Resumen
La educación superior es considerada uno de los principales mecanismos de movilidad social en América Latina. Con el objetivo de proveer información sobre la percepción de movilidad social entre estudiantes universitarios, en esta investigación se analiza la influencia de la educación superior en la percepción de movilidad social intergeneracional de estudiantes universitarios. En este artículo se analiza información sobre las características sociodemográficas de 1041 estudiantes universitarios de la ciudad de Cali y las condiciones socioeconómicas de sus padres. La información presentada proviene de encuestas directas a estudiantes universitarios. En el análisis se incluye un grupo de variables que dan cuenta de la percepción de los estudiantes respecto al gasto del dinero, el avance generacional y consideraciones sobre la dependencia económica futura que tendrán sus padres. De igual manera, se analiza información sobre trabajo, ingresos, niveles de consumo y expectativas salariales futuras. Encontramos que el nivel socioeconómico de los estudiantes no solo determina las condiciones actuales sino también las perspectivas que se tienen a futuro. En general, los estudiantes de nivel socioeconómico más bajo no sólo presentan las condiciones más adversas para desarrollar sus estudios superiores, sino que también sus expectativas a futuro son menores comparados con estudiantes de mayor nivel socioeconómico, lo cual limita el rol de la educación superior sobre la movilidad social de los estudiantes.
Estudiantes; Universidades; Nivel socioeconómico; Movilidad social
Abstract
Higher education is deemed as one of the main mechanisms of social mobility in Latin America. In order to provide information on the perception of social mobility among university students, this research analyzes the influence of higher education on the perception of intergenerational social mobility by such students. This article analyzes information on the sociodemographic data from 1041 undergraduates in Cali and the socioeconomic conditions of their parents. The information presented comes from direct surveys of college students. The analysis includes a group of variables that account for students’ perception of money spending, generational progress and considerations about the economic dependence their parents will have in the future. Similarly, information on work, income, consumption levels and future salary expectations is analyzed. We have found that the socioeconomic level of the students determines the current conditions and also future perspectives. In general, students of lower socioeconomic status not only present the most adverse conditions to access and remain in the higher education system, but also their expectations for the future are lower compared to students of higher socioeconomic status, which limits the role of higher education on social mobility.
Students; Universities; Socioeconomic status; Social mobility
Introducción
La movilidad social es entendida como el cambio positivo de posición que tiene un individuo o grupo familiar en la estructura socioeconómica de una sociedad. Esta movilidad, que se considera como algo deseable en las sociedades por razones de justicia y cohesión social (SAPELLI, 2011), implica la mejora en las condiciones de vida de la población. Uno de los factores que resulta determinante para que se dé esta movilidad social es la educación universitaria. Como se ha evidenciado en otros estudios, el acceso a educación superior es uno de los aspectos que caracteriza y mantiene el crecimiento de la clase media en Latinoamérica (LARRAÑAGA; RODRIGUEZ, 2014).
Con el fin de explorar antecedentes de movilidad social en estudiantes universitarios, tomamos una muestra de 1041 estudiantes universitarios de instituciones públicas y privadas de la ciudad de Cali, para hacer un análisis comparativo en función del nivel socioeconómico de sus familias. Se analizaron diferencias y similitudes en la estructura del hogar, el nivel educativo de los padres, la financiación de estudios, los ingresos y niveles de bancarización. También indagamos sobre las percepciones que tenían los estudiantes frente al gasto del dinero, la mejora de su condición socioeconómica respecto a la de sus padres, así como la percepción de dependencia económica que tendrían los padres de ellos en el futuro. Finalmente, preguntamos por las expectativas salariales y las metas aspiracionales que tenían.
En la revisión de literatura estudiamos el impacto que tiene la educación universitaria en la movilidad social de los estudiantes. Se encontraron resultados interesantes, que pueden extrapolarse a la población general y dar insumos para el planteamiento de estudios a una mayor escala.
Revisión literaria
Sorokin (1953) fue uno de los primeros autores en hablar de movilidad social en el contexto latinoamericano. Para este autor, la movilidad social es la transición de un individuo de una posición social a otra dentro de un espacio social. La posición social la definió como la totalidad de las relaciones respecto a los grupos de una población y dentro de cada uno de ellos, lo cual da unas coordenadas que permiten identificar la posición de un individuo. Sorokin diferencia la posición social de la económica, que estaría relacionada con la forma en que se distribuye la riqueza en una sociedad. Villa (2016) considera la movilidad social como aquella que remite a los cambios que viven los individuos pertenecientes a una sociedad dada, en relación con su posición de origen en la distribución económica. Para Vélez (2014), la movilidad social es el proceso por el cual los actores sociales, individuos y grupos, se trasladan en un tiempo y espacio dados de una posición a otra, según las variables que constituyen la estructura social y cultural.
Para Cortés y Escobar (2005), estudiar la movilidad social implica analizar los canales de acceso a las distintas capas jerárquicas de una sociedad,
En la medida en que se examina si el tránsito por dichos canales está garantizado y abierto a todos, o si, por el contrario, dichos canales se encuentran obstruidos y hay impedimentos que, en el peor de los casos, son heredados. Una situación de movilidad social abierta implica, por lo tanto, la posibilidad de que cualquier miembro de la sociedad, por medio de méritos propios, pueda acceder a esferas sociales distintas a aquellas en las que nació (…) Si estas desigualdades son producto de la situación en que se nació y no de los méritos que se despliegan para acceder a cualquier posición de la estructura social, la movilidad social es cero y se presenta una situación en que una estratificación social determinada crea y reproduce las desigualdades. (CORTÉS; ESCOBAR, 2005, p. 70).
