Este trabajo se propone relatar la larga trayectoria de un niño autista en relación al establecimiento de la noción de tiempo.
Usando referenciales teóricos de Winnicott la autora busca demonstrar como el autismo es la evidencia de un “no tiempo”, de un proceso que se estagnó para poder protegerse de vivencias terroríficas, vazias de cualquier sentido o significado.
Cuentos infantiles funcionaron por mucho tiempo y de diversas maneras como el único puente de contacto entre el paciente y su analista. El paciente (Lucas) pasa del uso del ritmo (el ritmo de lectura del analista) al uso del contenido para establecer el tiempo dentro de sí mismo. Tiempo de proceso, tiempo de cambio, tiempo de vida.
La posición del paciente en relación a la vida cambia. Lucas demuestra interés por su ambiente. Depende mucho de la adaptación del analista y de su habilidad para entenderlo y dar sentido a qué vivir ahora en este nuevo tiempo de descubrimiento.