis, se acotará la institución escolar a las figuras de autoridad que en este espacio representan el mundo cultural adulto-céntrico y, por lo tanto, transmiten los discursos dominantes. Los grupos de pares serán abordados en otro apartado, debido a su importancia en la construcción de la masculinidad, de acuerdo con lo señalado por los entrevistados.

[…] los profes tenían maneras distintas de castigarte […]. Había profes que eran violentos. Igual tenía un profe que nos pegaba guates [manotazos en la cabeza]. No era pesado, pero nos pegaba y decía ‘¿No erís machito? ¡No llorís!’ (E1/Entrevista 1).

Esta cita da cuenta de la reproducción, dentro del colegio, de conductas violentas que transmiten un mensaje hegemónico claro, con normalización y en complicidad entre los adultos. Otros relatos son similares y dan cuenta del rol de docentes en la transmisión de la masculinidad hegemónica. Como se señaló previamente, la cultura se reproduce en las instituciones y grupos sociales, y en especial, instalación de la masculinidad hegemónica se transmite violentamente a través de las distintas formas descritas por los participantes: intimidación verbal, transgresión de la voluntad al imponer actividades preconcebidas socialmente como masculinas, golpes, exposición y humillación frente al grupo de pares. La violencia dentro de este marco cultural se transmite a través de las ocupaciones que se realizan y se inscribe como un discurso cotidiano, obvio e irracional, presente en relaciones de todo tipo (políticas, amorosas, parentales, etc.), como una forma de comunicación que abarca a las personas que participan de la cultura sin distinción de género, sin embargo, para los hombres, la violencia se convierte en una manera de acceder al poder, al dominar, competir y ganar, todas metas establecidas como mandatos propios de este estilo de masculinidad (Garda & Huerta, 2007Garda, R., & Huerta, F. (2007). Violencia masculina. México: Indesol/Hombres por la Equidad AC.).

Este juego se da entre grupos dominantes y subordinados. Si bien el grupo subordinado “acepta” el sometimiento (no necesariamente de forma consciente o acordada), el malestar psicológico y emocional que este acarrea es evacuado a través de un guion oculto en que se expresa el desacuerdo. Ambos guiones comparten espacios en la cotidianidad, e interactúan pudiendo generar apertura de ciertas brechas y transformaciones del sistema jerárquico hacia situaciones de mayor equidad, o, por el contrario, endurecer la subyugación y producir inequidades más profundas en torno a la masculinidad hegemónica expresad en ocupaciones (Demetriou, 2001Demetriou, D. Z. (2001). Connell’s concept of hegemonic masculinity: a critique. Theory and Society, 30(3), 337-361.).

Los pares

El proceso de conformación de la identidad de género ocurre a través de la socialización, siendo la retroalimentación del otro lo que permite a los sujetos generar teorías que facilitan el entendimiento de los códigos y significados de lo vivenciado a diario, para acceder a la aceptación por parte del otro, que representa en último caso, al colectivo. En ese sentido, “las relaciones tempranas significativas funcionan como “imágenes de criterio” que esencialmente regulan, pero no determinan totalmente los procesos subsiguientes de hacer y calzar mediante los cuales el individuo construye el conocimiento sobre sí mismo y el mundo” (Henríquez, 2011, pHenríquez, P. V. (2011). El sentido y significado personal en la construcción de la identidad personal (Tesis de magíster). Universidad de Chile, Chile.. 30). Esto permite destacar la importancia de las figuras referenciales primarias durante la niñez y adolescencia, en la construcción de una identidad de género más o menos cercana a los modelos de masculinidad preestablecidos por parte de la cultura dominante. Las siguientes citas dan cuenta de la comprensión por parte de algunos entrevistados, de la conformación material y simbólica del grupo de pares, ya que, como se señalará, pares no son todas las personas que comparten un espacio físico, o tienen edades similares.

Cuando eres adolescente estás muy susceptible. Todas las emociones son a flor de piel y lo que menos quieres sentir es un rechazo. Y menos si es desde un hombre […]. Obvio que vas a querer referenciarte más con un hombre que con una mujer (E.1/E.1).

[…] [los hombres entre sí son] como más secos, más bruscos, como el abrazo y el palmoteo, ¿no? y también como un poco manada. Como la manada de hombres […]. Yo a veces pienso que es como la necesidad de uno, de identificarse con algo, de pertenecer a algo más grande (E5/Entrevista 1).