La movilidad social se puede clasificar como intergeneracional e intrageneracional, donde la primera hace referencia a la comparación del nivel de vida de una generación respecto a la anterior. La movilidad intergeneracional se da cuando los hijos superan la educación de sus padres y se mide comparando el número de años de escolaridad formal de la nueva generación con respecto a la de sus padres (MALLARINO; CARDOZO; PÉREZ, 2006). La movilidad intrageneracional se observa en el movimiento en la estructura social, del mismo grupo de personas, de una misma generación (FERREIRA et al., 2013).
En esta investigación analizaremos la influencia que tiene la educación superior universitaria en la percepción de movilidad social intergeneracional, la cual ha sido estudiada por autores como los que presentaremos a continuación.
La movilidad intergeneracional es la probabilidad neta de que los hijos superen la educación de sus padres y se mide comparando el número de años de escolaridad formal de la nueva generación con respecto a la de sus padres. Los resultados de estos estudios en Colombia muestran que la movilidad intergeneracional es muy reducida y que cuando ocurre se da principalmente en estratos medios, ya que los extremos bajos y altos se reproducen sin mayores cambios (MALLARINO; CARDOZO; PÉREZ, 2006).
Goldthorpe (2014) explica la movilidad social partiendo de un triángulo equilátero imaginario que tiene en cada eje el Origen (O), el Destino (D) y la Educación (E). Para este autor, la relación entre Educación-Destino se tiende a fortalecer con el paso del tiempo, ya que las organizaciones tenderán a contratar personas sobre la base de diferentes niveles y tipos de conocimientos, que se ven garantizados por la calificación educativa. Por otra parte, la asociación Origen-Educación es una consecuencia del poder de las influencias familiares y las dificultades de acceso que tienen los grupos sociales de bajos ingresos. Una evidencia de movilidad social se daría cuando la relación Educación-Destino se fortalece y las relaciones Origen-Educación y Origen-Destino pierden importancia relativa. Desafortunadamente, la evidencia no es consistente con esta teoría funcionalista, ya que hay una fuerte asociación entre el origen social y el destino educacional como lo muestra la investigación de Villa (2016), quien encontró que las oportunidades de educación de los hijos dependen en un grado importante de la posición que la familia de origen tiene en la sociedad, donde el esfuerzo y el talento personal tienen una función limitada.
El análisis de la movilidad social también lo hace Goldthorpe (2014) desde la teoría del capital humano, asumiendo a los individuos como actores racionales que buscan invertir en sí mismos para aumentar sus capacidades productivas, y por lo tanto sus ganancias potenciales. En cuanto a la movilidad social intergeneracional, los padres ayudarían a invertir en la educación de sus hijos, renunciando al consumo propio, con lo cual se beneficiarían los hijos de padres con mayores ingresos que los hijos de padres con ingresos más bajos, ya que habrá más recursos disponibles.
La teoría de señalización pone sobre la mesa, a diferencia de la teoría del capital humano, la importancia de ver la naturaleza problemática del contrato de trabajo. Las calificaciones educativas son sólo una de las características personales que mira el empleador. El logro educativo no solo crea un valor en el empleado, sino que ayuda al empleador a identificar más fácilmente ese atributo, en medio de otro más. Esta teoría podría llegar a explicar por qué en algunas sociedades avanzadas, las asociaciones Educación-Destino parecen debilitarse en lugar de fortalecerse. Podría ser el resultado de que la educación ya no sea vista como una señal de certificación, sino de mera función de selección, exigiendo además otro tipo de habilidades específicas (capital social y cultural que pueden tener más desarrollado los hijos de familias de niveles socioeconómicos altos).
Villa (2016) establece tres tipos de movilidad social intergeneracional; la movilidad de bienestar económico, entendida a partir del ingreso familiar de los hogares de los estudiantes, el cual refiere a la posición socioeconómica que ocupan las familias en la sociedad; la movilidad educativa, entendida a partir de la educación de los padres de los estudiantes encuestados; y, por último, la movilidad subjetiva, entendida como la apreciación de la posición propia, lo cual incluye la percepción de posición socioeconómica, la percepción de posición laboral y la percepción de posición de prestigio.
Este último tipo de movilidad intergeneracional, la movilidad de percepciones o movilidad subjetiva ha sido estudiada por autores como Mok y Wu (2016), quienes se preguntaron por la percepción de la estratificación y movilidad social de los estudiantes universitarios, encontrando que los antecedentes familiares (origen, recursos sociales y económicos) desempeñan un papel sustancial en el desarrollo posterior de los estudiantes universitarios. El análisis cualitativo reveló como factores determinantes para la movilidad social de los estudiantes: el asesoramiento de los padres y familiares, la compra de obsequios por parte de los padres para mejorar las relaciones sociales, y el capital cultural traducido en el ambiente educativo, el comportamiento de los padres y la participación en actividades culturales de élite.
