RESUMEN
En distintos períodos históricos, la razón y la afectividad — como lugar de las emociones — se entendieron como cuestiones distintas e independientes. Por cierto, las emociones fueron comprendidas como entorpecedoras del despliegue intelectual. Incluso, se pensó que la actividad emocional predomina en las mujeres y la racional en los hombres. Y esto trajo graves consecuencias en la forma de educar. Sin embargo, a partir del siglo XX, especialmente, la preocupación científica por la estructura afectiva del ser, junto a la incipiente ética del cuidado, comenzó a fundamentar una teoría que complementa e interconecta la razón y la afectividad. El objetivo de este artículo es justificar el desarrollo de una educación en donde las estructuras cognitivas y afectivas se conciban como conceptos indisociables e igual de importantes para la formación humana.
Palabras clave:
Afectividad; Género; Cuidado; Educación