En las citas, los participantes dan cuenta de la importancia que tiene pertenecer a un grupo de pares durante la adolescencia, el cual debe estar conformado por otros hombres. Esto resulta significativo en estos entrevistados, que además se identifican como heterosexuales, pues de acuerdo con lo señalado sólo los hombres conforman el grupo de pares, mientras que las mujeres no representan un referente para ellos. Además, ambas citas se refieren a las expectativas que perciben impuestas por el grupo, como la competencia con otros grupos, dando cuenta de características de virilidad que se espera, muestren los pares, ejerciendo presión y control entre los hombres.

En la distinción por género, el grupo de pares adquiere “[…] dimensiones de equipotencia, equivalencia y equifonía por y para los hombres” (Rojas, 2005, pRojas, F. H. (2005). Finezas y sutilezas misóginas en el juego del hombre. In D. Caziés & F. H. Rojas (Eds.), Los hombres ante la misoginia: miradas múltiples (pp. 191-212). México: UNAM.. 207), siendo entonces validados sólo aquellos que se consideran iguales (desde lo simbólico y lo material), en la influencia que pueden tener sobre los demás hombres. Estos son equivalentes en potencia, valor y representan por ello, discursos válidos. En esta distinción grupal por género, la misoginia no es vivida necesariamente como agresión hacia las mujeres, sino a través de ignorarlas, viniendo a conformar “lo-no-pensado” (Rojas, 2005, pRojas, F. H. (2005). Finezas y sutilezas misóginas en el juego del hombre. In D. Caziés & F. H. Rojas (Eds.), Los hombres ante la misoginia: miradas múltiples (pp. 191-212). México: UNAM.. 207).

[Sobre jugar fútbol] Es rico gritar, competir, en grupo. […] debe estar como en el ADN de uno, como en la arena, ¿no? La arena, la batalla, la guerra. El enfrentarse, el medirse, como cuando chico, a través del juego, la fuerza, como que todos tenemos ese macho alfa, que quiere salir y ser el goleador, o el arquero que atajó los goles. Como que satisface ese instinto de competir (E5/E.1).

La normalización de la masculinidad hegemónica da cuenta de la transmisión cultural, donde “la naturaleza humana” explicaría la necesidad de competencia. No se trata sólo de pertenecer al grupo de pares, amoldarse al mismo y sentirse representado en este, si no, además, sobresalir estando siempre en competencia y ser el mejor.

Yo siempre he tenido buena experiencia con las mujeres, entonces mis compañeros como que eso…les molestaba mucho. No era un juego de competir con ellos… sin embargo, lo veían así, […] y me empezaban a apartar. Tenían su grupo […] siempre ese juego de competencia, y no solamente con eso, sino que también con todo, así como en el deporte, […] lo académico (E4/E.1).

Mira también esto de tomar [beber alcohol] también, como ‘oye, tómate un copete, si erís hombre ¿o no?’ (E.1/E1).

Las citas expresan las experiencias de lucha y competencia como parte de los códigos propios del grupo de pares en diferentes ocupaciones, como beber en grupo o el proceso de relacionamiento amoroso. El sujeto que pertenece es desafiado constantemente, y no responder al desafío implica ser aislado. El riesgo de aislamiento que representa no acatar las directrices del grupo de pares es significativo y puede ser vivido como una amenaza, no sólo de exclusión, sino también de violencia por parte del grupo dominante. Esta situación, va en sintonía con otras experiencias en el contexto chileno (Instituto Nacional de Estadísticas, 2020Instituto Nacional de Estadísticas – INE. (2020). Masculinidad hegemónica en Chile: un acercamiento en cifras. Santiago: Gobierno de Chile.; Morales-Ortiz et al., 2021Morales-Ortiz, K., Terán-Avendaño, K., Urrutia-Villanueva, N., Mardones-Leiva, K., & Vergara-Maldonado, C. (2021). Masculinidad hegemónica en la salud sexual y reproductiva: prácticas y creencias de hombres jóvenes en Chile. Revista Matronería Actual, (3), 7-18.).

En el caso de los demás entrevistados, la conformación del grupo de pares fue distinta. Y el supuesto que se plantea, es que la diferencia se explica por la orientación sexual. Quienes declararon haberse identificado como homosexuales sufrieron las expresiones de la masculinidad hegemónica a través de la exclusión y violencia por parte de los otros niños y/o jóvenes que conformaban sus entornos.

[…] en la básica me hicieron mucho bullying... pero en la media no, pero sí me aislaban y nunca pude tener amigos […] mis compañeros eran bien respetuosos, pero igual me aislaban... como que yo quería tener un grupo de amigos […] yo llegaba y se callaban. Yo ahí me iba. Al final tuve amigas de nuevo, […] ahí fui entendiendo y dije ‘ya chao’ […] ‘ya encontraré gente igual a mí’ (E.2/E.1).