El estudio de Mok y Wu (2016) realza la importancia de la educación y socialización en el hogar y el capital social y cultural que brinda éste. Para estos autores, la masificación de la educación no necesariamente significa mejorías en la calidad de vida de las personas, en este caso los jóvenes chinos. La extensión y masificación no va a resolver la desigualdad, sino que antes la puede reproducir, pues en la medida en que más personas tienen acceso a la educación, ésta se convierte en un requisito mínimo, pero no en un factor diferenciador a la hora de aplicar a un empleo, por lo que cobran mucha importancia los capitales sociales y culturales que están muy ligados a la posición que ocupa la familia del estudiante. Para Benavides y Etesse (2012), la movilidad educativa hace referencia al incremento de la equidad educativa, es decir, reducir la relación que existe entre el origen social y el logro educacional.
Adicional a la importancia que tiene el capital social y cultural en la movilidad de los estudiantes está también el tipo de institución universitaria. El estudio de Rama (1970) en parte sigue cobrando vigencia; para este autor el mundo universitario era un mercado heterogéneo, donde dentro de cada segmento, competían un grupo de universidades que se dirigían a estudiantes de un específico nivel socioeconómico. En este contexto, ciertos grupos sociales –élites y algunas clases medias- acceden a universidades de prestigio, y otros, los más desfavorecidos –algunas clases medias sin buena educación preuniversitaria y las clases bajas- a universidades con poco prestigio. Es así como la expansión y diversificación de la educación superior limita a ciertos grupos a acceder a la mejor educación de calidad, lo que influirá también en sus opciones de movilidad social futuras, por el peso de sus títulos obtenidos. Los egresados de las diferentes categorías de universidades no compiten en el mismo mercado laboral. Un ejemplo de esto se puede ver en el caso de Colombia, que para el año 2017, de las 288 instituciones de educación superior registradas, solo 47 estaban acreditadas en alta calidad, lo que equivale a 16% del total. De estas, 14 son públicas, 28 privadas y 5 de carácter especial.
Contexto latinoamericano
En América Latina el crecimiento de los estudiantes que tuvo el acceso a la educación superior en la década del 2000 fue inequitativo debido a que favoreció principalmente a los sectores urbanos de mayores ingresos (UNESCO, 2013). Otro aspecto importante que resalta la Unesco (2013) es la tendencia negativa del gasto público por alumno en educación superior que se vio durante la década pasada en la región. Según los datos, el promedio de inversión pública por alumno en educación terciaria disminuyó entre los países de América Latina, al pasar de un 43,5% del PIB por habitante en 2000 a un 29,7% en 2010.
De acuerdo con un estudio del BID – Banco Interamericano de Desarrollo (DE LA CRUZ, 2016), aproximadamente el 50% de la población en América Latina lo representa la clase media. La consolidación de este segmento poblacional ha sido producto de cambios positivos en los indicadores de empleo e ingresos de los trabajadores en la región. Sin embargo, aún hay importantes retos que afrontar como el de la movilidad social. En el caso colombiano, el BID (DE LA CRUZ, 2016) señala cuatro ejes de acción para alcanzar este objetivo y favorecer el crecimiento de la clase media latinoamericana: (i) reducir la pobreza, en especial la pobreza extrema; (ii) disminuir la informalidad económica; (iii) consolidar un régimen pensional sostenible e inclusivo; y (iv) promover el acceso equitativo a servicios básicos de calidad. En este último eje, el estudio del BID hace énfasis en la necesidad de orientar el gasto público hacia políticas de educación de calidad que den prioridad a la población más vulnerable.
El Cuadro 1 refleja la inequidad en las tasas de escolarización que hay entre los diferentes niveles socioeconómicos en Latinoamérica, así como entre grupos etarios. Los datos de la CEPAL - Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CETRÁNGOLO; CURCIO, 2017) muestran que los jóvenes, grupo entre los 20 y 24 años, son quienes tienen menores tasas de escolarización, lo que agudiza la posibilidad de fortalecer la movilidad social en la región. Las tasas de escolarización de los jóvenes de diferentes niveles socioeconómicos difieren sustancialmente entre sí: NSE bajo (18%), NSE medio (27%) y NSE alto (47%). Estos datos evidencian las falencias en el acceso a la educación superior en la región, lo que dificulta la promoción de la movilidad intergeneracional.
Tasa de escolarización de la población por grupos de edad y nivel socioeconómico (promedio simple países de América Latina)
Los hallazgos de Neidhöfer, Serrano y Gasparini (2018) evidencian que la movilidad educativa en América Latina ha tenido una tendencia creciente, debido a las expansiones educativas que han beneficiado particularmente a niños de niveles socioeconómicos más bajos. Estos autores encontraron que una mayor movilidad intergeneracional se asocia positivamente con un mayor desempeño económico y un gasto público más progresivo en el sistema educativo, pero se asocia negativamente con factores como la desigualdad de ingresos y la pobreza.
Colombia, al igual que los demás países latinoamericanos, ha experimentado una importante consolidación de la clase media. Para Mallarino y Moreno (2019) esto ha sido un mecanismo indispensable para impulsar la movilidad social en el país. Sin embargo, los autores hacen hincapié en la necesidad de realizar una política fiscal con mayor impacto redistributivo que combata la persistente concentración del ingreso y la vulnerabilidad de la clase media.
