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Negacionismo científico: del debate epistemológico a la lucha de clases

Resumen

El texto debate el negacionismo científico a partir de dos referencias principales. La primera es de carácter epistemológico y remite al discurso posmoderno sobre la ciencia, con su relativización de los criterios de búsqueda y definición de la verdad. Entiende, sin embargo, que, actualmente, este fenómeno trasciende los espacios de discusión científica, alcanzando al conjunto de la sociedad. Para dar cuenta de esta particularidad, tiene, como segunda referencia, discusiones sobre el proceso de formación de opiniones, concepciones de mundo y convicciones de lo que el filósofo italiano Antonio Gramsci denominó el ‘hombre del pueblo’. Para ello, se utiliza el concepto de sentido común, del mismo pensador y militante sardo, y la teorización de Agner Heller sobre cómo la adhesión a los diferentes saberes que atraviesan la vida cotidiana de las personas depende de sentimientos de identidad como la fe (no religiosa) y la confianza, que, según la autora, tienen distintas motivaciones y efectos. Finalmente, argumenta que es necesario reafirmar la objetividad como un criterio de la ciencia en el debate epistemológico, pero que es igualmente necesario enfrentar este problema en el campo de la lucha de clases, fortaleciendo relaciones orgánicas de identidad y confianza como parte de la disputa por la hegemonía.

Palabras clave:
negacionismo científico; verdad; hegemonía; organización popular

Resumo

O texto debate o negacionismo científico com base em duas referências principais. A primeira é de ordem epistemológica e remete ao discurso pós-moderno sobre a ciência, com sua relativização dos critérios de busca e definição da verdade. Compreende, no entanto, que, contemporaneamente, esse fenômeno ultrapassa os espaços de discussão científica, atingindo o conjunto da sociedade. Para dar conta dessa particularidade, tem, como segunda referência, discussões sobre o processo de formação de opiniões, concepções de mundo e convicções do que o filósofo italiano Antonio Gramsci chamou de ‘homem do povo’. São usados, para esse fim, o conceito de senso comum, do mesmo pensador e militante sardo, e a teorização de Agner Heller sobre como a adesão aos diferentes conhecimentos que atravessam o cotidiano das pessoas depende de sentimentos de identidade como a fé (não religiosa) e a confiança que, segundo a autora, têm motivações e efeitos distintos. Defende, por fim, que é preciso reafirmar a objetividade como um critério da ciência no debate epistemológico, mas que é igualmente necessário enfrentar esse problema no terreno da luta de classes, fortalecendo relações orgânicas de identidade e confiança como parte da disputa de hegemonia.

Palavras-chave:
negacionismo científico; verdade; hegemonia; organização popular

Abstract

This text debates scientific denialism based on two main references. The first is of an epistemological nature and refers to the postmodern discourse on science, with its relativization of the criteria for the search and definition of truth. It comprises, however, that, at the same time, this phenomenon goes beyond the spaces of scientific discussion, reaching the whole of society. To account for this particularity, it has, as a second reference, discussions about the process of formation of opinions, worldviews and convictions of what the Italian philosopher Antonio Gramsci called the ‘man of the people’. For this purpose, the concept of common sense, from the same Sardinian thinker and militant, and the theorization of Agner Heller on how adherence to the different knowledge that crosses people’s daily lives depends on feelings of identity such as faith (non-religious) and trust, which, according to the author, have different motivations and effects. Finally, it argues that it is necessary to reaffirm objectivity as a criterion of science in the epistemological debate, but that it is equally necessary to face this problem in the field of class struggle, strengthening organic relations of identity and trust as part of the dispute for hegemony.

