Resumen
Existen, en la cerámica ática de los siglos V y VI a. C., algunas imágenes en las que ofrecer una flor a alguien se presenta como una forma de saludarlo, además de expresar su estima, su reconocimiento y su afecto. Objeto de un placer a la vez visual, olfativo y táctil, la flor es algo que alegra y es capaz de iniciar o reforzar lazos de amistad. Asimismo, en escenas de partida, de encuentro, de reencuentros o hasta mismo de reconciliación, la discreta presencia de la flor remite a las nociones griegas de philia (amistad) y de charis (amor), en todas sus declinaciones: encanto, generosidad, placer.
Palabras claves:
flor; charis; philia.