Metodología
Los datos de este análisis provienen de una encuesta directa a 1041 estudiantes universitarios de Cali, que es la tercera ciudad en tamaño en Colombia (2,4 millones de habitantes) y es el principal polo de desarrollo de la región pacífica del país. La encuesta se realizó durante el primer semestre de 2016 en ocho universidades de la ciudad, dos de carácter público y seis privadas (Tabla 1). El instrumento fue diseñado por el Observatorio de Políticas Públicas (POLIS) de la universidad Icesi. El cuestionario usado para esta investigación se presenta como material suplementario de esta publicación.
Universidades, número de encuestas, tipo de universidad y número de estudiantes matriculados.
Los estudiantes que respondieron las encuestas fueron seleccionados aleatoriamente. A los informantes se les explicó el objetivo de la encuesta y se aclaró que los datos serían utilizados solo con fines académicos. La encuesta tiene un total de 64 preguntas las cuales indagan sobre las condiciones socioeconómicas de los estudiantes y sus familias, inserción al mercado laboral, estándar de vida, acceso a servicios financieros, niveles de consumo y expectativas salariales, entre otros. La muestra de este estudio no es estadísticamente representativa para la población universitaria de la ciudad. El número de encuestas por universidad fue determinado por el tamaño del cuerpo estudiantil de cada institución educativa.
Los análisis presentados en este trabajo son de carácter descriptivo. Para determinar diferencias entre grupos analizados se realizaron pruebas de diferencias de medias -anova-, para variables continuas, debido a la existencia de más de dos grupos de comparación. La hipótesis nula de esta prueba establece que no existen diferencias estadísticamente significativas entre las variables continuas de los distintos grupos de comparación. Por otra parte, se realizaron pruebas de independencia -Chi-cuadrado de Pearson- con el objetivo de encontrar asociación entre variables categóricas. La hipótesis nula testeada en esta prueba hace referencia a la existencia de una independencia entre las variables, en otras palabras, que no existe asociación o relación entre las variables categóricas indagadas. Los resultados de estas pruebas se presentarán en todas las tablas, donde se indicará con (*) si las variables estudiadas presentan diferencias estadísticamente significativas entre los distintos grupos de comparación y/o asociación estadística. Para el procesamiento de los datos se usó Stata 14. Es importante aclarar que los datos no son estadísticamente representativos para la población universitaria de la ciudad que para el año 2015 estaba compuesta por un total de 108.260 estudiantes matriculados en pregrado, de los cuales el 40% estaba matriculado en universidades públicas y el 60% en universidades privadas (COLOMBIA, 2015).
Este análisis se realiza segmentando a los estudiantes por las condiciones socioeconómicas de su hogar. Para este propósito, usamos la categoría nivel socioeconómico (NSE) la cual se construye usando la variable estrato socioeconómico del hogar. En Colombia desde los años 60 se implementa un sistema de segmentación espacial en el que se clasifican los hogares en una escala de 1 a 6, con base en las condiciones físicas del hogar y el acceso a servicios públicos. El sistema fue implementado como un mecanismo de subsidio a los servicios públicos en los hogares más pobres. Bajo esta clasificación, los hogares con menor nivel socioeconómico son agrupados en los niveles 1 y 2 de la escala, el estrato medio en los niveles 3 y 4, y los hogares con mayor riqueza en los niveles 5 y 6 (COLOMBIA, 1997). En la encuesta usamos la variable estrato socioeconómico y seguimos los mismos parámetros de definición del gobierno para establecer el NSE. En Cali, la distribución socioeconómica al 2016 se conforma de la siguiente manera: NSE bajo alrededor del 50%, NSE medio representa alrededor del 40% y el NSE alto lo compone el 10% restante (CALI, 2016).
Resultados
Condiciones socioeconómicas y acceso a universidad
En Colombia, solo el 38% de los estudiantes que se gradúan de secundaria ingresan a una institución de educación superior (SNIES, 2016), lo cual muestra que la educación más allá de un bien meritorio es un privilegio para unos pocos. Este proceso de transición está en buena medida ligado a la capacidad económica de los hogares de donde provienen los estudiantes. Si bien en las universidades públicas los costos directos como los de la matricula están subsidiados, en las de alta calidad los cupos son limitados y altamente competidos. En las universidades privadas, los costos de la matrícula hacen que el acceso a educación privada sea, en la mayoría de los casos, un privilegio para los estudiantes que provienen de familias con mayor capacidad económica; sin embargo, se ha evidenciado que, en los últimos años, las universidades privadas de mayor calidad han incrementado su cobertura de becas, lo cual ha generado una mayor inclusión de estudiantes provenientes de NSE medios y bajos.
A pesar de las barreras de acceso a la educación superior, Colombia junto con otros países de la región como Chile, Ecuador y Perú, jalonaron la tasa de acceso a la educación superior en América Latina y el Caribe, incrementándose en 10 puntos porcentuales entre los años 2000 y 2013 al pasar del 18% al 28% (FERREYRA et al., 2017). De acuerdo con un estudio de la Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo - Fedesarrollo (FEDESARROLLO, 2017), basado en la ENCV3 del 2013, en Colombia, los estudiantes que acceden a educación superior cuentan con mejores condiciones que el promedio de estudiantes que sólo se gradúan de secundaria. Por ejemplo, la tasa de desempleo para las personas de 22 a 29 años con educación media es del 14%, mientras que para aquellos con educación superior era solo del 9%. Los ingresos laborales mensuales son en promedio de USD2244para los que obtienen educación media y USD730 para los que cuentan con educación superior.
