El tema No enfermedad como objeto de consciencia ideal parece hacer referencia, de modo más o menos constante, a un pensamiento y a una ideación en que se construye la enfermedad como algo que ha de ser eliminado (incluso, debido a la reiteración y al énfasis de las informantes en esta idea, parece establecerse como fundamento, a priori, de la propia condición de preocupación por la alimentación saludable), por medio de un autocontrol estricta y complejamente diseñado: Diseño del autocontrol; del que se es absolutamente consciente, desdibujándose en los discursos cierta alianza/simbiosis entre los alimentos y la mente (Yo me alimento mentalmente). En un nivel más colectivo, las mujeres preocupadas por alimentarse saludablemente, parecen fortalecer la condición en la comunidad en donde se apuesta y se vive en primera persona la experiencia de lo saludable (El círculo de lo saludable). Estas mujeres también parecen definirse como opositoras a los productos e ideas que venden los medios de comunicación (Desacuerdos con lo mediático), generando, al unísono, Un optimismo recreado, recreado por manifestarse por medio de retroalimentación de pensamientos y disposiciones positivas, ya sean nacidos de dentro, o surgidos a partir del mundo externo, si bien aparentemente contrarias a las del entorno. Los modos de socialización en los contextos de lo saludable, en las mujeres informantes, parecen obedecer a dos vertientes más o menos contradictorias: por un lado, aparece un discurso rico en torno al campo propio de la experiencia de lo saludable, en que la vivencia parece tener un fuerte sentido y ganas de ser expresado, informado y expandido (El círculo de lo saludable); este tema se nutre positivamente del tema El beneficio a la luz, que hace referencia a los aspectos (físicos y psicológicos, e incluso espirituales), que son favorecidos por la disposición por la alimentación sana. Frutos de este aparente beneficio fenotípico y mental, la disposición de las informantes es de comunicación, de información a otros, de contagiar la propia condición, aunque no del modo en que lo hacen los medios de comunicación (La expansión de la condición sana). Sin embargo, la otra vertiente parece conformarse en torno a las reuniones de las mujeres con otras personas (familiares, amigos, etc.) que no comparten/no asumen la disposición de la alimentación natural, resultando Encuentros socavados y creando cierto menosprecio al resto que no es como ellas (Los otros que no se cuidan).
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Este tema esencial se muestra englobado por otros temas para conducir y reconducir la definición de la condición de preocupación por alimentarse de modo natural y ecológico (Cómo somos los de la comida sana). En el seno del Círculo de lo saludable parece potenciarse el tema de Un optimismo recreado, por El beneficio a la luz y Brazos del comer sano, como compendio de extensiones generadas desde la propia disposición hacia otros ámbitos y contextos, como conquistadora de otros territorios, como salida de lo subjetivo a lo externo y a lo objetivo; a pesar de las trabas y de las personas que no apoyan o no se identifican con el fenómeno (Los otros que no se cuidan). En torno a la no enfermedad parece desdibujarse el sentido (también el fundamento y el propósito) de la condición de estas mujeres (¿el por qué último?). Por medio de Un optimismo recreado, plenamente auto-producido y consciente (Siendo consciente de que como sano), las mujeres parecen describirse, así como justificarse reiteradamente (Cómo somos los de la comida sana), para luego dejar ver -y dejarse ver- como recompensa (autovalidación, auto-reconocimiento de su buena/adecuada actuación), el resultado de no enfermedad, como realidad intermitente o última (Por qué decido comer así).
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Este tema esencial se va constituyendo alrededor de un cuerpo de conocimientos (ideas y conceptos) acerca de la calidad, la presentación, la génesis y el procesamiento de los alimentos, pareciéndose adjudicar a cada tipo de alimento un apellido o calificativo distintivo, en representación de funciones y aplicaciones diferentes (Alimentos de calidad, Alimentos genuinos y Alimentos naturales): el alimento genuino parece ser el cultivado por una misma, conociendo todo su proceso, para ser directamente consumido; el natural es el alimento criado en contextos limpios, sin manipulaciones ni procesamientos; y el alimento de calidad se deja ver, sin embargo, como alimento que, a pesar de pertenecer a una red de mercantilización, cumple con los protocolos de certificación de calidad exigidos por la comunidad ecológica. La disposición de calificación de la fiabilidad parece producirse, sobre todo, en el momento de la compra (Mi compra), circunstancia en que más parecen tomarse las decisiones con respecto a la fiabilidad de los productos ofertados (Ese alimento no es fiable), de nuevo generando Un optimismo recreado en tanto que la toma de decisiones es de acuerdo a unos preceptos e ideales de naturalidad y ecologismo. La compra queda aparentemente definida como un momento, más que como un hecho recurrente; esto es, cada compra realizada es vivida como un tiempo en donde se fusionan la disposición de comprobación exhaustiva de la calidad de los alimentos (Calificando la fiabilidad de los alimentos), a la vez que se toman decisiones de censura (Ese alimento no es fiable), y se vive al unísono un sentimiento de engaño proyectado en quienes venden (supermercados, tiendas, anuncios); incluso, parece vivirse un sentimiento de engaño o traición por el propio alimento, en tanto no se muestra al acceso del modo como se espera (Te están engañando). En este sentido, se eligen, en la medida de lo posible, Alimentos de calidad y Alimentos naturales. Estos momentos de compra y de decisión en términos de fiabilidad y de calidad alimentarias, parecen estar condicionados y retroalimentados por una disposición transversal de búsqueda y de obtención de información e, inclusive, de investigación minuciosa de ingredientes, combinaciones alimentarias, métodos de cocción de alimentos, compañías ecológicas, entre otros (Investigando e informándose).
