En este artículo adentramos a la profundidad del concepto de industria cultural, acuñado por Horkheimer y Adorno (1985), para atravesar sus imbricaciones con las fantasías inconscientes, en especial las de naturaleza destructiva. La violencia simbólica de la industria cultural, cuando interiorizada por los individuos, lleva los modelos identificativos exigidos por la sociedad de consumo para universalizar la lógica de la mercadería entre todos ellos. Esa perversión en los procesos de constitución de las subjetividades conduce a sus estandarizaciones en los moldes que Theodor Adorno identifica como de pseudo-individuos, atados simbióticamente unos a los otros. Existe una similitud entre esos conceptos adornianos y el de “sentimiento inconsciente de culpabilidad” de Freud, en que ese autor identifica procesos de auto-punición subjetiva cuando, bajo la “más-represión social”, los individuos están prohibidos de reaccionar. El sadomasoquismo defiende la complicidad de los individuos con ese status quo opresor, orquestado por el engaño de las ideologías difundidas por la industria cultural. ¿Será posible que esos individuos vengan a asumir sus criticidades para que se tornen constructores de la cultura?
Industria cultural; Mercadería; Modelos identificatorios; Violencia simbólica; Sadomasoquismo