Resumen
Poco después del comienzo de la pandemia de COVID-19, el mundo vio a líderes de ultraderecha uniéndose para promover la hidroxicloroquina (HCQ) a pesar de sus controvertidos resultados. ¿Por qué algunos líderes han promocionado activamente la medicina desde entonces, incluso contradiciendo las recomendaciones de las autoridades de salud de sus propios gobiernos? Nuestro argumento es doble. Primero, la HCQ ha sido una herramienta integral de la performance del populismo médico en el contexto de la pandemia de COVID-19. Adoptamos la definición de Lasco y Curato (2018) de populismo médico como un estilo político performativo durante crisis de salud pública que pone al pueblo contra el sistema (establishment) usando alegaciones de conocimiento alternativo para poner en duda la credibilidad de médicos, científicos y tecnócratas. Segundo, en lugar de ser un esfuerzo individual, el populismo médico ante la crisis del coronavirus ha llevado a los populistas a construir una red de ciencia alternativa, definida como un movimiento difuso de supuestos buscadores de la verdad que defienden públicamente sus convicciones científicas en una encrucijada entre evidencias parciales, pseudociencia y teorías de la conspiración. Son científicos, empresarios y celebridades unidos por su desconfianza hacia los gobiernos y la ciencia convencional. En este artículo, analizamos cómo se formó la alianza de la hidroxicloroquina, así como sus implicaciones políticas y para las políticas públicas. Comparamos por qué y cómo Donald Trump y Jair Bolsonaro han recurrido al populismo médico performativo al abordar la crisis de salud. Al movilizar los conceptos de populismo médico y ciencia alternativa, este artículo tiene como objetivo contribuir a la investigación sobre la relación entre la política populista y la formulación de políticas.
Palabras clave:
COVID-19; populismo; salud pública; ultraderecha; ciencia alternativa; Bolsonaro