En el trabajo post industrial, la tristeza se ha convertido en un tabú. En contextos competitivos, trabajar y vivir tristes a las personas. Procuramos reconstruir y comprender la trayectoria seguida desde la expresión de la tristeza al diagnóstico de depresión. En estudio cualitativo, teniendo como método la hermenéutica dialéctica, entrevistamos a 13 trabajadores, 13 gestores y 8 técnicos de la salud de una empresa. Fue realizada también análisis documental de House organs. Constatamos que la enfermización comienza cuando gestores encaminan trabajadores tristes al sector médico, donde son tratados y medicados como depresivos. Algunas informaciones entre gestores y técnicos de la salud revelan deslices éticos. El diagnóstico de depresión exime a la empresa de responsabilizarse por la configuración de la tristeza. Concluimos: la aceptación de este diagnóstico constituye una forma de no vincular la tristeza E con el trabajo. Es una herida ética que implica excluir quien no muestra semblante de bienestar.
Sufrimiento; Depresión; Salud laboral; Trabajo