Como ya se ha dicho, la transmisión de los mandatos de género desde la niñez, especialmente a través del juego, produce en los entrevistados una temprana comprensión de las jerarquías en las relaciones entre hombres, y de estos con las mujeres (Aravena et al., 2017Aravena, V., Larsen, C., Orsini, F., & Morrison, R. (2017). Influencia de la heteronorma en las elecciones ocupacionales y construcción de identidad de género de niñas y niños: análisis del contexto educativo. Revista de Estudiantes de Terapia Ocupacional, 4(2), 51-74.). La forma y función interna de la masculinidad, mandata al grupo de los hombres a validar la masculinidad hegemónica, y rechazar masculinidades definidas y entendidas como subordinadas (Connell & Messerschmidt, 2005Connell, R. W., & Messerschmidt, J. W. (2005). Hegemonic masculinity: rethinking the concept. Gender & Society, 19(6), 829-859.).

Los relatos de los adultos homosexuales muestran la exclusión con base en la homofobia, expresada en acoso, aislamiento y violencia, dando cuenta de los mecanismos de control social de la cultura patriarcal en los hombres que, a través de la burla, el aislamiento y los golpes, dejan en claro que el lugar jerárquico al interior del grupo es de sometimiento y explotación. Estas situaciones de discriminación por orientación sexual constituyen situaciones de apartheid ocupacional 2 2 El apartheid ocupacional se refiere a la separación de grupos de personas al limitar o denegar su participación adecuada y significativa en las actividades diarias. Esta separación se fundamenta en criterios como la raza, color, discapacidad, origen nacional, edad, género, orientación sexual, religión, creencias políticas y otras características. Originado por influencias políticas, sus consecuencias sistemáticas y predominantes tienen impactos negativos en los aspectos sociales, culturales y económicos, poniendo en riesgo la salud y el bienestar de individuos, comunidades y sociedades en general (Kronenberg & Pollard, 2006)). que tienen a afectar a grupos históricamente excluidos (Fuentes-Barahona et al., 2022Fuentes-Barahona, M., Lara-Saldaña, C., Pfeifer-Fuentes, M., Zapata-Carrasco, S., Grandón-Valenzuela, D., & Morrison, R. (2022). Approach to the performance as a political strategy of resistance to occupational apartheid: the situation of transvestite people. Cadernos Brasileiros de Terapia Ocupacional, 30, 1-21.; Morrison et al., 2020Morrison, R., Araya, L., Del Valle, J., Vidal, V., & Silva, K. (2020). Occupational apartheid and human rights: narratives of Chilean same-sex couples who want to be parents. Journal of Occupational Science, 27(1), 39-53.; Pollard et al., 2009Pollard, N., Kronenberg, F., & Sakellariou, D. (2009). Occupational apartheid. In N. Pollard, D. Sakellariou & F. Kronenberg (Eds.), A political practice of occupational therapy (pp. 55-68). Edinburgh: Elsevier.).

Además se señala la impresión de vivir en un pueblo genera que los guiones oficiales y ocultos del acuerdo patriarcal reciban menos influencia de modelos culturales externos que permiten la modificación de las costumbres. Tal como indica un tercer entrevistado, al referirse a las formas en que se relacionan los hombres en contextos rurales:

Un abrazo afectuoso en la zonas rurales, donde hay mucho más machismo, es muy raro verlo entre amigos, incluso entre padres, entre familiares, padre e hijo, o entre hermanos (E4/E.1).

Lo anterior permite añadir que, la conformación de grupos de pares fue distinta entre quienes cumplieron los mandatos hegemónicos, y quienes no. Estos últimos participaron de grupos de pares heterogéneos que incluyeron mujeres, pasando a formar parte de los no tomados en cuenta, los cuales conforman una ausencia que no alcanza a ser detectada como tal (Rojas, 2005Rojas, F. H. (2005). Finezas y sutilezas misóginas en el juego del hombre. In D. Caziés & F. H. Rojas (Eds.), Los hombres ante la misoginia: miradas múltiples (pp. 191-212). México: UNAM.).

Heterosexualidad y homofobia

Tal como se ha señalado, la demostración de una “heterosexualidad activa” corresponde a un importante mandato imperante de la masculinidad hegemónica. Así, se identifican actitudes homofóbicas en grupos dominantes. En ese sentido, cabe mencionar el carácter cerrado de la hegemonía de la masculinidad, desde la cual se desconocen las diversidades, y se producen categorías cerradas y homogéneas, lo que conlleva no sólo situaciones de estigma, prejuicio y discriminación contra aquellos hombres que desatienden la heteronorma, sino también, aquellos que expresan su masculinidad de formas diversas, no hegemónicas (Rojas, 2005Rojas, F. H. (2005). Finezas y sutilezas misóginas en el juego del hombre. In D. Caziés & F. H. Rojas (Eds.), Los hombres ante la misoginia: miradas múltiples (pp. 191-212). México: UNAM.).