Es importante anotar que, para el periodo 2014-2018, el gobierno colombiano impulsó un programa llamado Ser Pilo Paga, que tenía como objetivo reducir las brechas de acceso a la educación superior de alta calidad. El programa otorgaba créditos-becas condonables de matrícula y manutención para realizar estudios universitarios en instituciones de educación superior acreditadas por su alta calidad, a estudiantes de NSE bajos que obtuvieran resultados destacados en las pruebas Saber 115. Un estudio del Departamento Nacional de Planeación (DNP) de Colombia realizado en el 2017 encontró que, antes del programa Ser Pilo Paga, solo el 7% de los jóvenes que obtenían un puntaje superior, con respecto al 90% de los estudiantes que presentaban la prueba Saber 11, accedía a universidades con acreditación de alta calidad. Este 7% eran en su gran mayoría estudiantes de niveles socioeconómicos altos. Con la implementación del programa, el 53% de los jóvenes que había obtenido puntajes altos en la prueba Saber 11 estaba accediendo, lo cual mostraba la efectividad del programa para darle acceso a estudiantes de alto rendimiento académico a universidades de alta calidad. Sin embargo, la cobertura del programa era limitada, y seguía habiendo un número muy grande de estudiantes de NSE bajo y medio que se quedaban sin acceder a la universidad.
En nuestra muestra, más de la mitad de los estudiantes universitarios pertenecen al NSE medio (55,1%), seguidos por estudiantes de alto NSE (25,7%), y los de bajo NSE (19,1%). Esta distribución revela tendencias que son comunes en el país y en América Latina. Según el Ministerio de Educación Nacional de Colombia (COLOMBIA, 2008), los grupos de estudiantes universitarios de ingresos medios y altos son los que presentan un mayor nivel de permanencia en las instituciones de educación superior, lo cual puede llegar a explicar la baja proporción de estudiantes de bajo NSE en nuestra muestra. Sin embargo, a pesar de la poca participación del NSE bajo en la distribución de la población universitaria, en los últimos diez años se ha incrementado en cuatro puntos porcentuales el porcentaje de estudiantes matriculados, a un primer curso de educación superior, que provienen de un nivel socioeconómico bajo (COLOMBIA, 2016). Lo anterior representa un logro ya que hay una fuerte relación entre el bajo desempeño en pruebas estandarizadas, como Saber 11, que son requisito para el acceso a la educación superior, y provenir de una familia de NSE bajo (SÁNCHEZ; OTERO, 2012).
En la Tabla 2 se presenta una descripción detallada de las condiciones socioeconómicas de los estudiantes y sus familias. Como se evidencia en la tabla, la mayor proporción de estudiantes de NSE bajo se encuentra en las universidades públicas, mientras que la mayor proporción de estudiantes de NSE alto se encuentra en las universidades privadas. Las diferencias por NSE se acentúan en otros aspectos. En nuestra muestra es evidente la baja participación de los estudiantes de minorías étnicas (indígena y afro) en la educación superior. Los pocos que acceden a este nivel están sobre representados en el NSE más bajo y asisten mayoritariamente a universidades públicas. Lo anterior se debe principalmente a que el sistema público colombiano promueve el acceso a la educación superior por parte de las minorías étnicas a través de cupos preferenciales que son asignados a las minorías.
A nivel de la estructura del hogar, hay diferencias estadísticamente significativas en el número de personas de los hogares de NSE bajo (4,1) con los de NSE medio y alto (3,7 y 3,6), lo cual reafirma la mayor propensión a tener hijos que se da entre las personas de menos recursos. En su gran mayoría, los hogares están compuestos por el padre y la madre, alrededor del 20% de los hogares tienen una mujer como cabeza de hogar, pero esta proporción es más alta entre los NSE más bajos.
En relación con la propiedad de un bien raíz y un vehículo motorizado, como era de esperarse, existe relación entre la obtención de este tipo de bienes y el NSE. La tenencia de algún tipo de propiedad raíz y vehículo motorizado propio es relativamente alta entre los hogares del NSE más bajo. En nuestra muestra, el 74,7% y el 59% de los hogares de los estudiantes son propietarios de algún bien raíz o de un vehículo respectivamente. Cuando se comparan estos datos con las cifras para la ciudad, se encuentran diferencias importantes. De acuerdo con los datos reportados en CaliBRANDO6, encuesta poblacional multi-anual que se realiza en Cali, sólo el 16% de los hogares de NSE más bajo reportan ser propietarios de algún bien raíz y el 18% tienen un vehículo motorizado propio (POLIS, 2016b). Esto podría indicar que dentro los estudiantes de NSE más bajo, los que acceden a educación superior son los menos pobres.
En cuanto al nivel educativo de los padres, se tiene que menos del 40% de los padres de estudiantes de NSE bajo cuentan con algún tipo de educación terciaria (técnica o profesional), la cual es mayoritariamente técnica. Llama la atención que no existen grandes disparidades cuando se compara el nivel educativo entre padres y madres, lo cual es un indicio de avances en equidad de género en materia educativa. La movilidad social intergeneracional, entendida como la probabilidad neta de que los hijos superen la educación de sus padres, se presenta en todos los NSE, con una mayor intensidad en el NSE bajo, donde solo una tercera parte de los padres de los estudiantes cuentan con educación terciaria.