Keywords:
scientific denialism; truth; hegemony; popular organization

Al momento en lo cual se escribe este texto, investigadores que se han convertido en importantes fuentes de información sobre la pandemia de la Covid-19 discrepan, en el espacio público de periódicos y redes sociales, sobre la flexibilización del uso de mascarillas en algunas ciudades brasileñas.1 Preliminary presentation Not applicable. Y este es solo uno de los tantos momentos en los que, ante las noticias que trae consigo la crisis sanitaria, las ‘voces de la ciencia’ discrepan sobre ‘diagnósticos’ o medidas de protección colectiva e individual. Si bien no se espera que el comportamiento de la mayoría de la población sea un reflejo directo de las prescripciones de los científicos, es necesario reconocer que la pandemia ha ampliado, al menos temporalmente, la penetración del debate científico en la vida cotidiana de las personas. Y aunque, por definición, el conocimiento que se moviliza para la vida cotidiana es del tipo que no necesita demostración (Heller, 2004 HELLER, Agnes. O cotidiano e a História. São Paulo: Paz e Terra, 2004. ), es comprensible que, en la miscelánea de referencias, ideas e inquietudes que componen el sentido común, tales como nos enseñó Gramsci (2004GRAMSCI, Antonio. Cadernos do Cárcere. v. 1. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira , 2004.), se ha vuelto inevitable la pregunta sobre, después de todo, de qué lado (de las muchas incertidumbres y controversias) está la verdad.

Si queremos, esta misma pregunta puede tomar nuevas formas, convirtiéndose en una duda epistemológica, por ejemplo, sobre qué verdad correspondería al método científico correcto. O, en palabras de Jean-François Lyotard, en el libro considerado por muchos como el fundador del pensamiento posmoderno, podría traducirse en la pregunta: “¿quién decide qué es verdad?”. (Lyotard, 2009LYOTARD, Jean F. A condição pós-moderna. Rio de Janeiro: José Olympio, 2009., p. 54). Ya sea en forma de duda práctica de sentido común, o en la formulación provocadora en el espacio académico, este entorno de incertidumbres no debe confundirse con lo que llamamos, en los últimos tiempos, ‘negacionismo científico’, que, en una suerte de combinación conceptual, hoy se identifica como expresión de una supuesta era de ‘posverdad’, potenciada por la industria de las fake news. Por otro lado, la variedad de usos e interpretaciones de los límites de la duda en el discurso de la ciencia puede brindarnos pistas que ayuden a comprender este fenómeno.

Diríamos, en primer lugar, que cierto tipo de antepasado de lo que ahora llamamos negacionismo se remonta a la década de 1960, cuando, en el marco de un debate que pretendía ser científico, el cuestionamiento sobre la veracidad de los horrores provocados por el nazismo ganó espacio (Calil, 2020CALIL, Gilberto. Brasil: o negacionismo da pandemia como estratégia de fascistização. Materialismo Storico: Rivista di Filosofia, Storia e Scienze Umane, Urbino, v. 9, n. 2, p. 70-122, 2020. https://doi.org/10.14276/2531-9582.2470. Disponível em: https://journals.uniurb.it/index.php/materialismostorico/article/view/2470. Acesso em: 10 abr. 2022.
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). Presentándose también como un esfuerzo de ‘revisionismo histórico’, que apuesta por la revisión bibliográfica y el descubrimiento de nuevas fuentes, entre otros mecanismos propios de la historiografía, este proceso pronto se desenmascaró como un negacionismo explícito que, muchas veces reivindicando la objetividad científica, apoyó, por ejemplo, el argumento de que no había pruebas de la existencia de cámaras de gas en los campos de concentración nazis. A fines de la década de 1980, otra expresión de un proceso similar ganó protagonismo en el escenario mundial: cuando ya no existían dudas científicas sobre los graves efectos del calentamiento global y sus causas primordialmente antropogénicas, es decir, derivadas de la acción humana, los grandes conglomerados empresariales que serían afectados por la reducción de las emisiones de carbono comenzaron a financiar instituciones e investigadores cuya tarea era negar lo innegable.

Recurrir a este breve recorrido sobre los orígenes del fenómeno contemporáneo, sin embargo, exige una alerta metodológica que, en este texto, adquiere central importancia. Después de todo, negar consensos científicos sobre temas como el Holocausto y el calentamiento global no es lo mismo que negar la ciencia. Así, identificar en el negacionismo histórico y en el negacionismo climático una especie de antecedente del proceso más amplio que vivimos hoy nos parece un paso prometedor, pero que debe hacerse con cautela, entendiendo que, en este caso, el sentido del adjetivo utilizado para el término ‘negación’ cambia. Miremos más de cerca.

