Resumen
Desde la década de 1960, el escepticismo epistemológico y el construccionismo se han consolidado en los estudios literarios. La fase tardía del estructuralismo, el posestructuralismo, ciertas subdivisiones de la narratología actual y ciertos representantes de la sociología reciente de la literatura, en particular, han mantenido este tipo de línea filosófica de pensamiento en los estudios literarios. Según esta corriente, la función epistémica de la literatura estaría radicada principalmente en su capacidad de ayudar a deconstruir diferentes discursos o visiones de mundo y a comprender sus fortalezas y debilidades. Este artículo sostiene que tales tendencias de investigación operan con una concepción unidimensional de la realidad y con una versión cuestionable del construccionismo. Por lo tanto, no logran captar la especificidad de la realidad sociocultural, ni la relación epistémica específica de los actores sociales con esta realidad. A partir de ahí, se puede ver la literatura moderna como una práctica discursiva con propiedades epistémicas y evaluativas. Es una práctica que, en general, se ocupa de los problemas causados por el desarrollo de la realidad sociocultural, los cuales son vistos subjetivamente por los autores de los textos literarios como importantes. A menudo son los textos literarios los que por primera vez expresan públicamente tales problemas.
Palabras clave
conocimiento; escepticismo; construccionismo; práctica discursiva; valores