El control de la Sigatoka negra (Mycosphaerella fijiensis) se basa en el uso continuo de fungicidas y prácticas de cultivo. El control cultural reduce las fuentes de inóculo del patógeno y las condiciones favorables para su desarrollo, así como incrementa el vigor de las plantas. Para combatir la enfermedad se requiere conocer su comportamiento a través del tiempo, su relación con el clima y las prácticas de manejo. La práctica más importante para reducir la fuente de inóculo es la remoción de hojas afectadas o porciones de éstas. El tejido removido se deposita en el suelo y es factible la aplicación de urea para acelerar su descomposición. Una práctica alternativa es el "minicomposteo", que consiste en colocar la hojarasca y plantas cosechadas en pequeños montones para su rápida degradación, lo cual reduce el inóculo e incorpora nutrientes y materia orgánica al suelo. La poda temprana de las puntas de hojas jóvenes (antes de presentar lesiones esporuladas) y la eliminación rápida de plantas cosechadas disminuyen el inóculo. También, el manejo agronómico del cultivo como densidad de plantación, sistemas de drenaje, métodos de riego, control de malezas, fertilización química-biológica y control de nematodos, ayuda a reducir las condiciones favorables para el desarrollo de Sigatoka negra e incrementar el vigor de las plantas.
control cultural; Mycosphaerella fijiensis