Por supuesto, la gravedad del tema y la percepción de su instrumentalización política permiten tratarlo como una falsificación de la ciencia, pero, aun así, lo cierto es que las ‘versiones alternativas’ que marcan los discursos negacionistas se ‘venden’ como si la ciencia lo fuera. Al final, ¿qué explicaría el surgimiento de ‘gurús’ de la extrema derecha política sino la necesidad de legitimar, a nivel mundial, una especie de ‘espacio académico del lado B’? Puede parecer contradictorio, pero es importante señalar que el movimiento que cuestiona y deslegitima consensos científicos no aboga que la gente tire la ciencia al basurero de la historia. Se trata de suscitar dudas y desconfianza sobre una determinada ciencia, restringida a determinados grupos de investigadores, en determinadas instituciones que, de adrede, pasan a asociarse a determinadosintereses ocultos’.

Veamos algunos ejemplos. Por supuesto, diversos ejercicios discursivos ya han intentado sustituir la palabra ‘dictadura’ por expresiones más ligeras, pero, en general, no se niega que América Latina ha vivido regímenes políticos excepcionales, con recurso excepcional al uso de la fuerza. La estrategia más común ha sido no negar, sino mitigar los crímenes de la dictadura y, principalmente, justificar, con datos (descontextualizados) y fuentes (interesadas), su necesidad histórica - el argumento más utilizado, con más o menos ‘ variaciones documentadas, es que los golpes fueron respuestas, deseadas por las poblaciones, a la inminencia de una invasión comunista en estos países. Asimismo, fuera de los espacios religiosos, ya no se cuestiona el consenso en torno a los descubrimientos de Darwin, contraponiéndolos al creacionismo de Adán y Eva, sino reivindicando la ‘teoría’ del Design Inteligente, que tiene un barniz científico para defender que la vida no puede ser el resultado de casualidad, como diría la teoría de la evolución, sino de una acción inteligente e intencional, llame Ud. eso Dios o no. Que casi nadie conozca esta ‘teoría’, no importa: para los efectos políticos esperados, esta estrategia es efectiva, sacudiendo las certezas y la legitimidad de los consensos establecidos con la mera introducción de otra posibilidad de verdad, presentada como tan científica como las demás. Una especie de verdad ‘a la carte’.

Si como estrategia de movilización política de masas se trata de un fenómeno nuevo, en el debate interno del campo científico, esta elasticidad de la concepción de la verdad y, más aún, la comprensión de la ciencia como un espacio de disputa en el que el criterio de veracidad son las relaciones de poder y no la realidad objetiva, son ya nuestros viejos conocidos. El mismo Lyotard, citado (no por casualidad) al inicio de este texto, expresaba desde 1979 la duda epistemológica que marcaría el pensamiento posmoderno con la pregunta: “(…) lo que digo es verdad porque lo demuestro; pero ¿qué prueba que mi prueba es verdadera? (Lyotard, 2009LYOTARD, Jean F. A condição pós-moderna. Rio de Janeiro: José Olympio, 2009., p. 54).

Nuestro desafío contemporáneo es afirmar que, un siglo antes, Marx no habría tenido dudas en responder a esta pregunta y, medio siglo después, los marxistas de hoy tampoco deben tenerlas: quien ‘prueba la prueba’ es la realidad objetiva, la que existe independientemente del sujeto de conocimiento. Como nos explica la hermosa síntesis que nos ofrece Netto, para Marx la teoría es la “reproducción ideal del movimiento real del objeto por parte del sujeto de investigación” (Netto, 2011NETTO, José P. (org.). Introdução ao estudo do método em Marx. São Paulo: Expressão Popular, 2011., p. 21), lo que significa que las verdades que busca la ciencia tienen un referente externo, una “instancia de verificación”. Defender esto no es ignorar el hecho de que la vida social (incluido el ‘hacer’ científico) está impregnada de relaciones de poder (y de clase). Así, Marx sabe, por ejemplo, que en las ciencias sociales, a diferencia de las teorías de la naturaleza, el sujeto, como parte de la sociedad que es, está siempre implicado en el objeto, pero esto no elimina en modo alguno la objetividad que caracteriza (y diferencia) el conocimiento que se pretende científico. En las ciencias sociales, como nos explica Netto (2011NETTO, José P. (org.). Introdução ao estudo do método em Marx. São Paulo: Expressão Popular, 2011., p. 23), la “instancia de verificación” es la práctica social e histórica - lo que significa que la duda que abre este texto, de qué lado está la verdad en las polémicas de los investigadores sobre la flexibilización o no del uso de mascarillas en medio de la pandemia, se aclarará cuando los datos epidemiológicos muestren objetivamente, en el tiempo, cuáles fueron los resultados concretos de esta medida. Por supuesto, en esta ‘conferencia’ surgirán otras interrogaciones, que serán objeto de nuevas dudas y controversias, en un proceso que acompaña el movimiento de la Historia. En todo caso, sigue siendo válido el ejemplo de Eagleton, con su conocido sentido de humor: “Todas las verdades se establecen desde puntos de vista específicos; pero no tiene sentido decir que hay un tigre en el baño desde mi punto de vista pero no desde el tuyo” (Eagleton, 2016 EAGLETON, Terry. Depois da teoria. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira, 2016., p. 150).

