Los niños autistas están, a menudo, totalmente absortos en la búsqueda de sensaciones que les hacen sentir que existen. Ellos evitan toda relación directa y no pueden interiorizar con seguridad su propia identidad. El lugar del terapeuta, en una atención cuidadosa, en el ritmo del niño, haciendo imitaciones y comentarios narrativos sobre experiencias vividas por el mismo, ayuda a desarrollar en el niño un sentimiento de existencia y un interés por el otro. Es la voz que llama la atención del niño, especialmente cuando esa voz se integra de forma alegre y rítmica a sus emociones y a sus intereses sensoriales o estéticos. La búsqueda espontánea de esa voz en el lugar de origen de los comentarios hace que el niño descubra un interés por la mirada directa hacia el rostro del otro.
Autismo; narración; voz; mirada