[…] mira esa chica te está mirando. Y tú tienes que mirarla y que hacer el galanteo, sino, no eres hombre. Eres maricón (E.1/E.1).

Esta cita permite reconocer que, en la vivencia del entrevistado, ser hombre y ser heterosexual manifiesto, fueron señaladas como correlaciones (orientación e identidad se consideran una sola dimensión). La ocupación de “conquistar” conlleva una fuerte presión social regulada por pares, dónde se espera que el varón tome la iniciativa en un proceso de relacionamiento amoroso. Además, no participar de estas ocupaciones implican que “no se es suficientemente hombre”, lo que automáticamente genera la catalogación de ser homosexual, lo que es nominado con el insulto: maricón [queer], expresión peyorativa que incluye cualquier diferencia con la hegemonía.

Los relatos de los participantes homosexuales expresan su visión respecto a los grupos subordinados por la masculinidad hegemónica. La presión ejercida reprodujo un comportamientos heteronormado junto al desconocimiento de su orientación sexual hasta terminada la etapa escolar, cuando inicia el reconocimiento y validación de su homosexualidad y de sus vivencias de masculinidad contrahegemónica. Por ejemplo, uno de los participantes participó del entramado cultural patriarcal y conformó grupos de pares, reconociendo los códigos propios de la heteronormatividad3 3 La heteronormatividad puede ser conceptualizada como un sistema de interacciones en el cual la sexualidad se presupone como inherentemente heterosexual y limitada a personas cisgénero (Bell, 2009). En este contexto, la atracción y las relaciones heterosexuales son consideradas como las normativas y deseadas por todos los miembros de la sociedad. Este sistema de relaciones crea dicotomías al abordar la sexualidad, estableciendo contrastes entre lo heterosexual y lo homosexual, así como en la comprensión del género, presentando polaridades entre lo masculino y lo femenino (Barker, 2014). .

Yo me cuestionaba mucho eso y me costó mucho también, porque [en] los carretes [fiestas] fuera del colegio, mis compañeros estaban interesados en conocer a las chicas, en salir con ellas, en buscar algún tipo de relación amorosa… y eso también fue como bien impactante para mí […], una de las cosas más fuertes desde la definición del género que es cómo validarte como hombre, conquistar a una mujer (E.4/E.1).

El entrevistado expresa la incomodidad que el aprendizaje de estos códigos le produjo. La socialización desde la hegemonía implica prácticas que violentan al niño o joven, las cuales son aceptadas por la importancia que tiene pertenecer al grupo de pares (Demetriou, 2001Demetriou, D. Z. (2001). Connell’s concept of hegemonic masculinity: a critique. Theory and Society, 30(3), 337-361.; Fernández, 2012Fernández, M. C. (2012). Indicadores aplicados a la visión dominante de la masculinidad por adolescentes de educación secundaria: la importancia del «deber ser» hombre. Ultima Década, 20(36), 141-162.). Por otro lado, señala como uno de los discursos necesarios para identificarse como hombre, el participar de ocupaciones de conquista amorosa hacia mujeres4 4 En la ciencia ocupacional hay algunas investigaciones sobre “dating” o tener citas o procesos de conquistas amorosas, las que son comprendidas como ocupaciones. Algunas referencias son: Ip et al. (2022); Krishnagiri (2014); y McCarthy & Jackson (2022). , da cuenta de la comprensión material y simbólica que de estas se tiene en el entramado cultural patriarcal, ya que no se les considera pares, sino objetos a través de los cuales se prueba la masculinidad (Cerón & Morrison, 2019Cerón, N. P., & Morrison, R. (2019). Patriarcado, masculinidad hegemónica y ocupaciones: procesos de perpetuación del sexismo. Revista Argentina de Terapia Ocupacional, 5(1), 75-84.; Connell & Messerschmidt, 2005Connell, R. W., & Messerschmidt, J. W. (2005). Hegemonic masculinity: rethinking the concept. Gender & Society, 19(6), 829-859.).