Sabemos, sin embargo, que afirmaciones como estas - que ninguno de los muchos actores que hoy transmiten fake news negacionistas rechazaría a diário - llegaron a ser contestadas por una generación de intelectuales a partir de la década de 1960. En el afán de mapear las filiaciones de la ‘era de la posverdad’ - de la que el negacionismo científico es una de las expresiones -, Oliveira (2018 OLIVEIRA, Marcos B. Pós-verdade: filha do relativismo científico? In: Blog. Outras Palavras. São Paulo, 15 jan. 2018. Atualizado em 21 dez. 2018. Disponível em: https://outraspalavras. net/tecnologiaemdisputa/pos-verdade-uma-filha-do-relativismo-cientifico/. Acesso em: 10 abr. 2022.
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) asocia esta comprensión del proceso de producción de conocimiento no solo con el pensamiento posmoderno, sino, más específicamente, con la ‘actual’ ‘Ciencia, Tecnología y Sociedad’, una especie de aspecto epistemológico de la posmodernidad, que, en su Programa Forte (Programa Fuerte), construido en 1976, se presenta como una “ciencia de la ciencia” o “un estudio empírico de la ciencia” (Bazzo, von Linsingen y Pereira, 2003 BAZZO, Walter A.; VON LISINGEN, Irlan; PEREIRA, Luiz. T. V. Introdução aos estudos CTS (Ciência, Tecnologia e Sociedade). Cadernos de Ibero-América. Madri: Organização dos Estados Ibero-americanos (OEI), 2003. Disponível em: https://bityli.com/wAMKsy. Acesso em: 10 abr. 2022.
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, p. 23). A partir de ahí se despliega el discurso de una especie de ‘constructivismo social’ que, con muchas variantes entre países y autores, defiende en última instancia que el conocimiento y la ciencia son una construcción social. Wood (1999WOOD, Ellen. O que é a agenda “pós-moderna?”. In: WOOD, Ellen; FOSTER, John B. Em defesa da história: Marxismo e pós-modernismo. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 1999. p. 7-22.) nos ayuda a caracterizar:

A primera vista, esta insistencia en la construcción social del conocimiento puede parecer irreprochable e incluso convencional, sobre todo para los marxistas, que siempre han reconocido que ningún conocimiento humano nos llega sin mediación, que todo conocimiento se absorbe a través del lenguaje y la práctica social. Los posmodernistas, sin embargo, parecen tener en mente algo más extremo que esta propuesta razonable. (...) los posmodernistas tienen la costumbre de fusionar las formas de conocimiento con sus objetos: es como si estuvieran diciendo no solo que, por ejemplo, la ciencia de la física es una construcción histórica, que ha variado en el tiempo y en contextos sociales diferentes, pero que las leyes de la naturaleza en sí mismas son “construidas socialmente” e son históricamente variables. (Wood, 1999WOOD, Ellen. O que é a agenda “pós-moderna?”. In: WOOD, Ellen; FOSTER, John B. Em defesa da história: Marxismo e pós-modernismo. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 1999. p. 7-22., p. 11-12)

Dicho esto, volvemos a nuestro punto: es igualmente importante identificar las diferencias entre esta crisis epistemológica que viene del pasado y el fenómeno social popularizado, que vivimos en el presente. Con todas las mediaciones necesarias, suponemos que el gran diferencial de lo que se vive hoy es el hecho de que este proceso ha traspasado los espacios académicos y político-institucionales y ha llegado a un conjunto más amplio de la sociedad, sacudiendo y cuestionando el sentido común. En este pasaje, por cierto, el negacionismo suele ganar formas populares de comunicación - como los memes y videos alarmantes o supuestamente divertidos que circulan en las redes sociales -, lo que, en cierto modo, hace difícil percibir cuánto, más allá de esa apariencia grotesca, este movimiento también reivindica elementos y metodologías propias del discurso científico.

