Partiendo de la creciente generalización del uso de psicotrópicos, el autor se propone pensar el tratamiento psíquico a travez de lo químico. Supone, pues, la existencia de un psicotropismo que eliminaria aquello que de lo psíquico produce síntoma como intento de cura.
Como consecuencia de estas condiciones, no seria más necesario hablar de síntomas, no solamente por causa de la asintomatización de la vida psíquica, pero también por una menor necesidad de concebir una “demanda subjetiva” – transferencial – que conduzca al trabajo necesario de reordenamiento de las representaciones y afectos.
Mientras que la psicofarmacologia era bastante solidaria con una psicopatologia, la neurofarmacologia se consideraba más científica, a punto de emanciparse de cualquier conocimiento de las disfunciones psicopatológicas del individuo, dejando así de serle necesario regularse por una clínica de los procesos.
Cómo quedarian, entonces, la semiología psiquiátrica y el espíritu nosográfico? Cómo quedaria la psicopatologia? Y, en último análisis, cómo quedaria el psicoanálisis hasta entonces protegido, de alguna manera, por la psiquiatria?
Aquello que se busca, entonces, es antes de más nada, esclarecer el enigmático “tratamiento de lo psíquico por lo psíquico” y determinar las condiciones según las cuales la palabra, como un pharmakon, proporciona o no para si los medios de interiorizar una acción con medicamentos.