Otros relatos dan cuenta de la homofobia normalizada. Se establece una relación directa entre gestualidad (“actitudes femeninas”, “delicado”), con la homosexualidad y a partir de esto, la comprensión de que se está frente a un sujeto “no-hombre”, quien integra el grupo de los subordinados (Fuller, 2020Fuller, N. (2020). Difícil ser hombre: nuevas masculinidades latinoamericanas. Lima: Fondo Editorial de la PUCP.). En unos relatos se da cuenta del periodo de vida entre los 5 y 6 años, donde se refuerza la instalación temprana del mandato de género; y en otros se da cuenta de las formas que adquiere la homofobia, incluyendo burlarse, exponer, humillar o violentar física y/o verbalmente a otro, o hacer mofa de esto al interior del grupo de pares. Todas ocupaciones que afectan negativamente al colectivo LGBT (Morrison et al., 2023Morrison, R., Araya-Hernández, C., Arrué-Jara, V., & Césped-Olivares, D. (2023). LGBT people and Occupational Science: a literature review. Cadernos Brasileiros de Terapia Ocupacional, 31, 1-15.).

Discusión y Conclusiones

Este estudió exploró la construcción de la identidad de género masculina desde la vivencia de los entrevistados, con el afán de aportar elementos para el análisis del fenómeno, los cuales pueden ampliarse a partir de investigaciones futuras. En ese sentido, se reconoce que la muestra es insuficiente para establecer conclusiones generalizables a la sociedad en su conjunto, objeto que un estudio con estas características no persigue.

Además, es esencial subrayar que, en el proceso de análisis, se abordaron aspectos desde la perspectiva de los elementos históricos y culturales de los participantes (Instituto Nacional de Estadísticas, 2020Instituto Nacional de Estadísticas – INE. (2020). Masculinidad hegemónica en Chile: un acercamiento en cifras. Santiago: Gobierno de Chile.). Todos los entrevistados residían en Chile, situando sus vivencias y los significados que atribuirían a la experiencia de ser hombres en ese contexto. Se reconoce que la construcción del género, el patriarcado y la heteronormatividad no podían entenderse como conceptos universales y ahistóricos (Connell & Messerschmidt, 2005Connell, R. W., & Messerschmidt, J. W. (2005). Hegemonic masculinity: rethinking the concept. Gender & Society, 19(6), 829-859.). Por el contrario, estos aspectos estaban intrínsecamente vinculados a contextos específicos, y la comprensión de las identidades masculinas se enriquece al considerar las influencias históricas y culturales que moldean sus percepciones y prácticas en el contexto latinoamericano (Fuller, 2020Fuller, N. (2020). Difícil ser hombre: nuevas masculinidades latinoamericanas. Lima: Fondo Editorial de la PUCP.).

De este modo, los participantes describieron cómo el estereotipo de la masculinidad hegemónica, expresada a través de varias ocupaciones, es mandatada desde sus propios contextos sociohistóricos y culturales. Así, identifican las lógicas de dominio y poder que los hombres son obligados a acatar a través de mecanismos de coerción y violencia en un juego de aceptación y rechazo permanente.

Al mismo tiempo, los entrevistados dieron cuenta de los mecanismos de los cuales se sirve el sistema para la reproducción de este mandato. En la niñez, las ocupaciones en la familia y del juego fueron los medios de socialización que les transmitieron las diferencias y restricciones por sexo/género, así como las jerarquías definidas por el patriarcado, según la adaptación al estereotipo dominante. Similar a otros trabajos que dan cuenta de las relaciones entre género y juego en la infancia (Aravena et al., 2017Aravena, V., Larsen, C., Orsini, F., & Morrison, R. (2017). Influencia de la heteronorma en las elecciones ocupacionales y construcción de identidad de género de niñas y niños: análisis del contexto educativo. Revista de Estudiantes de Terapia Ocupacional, 4(2), 51-74.). Durante su niñez y juventud, algunos de los entrevistados conocieron las normas para ser aceptados, junto con los medios de coerción para imponerse sobre otros hombres; mientras que los otros entrevistados que eran disidentes de la norma heterosexual, no experimentaron amistad con otros hombres y vivieron múltiples expresiones de homofobia.

En relación con la división del trabajo por género, los entrevistados describieron familias nucleares con una marcada organización hegemónica. Así, las madres o las mujeres de la familia -en la mayoría de los casos- eran dueñas de casa y encargadas de los cuidados y crianza; mientras que los padres, proveedores económicos, trabajaban fuera del hogar, apartados de las labores domésticas y del cuidado de los hijos, estableciéndose una distancia física y emocional, frecuente en las relaciones de los entrevistados con sus padres.