Pero, ¿por qué, en nuestros tiempos, este proceso trasciende los muros académicos, difunde, convence y moviliza? Entre las múltiples determinaciones de este salto cualitativo y cuantitativo, existen ciertamente ‘razones’ económicas relacionadas con cambios en la forma de acumulación del capital y en su dimensión política, además de otros aspectos que, sin embargo, desbordan los límites de este texto. Nos resta sugerir que, en la expresión actual, este fenómeno denota una crisis, que golpea la ciencia y la concepción de la verdad, pero que es, sobre todo, una crisis de legitimidad y credibilidad de las instituciones que mediaban esta relación entre la sociedad y el conocimiento formal, ya sea científico, legal o de otro tipo. Se trata, en palabras de Cesarino (2021CESARINO, Letícia. Pós-verdade e a crise do sistema de peritos: uma explicação cibernética. Ilha: Revista de Antropologia, Florianópolis, v. 23, n. 1, p. 73-96, 2021. https://doi.org/10.5007/2175-8034.2021.e75630. Disponível em: https://periodicos.ufsc.br/index.php/ilha/article/view/75630/45501. Acesso em: 10 abr. 2022.
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) - refiriéndose a la ‘era de la posverdad ‘-, de una “crisis del sistema de expertos” de la Modernidad, una especie de ruptura del pacto social que tenía como principales garantes a la “ciencia, la prensa profesional y las instituciones del estado democrático de derecho” (Cesarino, 2021CESARINO, Letícia. Pós-verdade e a crise do sistema de peritos: uma explicação cibernética. Ilha: Revista de Antropologia, Florianópolis, v. 23, n. 1, p. 73-96, 2021. https://doi.org/10.5007/2175-8034.2021.e75630. Disponível em: https://periodicos.ufsc.br/index.php/ilha/article/view/75630/45501. Acesso em: 10 abr. 2022.
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, p. 79).

Este análisis se completa con la percepción de que las ‘verdades alternativas’ que expresan esta crisis encuentran espacio de difusión en los nuevos medios digitales que, más que canales de transmisión, representan otra lógica de producción y distribución de información y contenidos - además, por supuesto, de que se desarrollan como un modelo de negocio innovador. Como es bien sabido, el surgimiento de internet fue responsable de una fuerte expectativa libertaria: se creía que, finalmente, una comunicación que funcionara en red, con múltiples polos de producción, sería capaz de traspasar los bloques centralizadores de la comunicación de masas. Hoy, como denuncia Seto (2019SETO, Kenzo S. A economia política das mídias algorítmicas. 2019. 148f. Dissertação (Mestrado em Comunicação) - Escola de Comunicação, Universidade Federal do Rio de Janeiro, Rio de Janeiro, 2019., p. 11), la internet casi se ha reducido a plataformas privadas de redes sociales, controladas por grandes conglomerados empresariales, que organizan la comunicación y la interacción en burbujas de intereses mapeados y fomentados por algoritmos digitales. Desde un punto de vista tecnológico, este entorno facilita la circulación de mensajes sin la credibilidad que antes le atribuían las instituciones que integraban el sistema de expertos mencionado por Cesarino (2021CESARINO, Letícia. Pós-verdade e a crise do sistema de peritos: uma explicação cibernética. Ilha: Revista de Antropologia, Florianópolis, v. 23, n. 1, p. 73-96, 2021. https://doi.org/10.5007/2175-8034.2021.e75630. Disponível em: https://periodicos.ufsc.br/index.php/ilha/article/view/75630/45501. Acesso em: 10 abr. 2022.
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) y, al mismo tiempo, promueve la ilusión de una participación efectiva, como si la posibilidad de que cada uno produzca su propio mensaje (su post) tuviera un efecto cuantitativo y cualitativo, traduciéndose en una mayor horizontalidad de los intercambios sociales. Si bien las expectativas democratizadoras han resultado ilusorias, las redes sociales y sus algoritmos se han vuelto capaces de simular un ambiente de ‘confianza mutua’ marcado tanto por la identidad de intereses y visiones de mundo como por la oposición a todo lo que está fuera de las burbujas construidas artificialmente. De hecho, para ser más precisos, puede ser prudente referirse a un ambiente de “fe” (no religioso), que Agnes Heller define como un sentimiento que moviliza la adhesión de las personas a opiniones y concepciones de mundo incluso cuando están en contradicción con el saber, es decir, cuando se resiste a las evidencias (Heller, 2004 HELLER, Agnes. O cotidiano e a História. São Paulo: Paz e Terra, 2004. , p. 47-48).