Estándar de vida y movilidad social
Existen muchas medidas objetivas que muestran que las condiciones socioeconómicas de los hogares en Colombia han mejorado en las últimas décadas. Los niveles de pobreza multidimensional han bajado del 30,4% en el 2010 al 17,8% en el 2016 (COLOMBIA, 2017), los años promedio de educación de la población entre 15 y 24 años han aumentado de 8,53 a 9,65 del 2001 al 2013 (UNESCO, 2015), la tasa de matrícula bruta de educación terciaria se ha duplicado entre el 2004 y el 2013, acercándose al 50% (OCDE, 2016) y el PIB per cápita, PPA ($ a precios internacionales constantes de 2011) ha crecido en un 34,46% en la última década (BANCO MUNDIAL, 2017). Estos datos muestran que ha existido una mejoría del estándar de vida en Colombia.
Buscando equiparar medidas objetivas con medidas subjetivas, encontramos asociación entre la percepción de mejoría de la condición socioeconómica y el NSE, con un nivel de significancia del 10%. En este orden de ideas, se establece que el grueso de los estudiantes encuestados -más del 80% en todos los NSE- considera que se encuentran mejor en términos socioeconómicos que sus padres (comparándose con sus padres cuando ellos tenían la misma edad). Los estudiantes de NSE bajo perciben que su situación socioeconómica es mejor que la de sus padres, en una proporción mayor, a la que registran los estudiantes de NSE alto. En cuanto a la percepción de empeoramiento, se presenta una situación inversa que, si bien es muy baja, es mayor en los estudiantes de NSE alto que en los de medio y bajo.
NSE Bajo | NSE Medio | NSE Alto | Asociación | |
---|---|---|---|---|
Mejorado | 92,7 | 88,6 | 84,3 | * |
Sigue igual | 2,3 | 5,9 | 8,2 | * |
Empeorado | 5,1 | 5,5 | 7,5 | * |
También se les preguntó a los estudiantes por las razones que explicarían las mejores condiciones (niveles educativos, ingresos y oportunidades). Los estudiantes de NSE más bajo consideran que el principal factor para estar mejor que sus padres es el acceso a la educación (64,8%); mientras que los estudiantes de NSE medio y alto lo atribuyen a mejores ingresos (48,8% y 53,9% respectivamente) y mejores oportunidades (49,4% y 53,6% respectivamente). Este ordenamiento de criterios nos permite establecer que, los estudiantes provenientes de un NSE medio y alto se concentran en otras fuentes de comparación con respecto a sus padres, debido a que al provenir de una familia donde más del 60% de sus padres cuentan con educación terciaria, se ven en la obligación de alcanzar como mínimo este nivel educativo. Así pues, la educación como factor de movilidad social tendería a estar más presente en los estudiantes universitarios de condiciones socioeconómicas bajas, quienes de entrada ya han superado el nivel educativo de sus padres. Para Villa (2016) la movilidad subjetiva, es la percepción propia que tienen los estudiantes de los cambios que se pueden dar en su posición socioeconómica, posición laboral y posición de prestigio. Los resultados de nuestro estudio son consistentes con los de Villa (2016) quien encontró que, la mayoría de los estudiantes de las universidades encuestadas supone que alcanzará una posición más alta que la de sus padres.
Financiación de estudios
En la encuesta también se indagó sobre los mecanismos de financiación de la educación superior, encontrándose que existe asociación estadística entre los mecanismos de financiación y el NSE. Las becas y los créditos subsidiados de Icetex7 tienen una baja participación en los NSE medio y alto. Por el contrario, en los estratos bajos, las becas y los préstamos del Icetex suman más del 40% de los mecanismos de financiación. Entre los hogares de NSE bajo el 60,9% de los padres y familiares proveen los recursos necesarios para el pago de los estudios superiores, y dentro de este grupo, el 45% corresponde a estudiantes que asisten a universidades privadas.
Un estudio realizado por Pertuz, Martínez Restrepo y Ramírez (2016) encontró que el 57,4% de los dineros que financian la educación superior en Colombia provienen de pagos de matrícula que hacen los hogares, lo cual es alto si se compara con el 30% del promedio de los países de la OCDE, e inclusive por encima de los Estados Unidos. Para que más estudiantes de NSE bajos y medios puedan acceder a la educación superior, es necesario desarrollar más opciones de financiación que aumenten la probabilidad de que estudiantes de bajos ingresos accedan a universidades de alta calidad. Las universidades, las fundaciones y organizaciones deben aunar esfuerzos para desarrollar programas de becas y créditos que faciliten el acceso a más estudiantes.
NSE Bajo | NSE Medio | NSE Alto | Asociación | |
---|---|---|---|---|
Padres y/o Familiares (%) | 60,9 | 75,8 | 84,1 | *** |
Icetex (%) | 21,3 | 18,1 | 11,6 | ** |
Beca (%) | 21,3 | 13,1 | 6,3 | *** |
Préstamo entidad financiera (%) | 3,5 | 3,5 | 5,3 | - |
Dependencia económica
A los estudiantes se les preguntó por su percepción sobre la posible dependencia económica de sus padres en el largo plazo. Como se evidencia en la Tabla 5, existe asociación entre el NSE y la dependencia económica de los padres en el futuro, con un nivel de significancia del 1%. A medida que va cambiando el NSE de bajo a alto, una mayor proporción de los estudiantes considera que sus padres tienen la vejez asegurada y no necesitarán de su apoyo económico. Por el contrario, la proporción va disminuyendo de NSE bajo a alto cuando se les pregunta a los estudiantes si tendrán que velar económicamente por sus padres al momento de la vejez.