En relación con otros agentes transmisores de la masculinidad hegemónica, el colegio y el grupo de pares fueron descritos como fundamentales en la pubertad y adolescencia, ya que en ambos espacios relacionales los jóvenes continuaron desarrollando su identidad. En ese sentido, diversos autores plantean que el género es un proceso que se desarrolla a lo largo de la vida de los sujetos (Facio & Fries, 2005Facio, A., & Fries, L. (2005). Feminismo, género y patriarcado. Academia: Revista Sobre Enseñanza del Derecho de Buenos Aires, 3(6), 259-294.; Fernández, 2012Fernández, M. C. (2012). Indicadores aplicados a la visión dominante de la masculinidad por adolescentes de educación secundaria: la importancia del «deber ser» hombre. Ultima Década, 20(36), 141-162.; Grollmus, 2012Grollmus, N. S. (2012). La construcción social de la masculinidad: poder, hegemonía y violencia. Psicología, Conocimiento y Sociedad, 2(2), 27-65.), y que, como tal, nunca llega a ser un estado, sino que se modifica a partir de las experiencias. En la pubertad y adolescencia, enfrentados a los desafíos de la hegemonía, los participantes les correspondió, o expresar la virilidad esperada desde el mandato, o ser excluidos por no cumplir con esta lógica, en una equívoca correlación entre orientación, sexo e identidad. Esto es similar con las propuestas que han estudiaron los procesos de socialización en adolescentes desde una perspectiva ocupacional en contextos heteronormados (Almeida, 2022Almeida, D. E. R. G. (2022). Night-time leisure: gender and sexuality intersected by generation, style, and race in the São Paulo pop LGBTQ+ scene. Journal of Occupational Science, 29(1), 52-67.; Avillo et al., 2015Avillo, C., Barrientos, B., Fernández, J., Matus, C., Olivares, C., & Morrison, R. (2015). Context and occupational choices of adolescents that identify themselves as homosexuals. Revista Chilena de Terapia Ocupacional, 15(2), 1-19.; Beagan & Hattie, 2015Beagan, B. L., & Hattie, B. (2015). LGBTQ experiences with religion and spirituality: occupational transition and adaptation. Journal of Occupational Science, 22(4), 459-476.; Hadden et al., 2020Hadden, L., O’Riordan, A., & Jackson, J. (2020). Shining a light on the daily occupational experiences of lesbian and gay adults’ in Ireland: applying an occupational justice lens. Irish Journal of Occupational Therapy, 48(2), 117-132.; Lukas et al., 2021Lukas, M., Forsyth, L., Lee-Bunting, K., & Forwell, S. (2021). “This is me”: the transition of coming-out for gay men through an occupational perspective. Journal of Occupational Science, 30(2), 291-303.; Murasaki & Galheigo, 2016Murasaki, A. K., & Galheigo, S. M. (2016). Juventude, homossexualidade e diversidade: um estudo sobre o processo de sair do armário usando mapas corporais. Cadernos Brasileiros de Terapia Ocupacional, 24(1), 53-68.; Schneider et al., 2018Schneider, J., Page, J., & van Nes, F. (2018). “Now I feel much better than in my previous life”: narratives of occupational transitions in young transgender adults. Journal of Occupational Science, 26(2), 219-232.).

Todos los entrevistados vivenciaron la homofobia como medio para asegurar el mandato. Una parte de ellos participó de sus expresiones a través de burlas, ataques y acoso. Mientras que, por otro lado, quienes no adscribieron a la heteronorma, vivenciaron la homofobia siendo excluidos, reprimidos y subordinados por los “incluidos”, quienes cumplen con estas acciones, para afirmarse en su virilidad.

De esta forma, la investigación reconoce la diferencia entre los participantes que expresaron en la niñez una orientación heterosexual, acorde con el estereotipo; en comparación con aquellos cuya orientación fue abiertamente homosexual desde la niñez. Los primeros identifican códigos propios de la masculinidad hegemónica contenidos en sus vivencias, tales como el papel que cumplen las mujeres en las interacciones con los hombres, ya que, en la medida en que ambos se involucran sexualmente, ellos son validados como “machos”; aun cuando, en esta masculinidad, los hombres ubiquen a las mujeres en un lugar de invisibilidad, ya que estas no poseen el estatus para ser reconocidas por ellos como pares (Garda & Huerta, 2007Garda, R., & Huerta, F. (2007). Violencia masculina. México: Indesol/Hombres por la Equidad AC.; Rojas, 2005Rojas, F. H. (2005). Finezas y sutilezas misóginas en el juego del hombre. In D. Caziés & F. H. Rojas (Eds.), Los hombres ante la misoginia: miradas múltiples (pp. 191-212). México: UNAM.). La expresión de la identidad de género en población LGBT también ha sido un aspecto estudiado con la ciencia ocupacional (Morrison et al., 2023Morrison, R., Araya-Hernández, C., Arrué-Jara, V., & Césped-Olivares, D. (2023). LGBT people and Occupational Science: a literature review. Cadernos Brasileiros de Terapia Ocupacional, 31, 1-15.), señalando concusiones similares a las de este estudio.

