Rousseau rompe el vínculo considerado indisoluble entre consciencia moral y cultural, para dar lugar a una relación entre naturaleza y ética, revolucionando el modo de comprender al hombre y su relación con el mundo. Desconfiando de la razón que no es educada por los sentimientos, el filósofo propone, en Emilio, una educación que defienda el corazón del hombre del error y del vicio provenientes de la sociedad. En Julia o la Nueva Eloísa, un romance en forma de cartas, el autor combina el discurso de la pasión con el discurso moral para mostrar el conflicto entre el amor y el deber e indicar que amor y virtud son inseparables. Dramatiza posiciones filosóficas, contribuyendo a la creación de una nueva ética y una nueva estética, en las que se reafirma la formación del hombre virtuoso. El artículo concluye que las dos obras marcan la contribución decisiva de Rousseau a la creación de una nueva mentalidad que aspira a la interioridad y a la espontaneidad provenientes de la naturaleza y que despierta la sensibilidad romántica.
Rousseau; virtud; amor; nueva sensibilidad