En el nivel socioeconómico más bajo, por el contrario, el 61,1% de los estudiantes consideran que sus padres dependerán económicamente de ellos en el futuro porque no tienen la vejez asegurada y necesitarán de su apoyo económico. Esta percepción está alineada con cifras de Cali en el 2016, cuando menos del 32% de la población en edad de trabajar de los NSE bajos hacía contribuciones a los sistemas de pensión (POLIS, 2016b). Esto es un indicativo de una posible dependencia económica en el futuro de sus hijos y familiares cercanos, lo cual limitará el desarrollo de los futuros profesionales de NSE bajo con respecto a sus pares de NSE medio y alto, teniendo en cuenta la inequidad, insostenibilidad y falta de cobertura del sistema pensional colombiano (BERNAL et al., 2017).
Trabajo y niveles de consumo
La Tabla 6, presenta información sobre trabajo e ingresos de los estudiantes encuestados por NSE. En promedio, el 25% de la población encuestada trabaja 17 horas a la semana y reciben por ello en promedio 165 dólares americanos al mes. Si se tiene en cuenta que, el salario mínimo de un colombiano en el año 2016 equivalía a 254 dólares americanos mensuales por trabajar 48 horas al mes, los estudiantes de la muestra están recibiendo un valor hora mayor al que recibe un empleado que gana el salario mínimo (9,7 dólares versus 5,3 dólares).
A pesar de ser mayor el porcentaje de la población de NSE bajo que trabaja frente a la de NSE alto y de obtener un menor ingreso promedio, la diferencia solo se vuelve estadísticamente significativa cuando se incluyen las mesadas que aportan los padres de cada uno de los grupos, lo cual revela que, más que la remuneración del trabajo, lo que pesa en la diferencia es la dotación inicial de recursos familiares. En relación con los estudiantes que no trabajan, las diferencias de mesadas, como era de esperarse, son estadísticamente significativas. Al respecto, vale la pena notar que, para un hogar promedio de NSE bajo de Cali, darle una mesada mensual a sus hijos de 122 dólares americanos puede representar el 40% del promedio de ingresos del hogar (COLOMBIA, 2012), lo que muestra el gran esfuerzo económico que hacen estas familias para que sus hijos puedan acceder a educación.
Las diferencias en ingreso se ven reflejadas en el consumo y acceso a servicios financieros de los estudiantes encuestados. La Tabla 7, presenta información sobre bancarización, consumo y actitudes sobre el gasto del dinero. Alrededor del 51% de los estudiantes tiene una cuenta de ahorros. Esta cifra va en línea con el 62,6% de personas que para el año 2013 manifestaron tener una cuenta de ahorros en la región donde se encuentra la ciudad de Cali. Sin embargo, esta cifra es inferior al 78,5% del porcentaje de colombianos que para este mismo año tenían una cuenta de ahorros como producto financiero, según los datos de la Asociación Gremial de Bancos de Colombia- Asobancaria (BANCO DE LA REPÚBLICA, 2014). Por otra parte, la proporción de estudiantes con acceso a crédito (tarjeta de crédito) aumenta con el NSE.
Los datos de la encuesta muestran que más de la mitad de los estudiantes encuestados salió de vacaciones en el último año y que esta proporción aumenta en función del NSE, con un nivel de significancia del 1%. De acuerdo con los datos reportados por CaliBRANDO, sólo el 26% de personas en edad de trabajar encuestadas en 2016 salió de vacaciones en Cali (POLIS, 2016b).
Otra diferencia que aparece entre los estudiantes, son sus actitudes frente al uso del dinero. Si bien el grueso de los encuestados afirma que es más importante ahorrar para el futuro que gastar el dinero ahora, se encuentra una asociación entre la propensión a ahorrar y el NSE con un nivel de significancia del 5%, donde los estudiantes de NSE bajo tienen una mayor disposición a ahorrar frente a los de NSE alto y medio.
Expectativas salariales y metas aspiracionales
Una de las dimensiones sobre las que se preguntó fue sobre expectativas salariales en dos escenarios: i) si saliera hoy al mercado laboral y ii) al momento de la graduación. Como se evidencia en la Tabla 8, las expectativas de salario si salieran hoy al mercado laboral (sin terminar estudios superiores), son relativamente similares entre NSE. La diferencia significativa aparece en las expectativas salariales una vez finalizados los estudios superiores. De estos datos surgen varios aspectos que merecen una discusión. Primero, las expectativas salariales de los estudiantes una vez terminan sus estudios superiores no se equiparan con la dinámica del mercado laboral colombiano. El salario de enganche de un profesional en el país, durante el año 2016 fue de 524 dólares (SNIES, 2016), 50% por debajo de las expectativas de los estudiantes. Segundo, es evidente la disparidad en las expectativas salariales entre NSE y la forma como se limita la movilidad social como consecuencia de la educación; las cifras sobre el pago por el trabajo entre los estudiantes que se encuentran insertos en el mercado laboral corroboran la profunda disparidad de ingreso que varía en función del NSE. Es infortunado que estas disparidades incluso permeen sus expectativas futuras.