Además, estos entrevistados identifican en sus experiencias los riesgos que les implicaba negarse a cumplir con alguna de las exigencias de cualquiera de los medios de socialización señalados. Desde una perspectiva ocupacional, no participar de ciertas ocupaciones opera como una forma de evitar riesgos relacionados a la expresión de género (Beagan et al., 2012Beagan, B., De Souza, L., Godbout, C., Hamilton, L., MacLeod, J., Paynter, E., & Tobin, A. (2012). “This is the biggest thing you’ll ever do in your life”: exploring the occupations of transgendered people. Journal of Occupational Science, 19(3), 226-240.; Goodman et al., 2007Goodman, J., Knotts, G., & Jackson, J. (2007). Doing dress and the construction of women’s gender identity. Journal of Occupational Science, 14(2), 100-107.).

En contraste con estas experiencias, nace la necesidad de mostrarse fuerte, siendo preciso para esto que los hombres, desde la niñez, aprendan a reprimir sus emociones, puesto que parte de estas son consideradas signos de debilidad (Martínez, 2013Martínez, C. (2013). Masculinidad hegemónica y expresividad emocional de hombres jóvenes. In J. Ramírez & J. Cervantes (Eds.), Los hombres en México: verdades recorridas y por andar (pp. 177-199). México: Universidad de Guadalajara.). Esta exigencia se expresará además en la negación de realizar acciones de autocuidado, como el uso de cremas, aceites corporales u otros; o en llevarlos a cabo de manera disimulada por temor a las represalias de ser considerado femenino. Y en una escala mayor, en la negación a consultar al médico y cuidar de la salud cuando es requerido, ya que, según lo narrado, correspondería a una muestra de debilidad, una característica rechazada desde esta masculinidad.

Por otro lado, la vivencia de los participantes que, desde la niñez, desarrollaron su identidad de género con una orientación abiertamente homosexual, tiene otra presentación. Los entrevistados reconocen experiencias de temor a las represalias por ser identificados como “diferentes” en la niñez, exclusión por parte de los otros niños o jóvenes de su edad, y violencia declarada a través del acoso, abuso físico, burlas y golpes, tanto por parte de sus coetáneos, como por parte de los y las adultas que buscan “normalizarlos”. Quienes tuvieron estas experiencias fueron excluidos y, al igual que las mujeres, no fueron considerados pares (Rojas, 2005Rojas, F. H. (2005). Finezas y sutilezas misóginas en el juego del hombre. In D. Caziés & F. H. Rojas (Eds.), Los hombres ante la misoginia: miradas múltiples (pp. 191-212). México: UNAM.); por lo cual los códigos de la masculinidad hegemónica les resultan desconocidos, a la vez que irrelevantes, ya que, exigencias como la heterosexualidad, la competencia o la necesidad de mostrarse fuertes para evitar ser tratados como débiles, son características que, o no les identifican, o representan la agresión sufrida históricamente.

De esta manera, los relatos de los entrevistados expresan una dinámica de control social propia de la función interna de la masculinidad hegemónica: están quienes aprendieron a violentar y quienes aprendieron a ignorar la violencia, o a defenderse. Esta dinámica se entiende como relacional y se expresa en relaciones de poder que van variando de acuerdo a diferentes contextos. Se observa que la coerción del patriarcado se impone sobre ambas partes (aunque una de estas recibe, sin duda, mucha mayor violencia), produciendo restricciones que, en términos ocupacionales, son relevantes de analizar, debido a que, en distintos niveles, ambos grupos son reprimidos a través de estereotipos. Estos promueven ciertas ocupaciones, impidiendo la exploración libre por parte de los sujetos de otras, las que pudieran estar más relacionadas con sus potenciales, deseos o valores, coartando de esta manera, la expresión de una identidad ocupacional desde lo que para los mismos sujetos tiene sentido.

Así, al comprometerse en ocupaciones, se crea una identidad ocupacional que da sentido y significado a lo que se “hace” desde el género (Aravena et al., 2017Aravena, V., Larsen, C., Orsini, F., & Morrison, R. (2017). Influencia de la heteronorma en las elecciones ocupacionales y construcción de identidad de género de niñas y niños: análisis del contexto educativo. Revista de Estudiantes de Terapia Ocupacional, 4(2), 51-74.; Cerón & Morrison, 2019Cerón, N. P., & Morrison, R. (2019). Patriarcado, masculinidad hegemónica y ocupaciones: procesos de perpetuación del sexismo. Revista Argentina de Terapia Ocupacional, 5(1), 75-84.). A medida que llevamos a cabo estas acciones, estamos definiendo una identidad ocupacional única que a su vez refleja la identidad colectiva, pero, en estos términos, es importante cuestionar si realmente esta identidad abarca todo su potencial o si bien, reproduce una forma de ocuparse ligada al género y que, más que potenciar realmente las propias características, intereses y pasiones de los sujetos, restringe y circunscribe sus propias posibilidades de ocuparse a un espacio limitado de acción.