Finalmente, es inevitable preguntarnos qué hacer. La mala noticia es que esta respuesta se está construyendo ‘caliente’, al mismo tiempo como parte del debate epistemológico y de las luchas sociales concretas. Al final, como nos recuerda Morel (2021MOREL, Ana P. M. Negacionismo da Covid-19 e educação popular em saúde: para além da necropolítica. Trabalho, Educação e Saúde, Rio de Janeiro, v.19, 2021, e00315147. https://doi.org/10.1590/1981-7746- sol00315. Disponível em: https://www.scielo.br/j/tes/a/pnVbDRJBcdHy5K6NSc4X65f/?lang=pt. Acesso em: 10 abr. 2022
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), el “trasfondo de esta guerra” denota más un “déficit de práctica común” que un “déficit de conocimiento”. “Más que corregir una falla en el pensamiento, sería necesario entonces compartir desafíos comunes, vislumbrando un panorama para explorar juntos” (Morel, 2021MOREL, Ana P. M. Negacionismo da Covid-19 e educação popular em saúde: para além da necropolítica. Trabalho, Educação e Saúde, Rio de Janeiro, v.19, 2021, e00315147. https://doi.org/10.1590/1981-7746- sol00315. Disponível em: https://www.scielo.br/j/tes/a/pnVbDRJBcdHy5K6NSc4X65f/?lang=pt. Acesso em: 10 abr. 2022
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, p. 7). Por tanto, el desenlace de este escenario dependerá no sólo de los debates que se celebren en la academia, sino principalmente de la correlación de fuerzas que actúan (o se omiten) en la disputa por la hegemonía vigente. La ‘buena noticia’ es que hay desafíos, pero también hay un cúmulo de teoría y práctica: incluso a principios del siglo pasado, Gramsci (2004GRAMSCI, Antonio. Cadernos do Cárcere. v. 1. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira , 2004.) nos advertía que los hombres y mujeres comunes, del pueblo, no construyen sus opiniones y concepciones del mundo principalmente a través de argumentos racionales, pero a través de relaciones de identidad y confianza ‘en lo propio’ (Gramsci, 2004GRAMSCI, Antonio. Cadernos do Cárcere. v. 1. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira , 2004., p. 109). Urge, por tanto, que actores, instituciones, organizaciones y proyectos de mundo comprometidos con la transformación social se movilicen, no para una mera disputa de narrativas que buscan la adhesión por la fe, sino para ocupar un lugar orgánico de confianza de los trabajadores en el escenario de la actual lucha de clases. Y, con eso, quién sabe, incluir definitivamente en la agenda de las luchas sociales la máxima que Gramsci alguna vez eligió como epígrafe del periódico del Partido Comunista Italiano: “la verdad es revolucionar”.

Referências

  • BAZZO, Walter A.; VON LISINGEN, Irlan; PEREIRA, Luiz. T. V. Introdução aos estudos CTS (Ciência, Tecnologia e Sociedade). Cadernos de Ibero-América Madri: Organização dos Estados Ibero-americanos (OEI), 2003. Disponível em: https://bityli.com/wAMKsy Acesso em: 10 abr. 2022.
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  • CALIL, Gilberto. Brasil: o negacionismo da pandemia como estratégia de fascistização. Materialismo Storico: Rivista di Filosofia, Storia e Scienze Umane, Urbino, v. 9, n. 2, p. 70-122, 2020. https://doi.org/10.14276/2531-9582.2470. Disponível em: https://journals.uniurb.it/index.php/materialismostorico/article/view/2470 Acesso em: 10 abr. 2022.
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  • CESARINO, Letícia. Pós-verdade e a crise do sistema de peritos: uma explicação cibernética. Ilha: Revista de Antropologia, Florianópolis, v. 23, n. 1, p. 73-96, 2021. https://doi.org/10.5007/2175-8034.2021.e75630. Disponível em: https://periodicos.ufsc.br/index.php/ilha/article/view/75630/45501 Acesso em: 10 abr. 2022.
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Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    25 Jul 2022
  • Fecha del número
    2022

Histórico

  • Recibido
    18 Abr 2022
  • Acepto
    27 Abr 2022
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