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Este tema esencial busca sus lazos mediante tres manifestaciones diferentes, aparentemente estableciéndose como fundamento, como por qué de la condición de vivir preocupada por una alimentación natural y ecológica: por un lado, La cuna del comer sano como nido de generación, de primera toma de contacto, de vivencia genuina de la condición en el seno de una familia o de un entorno próximo estructurados en torno a la alimentación sana y ecológica, haciendo del mundo inicial de la persona El mundo de la alimentación sana; por otro lado, Un optimismo recreado como conjunto de mecanismos (estrategias de constitución experienciales) que conducen y son reconducidos a más expresión, a fortalecer la creencia en la condición, haciéndola más firme y más visible (¿más ética?) (El beneficio a la luz), en el seno de El círculo de lo saludable como cronotopo de reproducción y de expansión de la condición, en que emergen también disposiciones contradictorias que invitan al replanteamiento de las ideas, así como a la aparición de gestos de frustración o de más esfuerzo y énfasis en el control de la alimentación (Desacuerdos con lo mediático) para lograr la situación de no enfermedad (No enfermedad como objeto de consciencia ideal). El núcleo de la investigación y de la información parece emerger de modo transversal en el discurso de las mujeres, recurrido para argumentar la disposición de la compra, en tanto que ir preparada y en tanto que el engaño es más leve y la seguridad a la hora de decidir qué comprar es más acentuada (Mi compra). Informarse adecuada y suficientemente parece favorecer el vínculo con otras personas interesadas/involucradas en El mundo de la alimentación sana (La socialización en lo saludable), favoreciendo al unísono la retroalimentación de El círculo de lo saludable, espacios en donde también se comparten experiencias, se dan consejos y recomendaciones unos a otros, aumentando el cuerpo de conocimientos e ideas en torno a la vivencia. El hecho de tener una disposición ambiciosa por saber y conocer acerca de la condición y de la propia alimentación, parece generar, cuando no se cumplen las expectativas, Cargo de consciencia, que se apacigua con una modificación más exigente en la dieta o en el ejercicio físico (Compensación como canalización del desvío), quedando así más nítido Un optimismo recreado.
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Al tiempo que se da la disposición de búsqueda de información y de investigación por parte de estas mujeres, emerge un tema que, si bien no es el más retroalimentado, sí se manifiesta de modo diverso, esto es, en numerosos temas. El hecho de tener una consciencia de la condición sana bien arraigada (Siendo consciente de que como sano), parece conllevar una dilatación paulatina e irregular de la condición en el entorno próximo, haciendo de la mujer en cuestión un foco de atención y protagonismo (El ojo diagnóstico familiar); así como consideraciones y opiniones más o menos ofensivas en el seno de la propia socialización (La socialización en lo saludable; ¿Opinión estigmatizadora?); y otros comentarios más constructivos, si bien no está claro si con cierta disposición de envidia de los otros hacia las mujeres (El beneficio a la luz). El mundo de la alimentación sana parece evolucionar, en tanto expresión y manifestación de la vivencia de las mujeres, a modo de expansión: abrazando el entorno; queriendo comprometer y convencer moral y políticamente al entorno (Brazos del comer sano), situándolo como víctima de la mercantilización convencional de la salud (Marketing como recurso pandémico de ideales). El optimismo (expresado por medio de estrategias y gestos de autocontrol, de corrección alimentaria, de creencias firmes en la condición, etc.), se muestra sobre todo asociado a una disposición mental reseñable en que se es consciente y se asume la condición a pesar de los límites y las críticas del entorno (familia o sociedad) (Siendo consciente de que como sano). Este sentimiento de optimismo (que también puede ser denominado como un no rendirse, un reafirmarse (¿una obsesión?), aflora más estable en El círculo de lo saludable, permitiendo, también, describirse más expansivamente y con reciprocidad de personas semejantes o de la misma condición (Cómo somos los de la comida sana), en aras de aspirar (atrasando, evitando, evadiendo, no queriendo la situación real de enfermedad -propia en el presente o en el pasado, de alguna persona allegada o, incluso, del mundo en general-), a una situación idealizada más o menos laxa en el tiempo, aunque proyectada en un futuro más bien lejano, de no enfermedad (No enfermedad como objeto de consciencia ideal).
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