A los estudiantes también se les preguntó sobre cuál era el factor más importante en sus vidas. Más del 70% considera que tener una carrera exitosa es el factor más importante, siendo los estudiantes de NSE bajo (79,1%) quienes más apuestan al desarrollo profesional como determinante en sus vidas, seguido por los de NSE medio (73,2%) y NSE alto (66,1%). Para alcanzar el anhelado éxito profesional, los estudiantes tienen en su imaginario dos opciones: trabajar (37,2%) y seguir estudiando (39,6%); aspectos que son más relevantes para los estudiantes del NSE bajo que para los de NSE alto. Lo anterior está relacionado con la alta ponderación que le otorgan los estudiantes de NSE bajo a la educación, la cual, según ellos, es lo que principalmente los diferencia de sus padres. Por otra parte, tener hijos o casarse fueron factores prácticamente omitidos entre los estudiantes encuestados; sin embargo, son los estudiantes de NSE alto quienes son más receptivos a casarse y tener hijos, frente a sus pares de NSE medio y bajo.
Conclusiones
La evidencia de los estudios presentados en la revisión teórica que discuten las dimensiones de la movilidad social en América Latina coincide con las expectativas que tienen los estudiantes, en la medida en que la educación universitaria le permitirá a la gran mayoría de ellos desarrollarse individualmente y moverse en la escala social y económica a un nivel superior al que tenían sus padres.
Si bien, los estudiantes del NSE bajo, gracias a su nivel de formación, ascenderán en la escala social y económica, tendrán una condición de vulnerabilidad diferente a los de NSE medio y alto, ya que muchos de ellos tendrán que pagar por los créditos educativos con los que financiaron sus estudios y velar económicamente por sus padres.
Los resultados muestran que los estudiantes universitarios difieren en sus expectativas con relación al futuro y sus expectativas cambian en función del NSE. La identificación que tiene un estudiante sobre su propio NSE, en particular cuando es el más bajo, puede asociarse a expectativas futuras, que son menores que las que presentan los de NSE medio y alto, lo cual limita la movilidad social subjetiva. Como se encontró en el estudio de Villa (2016) a menor ingreso familiar y nivel escolar de los padres, más altas son las expectativas de los estudiantes universitarios de mejora respecto de las posiciones laborales, socioeconómicas y de prestigio de sus padres y viceversa. Lo anterior, genera grandes retos en la formulación de políticas sociales y educativas que cumplan una función social niveladora.
Las clases sociales –o NSE como los hemos llamado en este estudio- ubican a las personas en una escala social. La identificación que tiene un individuo sobre su propia clase (y en particular cuando su clase es la más pobre) puede asociarse con bajas expectativas con relación al futuro. La educación superior es la promesa no solo de nivelación salarial en el largo plazo, sino también de prestigio social. Nosotros estamos encontrando que los proxies con los que podemos medir futuras expectativas, efectivamente son menores en los estudiantes de NSE más bajo. Si bien la estratificación socioeconómica en Colombia ha sido un mecanismo efectivo para canalizar subsidios y segmentar a la población más necesitada, ha marginalizado a los más pobres. Existe un imaginario colectivo que ha establecido dinámicas que son apropiadas y permitidas según la estratificación a la que se pertenezca, además que genera incentivos que inhiben la movilidad social (MALLARINO; JARAMILLO, 2016).
A nuestro entendimiento, este tipo de estudios son escasos en el país y en general en la región. Esta investigación es un indicativo de cómo el NSE determina las expectativas con relación al futuro de los universitarios en la ciudad. En este sentido, se podría decir que no es solo la educación superior la responsable de la movilidad social, sino también el capital social y cultural que pueden hacer la diferencia para los egresados a la hora de conseguir un trabajo. Esto sucede en sociedades desiguales como la colombiana, donde la educación ha estado históricamente estratificada y fuertemente ligada al NSE de las personas, donde la élite económica y alguna parte de la clase media, puede tener acceso a universidades de calidad, mientras que un porcentaje amplio de la clase media sin buena educación preuniversitaria y la clase baja tienen acceso únicamente a universidades sin prestigio académico, lo cual tiene repercusiones en lo laboral. Pero también pasa en sociedades donde la educación superior ha sido masificada como en Asia del este, donde tener un título universitario no es factor diferenciador sino un requisito, y los graduados de NSE altos deben recurrir al capital social y cultural de sus padres, no para movilizarse socialmente en ascenso, sino para al menos, reproducir su misma posición social. Es por esto que es importante prestarle especial atención a la perspectiva subjetiva de los estudiantes universitarios, porque en esa subjetividad es que se puede llegar a encontrar y especificar los capitales sociales y culturales en cada caso.
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- CaliBRANDO es un proyecto de investigación que realiza anualmente POLIS con el objetivo de evaluar la calidad de vida de los habitantes de la ciudad de Cali de una manera mucho más comprensiva, incluyendo una medición del bienestar subjetivo.
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7
- Icetex es una entidad adscrita al Ministerio de Educación Nacional de Colombia, que promueve la Educación Superior a través del otorgamiento de créditos educativos a la población con menores posibilidades económicas y buen desempeño académico.
Fechas de Publicación
-
Publicación en esta colección
21 Ago 2020 -
Fecha del número
2020
Histórico
-
Recibido
24 Ene 2019 -
Revisado
01 Oct 2019 -
Acepto
26 Nov 2019