JUSTIFICATIVA Y OBJETIVOS: Los autores hacen una análisis histórica de nueve premisas inherentes a la práctica anestésica que ya están referenciadas en la Biblia hace más de 3.000 años (Viejo Testamento). Drogas anestésicas y adyuvantes, pacientes, actitudes y técnicas del anestesista son discutidas a la luz de la Biblia y de la ciencia moderna. CONTENIDO: Para facilitar la comprensión, las nueve premisas estudiadas están correlacionadas con el libro citado de la Biblia: I - Jehová, el pionero de la anestesia inhalatoria - Gén 2; II - Efecto hipnótico y amnéstico del alcohol - Prov. 20; Gén 19, Marc. 15; III - El Caos y la Cronobiologia relacionados a la Anestesia - Gén, 1, Ecles 3; IV - La Estereoisomeria de los anestésicos - Ecles, 42; Gén,1; V - La resucitación cardiorrespiratoria realizada por Elias y Eliseo - Gén 2; Reyes III 17, Reyes IV 4; VI - La tocoanalgesia - Gén 3; Apoc, 12; Gén, 35; y muerte materna pós-parto de Raquel - Ex 1; VII - La "prohibición de comer" o transfundir sangre en el testimonio de Jehová - Lev 7, 17; VIII - La acidosis en el tratamiento de convulsión epiléptica - Mat. 17; IX - De la muerte en la cruz por choque hipovolémico - Marc. 15, Juan 19. CONCLUSIONES: De acuerdo con las premisas anestésicas discutidas, la lectura de la Biblia sin la óptica fundamentalista muestra que no hay incompatibilidad entre religión, ciencia y anestesia, excepto la interpretación del testimonio de Jehová sobre el Levítico, acreditando en la pérdida de la vida eterna porque la sangre transfundida es una comida impura prohibida por Jehová.