En esta investigación, se propone que la situación de coerción sostenida a lo largo del tiempo produjo malestar emocional y psicológico en los entrevistados, generando una búsqueda de ocupaciones alineadas con la necesidad de encontrar otros significados, otros grupos de pertenencia, en que pudieran participar abiertamente y sentirse seguros. Así, este estudio concluye que la ocupación es la forma en que se construye el género y, a su vez, el género se reproduce a través de la ocupación.

  • 1
    Ej. Masculinidades lésbicas (Lacombe, 2006Lacombe, A. (2006). Para hombre ya estoy yo: masculinidades y socialización lésbica en un bar del centro de Río de Janeiro. Rio de Janeiro: Antropofagia.).
  • 2
    El apartheid ocupacional se refiere a la separación de grupos de personas al limitar o denegar su participación adecuada y significativa en las actividades diarias. Esta separación se fundamenta en criterios como la raza, color, discapacidad, origen nacional, edad, género, orientación sexual, religión, creencias políticas y otras características. Originado por influencias políticas, sus consecuencias sistemáticas y predominantes tienen impactos negativos en los aspectos sociales, culturales y económicos, poniendo en riesgo la salud y el bienestar de individuos, comunidades y sociedades en general (Kronenberg & Pollard, 2006Kronenberg, F., & Pollard, N. (2006). Introducción: un comienzo. In F. Kronenberg, S. S. Algado & N. Pollard (Eds.), Terapia ocupacional sin fronteras (pp. 1-13). Buenos Aires: Médica Panamericana.)).
  • 3
    La heteronormatividad puede ser conceptualizada como un sistema de interacciones en el cual la sexualidad se presupone como inherentemente heterosexual y limitada a personas cisgénero (Bell, 2009Bell, D. (2009). Heteronormativity. In R. Kitchin & N. Thrift (Eds.), International Encyclopedia of Human Geography (2nd ed., pp. 387-391). Amsterdam: Elsevier.). En este contexto, la atracción y las relaciones heterosexuales son consideradas como las normativas y deseadas por todos los miembros de la sociedad. Este sistema de relaciones crea dicotomías al abordar la sexualidad, estableciendo contrastes entre lo heterosexual y lo homosexual, así como en la comprensión del género, presentando polaridades entre lo masculino y lo femenino (Barker, 2014Barker, M. (2014). Heteronormativity. In T. Teo (Ed.), Encyclopedia of critical psychology (pp. 858-860). New York: Springer.).
  • 4
    En la ciencia ocupacional hay algunas investigaciones sobre “dating” o tener citas o procesos de conquistas amorosas, las que son comprendidas como ocupaciones. Algunas referencias son: Ip et al. (2022)Ip, I. M. H., Honey, A., & McGrath, M. (2022). Attitudes toward dating people with disability amongst young people in Australia and Hong Kong. Sexuality and Disability, 40(2), 233-244.; Krishnagiri (2014)Krishnagiri, S. (2014). A research program on the occupation of mate selection. In D. Pierce (Ed.), Occupational science for occupational therapy (pp. 37-48). New Jersey: Slack Incorporated.; y McCarthy & Jackson (2022)McCarthy, K., & Jackson, J. (2022). Exploring dating as an occupation for young heterosexual women in Ireland. Irish Journal of Occupational Therapy, 50(2), 82-89..
  • Cómo citar: Polanco Cerón, N., & Morrison, R. (2024). La ocupación como reproductora del género: una aproximación a la masculinidad hegemónica. Cadernos Brasileiros de Terapia Ocupacional, 32, e3644. https://doi.org/10.1590/2526-8910.ctoAO279936443

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Editado por

Editora de sección

Profa. Dra. Késia Maria Maximiano de Melo

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    26 Jul 2024
  • Fecha del número
    2024

Histórico

  • Recibido
    05 Set 2023
  • Revisado
    27 Set 2023
  • Acepto
    08 Abr 2024
Universidade Federal de São Carlos, Departamento de Terapia Ocupacional Rodovia Washington Luis, Km 235, Caixa Postal 676, CEP: , 13565-905, São Carlos, SP - Brasil, Tel.: 55-16-3361-8749 - São Carlos - SP - Brazil
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